La ¿Familia? de Bonnie
Hace 17 años de la actualidad.
Bonnie se despertó en aquel lugar tan alejado de todo, el cual era su hogar desde hace más de 5 años.
Vivía en una gran montaña para estar lo más cerca posible del cielo, aunque los seres oscuros odiaran estar en zonas donde hay mucha luz porque así podrían ser vistos más fácilmente, al elfo oscuro eso no le era un problema, y a pesar de que ahora nadie aparte de él convivía ahí y solo quería irse de ese lugar, había algo desconocido que se lo impedía.
-¿Incluso después de muerto no puedes dejar de preocuparte por mi eh?- hablo al aire.
Obviamente nadie le respondió, si alguien lo hubiera hecho le hubiera dado miedo.
La armadura de su raza era muy incómoda en momentos que no fueran de acción, por lo que casi todo el tiempo llevaba su forma humana. Pues tampoco es como si hubiera mucha batalla en esos días que no pudiera resolverlo sin necesidad de sus poderes.
Tenía que ir a visitar a su amigo Freddy, ya era como un deber cotidiano que le gustaba hacer.
Bajo la montaña tranquilamente, era casi imposible para muchos el subir y bajarla. Pero cuando uno vive ahí casi toda su vida, se acostumbra. Aunque aún el chico tenía unas cuantas cicatrices de todas las veces que se cayó haciendo el viaje.
Encaminándose al pueblo de los humanos, una figura descendió del cielo al frente suyo, se tuvo que cubrir la cara con sus manos para que la tierra levantada no llegara a sus ojos.
-¿Vas de nuevo a ese lugar?- interrogo Felix inclinándose a la altura del menor.
-¿Siempre me preguntaras eso cada vez que deje mi cueva?- devolvió el de cabellos morados.
-Solo me preocupo por ti, ya sabes, eres como un descendiente súper importante y me asignaron como tu protector- decía sarcástico enderezándose.
-Estaré bien, son humanos ¿Qué cosa podrían hacerme?-.
-¡Que entre esos humanos se encuentre un cazador!-.
-¿Y que si hay? No pueden atacarme en público, y si llego al bosque y me sigue, tu estarás ahí para defenderme ¿O me equivoco?- argumento con una sonrisa.
-Quizás. Pero tú sabes que los monstruos de la zona se han dado cuenta de tu amistad con el humano. Si sigue así, ya sabes lo que ellos podrían hacer-.
-Los detendré a toda costa si se atreven a actuar-.
El de ojos amarillos gruño para luego suspirar agobiado.
-Como sea, si te pasa algo. No me digas que no te lo dije-.
-Lo que tú digas niñera-.
El dragón ignoro el comentario y se marchó elevándose al aire rápidamente.
Bonnie al ver como el mayor se iba notó la posición del sol.
-Maldita sea, llego tarde- se auto maldijo corriendo a donde iba desde un principio.
Paso 1 hora con 40 minutos corriendo. Su hogar se encontraba muy alejado después de todo.
Al llegar ya estaba algo cansado, la ventaja de no ser humano es no cansarse tan rápido. Busco a su amigo en el lugar donde mayoritariamente se encontraba, el hospital.
Entro al edificio comúnmente, ya casi todos lo reconocían, aunque eso no significaba que lo querían, de hecho, todos le odiaban. Por eso mismo solo paso de largo al ya saber la habitación de memoria.
Cuando llego al lugar, encontró a su amigo sentado en el suelo abrazando sus propias rodillas al lado de una puerta que era en la que se encontraba la madre de este. Hace un poco menos de medio año ella se encontraba hospitalizada a causa de un traumatismo de cráneo y múltiples fallas internas en su sistema nervioso, era casi imposible que ella despertara.
A Freddy le habían contado que el gobierno le estaba pagando todo eso, pues como Elizabeth no tenia conocidos cercanos ni nada parecido a parte de su hijo, le habían dado ese derecho, mientras que su primogénito estaba al cuidado del orfanato del pueblo.
