𝙸↬ᴇʟ ʟɪʙʀᴏ "ᴇʟ ᴘʀɪɴᴄɪᴘɪᴛᴏ".







︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵

ᵉᵖⁱˢᵒᵈⁱᵒ#1

╚═════ஜ🦊✨️👑ஜ═════╝

Las personas mayores nunca pueden comprender nada por sí solos y es aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones》










¿Recuerdan cuando eramos niños y soliamos llorar muy alto para llamar la atención? Hoy en día nos absorbemos las lágrimas, fingimos sonrisas, y nos tragamos cada uno de nuestros sentimientos como el primero de los amargos tragos de alcohol en nuestra vida. Y todo es para ahorrarnos explicaciones. Porque sabemos que nuestros tormentos para otra persona reaultan una estupidez. Convivimos con una parte nuestra la cual está triste todo el tiempo. Esa misma que siempre está con baja autoestima ¿Cierto, no? ¿Cuántas veces les han dicho cosas bonitas y nunca consiguieron creerlas?
La baja autoestima no se trata solo de cómo te ves físicamente. La verdadera baja autoestima es sentirse inútil, reemplazable, que no eres suficiente y todo te saldrá mal por ser únicamente tú.

Si realmente entienden todo lo que digo, ustedes han estado bien, se han reído y divertido en disímiles ocasiones; pero en el fondo siempre han sentido un vacío el cual no desaparece. Justo de esa partecita nuestra estoy hablando en esta ocasión. Ese mismo abismo en nuestras galaxias carente de alguna cosa sin descubrir, capaz de hacerte un nudo en la garganta en cualquier situación ¿Ya lo comprenden, no?

Quería llorar pero a la vez no. Quería llorar pero no podía. Quería llorar pero hace mucho me quedé sin lágrimas. Solo tenía un nudo en la garganta. Dolía pero se disimulaba. Como si no pasara nada en mí.
Justo así me estaba sintiendo cuando desperté en aquel manicomio mi primer día. Lo primero en venir fueron los recuerdos de ayer —la despedida de Owen. Mi residencia aquí como la mejor manera de mi padre para deshacerse de mí. Y mis deseos de abandonar este mundo—. Esas fueron el detonante de activar la nube gris que siempre está en mi cabeza. Lo segundo es notar un movimiento humano en la cama adyacente. Anoche cuando dormí mi compañero de habitación estaba ausente.

El chico se recompone en la cama a la misma vez que yo, uno frente al otro, fijando la vista; él con ojos entrecerrados, yo frunciendo el ceño por esa mirada. Llegó la hora de conocerlo ¿Cuán loco será?

— Oh, pareces un chico muy normal —expresó con una radiante sonrisa de la nada—. Mi nombre es Choi Beomgyu, compañero ¿Cuál es el tuyo?

— Choi Yeonjun.

— ¡Vaya! Compartimos el mismo apellido —continua con esa gratificante energía contagiosa.

Ahora quien se dedica a analizarlo soy yo. Tiene el cabello azabache un poco más largo al mío y está desordenado por el recién despertar. La piel de su faz es clara y tersa, porcelana de una ezquisites inaudita. Los ojos son dos cuencas negras desbordadas de peculiar curiosidad al atisbarme, sin embargo, feos adornos negros bajo de ellos le quitan un poco de superioridad a su magnifico aspecto hasta ponernos al corriente de un noble muchacho ¡Nadie es perfecto! Termino recayendo en su altura, aún sentado en la cama se ve alto, pero le llevo algunos centímetros a simple vista. Es delgado como un fideo, tal como yo, o un poco más. Su traje de dormir está adornado de caritas sonrientes iguales al emoji de nuestros móviles.
Luce sereno, sonriendo afablemente, con movimientos alegres al ponerse de pie de un salto y darme una señal para que me acerque. Beomgyu, a simple vista, nos muestra un chico muy jovial.

— Bien, acércate Hyung, ¿o debería llamarte hermano de apellido? ¡Me gustan las dos formas!

