Capítulo Dos.

El despertador personal de Thomas (conocido como Ki Hong) le despierta a la mañana siguiente a las ocho de la mañana, con gritos y golpes un una sartén. El chico se cae de su litera y se rasca la cabeza con pesadez.

- Tom, tocamos en unas horas y hay ensayo antes, ya es hora de que te duches y hagas algo con ese mal olor que arrastras contigo desde ayer. – El rubio, al recordar el día en el que está y lo que va a pasar hoy, se levanta bruscamente y busca su móvil, pero luego se para de repente.

- Espera, ¿ayer olía mal? – Pregunta oliendo disimuladamente su sobaco, a lo que su amigo hace una mueca de disgusto.

- Pregúntale al chico con el que estuviste tan ocupado, seguro que lo notó. – Se ríe el asiático.

- Para tu información, solo quiero demostrarle a Dylan que somos una banda genial. No le gusta nuestra música. – Bufa removiendo sus sábanas en busca del teléfono. Una vez lo encuentra lo primero que hace es mandarle un mensaje a Dylan.

Tommy: ¿Listo para el mejor concierto de tu vida?

- No me extraña. – Dice con burla Ki y Thomas rueda los ojos. – Últimamente es una mierda. Aunque ayer, cuando me desperté para ir al baño te vi bastante ocupado escribiendo... ¿No será que ese chico te ha dado inspiración? – Le pregunta y se bebe un trago de su café. El rubio le contesta poniendo los ojos en blanco.

- Lo que sea, me voy a duchar.

Dicho esto, el chico entra al baño, y se queda mirándose en el espejo. Había sido un chico bastante inseguro en la secundaria, pero eso había quedado en el pasado. Aun así, se gustaba a sí mismo, y eso era importante, pero, por alguna razón que desconoce, desde ayer eso le era insuficiente. Quería gustarle al castaño. Que le gustara su música, pero también que acariciara su pelo y admitiera que no tenía razón. Así que se pone manos a la obra. Entra a la ducha, se pone un poco de exfoliante de coco por todo el cuerpo, luego un champú hidratante con olor a algodón de azúcar, uno de sus dulces favoritos, unos minutos después se quita el exfoliante sintiendo su piel más suave, se enjabona bien y coge otro acondicionador que repara las puntas abiertas, para, por último, usar su mascarilla favorita de la misma gama que el champú, haciendo así que el chico huela a vainilla y algodón de azúcar. Pero siente que cuando sale, el olor es demasiado... Infantil. A lo mejor Dylan prefiere los olores fuertes y varoniles. Por eso, se echa un poco de Calvin Klein Eternity. Sonríe satisfecho y se viste dejando que su pelo se seque al aire libre, para que luego se vea despeinado pero bonito.

Sale del cuarto de baño y se sienta en el sofá del bus junto con Will y Dexter, para esperar a que su otro amigo se duche y el autocar les deje al fin en el lugar donde van a dar el concierto para ensayar un poco. Repasa la canción que ha escrito y se la da a sus amigos para que se la aprendan, a lo que ellos reaccionan un poco mal.

- ¿Cómo pretendes que nos aprendamos una canción en tan poco tiempo?

- Chicos, por favor, es importante... Es para convencer a un chico de que sí sabemos tocar y cantar, ¿vale? ¿Me hacéis ese favor? – Pregunta poniendo un puchero a lo que ambos bufan y ponen los ojos en blanco.

- Hay miles de personas a las que no les gusta nuestra música, puede que simplemente no le vaya el rollo pop-rock. – Se encoge de hombros Will.

- Por favooor. – Suplica de rodillas agarrado a la pierna de su amigo alargando la 'o'.

- ¡Está bien, está bien! – Levanta las manos rendido y Thomas pega unos saltitos en el sitio de la felicidad. – Aun así no entiendo que tiene de especial ese chi... Espera. Ya lo entiendo. – Se ríe y mira a Dex, que lo está mirando de la misma forma.

- ¿Qué? ¿Qué pasa chicos? – Los mira confundido el rubio.

- Si tú no te has dado cuenta aún no somos quienes para decirte nada. – Le contesta el moreno cuando por fin Ki sale de la ducha.

- Bueno, ¿qué? ¿Ensayamos o no? – Sonríe el asiático emocionado por hacer lo que más le gusta.