El castaño de 6 años al escuchar pasos acercándose levanto la cabeza.
-¡Bonnie!- grito sonriendo mientras se levantaba y abrazo fuertemente al mayor.
-Hola Freddy ¿Cómo te encuentras?- respondió devolviéndole el abrazo.
-Bien ahora que estas aquí- dijo con una gran sonrisa separándose.
-Me alegra escuchar eso... supongo ¿Desde hace cuánto estas aquí?-.
-Desde las 9 de la mañana-.
-Ya veo, pronto serán las 2 ¿Quieres ir a almorzar? Al menos ¿Desayunaste algo?- le interrogo.
-Si desayune, y me gustaría almorzar. Siento que no como desde hace un mes- se quejó el de ojos azules.
-Entonces no desayunaste-.
-¡Que si lo hice! ¡Solo que me gusta comer!-.
El ser oscuro rio levemente.
-Como digas, vamos a un lugar-.
Le tomo de la mano y se fueron del hospital.
-¿Qué comeremos hoy Bonnie? Sabes que ninguna tienda nos quiere vender algo...- comento deprimido.
-Ni que lo digas, aún recuerdo cuando el señor del carro de helados casi nos patea por insistir tanto. Pero no es tu culpa, lo que a ellos no les agrada soy yo-.
-¿...Es porque no eres humano?- dijo mirando a su amigo a los ojos con algo de pena –A mí tampoco me gustan los monstruos, por culpa de ellos mi madre está durmiendo ¡Pero tú eres diferente! Nunca quisiste dañarme como los demás-.
El de cabellos morados detuvo su paso mirando al suelo, el menor le miro confundido.
-¿Pasa algo Bonnie?-.
-¿...De verdad quieres seguir con esto?- pregunto.
-¿Eh?-.
-Ser mi amigo. Eso. Por culpa de que todos te ven conmigo, te odian, te ven como otro monstruo que temer, a pesar de que seas de su misma especie. Ellos ni siquiera saben qué tipo de monstruo soy, solo que soy uno peligroso ya que me han visto detener ese auto cuando casi te atropellan. Ya te maltratan mucho en el orfanato por el simple hecho de verte junto a mí, quizás si ya no me ven más, eso parará. Por lo que... ¿Estás seguro de seguir esta amistad?-.
Freddy miro con tristeza, y agarro la otra mano de su amigo.
-Siempre piensas lo mejor para mí, muchas veces no entiendo porque haces algunas cosas. Pero entiendo el hecho de que, si te vas, perderé a alguien muy especial. Así que, por favor, no te vayas ¡Soy muy fuerte! ¡Puedo aguantar cualquier cosa, por eso, no me dejes por favor! Eres el único amigo que tengo...- decía ya con lágrimas.
El mayor se quedó un rato pensativo y consecutivamente refunfuño.
-Agh, no se puede contigo ¿Verdad?-.
-¡No!-.
-Ok ok, me quedare contigo- dijo acariciándole la cabeza a su amigo –Ahora vamos a comer ¿Quieres ir al pueblo vecino?-.
El ojos azules sonrió alegremente asintiendo entusiasmado.
Pasaban los días y meses.
En uno de esos tantos días murió la madre de Freddy de un ataque neurológico. Nada se puso hacer al respecto y el menor se puso muy triste por varios días.
El ser oscuro siempre estuvo a su lado y lo logro animar pese a todo, ahora el tiempo que el de pelos castaños pasaba en el hospital, lo pasaba cerca del bosque y así se encontraban mas rápido.
Bonnie se había hecho tan cercano a Freddy que lo empezó a considerar como un hermano.
Llamarlo de esa manera le hacía sentirse no tan solo, ya que después de todo, sus padres murieron a causa de una batalla y quien lo cuidaba desde hace más de 7 años había desaparecido... también luego de una batalla. Actualmente solo le quedaba Felix, que era lo más parecido a un tío o algo así, y actualmente a Freddy que lo empezó a considerar su hermano en muy poco tiempo, en verdad quería mucho al chico.
