Maya

Tiempo. Necesita tiempo, y lo entiendo. Que de repente descubras que tu novia es una de las figuras más conocidas del país y que te lo haya estado ocultando sabiendo que tú también lo eres, debe de joder. Mucho.
¿Pero que querías que hiciera?
Nadie podía y ni puede saber quién somos. Es mejor seguir así.

–¡Buenos días!–aparece Sam sonriendo como siempre.–Uy, ¿y esa cara de no haber dormido nada?

–Jesús lo sabe.–suspiro removiendo la leche con la cuchara.

–¿Exactamente el que?–me mira dudosa.

–Quienes somos.–contesto sin cambiar la expresión de la cara.

–¿Qué...?–me mira bastante sorprendida.–¿Porqué?

–No podía seguir ocultándoselo.–le digo dándole un sorbo a la leche.–Ya puedes imaginarte como se lo ha tomado.

–Pero...buff.–suspira sentándose a mi lado.–¿Y que vas a hacer ahora?

–Darle el tiempo que me ha pedido,supongo.—la miro rápidamente a los ojos.

–¿Así de fácil?–me mira enarcando las cejas.–Maya, no puedes dejar que se vaya así sin más.

–¿Y que quieres que haga?–apoyo mi cabeza en mi mano.–No quiere ni hablarme.

–No sé, demuéstrale que quieres intentarlo con el de verdad.–dice como si fuera lo más fácil del mundo.–Y si no quiere hablar contigo, escríbeselo.

–No quiero arriesgarme a que me bloquee.

–Pues...–se queda pensativa.–Vamos a empezar poco a poco.–saca su móvil y lo trastea varios segundos.–Toma, os saque esta foto cuando celebremos nuestro cumpleaños. Súbela y ponle alguna frase bonita.

–Yo...–doy un fuerte suspiro.–Está bien.

La edito sin ganas y la subo esperando que al menos se digne a leerla. La verdad es que la foto me gusta, no se nota que es él y así no se liara más con sus celosas fans.

@MayaMorgan_: En esos ojos donde te sientes como en casa es difícil alejarse❄️👫

–Ya está.–celebro viendo como Sam muerde un cruasán.–Oye, ¿y no te preocupa que se lo diga a Dani?

–No.–se encoge de hombros.–De momento no se lo ha dicho, porque esta hablándome genial.–se queda pensativa.–Le voy a decir que venga y se lo cuento, pero no sé si estoy preparada.

–Creo que jamás se está preparada para algo así.

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Jesús

–Jesús.–aparece Dani en mi habitación.–¿Me dejas tu sudadera azul?–dice abriendo mi armario.–Me voy a casa de las mellizas.

–¿Vas a ver a San?–dudo levantando la vista para verlo asentir.–¿Y a Maya?

–Supongo.–se encoge de hombros.

–¿Puedes ver cómo está?–dudo intentando ocultar mi nerviosismo.

–¿Y porque no vienes conmigo y lo compruebas?–me mira.–Llevas día días sin salir de la cama, no me trago que estés malo.

–Pero....–suspiro.–Está bien.

Me quito el pijama rápidamente y me visto lo más cómodo que puedo. La verdad es que no sé exactamente a qué voy, porque soy yo el que está decepcionado, pero entiendo que no sea ella la que venga cuando le exigí tiempo. Y a demás, con la foto tan guapa que ha subido a su Instagram, creo que no quiere dejarme ir.

–¿Tienes idea de lo que me tiene que contar Sam?–duda.–Parecía algo preocupada.

–Si, se lo que es.–le aseguro y me mira frunciendo el ceño.–Y es mejor que tengas la mente abierta.

–Yo...

–Ya hemos llegado.–suspiró tocando al timbre.

Como era de esperar, Sam abre la puerta y nos sonríe a ambos, aunque hoy su sonrisa está apagada. Me mira bastante sorprendida y segundos después nos deja pasar.

–Maya esta en el ático.–me dice y asiento.

He subido muchas veces a ese ático, y jamás he sido lo suficiente listo para averiguar qué el piano de cola no era de su madre, ni que los armarios prohibidos solo estaban llenos de sus secretos. Pero hoy lo sé, y quizás eso es lo que valga.

Cuando estoy en la puerta oigo el piano, y sin hacer mucho ruido, abro la puerta para escuchar cómo empieza a cantar una canción. Y puedo decir de nuevo, que tiene la voz más increíble que he escuchado nunca.

[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]

Siento como poco a poco los pelos se me ponen de punta y las lágrimas que tenía contenidas en mis ojos amenazan con salir. Como le está pasando ahora, miles de lágrimas resbalan por sus ojos pero ni eso hace que desentone ni un poco. Su voz, su tonalidad, todo es perfecta, ella en si lo es.

Se gira poco a poco al verme absorber por la nariz y me quedo petrificando mirándola. Tiene los ojos rojos, y me mira de una manera que me parte el corazón.

–Hola.–susurro consiguiendo que trague saliva.

–Hola.–susurra acercándose a mi dudosamente.–No me pidas que te de más tiempo porque te juro que me muero.

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Sé que es corto pero no tengo casi tiempo y quería publicar algo en esta novela. Porque hace mil que no publico capítulo.
De todas formas espero que os guste, os quiero.