Primer año

Bakugou Katsuki era un joven con gran temperamento y poco sociable, él nunca intentaba acercarse a las personas, las personas tenían que acercase a él si planeaban entablar una amistad con el rubio. Algo que el último mes había sido casi imposible por el simple hecho de que el muchacho se había mudado del campo a la ciudad, y el cambio lo tenía estresado.

¿Cómo comenzó todo?

Él antes vivía en una de isla de Japón bien alejado de todo el ruido y los desastres de las grandes ciudades, a pesar de que las tiendas cerraban temprano y los trabajos escaseaban, le encantaba el silencio, las tradiciones, la naturaleza e incluso a una hora caminando tenía una montaña que le amaba escalar semanalmente, y al llegar a la cima sentía una paz que ni en su hogar podría encontrar (por culpa de su amorosa madre). En sí, esa isla era su paraíso, pero todo tuvo que cambiar cuando entro a la universidad.

La maldita universidad.

En su hogar de origen no había de estas, y si quería sacar un título profesional tendría que ir a algún lugar donde si haya una, cuando estaba postulando a universidades lo hizo con cansancio y frustración, no le importaba realmente en cuál iba a quedar porque de todos modos se tendría que viajar si o si.

Nunca pensó que lo aceptarían en Química en la prestigiosa universidad de Tokio.

Admitía que era un prodigio y sus calificaciones eran perfectas, pero eso lo tomo desprevenido, sus padres quedaron encantados y de inmediato le dijeron que aceptara, y como él no quería que su madre le pegara, acepto.

Los tres fueron a la gran ciudad para matricularlo y aprovecharon para ver departamentos en donde pudiera hospedarse su hijo en la época de universidad, no iban a poder comprar algo ya que todo era demasiado caro. Caminaron unos minutos hasta que decidieron almorzar en un restaurante de comida rápida. La mujer le comento sobre los grandes costos a su hijo, los estudios de él de por si ya tenía un gran precio y no podrían pagar siempre por el arriendo, pero tampoco querían que el joven trabajara y terminara desconcentrándose de sus mayores responsabilidades, así que le dijeron que tendría que vivir en un departamento con otra persona que también pagara por su estadía. El menor al sentirse culpable por la gran pérdida de dinero acepto ese hecho mostrándose muy enojado.

Y así está en la actualidad.

Odiaba Tokio.

Todo es muy ruidoso, hay malas noticias en cada lugar, le sofoca la gran cantidad de gente que se encuentra a cada 2 pasos, olía extraño porque estaba acostumbrado a un aire mucho más limpio, las luces fosforescentes de los carteles neón le cegaban la vista, el lugar donde vive es muy pequeño para su gusto, y para ir a practicar montañismo tendría que viajar en tren por más de dos horas para llegar a la zona de montañas. Su tranquilidad y vida perfecta se fue al total carajo.

El departamento que sus padres le habían conseguido no era mejor, un salón en que solo cabía el sofá y la televisión, cruzándolo hay un pequeño balcón que daba a la ruidosa calle, una cocina en que de seguro no caben más de dos personas, un baño que tenía solo el váter, el lavamanos y una ducha, no había tina, por lo que no podría darse sus baños acostado que tanto le agradaban. Pero al menos había dos habitaciones, y eso significaba que no tendría que compartir cuarto con quien sea que vaya a vivir con él, vio las dos piezas y estas tenían un tamaño suficiente para una cama de plaza y media y otros 3 muebles, por lo que no estaba mal.

Empezó a desempacar, traía todo lo básico para vivir y mantenerse higiénico. Lo único "raro" que tenía era todo su equipo de montañismo. Compraría materiales en la ciudad ya que en algunos lugares podrían encontrarse muy baratos, y aunque sus padres no quieren que él trabaje, piensa buscarse un empleo de medio tiempo para comprarse algunas cosas que el desee y quizás ayudar de forma secreta con el arriendo. En eso escucha un sonido de llaves y al segundo la puerta abrirse, su compañero o compañera de piso había llegado.

Tendría que conocer a esa persona si o si, entonces con la mayor voluntad y paciencia que podía sacar, dejo de lado sus cosas y fue al salón para toparse con el sujeto misterioso. Se sorprendió de encontrar a una mujer casi de su misma edad con un muy buen cuerpo y cabellos rubios al igual que él, pero de otro tono de color. La joven al verlo le habló.

-Vaya, sabía que tenía que compartir piso con alguien pero no espere que fuera un chico tan bonito- comento sonriendo –Soy Camie Utsushimi, un gusto ¿Y tú eres...?-.

El de ojos rojos solo le miro de mala manera cruzándose de brazos.

-Bakugou Katsuki, más te vale no ser una molestia o te echo a patadas- amenazó.

-Ohh que violento, eres agradable. Mis antiguos compañeros de piso me trataban como una diosa, eres interesante pequeño-.

El pronto universitario gruño levente ante la referencia de su estatura, él no era pequeño, solo que la mujer delante suyo era bastante alta.

-Lo que sea labios grandes, la habitación sobrante es la tuya. Desempaca y te diré todas las reglas que debes seguir si no quieres terminar en la calle- comandó gruñendo.

-¡Si señor!- dijo ella con gracia haciendo lo que dijo el menor.

Bakugou iniciaba la universidad el lunes, y ese día era sábado, el domingo lo usaría para conocer el recorrido que tiene que tomar y los gastos que debe hacer diariamente, también aprovecharía de comprar lo que le falta.

En la cena tuvo que conversar con la mujer que le acompañaría por mucho tiempo, descubrió que ella estudiaba artes en otra universidad que quedaba cerca de la suya y ya estaba en tercer año. Incluso le hizo una demostración, era muy buena haciendo ilusiones artísticas y retratos. Después de eso el chico la respeto un poco más, ya que querer ser un artista en la actualidad era muy difícil.