Pero... para el humano la vida se había vuelto muy difícil.
Todos al ver que ellos se habían vueltos más cercanos, trataban peor al muchacho. Incluso ya las agresiones físicas eran comunes en la cotidianidad del de pelos castaños. Que, a pesar de todos los cortes y moretones, siempre sonreía cuando veía a Bonnie.
El de cabellos morados ya no sabía qué hacer, le gustaría pasar todo el tiempo con el menor, pero no lo dejaban entrar al orfanato por razones "obvias", y si no volvía a casa, Felix lo regañaría como si hubiera ocasionado el fin del mundo. Le molestaba mucho que no pudiera hacer gran cosa al respecto.
Eso incrementaba su ira.
Pasaron los días.
Una vez Freddy tenia roto un dedo.
Otra vez, tenía escrito "Monstruo" en el estómago con cortes de cuchillo.
Luego tenía una quemadura en el brazo.
Una vez anduvo con ceguera temporal porque le habían intentado echar cualquier basura que le encontraban a los ojos.
Y así muchas otras cosas más, pero, aun así, sonreía cuando veía a su amigo.
Ningún adulto se hizo responsable, nadie le interesaba lo que le pasaba a ese chico. Ni siquiera los cuidadores del orfanato, todos lo odiaban. Por culpa de Bonnie.
El ser oscuro cada vez decaía más y más en la ira y frustración.
Hasta que un día, exploto.
El ser oscuro estaba corriendo por todo el pueblo, no había encontrado al menor en ningún lado usual, estaba desesperándose por tal hecho, pues ya había estado como por 1 hora así.
No le quedaba de otra que entrar en el orfanato. Como no lo iban a dejar entrar por la puerta principal, tendría que infiltrarse por una ventana o algo así sin ser descubierto. Por lo que decidió sacarse los aretes y mostrar su verdadera forma para ser capaz de usar todas sus habilidades.
Se percató que una ventana estaba media abierta por lo que la levanto un poco y se metió dentro sin hacer ningún ruido.
Los pasillos se encontraban niños ruidosos a su punto de vista, no les agradaba para nada. Pues esos niños también eran los que maltrataban a su mejor amigo, tenía ganas inmensas de hacerles algo, pero se resistió.
Junto a sus habilidades, se unió a las sombras que habían y se trasladó a través de ellas para no ser visto y no ocasionar que los niños se aterraran con él, ir con los cuidadores y estos echarle la culpa a Freddy. Lo que menos quería era más problemas para el de ojos azules.
Mientras se trasladaba se detuvo en una parte en que unos chicos rodeaban una puerta, mientras la golpeaban.
-¡Vamos Freddy! ¡Estas siendo una nenaza!- grito uno de los tantos chicos que estaba ahí.
-¡Si no sales, la señora Yin se enojara con nosotros por tu estúpida culpa!- comento una niña esta vez.
-Quizás ya está muerto- dijo uno cruzándose de brazos –Ese corte era muy profundo-.
Bonnie al escuchar eso se asustó. Tenía que entrar ahí.
Rápidamente por la oscuridad paso por entre medio de la puerta sin ser notado.
Al estar dentro, se percató que era un baño, y que había unas pocas gotas de sangre en el suelo. Volvió a su forma material con preocupación.
-¿Freddy? Soy yo Bonnie, estoy aquí- hablo esperando una respuesta.
En eso mira cómo se abre un cubículo de los 4 que habían y sale el menor que estaba aguantando sus lágrimas.
-Oh no...- fue lo único que atino a decir para luego ir corriendo al menor agarrándolo cuidadosamente de sus mejillas -¿Cómo se atrevieron a hacerte esto?-.
Un gran corte atravesaba el ojo derecho del humano, lo más seguro es que ya estaba ciego de ese ojo. La sangre cubría casi toda la mitad de la cara, y al parecer se aguantaba las lágrimas para que no doliera más, y lo más sorprendente era que aún seguía sangrando.
-¿Bonnie? ¿Realmente eres tu?- dudo.