¿Ya mencioné que tiene una energía muy agradable y contagiosa? Me es imposible desobedecerle de esa manera ¡No entiendo como una persona así está en el manicomio!

— Te lo diré porque me caes muy bien. —Ensancha su sonrisa aún más cuando me coloco a su lado como quería ¿En serio le caigo tan bien? ¡Apenas le he dicho mi nombre! Tal vez lo sobrestimé y es más torpe de lo aparente—. En este piso somos tú, yo, y tres jóvenes más; bueno, dos y una intrusa. Lo importante por saber es que soy el que más lleva tiempo en este lugar —se interrumpe a sí mismo llevando la mano a su mentón—. Exceptuando a Kylie que está tan loca como una cabra por lo cual debió nacer acá mismo ¡No le tomes importancia! Encontraste un fiel amigo quien te contará todo lo que desees saber.

— ¿Por qué somos apenas cinco personas en esta institución? —me dieron deseos de llamarlo "manicomio", abstuve esa idea. No sé cómo se lo tomaría él.

— ¡No cómo creés, Hyung! En este primer piso somos únicamente cinco por ser los mejorcitos. El segundo piso está lleno de dementes y personas violentas. Siendo tú nunca me acercaría allí. No sabemos lo que son capaces ¡Los tienen encerrados en sus habitaciones!

— Oh, vaya.

¿Entonces acá estamos las personas medianamente cuerdas?

¿Cómo serán los otros tres?

Le cedí el puesto número uno a Gyu para el baño. No quería parecer desagradable con el cálido trato que me ha dado. Mientras él utilizaba la ducha, comencé a reparar en nuestro dormitorio. No tenía nada del otro mundo. Dos camas, una al lado de la otra. Dos closet, a cada costado de la habitación. Y la pared era blanca cual coco. La única diferencia eran algunas prendas de vestir. El armario de mi compañero portaba ropa más colorida y veraniega, mientras que la mía, era holgada y de tonalidades oscuras. Por un momento me creí en el cuarto de Merlina Addams ya que a ambos nos tocó un compañero muy disímil a nosotros.

Beom termina su ducha haciendo movientos exagerados con las manos, buscando mi atención y la encuentra. Está cambiado con el horrible uniforme de los internados acá, sonriendo ampliamente hace una señal para que pase de siguiente por la misma puerta la cual salió.

— Esperaré por tu arreglo para iremos juntos ¡Finalmente tengo un compañero con quien acudir al salón!

¿Salón?
No entendí lo que quería decir, no obstante, lo ignoré para comenzar a alistarme.

El agua en la ducha me hizo temblar ¡Maldición, pronto saldrían cubitos de hielo por ahí! Quizás vivir entre lujos me hizo ignorar la posibilidad de carecer del calentador del agua en las mañanas ¿Lo peor? Es que en este lugar hace muchísimo frío. A parte de vivir entre abrigos y locos, tengo que bañarme con nieve ¡Qué maravilla! Lo único faltante a mis desgracias es una pulmonía.

Ojalá me mate una de esas y descansaré plenamente al fin.

Saliendo entre temblores, abrazado a mi anatomía, empiezo a secarme rápidamente con la toalla gris fea que me dieron al llegar. Aún sin rastros de agua siento un terrible frío; las uñas de mis manos e pies están tornándose azules. Capaz llego al "salón" con hipotermia ¡Y está vez no es ironía!

Agarro el uniforme pulcro aunque desalineado de tonalidad gris ¡¿Acaso todo es de esos colores en este lugar?!  No hay espejos para verme, probablemente sea para evitar que nos cortemos las venas, pero sé sin admirarme que alguno de los locos con camisa de fuerza se verán mejor. Me siento un papalote. Soy un papalote bajo estas pintas. Una simple ventisca puede llevarme volando hacia grandes horizontes gracias a mi delgadez y el traje despronunciado ¿Voy a pasar todo el día con pijama? Este pullover y pantalones grises, ajustados por el nudo que atas en los cordones cerca de la cintura; los hacen más holgados que cualquier traje para dormir. Y mis tenis e abrigo de capucha azules apenas mejoran el conjunto.