Día domingo; se paseó por muchos lugares y se perdió enumeradas veces, todas las calles eran iguales y había demasiadas personas, demasiadas tiendas y confundía los semáforos ya que en su pueblo esas cosas no existían. Paso al lado de una repostería y se impresiono de ver la gran variedad, aunque eso era normal en la ciudad principal, era algo increíble e innovador para el rubio que estaba acostumbrado a recursos limitados donde en las tiendas solo se encontraba lo básico. Al ver las rutas de transporte que no sabía a donde iba cada bus y tuvo que consultar mucho al internet, poco a poco se aprendió cuales le servían y cuáles no. Le impacto el hecho de que venía un bus cada 15 minutos al menos, en su lugar de nacimiento solo pasaba el bus dos veces al día. Muchas cosas le gustaron y otras le desagradaron en su recorrido, y por perderse llego muy tarde al departamento pero en sí se alegró de haber podido llegar y haberse perdido otra vez.

En un solo pestañeo ya era lunes, se encontraba muy nervioso, pero no lo iba a admitir ni de broma. Caminando, la universidad estaba a 40 minutos, en bus, a 18 minutos si no había congestión vehícular, y si hay, unos 30 minutos y finalmente no quiso ver en tren porque esa cosa se llenaba mucho, decidió ir caminando ya que le sobraba el tiempo, aprovechando de ver las tiendas si ofrecían trabajo, ya tenía pensado que su primera compra sería una bicicleta para así ir a la universidad de esa forma, así aprovechaba de entrenar, no quería que sus músculos fueran reemplazados por grasa.

Llego a su destino, hace poco había empezado la primavera y los árboles que rodeaban el edificio estudiantil se veían espectaculares, le dio algo de nostalgia, sin embargo, ignoro ese pensamiento adentrándose al lugar. En un mapa que había a la entrada encontró donde se daban las ciencias y preguntando una que otra persona, que, por alguna razón, a veces escapaban al ver su pésimo humor. Por fin llego a su salón siendo uno de los primeros en llegar. Su cara se deformo un poco al ver que los asientos eran en parejas.

Se sentó pegado a la ventana que daba hacia el gran patio de la universidad, una vista que le agradaba, aunque le hacía extrañar su hogar.

En eso, siente que alguien se sienta al lado suyo.

Ve al intruso con rabia ¡El salón estaba casi vacío! ¿¡Porque este engendro en vez de ir a sentarse solo, llega y se pone a su lado, es un estúpido, no veía que disfrutaba de su soledad!?

Observa a un chico más pequeño que el de cabellos verdes revueltos y pecas sentándose de lo más cómodo, aunque se veía nervioso de todas formas ocasionando que su sonrisa fuera extraña. El recién llegado al ver que su nuevo compañero le miro decidió presentarse.

-¡M-Mucho gusto, soy Izuku Midoriya! ¡Encantado de conocerte!- dijo ofreciendo su mano temblorosa.

El de ojos rubíes frunció el ceño molesto.

-¿¡Ah!? Primero que nada ¿¡Porque te sientas aquí cuando todo el puto salón está libre!?- grito asustando al de ojos verdes.

-¡Pa-parecías que querías compañía, así que yo!- fue interrumpido cuando el rubio le agarro de la camisa.

-¡Yo no necesito compañía de nadie! ¡No vine aquí a hacer amigos así que vete a otro lado!-.

Los pocos presentes en el lugar miraban al rubio con miedo, nunca habían conocido a alguien tan explosivo como ese muchacho en sus vidas.

Sin embargo, Midoriya aunque tenía miedo y quería llorar, se logró liberar del agarre del más alto y se mantuvo en su sitio sin decir nada más, no pensaba cambiarse de asiento.

Katsuki gruño al no entenderlo, emitió un chasquido molesto para volver a mirar por la ventana.

A los minutos llegaron todos los compañeros restantes e iniciaron las clases a la llegada del profesor. Estaba siendo difícil, ni siquiera hicieron lo típico de que cada alumno se vaya presentando contando por qué decidió estudiar química, solo fueron directo al punto, Bakugou noto como su compañero de puesto era muy aplicado, incluso anotaba comentarios de otros alumnos. Katsuki en si pensaba que no tendría muchas dificultades, pero las tuvo, la escuela de la isla en que vivía no era muy estricta y los profesores daban muchas oportunidades, en cambio en la universidad de Tokio no te dejaban ni recoger el lápiz que se te cayó y ya te retrasabas en la materia, pero no se iba a rendir tan fácilmente, sus padres se esforzaban mucho para pagarle todo. Sería el número uno de la clase sí o sí.

Ese día salía a las 13:50 de la universidad por lo que podía almorzar en casa, ya terminando todo se lanzó a su mesa arriba de todos los cuadernos al igual que Izuku y el resto de la clase, el profesor salió satisfecho.

-¡Esto es muy difícil! ¡Yo creí que haríamos experimentos y hacerlos explotar!- grito haciendo pucheros una chica algo morena de cabellos rosas y ojos anaranjados.

-Esas cosas no las tendremos hasta el segundo semestre o el próximo año. Tenemos que esforzarnos para llegar a ese nivel- informó un chico alto con gafas.

-Pero sinceramente eso es muy difícil... me pregunto si es así todos los días o fue solo para probarnos- comento una chica de cabellos verdoso y ojos muy grandes de color negro, su forma de hablar causo curiosidad en muchos ya que parecía una rana.

-Disculpen ¿Qué tal si ahora mismo nos presentamos uno a otros ya que los profesores no nos dejaron hacerlo?- sugirió una joven muy bonita de cabello negro atado a una coleta.

Todos estuvieron de acuerdo a hacerlo.

Menos Bakugou.

-¡No tengo tiempo para estas mierdas! ¡Me voy!- exclamó yéndose del lugar ignorando los reclamos de los otros, no le importaba si lo terminaban odiando, solo estaba ahí para estudiar.

Pero antes de dirigirse a la salida de la universidad, se giró y fue al patio. Ese lugar tenía tanta naturaleza que lo relajaba, se sentó bajo de un árbol. Ahí había internet para los estudiantes en que ingresaban ocupando una clase que enviaron a sus correos. Bakugou se conectó y empezó a buscar empleo por Google en las zonas cercanas.

En eso, siente que algo delicadamente golpeaba su pie, al levantar la mirada ve una pelota de voleibol.

-¡Hey! ¿¡Puedes pasarla!?- se escuchó a alguien de lejos.

Katsuki miro en dirección a la voz encontrándose a un chico de cabellos rojizos y puntiagudos, sonriendo con unos grandes dientes afilados como si es un animal carnívoro de tratase.