-Si. Solo que ahora estoy en mi forma de elfo oscuro, no la humana- aclaro abrazándolo.
-Je... te ves bien así- halago –Me siento mareado. De repente los demás aparecieron con un cuchillo y... apenas puedo ver- decía mientras las piernas le temblaban y ya no se podía mantener de pie.
El de ojos rojos que aun lo estaba abrazando, se empezó a agachar delicadamente hasta dejar a su amigo semi recortado en el suelo mientras aun le sostenía desde los hombros.
Sin esperar ni un segundo más, intento lo máximo para curarlo. Quizás sus poderes se basaban en la destrucción, pero tenía unos cuantos poderes médicos para auto sanarse en casos de batalla.
No pudo hacer nada más que detener la hemorragia, al menos así dejaría de desangrarse.
-No veo por un ojo Bonnie- dijo el más moreno con voz algo temblorosa.
-Lo se pequeño, tranquilo, ya no te pasara nada malo. Luego apenas notaras el cambio- trato de calmarlo mientras le daba besos en la frente –Ahora descansa-.
Con solo poner su mano sobre los ojos del herido, este se durmió. Gracias a una parte de su magia logro eso.
En todo ese tiempo los niños de afuera no dejaban de golpear la puerta ni decirle cosas a Freddy para que intentara salir ¿Acaso nunca se aburrían?-.
Bonnie dejo totalmente acostado a su amigo en el suelo y se levantó mirando a la puerta.
Todo el pueblo los odiaba, los niños, los jóvenes, los adultos y hasta los ancianos ¿Y porque razón? Por ser un monstruo y ser amigo de uno. Definitivamente los humanos eran lo peor del mundo según el ser oscuro. Lo único que lo salvaba un poco de aquel sentimiento tan extremista era Freddy.
Pero eso no le haría parar para lo que estaba a punto de suceder, ya que para él, nadie en ese pueblo merecía el perdón.
Pasaron dos horas.
Freddy empezó a abrir los ojos confuso, cuando percato que veía menos de lo normal se alarmo un poco pero luego recordó todo lo sucedido poniéndose algo triste, pero ese sentimiento se fue rápidamente cuando noto una cosa.
-¿Bonnie?- pregunto al aire, tenía memorias de cuando el mayor vino, pero luego ya no recordaba nada.
Se sentó en el suelo algo adolorido por dormir en lugar tan incómodo.
Ya nadie golpeaba la puerta, por lo que le parecía raro.
Se levantó con algo de dificultas, se miró a uno de los espejos notando toda la sangre ya seca que había en su cara.
-Si las tías ven esto me regañaran...- se auto susurro y abrió la llave del agua para intentar lavarse lo máximo posible.
Fue difícil, pero logro que su cara se viera algo decente, solo estaba un poco más rosada de lo normal. Se puso al frente de la puerta, sus piernas estaban temblorosas al igual que su mano. No quería abrir, pero tampoco quería ocasionarle más problemas a los demás.
Entonces con determinación movió el seguro de la puerta e intento abrir, pero no se abrió.
-¿Eh? ¿Estaba sin seguro?-.
Entonces movió el seguro nuevamente y ahí si abrió.
A penas abrir cerro de nuevo rápidamente alejándose de la puerta.
Lo único que logro divisar fueron a penas tres cadáveres de sus compañeros de orfanato. No se lo podía creer.
-Bonnie...- repitió en susurro para luego decirse –Tienes que ser fuerte Freddy, debes ir a buscarlo. Ignora todo lo que veas-.
Volvió a la puerta y sin mirar al suelo la abrió y de camino hacia afuera. Podía escuchar los charcos de sangre al pasar por encima, y el olor era repugnante.
En eso se fijo que también habían cuerpos incrustados en las paredes y la sangre llegaba a todos lados.
-Rayos... debo salir de aquí-.
Empezó a correr intentando ignorar todo el escenario; huérfanos, cuidadores, auxiliares y visitantes, todos muertos. Pasaron unos 6 minutos cuando por fin pudo salir del orfanato.
