005

— Familia.

— Amiga.

Ambos hermanos se miraron al darse cuenta de que respondieron al mismo tiempo y cosas distintas.

— Amiga.

— Familia.

Otra vez.

— Es una amiga, pero la queremos como si fuera parte de la familia. — Ran contestó.

— ¿Sí? ¿Y por qué nunca antes la habían mencionado?

— Porque... — Rindou trató de buscar una excusa. — es que no queremos que se involucre en éstas cosas; ella no sabe a qué nos dedicamos. — esa parte era verdad.

— ¿Y por qué su amiga lleva cubrebocas?

— Porque estamos en... plena pandemia, obvio. — respondió el mayor.

— ¿Qué hay de sus lentes de sol en interiores? ¿Y el abrigo con gorro en pleno verano? Es demasiado sospechoso...

— Está bien, está bien. La verdad es... — Ran trató de inventarse algo creíble. — es que ella es alérgica a todo, incluido el sol, y sus ojos son muy sensibles; es pura protección. — Izana los miró de pies a cabeza, analizando lo que acaba de escuchar.

No estaba 100% convencido, pero era una coartada sólida, por el momento...

— Bien, los dejaré en paz por ahora, pero los estoy vigilando.

— Sí, sí, gracias por traerla de vuelta; nosotros ahora nos iremos sin ninguna razón en específico... además de las compras porque... estamos en un supermercado. — el mayor continuó hablando.

— Fue un desastre; un desastre completo. No volveré a salir con ella en mi vida.

— Calma, Rindou. No estuvo tan mal.

— ¿Que no estuvo tan mal? Izana por poco descubre que tenemos a un alien con nosotros.

— Pero no sucedió, y ya estamos en casa.

— ¿Es mal momento para decir que olvidaron comprar lo que quería? — Astraea interrumpió.

— ¿A quién le importa eso?

— A mí, porque lo quería.

— ¿Y qué era, por cierto? — le preguntó Ran.

— No lo sé, no conozco este planeta.

— Entonces da igual; no sabes ni lo que era. — Rindou se quejó. Quizás estaba exagerando, pero ahora estaba de muy mal humor. — ¿No hay manera de acelerar el proceso para que te vayas?

— Te recuerdo primero que cuando me vaya, me los llevaré conmigo. Fuera de eso... quizás haya una manera, pero necesitaré algunas cosas que no sé si se puedan conseguir aquí.

— Bien, entonces haremos esto. — el menor de los hermanos volvió a hablar. — Tú me dices qué necesitas y yo lo traigo.

— Mientras tanto te puedo mostrar el planeta para tu reporte. — continuó Ran. — Te voy a enseñar todas las cosas increíbles que hay en la Tierra, y no habrá manera en que la jefa de esa federación que ya no recuerdo cómo se llama pueda negarse a incluir nuestra pequeña parte del pequeño sistema solar.

— Si ustedes lo dicen...

Astraea no estaba muy convencida, pero era cierto que le urgía regresar a su planeta, así que aceptó la ayuda de Rindou, quien ya se había ido. Se preguntaba por qué el desprecio que parecía tenerle si nunca le hizo nada, pero tampoco consideró prudente preguntarle; todavía no entendía cómo se relacionaban las personas en ese planeta.

— Awww no pongas esa cara de preocupada. — Ran puso su brazo alrededor de los hombros de la fémina. — Mira... ehm... aquí, — quiso tratar de animarla al verla tan distraída por la actitud de su hermano. — tengo una flor. — le mostró una de las flores que había en su casa, sin embargo, su reacción fue muy distinta a lo que esperaba. Ella sólo le golpeó la mano para que la soltara. — Oye, que grosera; todavía que fui amable contigo.

— No hagas eso. — cuando quiso enojarse por su actitud, notó que ella tenía la cara roja y se detuvo a escucharla. — De donde vengo, darle una flor a alguien es lo mismo que pedirle que se case contigo.

— Bueno, lo siento, no lo sabía... — se justificó. — por lo menos ahora sé que no aceptarías. ¿Y por qué tan temperamental de repente? — lo raro fue que, cuando preguntó eso, el tono rojo de las mejillas de Astraea cambió a uno azul, dejándolo muy confundido. — ¿Y eso qué es?

— ¿Qué? Ah, mi cara cambia de color a veces porque la gente en mi planeta es así y eso... — su respuesta fue vaga, como si no quisiera hablar sobre nada en ese preciso instante pero él le seguía sacando conversación.

— ¿Entonces tu cara se pone azul cuando estás triste? — le preguntó con curiosidad.

— Algo así.

— No te sientas mal; a veces nuestra cara también cambia de color. Bueno, la nuestra no lo hace a esa escala, pero es algo parecido... no tanto. — se le ocurrió que podría cambiar el tema. — ¿Estás triste por como se porta Rindou?

— No diría que estoy triste, estoy... no lo sé.

— ¿Te preocupa? Él es así; ya se le va a pasar. Lo que pasa es que yo soy el carismático de los dos; a él no le sale eso tan natural como a mí, pero lo intenta. Estoy seguro de que tarde o temprano va a aceptar que estés aquí, pero mientras tanto, ¿te interesa probar alcohol? Quiero saber si te afecta.

— ¿Me quieres embriagar?

— No, quiero saber si puedo embriagarte. — ella suspiró.

— Está bien, como quieras.

— Vamos, ¿ni siquiera preguntarás para qué voy a usar esa información? De verdad estás deprimida.

— Que no estoy deprimida, sólo... quería tener la oportunidad de conocer bien el planeta, y para eso se necesita tiempo.

No era mentira; estaba, en parte, algo decepcionada porque no podría hacer el informe como ella quería hacerlo en un principio por la actitud de un... un humano que acababa de conocer. No estaba enojada, sólo profundamente decepcionada de él, de ella misma, del planeta, de todos en general; sentía que en verdad quería desahogarse con algo.

— ¿Estás segura de que eso se trata todo?

— Sí, sí, muy segura. — le contestó su pregunta de mala gana. — Definitivamente no es por Rindou, si es eso lo que estás insinuando.

— Yo no lo dije; tú lo dijiste.

— Ya déjame en paz. — se fue de la habitación simplemente para no tener que hablar más con él por el momento, aunque sabía que él pronto iba a regresar a buscarla en algún punto.

— Creo que ella está empezando a encariñarse conmigo. — el mayor se dijo a sí mismo.

🌠 Disculpen si no paso mucho por aquí; estoy muy estresada.

Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.

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