El rubio pensó la situación, no había ningún problema con solo decir "claro" y tirarle la bola de vuelta, pero de su boca salió:

-¿¡Porqué mierda no vienes tu a buscarla!? ¡Yo no fui el que no alcanzo a detenerla, imbécil!-.

Si, el isleño nunca conseguirá amigos de esta forma.

Todos los que estaban jugando junto al de cabellos rojos le miraron extrañados, Kirishima quito la sonrisa por un rato para poner una cara de confusión, pero luego sonrió nuevamente.

-¡Tienes razón, lamento eso!- fue corriendo a donde se encontraba el rubio y recogió la pelota –No se va a volver a repetir- le dijo mirándole aún con la sonrisa.

Para el estudiante de química esa sonrisa era muy tonta, no entendió como ese ser extraño sonreía todo el tiempo, solo gruño y se fue del lugar bastante hastiado de todo. Confundiendo más al otro estudiante que solo estaba jugando con sus amigos.

Pasaron los días, semanas y meses.

Camie oficialmente coloco a Bakugou como el cocinero del hogar ya que ella cocinaba del asco y se le quemaba hasta el agua terminando siempre por pedir pizza, por lo que el chico tuvo que aceptar su nuevo cargo y proporcionar una buena alimentación para ambos, al menos todas las demás responsabilidades del hogar se repartían equitativamente entre ambos así que no discutían por cosas de ese estilo.

En un principio al de ojos rojos le incomodo convivir con una chica, a veces tener que lavar su ropa y como la estudiante de arte era una sinvergüenza, no le importaba caminar por la casa solo a ropa interior, una que otra vez solo con una camisa larga y sin nada más que eso e incluso a veces la pillaba desnuda. Aunque a ella no le importaba en lo más mínimo y solo reía al ver al menor avergonzado pero siempre manteniendo la cara de ira tan propia de él.

La joven siempre decía que prefería ser una mujer libre por lo que no tenía novio ni novia a pesar de ser muy coqueta, y la verdad eso alivio a Katsuki en el ámbito de poder llegar tranquilo al departamento y no tener que escuchar nada extraño proveniente de la habitación de Camie.

Él consiguió trabajo en una cafetería que había abierto hace poco, quería ser el repostero pero como no tenía antecedentes de cocina termino siendo camarero, aunque no le molestaba ya que como su apariencia física era bastante sexy para las chicas a veces ellas le daban propina de más. De vez en cuando Camie iba a ese lugar para burlarse de él y colmarle la paciencia, logrando que el rubio le amenazara con dejar de cocinar si lo seguía haciendo.

Mientras tanto, en la universidad las cosas se habían calmado, solo la primera semana fue intensa y ya luego las cosas se calmaron, nunca hablaba con sus compañeros de carrera a pesar de que Midoriya lo intentaba logrando esfuerzos inútiles.

Pero algo raro pasaba cuando todos los lunes Bakugou iba al patio a sentarse bajo el mismo árbol, esta vez para estudiar, y siempre la pelota de voleibol terminaba de una u otra forma cerca suyo y el pelirrojo sonriente tenía que ir a buscarla mostrándole esa gran sonrisa y pidiendo disculpas.

Justo como ese día.

Katsuki veía como la bola cayó esta vez al costado de su cadera.

-¡Lo siento bro!- gritaba yendo hacía el rubio con cara de felicidad.

-¡No me llames así! ¡Y una mierda, siempre dices que no volverá a pasar y aquí estas de nuevo!- le grito molesto.

-¡Es que Tetsutetsu juega muy bien!- se quejo agarrando la pelota.

-¡Pues entonces juega mejor que el, cabellos de mierda!-..

-¡Eso intento! ¡Pero si tanto te molesta que te llegue la pelota solo muévete a otro árbol!-.

-¿¡Qué!? ¿¡Porque debería moverme yo si tú eres en pendejo que no sabe jugar!?-.

Y así empezaron a discutir como lo hacen regularmente, los que estaban jugando junto a Kirishima miraban la escena con gracia.

-¿Vamos a comprar unas bebidas energizantes? Ellos van a estar así una media hora- propuso Hagakure.

Todos asintieron y fueron a la cafetería de la universidad.

Ellos seguían discutiendo, el de la cicatriz en el ojo se sentó en el pasto para que Bakugou no tuviera que levantar siempre la cabeza y le terminara doliendo el cuello.

-¡Bro, eres muy malo! ¡Si quieres que te deje de llamar así solo dime tu nombre!- decía haciendo pucheros.

-¡No tengo porque decírtelo!-.

-¡Pero no es justo que tu sepas el mío y yo no sepa el tuyo! Y a pesar de eso aún así me llamas con apodos feos- bufó mirando de mala manera al rubio.

-¡La vida es injusta, vive con ello!-.

-Broooo- decía refunfuñando.

Eijirou no comprendía a ese ser gruñón que tenía delante, y la verdad no le agradaba mucho, pero sabe que bajo todas esas amenazas de muerte y enojo hay algo bueno. Y quiere encontrarlo.

En eso, se fija en el cuaderno del de piel blanquecina.

-¡Wow, eso se ve muy difícil! ¿Qué es?- pregunto curioso inclinándose hacia adelante.

Bakugou le desagrado la cercanía repentina del otro estudiante, pues este estaba sudoroso por tanto jugar voleibol.

-Algo que un tonto como tú nunca entenderá ¿Qué estudias? ¿Entrenamiento de músculos?- se burló.

-¿Eh? No, no, estudio pedagogía, quiero ser profesor de educación física- respondió sonriendo.

Katsuki al escuchar eso, por alguna razón se sonrojo levemente al encontrarlo algo... tierno, sin embargo, se le fue al segundo.

-¿Profesor de colegio o universidad?-.

-¡Colegio! ¡Me gustan los niños! Tengo unos primos pequeños y de vez en cuando les enseñaba cosas a ellos y a sus amigos, me gusta mucho hacerlo pero también me gustan los deportes, así que por eso decidí estudiar lo que hago ahora- no paraba de sonreír –Aunque, por el momento solo hemos tenido clases normales ¡Inclusos aún tengo física y química! Me es muy difícil- comento lo último con algo de pena.

-Pff, con lo tonto que eres me lo suponía-.

