O32

CAPÍTULO TREINTA Y DOS
pov's baek narae

Iba a cruzar la calle, la parada de autobús queda en frente, pero incluso antes de intentarlo, una figura mucho más grande se interpuso en mi camino. Escuché el ruido de algo cayendo al suelo, después, un gruñido.

—Lo siento. —me disculpe con la persona, enseguida me arrepentí, quien está frente a mi cuerpo es el odioso amigo de Lima— Oh.

—¿'Oh'? ¿Es todo lo que dirás después de romper mi teléfono? —bajé la vista, y allí estaba con la pantalla rota. Joder, lo único que me faltaba— ¿Acaso eres estúpida? ¡Te estoy hablando!

El chico me empuja. Tropiezo con mis propios pies, provocando que caiga en la acera, al ver a un costado, pude ver a su grupo de amigos reír en el callejón que está entre medio del karaoke y la farmacia. Todos se ríen con las cámaras de sus teléfonos encendidas, apuntando en mi dirección, todos menos una. Lima se mantiene seria, evita ver lo que sucede.

( … )

pov's kim taehyung

JungYeon trató de convencernos de que un poco de tiempo juntos haría que volvamos a ser los viejos amigos de hace años. Le dije que era imposible, nunca he sido tolerante, cuando hay una actitud que no me agrada, simplemente me voy. Me enteré que JungKook le era infiel a Narae un poco antes que ella, fue horrible, sentía que era igual a él por no decirle, hasta que conseguí esa situación, donde ella los halló juntos. Fue una lastima, Lima era agradable, planeaba conocerla un poco más, ¿Y quién sabe hasta dónde podíamos haber llegado?

No obstante, las personas egoístas siempre lo serán. No dudo de que Jeon haya amado a su novia, pero eso no quita su traición.

Nos encontramos los tres en las salas de juegos, con computadoras frente a nuestros rostros cegados por la constante luz.

Uno de cada lado, y JungYeon a mi derecha.

Todo marchaba bien, hasta que un mensaje en el móvil del castaño irrumpió el juego. Lo observó, frunció su ceño y me lo mostró, era una foto.

JungKook se levantó tan rápido que supe todo, vio lo mismo que yo, a Narae siendo intimidada por el idiota de DongBo.

—Esperen, ¿A dónde van? No terminamos de jugar.

—Es en el karaoke de siempre. —dijo Jeon— Iré allá.

No comenté sobre lo que haría, preferí guardarmelo hasta estar ahí. Estoy a unas diez calles de distancia, tomé mis cosas y corrí en su dirección, preocupado de lo que esos idiotas podrían hacerle. Ah, es aquí donde me arrepiento por no usar mi motocicleta, prometí no subirme hasta que me graduara –no quiero más multas–. El Jeon también corría, pero en la otra acera, con pasos veloces conseguimos llegar a la escena.

Él, estando a unos pasos de distancia, intervino de inmediato. Y yo, siendo separado por una calle con autos, sólo pude observar.

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