Los cuatro bajan del autobús con cafés y sus respectivos desayunos en las manos, como donuts o cupcakes, Thomas siendo el último de ellos, pero se le olvida el móvil y vuelve a subir rápidamente. Justo cuando va a meterlo en el pantalón, este vibra avisando que tiene una nueva notificación.

Dylan (chico guapo del bar): ¿Voy a ver a Fall Out Boy y no me he enterado?

Thomas sonríe inconscientemente y antes de contestar va a cambiar el nombre del contacto que tiene para su amigo. Duda en como agregarlo, ¿debería ponerle un apodo o algo así? Él le llama Tommy así que supone que no pasa nada porque él le ponga un mote cariñoso... Se regaña mentalmente por ello, ya que está hablando del mismo chico que dijo que su música era basura, que Ki cantaba mucho mejor que él y que su pelo era un estropajo, pero no puede resistirse.

Tommy: No, me vas a ver a mí, que es aún mejor. ;)

Dyl: No te compares con mi grupo favorito, por favor.

Dylan, al otro lado de la línea, se estaba mordiendo el labio por la mentira tan gorda que acababa de soltar. Era obvio que le encantaba Fall Out Boy, tanto como Paramore u otros mil grupos existentes, pero el grupo de Thomas le gustaba a otro nivel. Conoce todas sus canciones de principio a fin, ha visto todas sus entrevistas, les ha visto en vivo más de diez veces en más de diez ciudades distintas, oh, y por otro lado estaba el hecho de que cree que se había enamorado de Thomas, pero, ¿no puede ser amor, no? Es decir, no le conoce bien... Aún. De todas maneras, Dylan se sentía muy cercano a quien llamaba su ídolo por el simple hecho de prestarle mucha atención a todas sus redes sociales y a todas sus entrevistas. Le parece increíble su personalidad, lo atento que es, su simpatía y empatía hacia las demás personas, y lo que más adora, definitivamente es su amor por los perros. Está deseando hacerse más amigo suyo y llevarlo a la perrera donde trabaja.

Tommy: ¿Fall Out Boy es tu grupo favorito? Y yo que pensaba que porque no te gustáramos nosotros significaba que no tenías buen oído para la música... Por lo visto me equivocaba.

Dyl: ¿Cuál es el tuyo?

Tommy: Blink-182. Puedo enseñarte el cover que hicimos de una canción suya si quieres... Para ver si así te convenzo de que sí sé cantar.

Dylan quiere gritarle en la cara que lo sabía, que tiene esa canción como tono de alarma por el simple hecho de que él es la voz principal ahí, pero se retiene las ganas con mucha fuerza de voluntad.

Dyl: Ellos también me gustan mucho. Me encantaría quedarme y seguir charlando sobre mi tema favorito, que es la música que me gusta, pero me imagino que tienes que ensayar. No quiero volver a ver un espectáculo como el de ayer.

Tommy: ¡Ugh! Cuando pareces ser un tipo majo tienes que recordarme que no te gusta mi música, ¿por qué lo haces?

Para que sigas intentando convencerme de lo contrario y pasar más tiempo contigo, piensa Dylan.

Dyl: Supongo que me encanta hacerte rabiar. ;)

Tommy: Debo decirte que lo consigues. Bueno, voy al ensayo, me llama Ki. Hasta esta tarde, Dyl.

Dylan tarda un poco de contestar por el hecho de que se le ha caído el móvil y está dando una vuelta alrededor de su apartamento mientras corre como un niño pequeño hacia el árbol con los regalos el día de Navidad y grita como una señora vieja en el supermercado que está discutiendo con otra por el último yogur que queda en la tienda. Una vez recobra la compostura, se aclara la garganta y escribe su respuesta con tranquilidad. No sabe que Kaya no ha parado de mirarlo con los ojos abiertos y las cejas alzadas durante todo su... Espectáculo. Y todo esto solo porque Thomas le había llamado Dyl.

Dyl: Hasta esta tarde, Tommy.

- Dylan, ¿estás bien? – Pregunta Kaya mirando a su amigo con una mueca y una ceja alzada muy confundida, como de costumbre.