-¡Hey! ¡Como sea! ¿Lo que tienes en tu cuaderno es algo de química, no? ¿¡Crees que puedes enseñarme!?- pidió con brillo en sus ojos.

-No-.

-¿¡Porque no!?- sollozó.

-Mejor obtener algo cuando realmente te lo mereces ¿no? Si quieres que te ayude, entonces entrena y se mejor que el cerebro de hierro, y así cuando la pelota deje de caer cerca mío te ayudare-.

Kirishima al escucharlo sonrió tan feliz que Bakugou juró que estaba siendo iluminado por el mismo sol.

-¡Lo haré bro, definitivamente lo lograre! ¡Seré mejor!-.

-Más te vale-.

-¡También tendrás que decirme tu nombre cuando eso pase!- dijo con suma alegría.

-Tch, está bien, hazme feliz y sigue perdiendo entonces-.

-¡No seas cruel!-.

Siguieron conversando un rato de la profesión del pelirrojo hasta que llegaron sus compañeros y siguieron jugando, así el rubio guardo sus cosas y se fue a su trabajo con un extraño sentimiento que lo hacía feliz.

En su trabajo se cambió de ropa para ponerse la de camarero, era una cafetería con ambiente rustico y agradable olor a café y caramelo, agradecía poder haber conseguido empleo en un lugar tan agradable y de buena calidad.

Pasaron más días y él se enteró de que Camie también consiguió un trabajo, y ambos ahorraron juntos para comprarse una consola de videojuegos y así divertirse más, Bakugou admitía que la chica había logrado hacerlo reír un par de veces, una tarea muy difícil hasta para los padres del de ojos rubíes. Pero el humor tan sarcástico y natural de la chica le era muy divertido. Se empezaron a llamar por sus nombres y se trataban como hermanos, así que Katsuki podía alardear con que tenía una amiga a su madre que le había dicho que con su actitud de mierda se quedaría solo.

Pero había una cosa que lo tenía enojado.

No era el mejor de la clase.

Yaoyorozu e Iida le superaban, dejándolo como tercer mejor, los odiaba con toda su alma, y no solo eso, Midoriya estaba por debajo de el con una mínima diferencia.

No recordaba sus nombres, los tenía identificados como la cola de caballo, el cuatro ojos y a Izuku no le había puesto sobrenombre, pero ya lo haría.

Luego llegaron las vacaciones de verano.

Bakugou decidió ir a visitar a sus padres porque extrañaba mucho la isla, el problema es que cuando estaba a punto de irse, Camie se le agarro a la pierna.

-¡No te vayas! ¿¡Quien me cocinara y jugara videojuegos conmigo!?- lloriqueaba ella no queriendo soltar al joven.

-¡Serás pesada! ¡Has vivido todos los años anteriores sin mi, no seas una exagerada!-.

-¡Pero Katsuchan en muy bueno en todo, no es lo mismo!-.

-¡Invita a una de tus amigas si quieres, solo no entren a mi cuarto cuando no estoy!- le grito ya hastiado por la situación.

-¡Llevame contigo!-.

-¡No, quiero un tiempo a solas! ¡Tu vete ahí a sacarle dinero a unos pervertidos!-.

La joven hizo un puchero ya soltando la pierna del más joven.

-¡Te perdonare si me traes un recuerdo!-.

-Agh, okey. Cuídate- acepto.

-Igualmente-.

Su viaje no fue la gran cosa, fueron 7 horas de puro aburrimiento mirando el paisaje, en como cambiaba de la gran ciudad hasta áreas naturales, con cada hora pasando se sentía en un ambiente más familiar. Llego a su destino y tuvo que tomar un bus que lo llevaba a su isla así otra hora de viaje, hacía bastante calor, pero la fría brisa del mar ayudaba a refrescarse. Si había salido a las 7 am ahora llego en la tarde a su casa, todos los habitantes del pequeño pueblo al verlo le saludaron alegremente al reconocerlo después de tanto tiempo.

No es que se llevara bien con todos, de hecho, no hablaba con nadie y odiaba a la gran mayoría como siempre, les levanto el dedo del medio a todos como saludo y ellos solo reían ya conociendo las mañas del joven.

Al llegar a la puerta de su casa, una casa tradicional de dos pisos donde dormían en futones, se sentaban en el suelo y todas las puertas eran corredizas menos la de la entrada.

Sonrió levemente y con sus llaves se adentró a su hogar.

-Estoy en casa- aviso intentando mantener su cara de desagrado.

Se escucharon pasos rápidos viniendo a su ubicación y a los segundos apareció Masaru con ganas de llorar.

-Bienvenido a casa, hijo- saludo abrazando al menor.

Katsuki les había avisado que iba de visita, pero aun así el mayor no evito emocionarse, era el más sensible de la familia por lo que el menor solo le devolvió el abrazo algo incómodo por tanto afecto.

-Viejo, me incomodas- se quejó.

-Perdón, me deje llevar, siento que no te veo en años- dijo separándose.

-Solo llevo un semestre de doce, tendrás que acostumbrarte maldita sea- regaño -¿Dónde está la bruja?-.

-¿¡A quien llamas bruja mal nacido!?- exclamo la mujer de la casa apareciendo desde el baño.

-¿¡Mal nacido!? ¡Pues si nací mal es por tu culpa!- respondió el joven.

-¡No es mi culpa que salieras deforme y retardado!-.

-¡¿Ahh?! ¡Soy el más inteligente de la universidad y soy muy popular entre las chicas!-.

-¡Pero bien que cuando te conocen un poco ven lo mierdecilla que eres y se van!-.

Y así siguieron el griterío mientras Masaru servía un poco de té y estaba feliz de volver a ver esa escena que anteriormente pasaba a diario.

El estudiante de química disfruto esas vacaciones de dos semanas al máximo, subió aquella montaña que tanto conocía como tres veces cada día, fue a la playa, su familia al saber que era de los mejores estudiantes le celebraron con mucha comida picante, tuvo mucho tiempo en soledad y amaba eso. Solo hubo una pequeña cosa que le perturbo.

-Entonces Katsuki ¿Te ha interesado alguien?- pregunto de forma burlona su madre.

-Yo...- tuvo un pequeño flashback de cuando Kirishima le dijo que iba a mejorar.

