Capitulo 30:

Narrador omnisciente...

La chica se levanta la manga y ve una gran mancha de sangre en su antebrazo. Intenta ponerse de pie pero se siente demasiado débil y mareada para eso. Su novio se da cuenta de que, pese a la escasa luz de luna, ella está mucho más pálida de lo normal.

- ¿Estás bien? –Le pregunta preocupado.

Ella niega con la cabeza.

- ¿Qué te pasa?

- La muñeca –Susurra casi sin fuerzas.

El chico, al ver la gran mancha de sangre, la coge en brazos como a una princesa y vuela todo lo rápido que puede hasta llegar a su casa.

- Aguanta, mi niña. –Susurra mientras ve como ella llora del dolor.

Nada más entrar en casa, el moreno deja a la chica tumbada en su cama y se quita la camiseta, ya manchada de sangre de ella. Aprieta con ella la herida para evitar que siga sangrando y susurrándole palabras de amor a la chica.

El chico rubio entra en la habitación corriendo.

- Dani, coge el botiquín que está en el baño. –Le dice el moreno.

Grandes lágrimas resbalan por las mejillas de ella a causa del dolor, siente como si miles de cuchillas afiladas la atravesaran. Dani vuelve con el botiquín e intenta curarle la herida pero por más que lo hace, no deja de sangrar más y más.

A este paso a la chica solo le quedan un par de horas de vida antes de morir desangrada. Esto no parece ser una simple herida, esto es algo mucho más peligroso y letal. Un ataque directo desde la sede los ángeles.

- Deberíamos llevarla a un hospital. –Exclama el rubio casi tan preocupado como su amigo.

- Y cuando nos pregunten qué ha pasado, ¿qué decimos? –Responde el moreno.

De pronto, se levanta de al lado de la cama donde estaba sentado y empieza a rebuscar algo en el primer cajón la mesilla. Busca el objeto que quizás pueda ser su última esperanza. Saca un collar de cuero con una D de un extraño metal muy frio al tacto.

Lo coloca sobre el cuello y la chica y poco a poco el torrente de sangre va disminuyendo. Dani se va para dejarles más intimidad y, con toda la suavidad del mundo, David le cura la herida a Aaroa. Le venda la muñeca para que no se le infecte la herida. Le quita la ropa manchada de sangre a su novia y le pone el pijama. Besa con cariño la frente de la chica que se ha quedado dormida. La arropa, se pone una camiseta y sale de la habitación.

En el salón está Daniel con el móvil. Sonríe a la pantalla por la conversación que está teniendo.

- Dani. –Intenta llamar la atención del chico que lo ignora.– Dani. –Vuelve a llamarlo con el mismo éxito de la anterior vez.– Dani. –Grita más fuera.

- Tampoco hace falta que grites. –Le responde el rubio sin apartar la mirada de su Smartphone.

- Me tengo que ir, cuida a Aaroa.

- ¿Dónde vas?

- A un sitio, cuando vuelva, te cuento.

Antes de que Dani pueda responder su amigo desaparecer en una nube de humo negro.

Vuelve a aparecer entre paredes de piedra negras. Abre las puertas de madera oscura y cruza a grandes zancadas una gran sala. En el fondo hay un hombre sentado en un trono. David se arrodilla ante él.

- Padre. –Dice a modo de saludo.

- David, hacía mucho que no te veía.

- Necesito que me ayudes con algo.

- Lo he supuesto, no es lo tuyo venir de visita desinteresadamente.

Narra Aaroa

Otra vez la una pesadilla, la misma que se repite todas las noche. Abro los ojos y veo que estoy sola en la cama.

Me doy cuenta de que tengo un collar que antes no estaba. Rozo con los dedos el colgante y está tan frío que me quema. Aparto la mano y tengo una venda en mi muñeca derecha, desde la mitad del cúbito hasta la altura de la mano inmovilizándola.

Me incorporo con cuidado pues me sigue doliendo, aunque ya no tanto, la muñeca y en suelo, junto a mi cama, hay un colchón. En él está David, dormido. Su respiración pausada y tranquila le delata. Me tumbo en el borde de mi cama mirándole y estiro mi mano izquierda, la que no tiene la venda, hasta llegar a acariciarle. Él se remueve entre las sabanas de su cama y yo retiro la mano. No quiero que se despierte por mi culpa.

Me levanto con cuidado y me asomo a la ventana. El cielo está completamente oscuro, el reloj de la mesilla marca las 3: 58. Salgo de la habitación con cuidado y bajo a la cocina.

Saco la leche de la nevera, me sirvo una taza y la caliento para hacerme un colacao, se me ha quitado el sueño aunque todavía me siento débil.

No enciendo la luz para no molestar a los chicos. Disuelvo los polvos y me siento en la encimera. Oigo ruido en la planta de arriba y veo a David y Dani bajar las escaleras corriendo.

- ¿Qué pasa?

Dani se para en seco y me mira fijamente. A continuación, mira a David fulminándolo con la mirada.

Dani: No te pego porque tengo mucho sueño.

Gira sobre sus talones y se vuelve a su habitación. Yo sigo tomándome mi colacao calentito en silencio. Cuando acabo, dejo la taza en el fregadero y nos volvemos nosotros también a la cama.

Cuando me despierto el sol ya está muy alto. Miro la hora y son las doce. Salgo de la habitación. La casa entera está tan silenciosa que da miedo. En el pasillo no hay señales de vida de los chicos.

Voy a la planta de abajo y veo a un chico joven completamente vestido de blanco y con unas alas albinas. Con una pistola del mismo color. Me apunta con ella y yo me paralizo por el miedo. Miro a mí alrededor y veo a David y Dani en el suelo. Han corrido la suerte que yo correré en pocos minutos.

Intento correr a cualquier sitio pero siento como mi cuerpo pesara varias toneladas. Oigo el sonido de un disparo y caigo al suelo. No siento dolor, solo como si alguien me zarandeara.

Abro los ojos y veo a Dani, sano y salvo, sentado en mi cama. Me levanto como puedo y le abrazo con fuerza. Escondo la cara en su cuello y lloro. El simplemente se dedica a abrazarme y hacer círculos en mi espalda. Cuando ya consigo calmarme, me separo de él y le pido que salga de la habitación para poder vestirme.

Dani: Si necesitas ayuda para algo, avísame.

Me visto con una camisa roja y negra de cuadros y unos vaquero negros. Me abrocho como puedo los botones y me siento en la cama para intentar cepillarme el pelo.

Es más difícil de lo que parece y le pido a Dani que entre para ayudarme. Se sienta como un indio en la cama y me pide que me siente delante de él. Me peina con cuidado y recoge mi pelo en una trenza. Me pide que me gire y me peina el flequillo echándolo un poco para el lado y de ese modo no me tape los ojos.

Poco a poco nos acercamos y nuestros labios se tocan, apenas un roce. Me levanto corriendo de la cama y salgo de casa internándome en el bosque. Me siento culpable, no debería de haber besado a Dani pero por otro lado el beso me ha gustado. Me siento confundida David me gusta y le quiero, pero a Dani también le quiero no sé si del mismo modo que a David o más como quiero a Carlos.

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Hola, hola. En proximo capitulo sabremos que trama David. BuajajaJAJAJAJAJAJA *tose* *se afixia* *muere*

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