Y todo por el simple hecho de que el chico está sudando como si fuera un pollo en un horno, aunque intente que no se note mucho. Están en la fila para entrar al concierto, media hora antes, tal y como prometieron, ya que Kaya también asistirá al backstage por ser una gran amiga de Dexter desde la secundaria. Hay tantísima gente que Dylan cree que hay personas que han venido solamente por escuchar la música desde fuera, ya que sabe que no se han podido vender tantas entradas porque todo estaría más abarrotado de lo que está. Deben esperar a Will, que vendrá de incógnito a por ellos para llevarlos a la zona donde se preparan antes del concierto.

- Sí, claro, ¿por qué no habría de estarlo? Aparte del hecho de que estoy a punto de ver a mi grupo favorito...

- De nuevo. – Le interrumpe su amiga poniendo los ojos en blanco. - ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez?

- No sé, ¿dos meses? – Se encoge de hombros.

Un toque en el hombro interrumpe su conversación y cuando miran de donde viene, se encuentran al otro bajista de la banda con gafas de sol y una sudadera con una capucha puesta. Él mueve la cabeza hacia un lado, y ellos asienten dándole a entender que van a seguirle en esa dirección. Comienzan a andar detrás de él y llegan a una verja que un hombre de traje y gafas oscuras, que piensan que es el guardaespaldas, les abre. Kaya intenta calmar un poco a Dylan y Will se ríe para sí mismo porque está comenzando a entender toda esta situación. Aun así, cuando comienza a pensar, cree que lo mejor sería que lo que sea que tiene su mejor amigo con el castaño no llegara demasiado lejos. Piensa que salir con un fan es demasiado difícil para cualquier cantante o famoso, ¿y sí solo buscan fama? ¿Y sí se cansan de tener que estar con una persona que no puede salir a la calle sin pararse veinte veces a sacarse fotos o firmar autógrafos?

Que se lo digan a él... Pero esa es otra historia.

Dylan, que iba con la cabeza agachada, cuando la sube y nota la mirada de Thomas sobre él, se pone nervioso e, intentando apoyarse contra la pared, hace caer la batería de Dexter a lo que todos ríen menos Thomas y él, que está demasiado ocupado sonrojándose e intentando poner bien de vuelta la batería.

- Espero que estés preparado, porque he escrito para ti la mejor canción que jamás hayas podido escuchar. – Informa el rubio a Dylan y él sonríe con los ojos abiertos como platos.

- ¿Para mí?

- Claro, para demostrarte que no soy un mal músico como tú piensas. – Le contesta con una sonrisa de suficiencia y el castaño suspira con todas sus esperanzas caídas por el suelo. ¿Debería haber seguido el consejo de Kaya y simplemente pedirle su número? Rápidamente agita la cabeza en señal de negación quitándose esos pensamientos de la cabeza, de esa manera él habría pensado que solo se estaba aprovechando de su situación de famoso, y para Dylan, Thomas era algo mucho más que tan solo una celebridad.

Es cierto que realmente no le conocía, que puede que no fuera tal y como se representaba en las entrevistas, pero para Dylan, el bajista lo era todo, y eso lo había conseguido solamente con su personalidad, con su voz angelical y sobretodo con lo que transmitía día a día. En todos los conciertos, Thomas se tomaba un minuto, o bueno, puede que muchos más, para hablar con los fans, para preguntarles qué tal iba su día, para agradecerles todo lo que hacían por ellos, simplemente para demostrarle a Dylan un poco más que se merecía todo su amor.

- Bueno, convénceme entonces. – Le guiña un ojo y le señala con un movimiento de cabeza al hombre que los está llamando para subir al escenario. Se echan una última mirada, los dos sonriendo, antes de que el rubio salga corriendo ante la multitud que lo espera expectante.

Dylan se pasa todo el concierto junto a Kaya, haciendo el mayor esfuerzo del mundo por contenerse de cantar sus canciones favoritas, o de tan solo mover el hombro, pero era tan difícil que se excusó al menos dos o tres veces para ir al baño solamente para poder moverse un poco al ritmo de la música. Su mejor amiga debería pensar que tenía problemas con retener demasiado líquido en la vejiga o algo así. Llega justo a tiempo del baño para cuando Thomas se pone a hablar delante del micrófono.

- Bueno, creo que es hora de que os demos algo de música nueva después de tanto tiempo... Así que aquí va una canción especialmente dedicada para San Francisco, esta maravillosa ciudad, ya que ese es el nombre de esta canción... Esperamos que os guste. – Cuando Thomas dice eso último mira durante tan solo unos segundos al lado derecho del escenario para encontrarse con los ojos de Dylan, que le miran igual de intensamente.