No sabe porque recordó eso, y tampoco sabe porque sintió la misma extraña sensación que sintió ese día cuando iba camino a su trabajo.

No le gustaba esa sensación, lo tenía confuso.

-¡Claro que no vieja! ¡Solo me concentro en estudiar como tú me dijiste que hiciera!- contesto reponiéndose e ignorando lo que acababa de suceder consigo mismo.

-¡Sé que estudiar es lo más importante pendejo! Pero no hay nada de malo en interesarse en alguien mientras no entorpezca tu rendimiento, yo conocí a tu padre en la universidad, quizás tú también conozcas a tu futura esposa ahí- dijo ella recordando aquellos hechos.

El mayor se sonrojo por la vergüenza, pues recordaba como la rubia intento de conquistarlo de una forma muy agresiva, y lo peor es que había funcionado.

Katsuki al escuchar eso, se quedó pensativo. No estaba interesado en conocer el amor tan pronto en su vida, incluso tenía planeado casarse a los 30 años y actualmente solo tenía 18, y se preguntó qué edad tendría Kirishima.

Después se gritó a si mismo porque rayos se preguntaba qué edad tenía Kirishima y estampó su cara contra la mesa para quitar esos pensamientos extraños asustando a sus padres ante el repentino golpe.

Finalizando las vacaciones volvió a Tokio, y seguía odiando esa ciudad.

Al llegar al departamento, había un desastre, muchas cajas y envases con marcas de comida rápida y helado en el suelo, la basura no había sido botada y los platos todos sucios. Cerro la puerta detrás suyo antes de estallar.

-¡Camie! ¿¡Que mierda paso aquí!?- grito echando humo por las orejas, en si ya odiaba estar en una de las ciudades más pobladas del mundo y ahora encontrarse con eso. En eso la chica llega corriendo hacia él.

-¡Katsuchan! ¡No sabes lo horrible que fue! ¡La pase muy mal!- grito abrazando al rubio como koala mientras lloraba.

-¿¡Pero que mierda!? ¿¡Hace cuanto no te bañas, asquerosa!?-.

La estudiante de arte puso una cara tan culpable que hizo que el de ojos rojos le mirara de forma seria y más relajado.

-No estas así porque me fui a mi casa solamente ¿Verdad? ¿Qué te sucedió?- pregunto ya calmado y aprovechando que la mujer lo tenía abrazado se arrastró hasta el sillón sentándose y así la chica se acomodó al lado suyo.

Tardo un tiempo hasta que ella comenzó a hablar.

-Verás... una noche fui de fiesta y cuando venía de vuelta a casa me asaltaron- dijo ella abrazando sus rodillas.

El más joven cambio un poco la cara, el veía muchas noticias sobre asaltos y leía una que otra novela en que le pasaba eso a alguien o a algún personaje. Sin embargo, que pase en la vida real debe ser algo muy horroroso.

La chica siguió hablando.

-Me dio mucho miedo, me apuntaban con un arma, no sabía qué hacer. Solo me estaban pidiendo mi celular pero no podía reaccionar, y al ver que no me movía me empezaron a tocar... creo que no fue de forma sexual, solo buscaban mis pertenencias, pero me hizo sentir tan sucia... me tiraron al suelo y notaron que mi ropa era de marca, entonces me la quitaron hasta quedar casi desnuda, después de eso se fueron. Luego todo el recorrido a casa la gente me miraba con desagrado, vergüenza y otros con lujuria, milagrosamente una chica amable me paso su abrigo para así cubrirme un poco, tuve tanto miedo y apenas llegué a casa me encerré y no he salido, eso paso tres días después de que te fueras- explico aguantando las lágrimas –Desde ahí tengo miedo a salir, ni siquiera fui capaz de ir a botar la basura, y un amigo venía a traerme comida-.

Bakugou solo escucho la historia atentamente, definitivamente odiaba esa ciudad con toda su alma, llena de hipocresía e injusticias. Abrazo de lado a su amiga.

-Tuve que haber estado aquí- atino a decir mientras acariciaba el cabello grasoso de la chica.

-No te culpes idiota, yo siempre vivía al límite, nunca pensé en los peligros que tenía alrededor. Quizas esto era algo que necesitaba aprender-.

-¡No digas estupideces! ¡Nadie merece pasar por esa mierda, así que no digas tonterías, estúpida!- le regaño.

-Dijiste muchos insultos seguidos, es un nuevo record-.

-¿¡Y piensas en eso, ya te volviste loca!?-.

Camie soltó una risa leve.

-Se supone que yo soy la hermana mayor aquí, debería ser fuerte y un buen ejemplo ¿verdad?-.

-Tch, si fueran una monja no serías tú, y no me agradarías-.

La artista sonrió ante esto.

-Pasado mañana vuelves a clases ¿no? A ti te dieron dos semanas pero a mí me dieron todo un mes, así que me veras siempre aquí-.

-Suertuda ¿y que harás cuando vuelvas a clases?-.

-Ya hablé con Inasa al respecto, el vendrá a buscarme todos los días así que lo veras muy seguido-.

Al de ojos rojos le salió una vena en la frente, ese tipo era muy desagradable desde su punto de vista, siempre se le veía feliz, era muy alto, y hablaba siempre con un tono alto de voz, pero si lo pesaba bien, nadie se le acercaría a Camie con ese titán al lado suyo por lo que decidió no quejarse.

El día lo pasaron limpiando y volviendo todo a la normalidad, y la chica por fin decidió bañarse. Bakugou la verdad, no quería meterse al cuarto de la artista porque de seguro era un desastre más grande del que tenía en todo el resto de la casa.

Entro a la universidad nuevamente.

Y en su primer día al querido profesor Aizawa se le ocurre la mejor idea en el mundo.

Trabajo en equipo.

Katsuki quería matar a todos, y la verdad casi nadie tenía la valentía para acercársele y pedirle ser de su equipo.

Casi.

-¡Bakugou! ¿Quieres ser conmigo?- pregunto la alegre chica de cabellos rosados.

-¿Eh? ¿Tú quién eres?- pregunto enojado.

-¡Eso es cruel, ya llevamos todo un semestre tomando las mismas clases! ¡Soy Mina Ashido, recuérdalo!- le dijo muy emocionada.