Era un poco más tarde del medio día, el cielo estaba hermoso, el sol era cálido, pero no te daba mucho calor gracias a la leve brisa que había. En si era un bonito día ignorando toda la sangre y cadáveres.
Freddy caminaba por las calles con miedo, como igual era un pueblo pequeño, conocía a todos sus habitantes. Entonces se sentía mal ver muerta a todas las personas que conocía.
Pensó en algo y fue corriendo hacia el bosque. Si su amigo aún no se había ido, pasaría por ese lugar, o quizás se está yendo y si se apresura lo puede alcanzar.
En unos 25 minutos aproximados llego al lugar, estaba exhausto por correr tanto, pero por fin estaba ahí.
Y uno de sus pensamientos estaba acertado, vio como el elfo oscuro que estaba casi bañado en sangre caminaba algo lejos.
-¡Bonnie!- exclamo llamando su atención.
El nombrado detuvo su paso girando lentamente la cabeza mirándolo de reojo. Estaba inexpresivo.
El humano sonrió levemente al ver a su amigo, cosa que dejo un poco perplejo al contrario.
Comenzó a avanzar hacia el monstruo con algo de rapidez, pero eso no estaba en los planes del de cabellos morados.
Hizo un gesto con sus manos que detuvo al menor.
-"¿Qué? De repente no puedo moverme"- pensó el afectado muy confuso.
Y con un movimiento rápido, de la nada fue impulsado lejos y en menos de un minuto se encontraba en el pueblo vecino. Que al parecer no había recibido ningún ataque de su amigo, pero estaba mucho mas lejos del bosque, demoraría al menos 2 horas el volver.
A pesar del gran impulso ocasionado por el empuje, cuando llego al suelo fue muy delicado. No se lastimo.
Unas personas que pasaban por ahí se asustaron al ver a Freddy, ya que este aun tenia manchas de sangre por los charcos que habían y por la sangre que goteaba en los techos.
-¡Mi santo! ¿¡Te encuentras bien!?- exclamo una mujer adulta acercándose al niño.
Freddy estallo en llanto por fin.
-¡No! ¡No me encuentro bien!- grito desahogándose de todo lo sucedido.
En otro lado.
Había estado una hora caminando. Bonnie no tenía ganas de volver a casa.
-Vaya, no pensé que eso pasaría la verdad- le dijo alguien a sus espaldas, el elfo oscuro se giró encontrándose con Felix.
-Fe... ¡Felix!- grito también empezando a llorar, corrió a abrazar al mayor como si su vida dependiera de ello.
El dragón quedó estupefacto, nunca había visto al menor de esa manera a pesar de que este tenía 8 años. Sorprendido y algo torpe devolvió el abrazo sin saber qué hacer.
-Emmm...-.
-¡Perdí a toda mi familia! ¡Ya no sé qué hacer!- balbuceaba.
-Ehhh...-.
-¡Casa me recuerda a los demás que perdí! ¡Por favor llévame a un lugar lejano!- pidió mirándole a la cara, sus ojos estaban repleto de lágrimas negras, característica de los seres oscuros.
-¡Okey! Emm... ¡Sube a mi espalda!- ordeno mientras separaba el abrazo y se agachaba dándole la espalda.
Bonnie se subió sujetándose de los hombros del ser mitológico y al estar seguro este se elevó a los cielos.
Estaba anocheciendo, por lo que el cielo estaba de colores anaranjados.
El de cabellos rosas estaba pensando en que lugar podría llevar a su protegido, después de tanto meditar pensó en algo.
-Hey Bonnie- llamo.
-¿Hmp?- expreso sin ganas de hablar.
-Según yo sé, los humanos tienen un lugar al que van cuando sienten que ya no les queda nada. Y que es muy tranquilo y uno reflexiona ¿Te gustaría ir a ese lugar?-.
El de ojos rojos asintió abatido. El de ojos amarillos emprendió su viaje a un pueblo alejado de los anteriores pero cercano de la zona.