Lo único que podía mejorar un poco mi autoestima era la apariencia ¡Olvidemos eso!

— Creo que debí advertirte del agua de la ducha —menciona mi compañero con una sonrisa penosa al ver mi aspecto al aparecer.

— ¿Todos los baños son así aquí? —tartamudeo temblando cual gelatina.

— Los de las habitaciones sí. El baño mixto de la institución es el único con calentador de agua.

— Ya me veo mientras estoy yendo a él todo el día.

Me encanta ducharme porque es una de mis maneras de relajación. Cuando estoy en la ducha me pongo a meditar todo mi día. Si es fácil, apenas me toma unos minutos. Un día difícil, me toma una hora porque significaría una noche de insomnio. Ajá, ducharme ayuda a callar mi mente. Es la única forma efectiva que tengo. He sobrevivido gracias a ello.

— ¡No! ¡No te aconsejo usar ese baño! —chilla velozmente Beom, sacándome un brinco del susto por su actitud repentina.

— ¿Por qué? ¿Qué tiene?

— ¿Recuerdas cuando te conté que eramos cinco contigo y una intrusa?

— Sí, ¿por?

— Pues la intrusa usa el baño siempre.

— No entiendo aún la razón para no usarlo.

— La intrusa es esquizofrenica, Hyung, lo cual la hace peligrosa para el resto de nosotros.

— ¡¿No que en el primer piso estábamos los mejorcitos?! —bramo alarmado.

— Ella es la excepción.

— ¿Y por qué lo es?

—  Porque es la hija del director. —Hace una línea con los labios.

— ¿Chen tiene hijos? —Chen parece joven para tenerlos. Ni siquiera aparenta ser casado.

— Esa es una larga historia, Hyung. Mejor vamos a clases antes de atrasarnos.

Mi compañero tenía razón. Además que si Chen tenía o no hijos a mí me daba igual. Nada de eso iba a cambiar la cruel realidad: me quedé sin baño.

Lo único lo cual podía mejorar mi estado tampoco puedo usarlo ¡Ojalá me parta un rayo! ¿Cómo demonios iba a darme ahora mis duchas?

Enfuruñado en mi abrigo sigo a Beomgyu tras los claros pasillos. Aquí no solo hacía frío, es el mismísimo Polo Norte. Gyu está como si nada tal que fuese un cálido día diciendo por excusa "tarde o temprano te vas a adaptar del clima" ¡¿Cómo demonios esto se vuelve normal?!

— ¿No te gusta el frío? —inquirió burlándose de mi estado— Creo que encontraste "tu infierno" helado en la tierra.

— Aunque me muera de hipotermia y mis uñas terminen moradas siempre seré team frío —más mi tartamudeo hizo parecer todo lo contrario.

— Que bueno porque acaba de convertirse en tu día a día ¡Oh, ya llegamos al salón! —Se detuvo enfrente de una puerta blanca como todas las otras en cada pasillo que hemos cruzado. Su aspecto dejó de ser positivo y hizo una pequeña mueca—. Espero... espero que te caigan bien.

— ¿Yo soy el nuevo? ¿No sería al revés?

— Todos son buena gente pero algo especiales.

— ¿Especiales?

— Ya lo verás —murmuró suspirando. Se volvió a la puerta y abrió clamando lleno de algarabía— ¡Buuuenos días!

Contrariamente a la positividad de Gyu, la una única respuesta fue un "Uh-hum" taradeado de una chica con cabello rojizo, quien como el resto, ni siquiera levantó la mirada de una libreta en blanco.

— Venga, chicos, sean amables ¡Tenemos un nuevo compañero!