El de ojos rojos no se esforzaba en recordar a la gente que según él no valía la pena, y si a ella no la recordaba era por algo.

-No, de seguro eres de las que tienes peores notas en el curso- gruño mirándole feo.

La de piel morena se cruzó de brazos indignada, aun así no se rendiría, ella era conocida por ser más insistente que un testigo de Jehová tratando de meterte a su religión.

-¡Quizás, pero soy más determinada que nadie, si quiero algo lo conseguiré a toda costa!-.

Esa determinación le recordó un poco a Kirishima.

Y Bakugou se avergonzó nuevamente por andar pensando en ese pelirrojo que salía de la nada en sus pensamientos.

-Ugh, esta bien. Puedes ser equipo conmigo- acepto sorprendiendo a toda la clase.

-¡Si! ¡Prometo no decepcionarte Katsuki!-.

-¿¡Quién te permitió llamarme por mi nombre!?-.

Esa chica se está metiendo en la boca del lobo, pensaron los demás.

-El grupo es de a cuatro así que nos faltan dos más...- quedo pensativa mirando al resto de sus compañeros, algunos ya tenían equipo hechos así que estaba difícil, en eso mira al que estaba sentado al lado del rubio.

-¡Midoriya, se con nosotros!- pidió Mina abalanzándose hacia el de cabellos verdes.

-¿¡Eh!? ¿¡Yo!? No se si Bakugou quiere...- decía nervioso.

-¡Midoriya es un inútil, no lo quiero en mi equipo!- gruño el de ojos rojos.

-¡Pero es uno de los pocos que soporta tú carácter Kats, y puede ayudarte más en el trabajo que yo!- defendió la chica.

-¡No lo quiero!-.

-¡No es sobre lo que quieres, es sobre hacer un trabajo y hacerlo bien!- dijo ella haciendo una pose de sabio, quitándole toda la seriedad.

En eso Izuku se mete en la conversación.

-La verdad... no me importaría unirme al grupo- sonreía nerviosamente el de pecas.

Katsuki hizo un chasquido molesto.

-Solo no lo jodas- gruño con ira.

-Esa es su forma de decir "Gracias por unirte al grupo Izuku-chan, eres de gran ayuda"- comento Ashido traduciendo a su gusto lo que dijo Bakugou.

-¡Cierra la puta boca de una vez y deja de decir mierdas, cabello de chicle!- estallo el rubio lanzándole la mochila de Midoriya pero ella logro esquivarlo. El de cabellos verdes dio un minuto de silencio por su querida mochila amarilla.

-Bueno, necesitamos a uno más ¡Chicos! ¿¡Alguien quiere unirse a nuestro grupo!? ¡Solo falta uno!- grito la chica llamando la atención de sus demás compañeros.

Muchos solo miraron a otros lado o ya tenían grupos, hasta que alguien levanto la mano.

-Creo que puedo soportar ese grupo- decía Jirou acercándose.

-¡Kyouka!- grito alegre Mina, al menos su amiga la acompañara.

Momo se acercó preocupada a la chica de cabellos oscuros.

-¿Estas segura Jirou? Puedes unirte a mi grupo-.

-Se que eres la más inteligente pero si no soy yo quien se une a ellos nadie más lo hará, quizás Tsuyu lo hubiera hecho pero ella ya formo un equipo, aparte, Bakugou y Midoriya son unos de los mejores de la clase, de seguro sacare buena calificación con ellos- le explico a la más alta.

La joven adinerada sonrió comprensiva.

Kyouka se dirigió a su grupo.

-Entonces ¿Quién decide que tema vamos a hablar para el trabajo?- pregunto.

-¡Yo!- hablo rápido el rubio antes de que otro integrante lo hiciera.

Mina se quejó silenciosamente al no ser más rápida que el chico.

-¿Y cuál es tu tema?- hablo nuevamente Jirou.

-Hablemos sobre la química de los choques eléctricos que pueden producir un efecto flash- sonrió con determinación, y a pesar de ser un tema algo violento, a todos les resulto interesante.

Decidieron que el martes, día en que salían más temprano irían al departamento de Mina, que al parecer era el más espaciosa de todos y tenía lo necesario para investigar.

Pero mientras era lunes, Bakugou fue a su árbol de siempre, a los pocos minutos una pelota de voleibol estaba en sus piernas.

El futuro profesor llego corriendo al lugar.

-¡Bro! ¿Cómo fueron tus vacaciones?- pregunto sentándose a su lado. Ya ni siquiera se preocupaba de los otros, que al verlo sentarse fueron a hacer otra cosa.

-¿Por qué mierda debería contarte?-.

-¡Vamos! ¡Yo te contare las mías!-.

-Solo fui a visitar a mis padres, eso es todo- contó de forma muy breve, ni sabe porque respondió.

-Ya veo... ¡Yo fui junto con unos amigos a la playa! Entre todos juntamos dinero y arrendamos unas cabañas del lugar, la pasamos genial, en una mi amigo Kaminari se electrocuto y anduvo medio tonto por 6 horas ¡Hacía cualquier tontería y obedecía todo lo que decíamos! Hace tiempo no me reía tanto con cualquier estupidez que pasaba-.

Mientras Kirishima contaba su viaje, el rubio no pudo evitar compararse con él. Su idea de felicidad era totalmente diferente, el de cabellos rojos amaba tener amigos y mientras más acompañado estaba, más feliz se ponía. En cambio, Bakugou mientras más solo estaba, más feliz se sentía y no comprende como el deportista es tan feliz con tanto ruido a su alrededor.

-¡Intente invitarte pero no sé ni que estudias ni tu nombre así que fue imposible localizarte!- dijo culpable el chico.

-De todas formas no hubiera aceptado, no me gusta estar acompañado-.

-¿¡Que!? ¿¡Por nadie, ni un amigo!?-.

-No necesito amigos-.

Eijirou al escuchar eso su corazón se encogió un poco, pensando que quizás el rubio no tenía ningún amigo y por eso era tan cerrado y asocial.

-¡No te preocupes bro, yo seré tu amigo!- le dijo agarrándole la mano.

Sus palmas estaban juntas, y los dedos raspados de tanto jugar deporte de Kirishima se cerraron así apretando fuertemente las manos blanquecinas y toscas de Bakugou, que empezaron a sudar de repente.

