Capítulo 19: Fly me to another place


- Tienes mucho que contarme. Lo primero porqué me besaste.


Dani: Pues verás... - Se rasca la nuca, parece nervios - Porque no sabía si estaba enamorado de ti.


¿Qué?


Estás ligando ahora más que en el resto de tu vida junta.


¿Tú sabes la que se pude liar?


Oh, qué bonito, se van a pelear por ti.


Cállate, que le puede decir a los de arriba que estoy con David y, si eso pasa, apaga y vamos.


- Explícame que me he perdido.


Dani: Que no sabía si lo que siento por ti era amistad o lo estaba mezclando con el amor.


- ¿Y te has aclarado?


Dani: Si, para mí tú solo eres mi mejor amiga y además me gusta una chica.


- ¿Conozco a esa chica?


Dani: Puede ser. Tal vez te lo diga más adelante.


Nos abrazamos y veo a David entrar en el salón con sólo unos pantalones de chándal puestos y el pelo mojado cayéndole por la frente.


David: Aaroa... Hola, Dani.


Dani: ¿He interrumpido algo?


David: Puede que un poco.


Dani: En ese caso, me voy para que volváis a estar solos.


Dani me da un sonoro beso en la mejilla y dice mirándome sobre todo a mí:


Dani: Tener cuidado con lo que hagáis.


- Que sí, te quiero Danielo.


Dani: Y yo a ti, Aaroita.


Se despide de David y se va dejándonos a los dos solos. David me mira frunciendo el ceño y le digo:


- ¿Qué pasa?


Ignora mi comentario y dice:


David: Vamos a pedir esas pizzas que querías.


Por su tono de voz sé que está molesto.


- Mira si te vas a poner celoso te coges la puerta o la ventana o lo que te dé la gana y te vas. Estoy ya hasta la narices de que Dani y tú o miréis como si estuvierais esperando que el otro de un paso en falso para montar la Tercera Guerra Mundial. -David baja su mirada al suelo- No me parece bien que le hayas echado. Estábamos hablando tranquilamente, no molestaba. Asique si quieres te vas y cuando tu humos se hayan calmado, hablamos. Además, no tienes por qué estar celoso, Dani y yo solo somos mejores amigos y mi me gustas TÚ, que te entre en esa cabeza.


David sonríe levemente y levanta la mirada que estaba fija en el suelo.


David: ¿De verdad que solo te gusto yo?


- De verdad. A pesar de ser tan tonto...


David: Pero soy TU tonto.


Une mis labios con los suyos y, al separarnos, besa mi nariz. Cenamos entre tonterías y besos y tras recoger los platos, me voy a mi cuarto al ponerme el pijama. Vuelvo al salón


David: Tengo un plan para esta noche.


- Creo que me lo estoy imaginando.


Levanto una ceja y David se ríe:


David: No es lo que estás pensando, que luego dices que el pervertido soy yo.


- ¿Entonces qué plan tienes?


David: Es una sorpresa.


- Jo, venga, dímelo.


David: Si te lo digo no es una sorpresa. Vístete que tenemos que salir


- ¿Y me lo dice ahora que ya estoy en pijama?


David: No te quejes tanto.


-Tonto -le saco la lengua.


David: Que manía con llamarme tonto.

Me voy a mi cuarto y saco del armario unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes. Me los pongo y vuelvo al salón. Le pregunto a David, que ya se ha puesto una camiseta:


- ¿Estoy así bien?


David: Perfecta.


Salimos de mi casa y vamos andando cogidos de la mano.


- ¿Dónde vamos?


David: Es una sorpresa.


- Jo, venga dímelo.


Vamos paseando por Madrid y veo que nos paramos junto a un edificio bastante alto. Entramos y subimos hasta la terraza del edificio.


David: No te asustes, ¿vale?


- Vale.


David despliega las alas y veo que, contrariamente de cómo me las han descrito siempre, las alas de los demonios no son como las de los murciélagos, sino que son como las de un águila pero de plumas negras tan oscuras que parecen hechas de oscuridad. Rozo una de las alas con la yema de los dedos y noto que son muy suaves al tacto.


David: Te toca.


Despliego mis alas y son como las de David pero de color blanco y parecen hechas de luz. David entrelaza sus dedos con los míos y dice:


David: ¿Confías en mí?


- Sí.


David: Pues corre hacia el borde y, cuando te diga, salta.


- ¿Qué? Nos vamos a caer.


David: Confía en mí, nunca te dejaría caer.


Cierro los ojos unos segundos, los abro y entrelazo mi mano con la de David.


- Allá vamos.


Corremos de la mano hasta el borde y justo cuando el siguiente paso en el vacío David grita:


David: Ahora.


Salto y cierro los ojos. Tras unos segundos en los que no siento que caiga, los abro y veo que, en efecto, estoy volando.


Por mucho que tenga alas, nunca me dijeron que pudiera volar ni mucho menos me enseñaron como. Miro a mi lado y esta David, sonriendo. Unos minutos después, descendemos hasta la azotea de un edificio. Mis pies tocan el suelo y David me pregunta:


David: ¿Qué tal la experiencia?