Estas nuevas palabras fueran un interruptor de suspenso, las tres cabezas en diferentes mesas se levantaron para clavar la mirada curiosa sobre mí. En la primera mesa estaba un chico de cabello negro y perfil atractivo el cual estaba con tanto porte como un rey en el trono; la segunda y al centro; una chica de flamante cabello rojizo que portaba una mirada castaña muy empática e tímida, tan rápido como intercambiamos mirada se volvió hacia otro lado; y por último, la chica extraña de ayer que me pidió dibujar una rosa. Está última vestía un lanudo abrigo de color diferente pero nomás alzar la cabeza para verme la volvió a agachar con, ¿decepción? ¿Y eso?

— ¡Chicos este es mi compañero Yeonjun! Es buenísimo y compatimos apellido, además... —Beom iba a continuar hablando pero Chen entró y se colocó en la mesa del frente junto al pizarrón. Se formó un gran silencio en la sala.

Sí, esto era justamente como un salón de clases.

— Es genial que ya conozcan el nombre de su nuevo compañero Yeonjun — Afirmó Chen con una gran sonrisa de labios cerradas — Gracias Gyu por presentarlo. Siempre se puede contar contigo.

— No es nada, amigo Martín. —Le devolvió la cálida sonrisa al mayor y procedió a tomar asiento junto a la chica del medio.

Ahora soy el único de pie ¡Genial!

— Por favor siéntase libre de tomar un puesto vacío, Yeonjun.

Asentí mientras me ladeaba hacia los presentes. Solo quedaban dos asientos en dos mesas diferentes, la del chico y la de la extraña. El chico me lanzó una mirada recelosa la cual evidenciaba que no me quería cerca, y la castaña ni me prestó atención nuevamente.
Las únicas opciones agradables eran la pelirroja de afable mirada e mi compañero, pero claramente estaban uno al lado del otro. No sabía realmente a quién elegir —No creo carle bien a ninguno de los restantes—. El chico parecía prepotente, y la muchacha ya tuvo su encontronazo poco agradable conmigo, no obstante, al menos a ella ya la conocía ¿A quién engaño? Me dejé llevar por esta última idea sin pensarlo tanto.

— Hola otra vez —saludé tomando lugar junto a la extraña.

— Hola —bufó por lo bajo.

— ¡Wow!

La exclamación del resto me devuelve la atención a todo el aula. Todos, literalmente tooodo el mundo quedó mudo viéndome, espantados, paralizados. Probablemente un muerto provoca menos shock en esta sala. Noté a Beomgyu tan angustiado por mí que creí por un momento tener la muerte sentada al lado ¿Por qué todo el mundo estaba así de asustado? ¿Soy tan feo o qué?

— Una curiosa elección, Yeonjun. —El psiquiatra alzó las comisuras sonriendo tan dulcemente que impartia diabetes. En mucho tiempo nadie me había sonreído con tanta amabilidad, y por un momento me recordó a mi hermano— ¿Qué tal si volvemos la atención a la nueva lección de hoy? Hoy hablaremos sobre la amabilidad con el prójimo.

Chen era un hombre de cabello castaño que sin dudas era o parecía muy joven —También en eso me recordaba a mi hermano, al menos eran contemporáneos—. Se veía tan amable e alegre igual a Gyu. Su ropa blanca además de hacerle ver formal le otorgaban pureza a su aura. Parecía ese tipo de personas la cual puedes dejar caer todos tus problemas y no te juzgaría. En realidad, se veía como un buen amigo.

No me molestaba tener estas secciones con él todos los días.

El tiempo pasó: dos horas y media aproximadamente. No tengo seguridad sin reloj. Escuchar a Chen no fue nada tedioso, de hecho, fue grato e inspirador. Me encantó como citando frases de filósofos distintos o personalidades famosas ya sean compositores o artistas, las intercalaba tejiendo una linda enseñanza. Algunas palabras eran viejos refranes, otras, de su autoria propia. Su voz suave y cariñosa capaz de enmudecer desde los sentidos a la mente misma fue embriagante. Sus ideas en un principio disparejas, algún día gravitaron disímiles en los libros o revistas. Él era como un imán, filtrando frutos de muchos pensadores, viajando de nuestros ojos a la imaginación, al sueño esperanzado de cada existencia, en un fin, transitando de la reflexión a una huella en nosotros.