Ya era de noche cuando llego a un pueblo. Bonnie se bajo de sus espaldas ya sintiéndose menos peor que antes.
-¿No piensas volver a tu forma humana?- pregunto Felix.
-No... me siento mejor así-.
-Bueno, déjame guiarte-.
Como y estaba oscuro y los pueblos no tenían tanta iluminación, no había mucha gente por las calles y era fácil esconderse. Así que llegaron bien a su objetivo.
Una iglesia.
-Felix ¿Qué es esto?-.
-Una iglesia. Créeme, te ayudara un poco-.
El ser oscuro gruño levemente y camino hacia la entrada que era gigante. La puerta estaba semi abierta por lo que aún había gente adentro.
Entro cuidadosamente fijándose de que en verdad no había nadie, solo un señor ya algo viejo que al parecer estaba ordenando algunas cosas, él poseía ropa muy larga desde su punto de vista. Dio unos cuantos pasos acercándose y se dió cuenta de la maravillosa arquitectura del lugar.
El señor al percatar la presencia de otra persona en el lugar se giró encontrándose con Bonnie.
Al principio se mandó un gran susto, casi se cae para atrás.
-¿¡Que hace un monstruo como tú aquí!?- grito temeroso.
El ser oscuro se sintió algo ofendido y retrocedió unos cuantos pasos.
Entonces el sacerdote se dio cuenta de su error, como seguidor del señor. Todo lo viviente era creación de Dios, y ahora había hecho blasfemia al insultar a una de sus tantas creaciones y además... era solo un niño.
-¡Espera! Me disculpo. Todos son bienvenidos al hogar del señor pequeño- se corrigió.
-¿Señor? ¿Esta es su casa?- pregunto con inocencia.
El sacerdote rió levemente.
-No lo es, es la casa de nuestro señor Jesús-.
-¿Jesús? ¿Quién es él? - pregunto curioso.
-Esa es una larga historia. Quizás te aburras- advirtió el hombre mayor.
-Tengo mucho tiempo de sobra ahora-.
-Lastimosamente es de noche y pronto iba a cerrar pero... ¿Sabes leer pequeño?- Bonnie asintió y el sacerdote se levantó yendo a una habitación. A los pocos minutos regreso con un libro pequeño pero con muchas páginas en mano –Leyendo esto sabrás todo-.
-¿La biblia?-.
-Sí, si tienes alguna duda o te interesa puedes volver cuando desees. Este lugar siempre tendrá puertas abiertas para ti- le comento con una sonrisa.
El ser oscuro se sintió mejor después de escuchar eso.
-Gracias viejo- dijo para luego irse.
Al humano le dio un poco de risa como le llamo y siguió haciendo lo suyo.
El de ojos rojos al salir vio que Felix lo miraba con duda.
-Fue raro no escuchar gritos. Dime ¿Cómo te fue?-.
-Bien... me gustaría volver otro dia-.
-¿A ellos no le molesto?- pregunto confuso.
-Pues al dueño de la casa no le molesto, y a su sirviente tampoco- decía levantando una ceja.
El dragon al escuchar eso rio por el poco conocimiento del menor.
-¿Y entonces que es eso?- apunto al libro.
-Me lo dio el viejo de adentro, en la portada dice Biblia-.
-Interesante ¿Piensas leerlo?-.
-No tengo nada mejor que hacer-.
-No mejor dicho ¿Vamos de vuelta a casa?-.
-Si, me siento mejor ahora-.
Definitivamente esa visita a la Iglesia le hizo sentir bien de alguna forma.
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Parte 31!!!
Me demore dios xD
No me llegaban las ganas de escribir nunca!
Pero gracias al argchi me llegaron, aun no se porque, pero lo hicieron!
Y el cap ni siquiera trato realmente de la familia de Bonnie! Porque senti que no era muy relevante y este acontecimiento era mas interesante de saber.
Aqui van las siguientes opciones.
-Inicio de una amistad (Golden y Bon)
-Como Oxy se volvió parte wendigo
Solo esas dos por ahora.
Hasta la proxima!!
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