El castaño no puede dejar de preguntarse cómo será la canción, y cuando escucha la voz de Thomas al principio, liderando la música junto con su bajo siente sus piernas flaquear. Es la melodía más maravillosa que ha escuchado jamás, y va dedicada especialmente a él.

Todavía puedo saborearte, como si fuera ayer... Empieza a cantar Thomas y el castaño sabe que esa frase le recordará siempre al rubio. A la noche que para él siempre se sentirá como la anterior, por el simple hecho de que no le gustaría dejarla más en el pasado de lo que ya está, no quiere olvidarla y encerrarla en su cajón de los recuerdos, por mucho que le encantaría tener más recuerdos con su Tommy, pero de eso se ocupará después.

Aferrándome a los recuerdos y no los puedo dejar ir... Pareciera que su amigo le estuviera leyendo la mente con cada frase que canta, y eso le hace sonreír aún más de lo que pensaba que sería posible.

Quiero volver a donde comenzamos, a esa noche de verano, sabes que lo hicimos bien... Quiero volver a San Francisco, a la luz del fuego, sabes que lo hicimos bien... Kaya le dirige una mirada rápida a su mejor amigo y nota que está reteniendo las lágrimas, básicamente porque su mayor sueño se está cumpliendo, y no, no es ver a su banda favorita en vivo, no es estar en el backstage de un concierto, no es que le dediquen una canción...

Es encontrar a esa persona que te llena, a la que hace que tus días se llenen de risas, y eso lo había conseguido con tan solo verle a través de una pantalla, por lo tanto ahora que le tenía en frente no iba a dejarlo escapar, jamás.

En resumen, había encontrado a la persona que le da un propósito. Y aunque dicen que si amas a alguien debes dejarlo libre, a Dylan se le rompería el corazón si hiciera eso. Y por alguna razón, Thomas se siente como si él tampoco quisiera que el chico de ojos café y pelo marrón despeinado, con una actitud un poco demasiado extrovertida y directa le dejara. Pero no lo admitiría. No aún, al menos.

Eso no cambia el hecho de que cuando sale corriendo del escenario sin tan siquiera despedirse de sus fans, cosa nunca antes había hecho y que le duele mucho pero que no puede evitar hacer, llega a Dylan con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¿Qué tal he estado? ¿Te ha gustado la canción? – Pregunta Thomas esperanzado con un brillo especial en sus ojos que solo puede notar el castaño.

Dylan tiene una discusión enorme consigo mismo en ese momento, y eso hace que se muerda el labio inconscientemente, confundiendo al rubio. Y es que, no sabe si mentirle descaradamente y decirle que ha sido horrible y que ha desafinado, tan solo para que él siga intentando convencerle de lo contrario, o contarle la verdad y decirle que ha estado increíble... Suspira rendido, y piensa que, ya que no tiene la certeza de que Thomas seguiría convenciéndole como ha hecho hasta ahora, debe contarle lo que piensa realmente. Quiere contárselo.

- Has estado increíble, Tommy. Puede que tuvieras razón ay... – Intenta terminar la oración Dylan pero el rubio no le deja ya que en cuanto escucha eso le envuelve en un cálido abrazo escondiendo su cara en el pecho del chico.

- Gracias... Realmente me importaba tu opinión, Dyl. – Alza la cabeza y le mira a los ojos para después sonreírle de oreja a oreja.

Probablemente Dylan tendría que haberle contado la verdad llegados a este punto. Pero no lo hizo. Y puede que por eso la historia siguiera como lo hizo...

Cada vez que escribo algo de estos dos se me encoge el corazón un poquito más de lo mucho que les quiero :') <3 Por cierto, como anécdota tengo que contaros que a mi instituto va un chico que parece el hijo de Dylan y Thomas, porque tiene la carita de bebé de Tommy y el pelo de Dyl y cada vez que le veo me dan ganas de llevarlo con ellos para que le adopten JAJAJA. Espero que os haya gustado y, como siempre, dejad lo que opinéis, lo que os gustaría que pasara, que a lo mejor lo incluyo, y nos vemos el fin de semana que viene! :D <3

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