Y cuando terminó fue un golpe de realidad, despertando del ensueño fantástico que nos había hechizado.

— Yeonjun, ¿puedes quedarte a hablar conmigo un rato?

Me giré hacía el mayor captor de toda mi admiración luego de la sección asistiendo. Beom me soltó alegremente que esperaría junto a su amiga pelirroja por mí en el pasillo. Y aunque no estábamos el mayor y yo solos en la sala, no sentía miedo de lo que podría decir de mi estado frente a mi compañera extraña, quien para ser lo bastante bajita para parecer invisible, se daba a notar con facilidad tirando al psiquiatra por su traje insistentemente. Quizás tenía mucha urgencia de hablar con Chen. Pero lo vocesita de mi mente replanteaba la idea como quien no quiere que tu padre diga algo vergonzoso enfrente a tus amigos.
¿Y por qué tenía esa extraña sensación? La verdad no lo sé, a veces creo que soy vidente y veo el futuro. Tal vez pueda ser medio brujo.

— Me alegro mucho de que tomaras asiento junto a ella sin importar todas las "especulaciones" de los demás —soltó tiernamente mirando a la castaña—. Nada es cierto. Ella no te va a hacer daño ni es peligrosa. Gracias de parte de ambos por romper con ese "estereotipo".

Señor ni siquiera sé porque reaccionaron de esa forma cuando me senté a su lado.

— Creo que... no hay de qué —mentí sin saber qué responder.

— Oye, Kylie, sé buena con Yeonjun, ¿de acuerdo? —riñó cual padre a una hija.

¿Kylie? Me suena a uno de los nombres que mencionó Beom está mañana.

— Pero él es como el resto de los mayores —se quejó ella como niña pequeña inflando las mejillas.

Esa acción me recordó a nuestro encuentro ayer ¿Acaso siempre se portaba como chiquilla o infla las mejillas cuando la hacen enfadar? Bueno, hay que darle crédito. Ella luce muy tierna.

Ahora acabo de notar una cosa: todos portamos una libreta blanca en donde hacer anotaciones a distintas cosas que dice Chen en sus secciones, él mismo me entregó una en medio de la de hoy. Kylie no hizo ninguna anotación en la conferencia. Lo que tiene abrazado bajo del brazo que no usa para tirar de Chen no es una libreta. No, es un libro y lo reconozco porque es de mis favoritos, más bien, mi favorito de los infantiles. Es el libro "El Principito de Antoine Saint-Exupéry".

— Kylie —protestó con tono amenazante Chen.

— Bien, de acuerdo.

Kylie se resignó con puchero, liberó al mayor y abrazó el libro con ambas manos. Nunca vi a nadie como ella poseer tan vivazmente ese libro de caratula dura. Luego me atrapó admirando curiosamente el objeto de sus manos, y por si ella fuera lo suficientemente extraña, sonrió. Parecía complacida por algo fuera de mi actual comprensión.

¿Tal vez era bipolar?

— Gracias nuevamente, Yeonjun. —Me extendió la mano en un saludo que acepté y su sonrisa amable se me contagió. Me agrada la idea de causar buena impresión sobre él—. Hasta mañana, Choi. Vamos ya Ky.

Él salió primero y la castaña por alguna razón quedó analizando en mi dirección. Sí, estaba observándome, pero no como hace todo el mundo, no, ella escudriñaba parte de mi alma, indagaba más allá de la fachada. Su búsqueda minuciosa vaciló ante las chispeantes orbes marrones al enaltecer una ceja, formó una línea con los labios y se marchó instantáneamente cual ferviente carrera por la supervivencia.

Sigue siendo rara.




****
Uy, el primer capítulo!!
Espero que les empiece a gustar mi nuevo proyecto en esta plataforma naranja😊💜.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top