Katsuki estaba con un leve sonrojo, nadie más aparte de sus padres le habían tocado la mano de esa forma, y la última vez que ya no dejaba que lo llevaran de la mano fue a sus cortos 6 años. No estaba acostumbrado para nada a esas muestras de cariño que el pelirrojo le estaba dando.

Empezó a sudar por todo su cuerpo, sentía que estallaría en cualquier momento.

Pero entre todas esas emociones combinadas, la que más destacaba era un sentimiento de... seguridad.

Porque a pesar de estar muriendo de nervios, el toque tan cariñoso y sin ningún tipo de maldad de Kirishima le hacía sentirse seguro, como cuando estaba en casa.

Se quedó completamente congelado sin poder articular palabra.

El de cicatriz en el ojo miraba al rubio con duda ¿Se encontraba bien? ¿Por qué no se movía?

Y solo llego a una conclusión.

Como el de ojos rubíes no tenía amigos, no estaba acostumbrado a este tipo de cosas entonces no sabía cómo reaccionar o que hacer. Si algo estaba aprendiendo en pedagogía, era cómo reaccionan los niños a diferentes situaciones y a las nuevas experiencias, pero le sorprendía que el temperamental muchacho tuviera tan poca experiencia social que su nivel de comunicación se podía comparar al de un niño de 7 años que no sabe iniciar conversación. Quizás era un genio en todos los ámbitos menos en el sociable, en que estaba muy atrasado.

Entonces para no seguir incomodándole, Eijirou aparto su mano lentamente.

Katsuki reacciono y se puso más rojo de lo que ya estaba.

-¡Serás idiota! ¡Muérete!- atino a gritar mientras recogía sus cosas y se iba del lugar a pasos fuertes, sin darse cuenta que dejo su cuaderno de química orgánica abandonado.

El de pelos rojos al verlo sé que pasmado, era abrir ese cuaderno y en la primera página estará el nombre del chico con el que habla todos los lunes. Es su oportunidad.

Agarro el cuaderno, pero antes de abrirlo se golpeó mentalmente.

-Prometiste que cuando mejoraras él te lo dirá, no rompas tu promesa, eso es poco masculino- se susurró. El estudiante de química ya se había ido por lo que lo guardo para así entregárselo en lunes siguiente –Me pregunto si vendrá luego a pedirlo de vuelta-.

Y con el pensamiento de poder ver al rubio en otro día que no fuera lunes, se alegró, agarro el balón y fue a la cafetería donde de seguro sus amigos lo estaban esperando. Al entrar en el lugar los vio a todos sentados en una mesa.

-¡Chicos! Perdón por detener el juego- se disculpó sentándose.

-Pasa todos los lunes desde que conocemos al gato gruñón ese, hace tiempo no acostumbramos así que ya deja de disculparte- respondió Kaminari, ese joven estudiaba una carrera totalmente diferente, lo conocieron en una fiesta que hizo la facultad para los nuevos ingresados, nadie entendía como un chico tan tonto podía haber sido lo suficientemente inteligente para entrar a esa universidad.

-¿De verdad está bien? No quiero que se molesten conmigo-.

-¡Esta bien Kirishima, la verdad, desde que lo conocemos te has vuelto mucho más animado en los entrenamientos!- comento esta vez Tetsutestu, que estudiaba lo mismo que el pelirrojo.

Uraraka asintió ante lo dicho por el de cabellos grises.

-¡Debo mejorar, tengo que hacer que mi bro me enseñe química!-.

-¿Seguro que es solo por eso?- pregunto Todoroki comiendo soba frío.

Kirishima no comprendió a lo que se quiso referir el de ojos hetero cromáticos mostrando su genuina confusión levantando una ceja y ladeando y cabeza hacia al lado como un perro.

Shoto volvió a hablar.

-Yo creo que te gusta-.

Todos se impactaron ante lo dicho por el de clase alta y por lo directo que era. El de ojos rojos quedo pensativo.

-Umm... claro que me gusta ¡Todos ustedes me gustan, son mis amigos!- dijo sonriente –Si no me gustaran, no serían mis amigos ¿No?-.

La lógica tan sincera alivio a unos e incómodo a otros.

Llego el martes.

Finalizando las clases fueron al hogar de Ashido que quedaba algo lejos y tenían que tomar tren.

Bakugou juraba que iba a explotar en cualquier momento, los otros tres conversaban sin parar, animadamente preguntando qué harían en el tiempo libre. Katsuki estaba ahí para estudiar, no para hacer juegos tontos.

Midoriya al ver la cara que irradia ira pura en el rubio, decidió decir algo.

-Lo mejor sería avanzar en el trabajo y después al terminar cada uno decide quien se devuelve a su casa o se queda para jugar ¿No creen?- propuso temeroso.

-¿Ehh? ¡Pero si eso pasara, Katsuki se va a ir apenas terminemos!- se quejó Mina que al parecer quería pasar tiempo con el ser humano más temperamental del mundo.

-¿¡Y que si me voy rápido!? ¡No quiero pasar tiempo con ustedes, grupo de inútiles!-.

La gente del tren miro raro al chico malhumorado.

-Nosotros también te queremos Bakugou- hablo Jirou burlándose.

Y así las dos chicas siguieron jugando con la paciencia del de ojos rojos mientras Izuku miraba con miedo.

Al llegar a su destino se sorprendieron del gran departamento que tenía la de cabellos rosas, un salón gigante, una cocina en que fácilmente podían caber 6 personas y supusieron que las habitaciones eran parecidas.

-¡Wow! ¿¡Como pudiste conseguir este tipo de departamento en Tokio!?- pregunto emocionado el de cabellos verdes.

-Es un secreto- dijo la dueña de hogar con una sonrisa –Solo diré que estoy viviendo con un chico ¡Y no, no es mi novio por si preguntan y piensan que han perdido las oportunidades de conquistarme!- bromeo invitándolos a sentarse en la sala de estar, donde acomodaron todas sus cosas en una mesa baja para luego sentarse en el suelo.

Ashido saco su computadora portátil mientras los demás buscaban información en sus celulares, el internet era buenísimo así que no hubo dificultades. Y como Bakugou y Midoriya eran muy aplicados, avanzaron más de lo pensado en solo tres horas, y el trabajo que debían terminarlo en una semana a ese ritmo lo terminarían en solo 3 días, las chicas del grupo se sentían afortunadas.