- Wow.


David: ¿Nunca antes habías volado?


- No, es... Wow.


David: Eso ya lo has dicho antes, ¿te apetece ir a otro sitio más?


- Claro.


Volvemos a correr en dirección al borde de la azotea y saltamos, volamos de la mano esquivando los edificios de Madrid hasta otra terraza que está bastante más lejos que la anterior.


David: Ahora no hagas ruido.


David se acerca a una puerta que hay en la terraza y le lanza un encantamiento que la abre enseguida. David hace desaparecer sus alas y yo lo imito. Antes de entrar le susurro a David:


- Me estas mal influenciando.


David: Pero si soy más bueno que el pan.


- Estar bueno no significa serlo.


David: Hay que apuntar la fecha en el calendario, la señorita ha admitido que estoy bueno.


Nos reímos los dos y digo


- Venga entra.


Entramos y tras bajar varias plantas, veo cual es el sitio al que me ha traído David, una pista de patinaje sobre hielo.


David: ¿Te hace patinar un rato?


- Pues claro.


David se va un momento quedándome sola y vuelve con dos pares de patines. Nos sentamos los dos en las gradas y David me ayuda a atármelos. Entramos en la pista y David me agarra por la cintura para que no me caiga. Patinamos un rato abrazados y nos acercamos a las vallas que rodea las pista de hielo.


David: Prueba ahora tu sola.


David me suelta y empiezo a patinar yo sola cogiendo una gran velocidad. Cuando ya voy lo suficientemente deprisa, salto y hago una pirueta en el aire. Me encanta patinar y de pequeña aprendí bastante saltos y trucos.


Aterrizo de salto y sigo patinando marcha atrás. Le doy una vuelta completa a la pista y al pasar junto a David, él coge velocidad y me agarra las manos de manera que él va patinando hacia delante y yo hacia atrás.


David: No sabía que supieras patinar.


- Hay muchas cosas de mí que no sabes.


David: ¿Como por ejemplo?


- Que se patinar.


David: ¿Algo más?


- Vas a tener que descubrirlo.


David une mis labios con los suyos y yo cierro los ojos, poco a poco nos vamos frenando. Noto que las manos de David van de estar entrelazadas con las mías, a abrazar mi cintura, una de mis manos va a la mejilla de David, y la otra se cuela por el interior de su camiseta y hace círculos en la parte baja de su espalda.


Nos separamos para coger aire y David se vuelve a lanzar a mis labios, muerde mi labio inferior pidiendo permiso para entrar en mi boca y yo se lo concedo. En nuestras bocas comienza una lucha de lenguas. Tras unos minutos más besándonos, no separamos y David apoya su frente en la mía.


David: Me va a encantar descubrirlo.


- Y a mí que lo hagas.


David: ¿Vamos a otro sitio o volvemos a casa?


Le doy un corto beso y respondo:


- Vamos a que descubras más cosas de mí.


Nos quitamos los patines y volvemos a la terraza del edificio, David cierra la puerta tras nosotros dos quedándola como si nadie hubiera entrado por ella esta noche. Se ha puesto a llover bastante, no está la noche como para ir a ningún sitio.


- Deberíamos volver a casa


David: ¿A tu casa o a la mía?


- La que esté más cerca.


David: La mía.


Bajamos a la calle y vamos corriendo. Esta lloviendo y si llueve se nos mojan las alas y no podemos volar. Llegamos a la puerta de su casa y David busca las llaves en sus bolsillos pero nos las encuentra.


- ¿Buscabas esto?


Levanta la vista y yo sostengo en mi mano sus llaves.


- Tienes que estar más atento, si no te pueden robar.


David: Dámelas.


- No.


Escondo mi mano detrás de mi espalda y me alejo de él para que no las coja. Consigo estar junto a la puerta y abro yo la puerta. Entramos y está todo en silencio, lo normal a las cuatro de la mañana.


David: ¿Vemos una peli? -susurra.


- ¿Ahora te apetece ver una peli? Yo estoy que me muero de sueño. -respondo en su mismo tono.


Vamos por el pasillo hasta el cuarto de David, me tiende la camiseta que anoche usé de pijama. Mientras él se desviste, yo salgo de la habitación y voy a la cocina a por un vaso de agua. Paso por delante del cuarto de Blas y la puerta estás entreabierta.


Voy a cerrarla y veo que hay ropa tirada por el suelo y dos persona acostadas en la cama. Normal, teniendo en cuenta que Blas tiene pareja y habrán tenido una noche movidita si se supone que David no iba a venir. Lo que me sorprende es la persona que comparte cama con él.

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Chan, chan, chaaaaaan.

No, no he muerto, solo estaba de exámenes que peor. Pero ya estoy de vuelta y estoy trabajando en nuevos capítulos. ¿Qué os parece este capitulo tan de fantasía? ¿Os gustaría que hubiera más asi? ¿Quién creéis que está en la cama de Blas?

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