Hasta que en un momento se escucharon el choque de llaves y la puerta principal se abrió.

-¡Estoy en casa!- saludo el recién llegado.

El ojos rubíes se tenso levemente al reconocer aquella voz.

-¡Bienvenido!- devolvió la de ojos anaranjados levantándose para presentarlo.

-¡Kirishima! ¿Te dije que hoy traería a unos amigos no? ¡Preséntate!- lo arrastraba hasta la sala, y el pelirrojo al ver a Katsuki no sabía si se sentía feliz o incómodo.

-Ehh ¡Mucho gusto, soy Kirishima Eijirou!-.

Antes de que casa uno se presentara por sí mismo, la morena hablo por si misma.

-¡La chica con apariencia rockera es Jirou, el que no para de temblar es Midoriya, y el gruño es-

-¡Ahhhhh, estoy cansado y debo ir a dejar mis cosas. Con permiso!- grito el de cicatriz en el ojo marchándose rápidamente, no merecía escuchar el nombre del otro aún. Pero al menos ya sabía que estaba estudiando química.

Mina quedo confundida ante la reacción de su amigo, normalmente era muy sociable y se quedaba para conversar, después le preguntaría.

-Bueno, eso fue extraño ¡Pero sigamos!-.

Mientras Kirishima estaba en su cuarto avergonzado por su actuación, recordó el cuaderno de química orgánica que el otro había olvidado, lo mejor sería pasárselo pronto.

Agarro el cuaderno y se dirigió nuevamente al grupo, que cuando le vieron el sonrió ampliamente.

-El otro día olvidaste tu cuaderno en el patio- empezó a hablar dejando dicho objeto al frente de Katsuki, quien se sorprendió de por fin saber dónde había estado esa maldita cosa.

Sin nada más que decir, se devolvió a su habitación.

-¿Ya se conocían?- pregunto la de cabellos rosas.

-¿¡Y a ti porque te importaría eso chicle andante!?- grito Bakugou rechinando los dientes

-¡Porque ambos son mis amigos!- debatió con una sonrisa .

-¡Y una mierda con que soy tu amigo!-.

.¡Ni modo, le preguntare a Kirishima después!- concluyo siguiendo el trabajo, los que estaban callados solo habían ignorado el griterío y continuaban lo suyo.

-Oye inútil- llamo el rubio asustando a Midoriya.

-¿Qué pasa?-.

-Necesito tu nombre para escribirlo en mi parte del trabajo-.

-¡Claro! Emmm- estaba tan nervioso que sentía que se le olvido su mismo nombre. Así que como solución agarro su cuaderno y le mostró la primera página donde tenía escrito lo pedido.

El de piel blanquecina se burló internamente de la reacción del chico y anotó, descubriendo algo en los kanjis.

-¿Deku?- pregunto de la nada.

-¿¡Deku!? ¡No, es Izuku!- exclamo incrédulo el de pecas.

-Los últimos kanjis pueden leerse como Deku, Deku es una persona que no hace nada bien, te queda- reía.

-Yo creo que suena lindo ignorando el significado- intento animar Ashido, sabiendo que desde ahora en adelante el chico explosivo solo le llamaría de esa forma.

Midoriya solo se quedó en silencio aceptando su nuevo apodo.

Paso el tiempo y obtuvieron la segunda mejor nota siendo superados por el grupo de Yaoyorozu, pronto venían los exámenes, pero los mejores diez del curso podían librarse de ellos así que Bakugou podía ausentarse esos días y no le podrían inasistencia.

Camie había podido ir sin problemas a la universidad gracias a Inasa, y cada día se le iba yendo el miedo a la calle.

Pronto iniciarían las vacaciones de invierno y tenía planeado pasársela dormido, no le gustaba el frío para nada. Pero lastimosamente las celebridades más conocidas del mundo pasaban es esa época; Navidad y Año Nuevo.

Le desagradaba que aquellas festividades ocurrían en la estación más fría del año en Japón, no era como los países al sur del globo que celebraban la navidad con grandes olas de calor, si, la navidad deseada era una con ambiente de najas temperaturas, nieve, chocolate caliente y un gran buffet en el hogar. Pero joder, el odiaba todo eso, quiere una navidad con calor, comiendo helado, y yendo a la playa.

La navidad universalmente se pasaba en familia, pero como a Japón le gusta joder con las tradiciones y ser diferente, lo tiene como una fecha para estar en parejas, por lo que Tokio estaba floreciendo en romance y alguno que otro buscaba pareja para pasar la navidad con esa persona, como Camie.

-¿Entonces te conseguiste novio que solo durara la navidad y año nuevo?- pregunto sin creérselo el estudiante de química.

-Exacto, desde que lo conozco hacemos eso todas las navidades. Él no quiere estar solo y yo tampoco, es una amistad con derechos- explico ella como si nada.

-¿Y no has pensado durar mucho más con el entonces?-.

-Claro que no, sabes que me gusta ser libre, y a él también le gusta coquetear con todo el mundo, que seamos pareja de forma indefinida solo nos aburriría-.

-Menuda cantidad de amigos extraños tienes-.

-Somos todos artistas ¿Qué esperabas? Y por cierto ¿Tú que harás en navidad?-.

-Pensaba ir donde mi familia, pero los pasajes subieron de precio por las fechas y ellos recibieron mucho trabajo, así que la pasare solo-.

-¿Estás seguro? Puedo invitarte a una fiesta que hará mi universidad-.

-¿Crees que me importa esa basura? No me gusta el frió, no quiero salir, me quedare encerrado en casa- sentenció de mal humor.

-Okeey-.

Y tal como planeo, no hizo nada, Ashido le invito a otra fiesta pero él se negó a todo, y a pesar de andar más gruñón de lo normal, Camie le dio de regalo de navidad una bicicleta, cosa que lo animo bastante porque aún no había ahorrado lo suficiente para comprarse una, y se sintió un poco mal de no tenerle nada especial a la chica pero lo pago cocinándole su comida favorita.

Y así después de celebrar año nuevo,  en el mes de Marzo comenzó su tercer semestre en la universidad.

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