Capítulo 38
Entramos a la tienda de disfraces que Jack me había mencionado anoche. Mi quijada casi se sale de su puesto al ver la cantidad de disfraces que poseía la tienda al ser tan pequeña.
Jack entrelaza nuestros dedos para acercarnos hasta encargada de la tienda y me salgo del trance. La chica estaba leyendo una revista de historietas japonesa y con su boca formaba pompas enormes con su chicle y lo reventaba con sus dientes repitiendo el proceso varias veces.
Ella tenía una linda camiseta negra de los Rolling Stone y dos perforaciones al final de cada ceja su cabello era largo abundante y espero, parecía a rapunzel de la película enredados.
Estaba tan concentrada leyendo su historieta que no se fijaba que desde varios minutos la hemos estado llamando. Cuando se percata, su rostro se enrojece y sus ojos celestes vibraron con impacto. Estos mismos ojos se enfocaron en Jack y sus mejillas se tiñeron más de rojo con profundidad.
—D-disculpen—su voz era dulce y algo apagada.
—Hola—saluda Jack usando el mismo tono suave hacia ella, quien no dejaba de mirarlo impresionada—. ¿Tienes disfraz de la banda Queen?
—Si por supuesto—responde celebre, dibujando una sonrisa nerviosa —. Síganme por favor.
La tienda se dividía en dos. Del lado izquierdo tenían toda la ropa de cantantes de la época de los años veinte y también ropa casual que las personas usaban en ese tiempo, esta llegaba hasta los años cincuenta y del otro extremo, comenzaban a partir de los años setenta hasta los dos mil y dos mil dos.
La jovencita nos enseñó varios disfraces de artistas de los años setenta y encontró el de Freddy Mercury, tal como yo lo quería, como el video de I want to break free. Y para el rizado fue más difícil porque no pudo encontrar nada referente a Mary Austin, sin embargo, entre la encargada y yo hicimos que fuera posible.
Jack se midió la ropa y no pude contener las ganas de reír, se veía tan gracioso y al mismo tiempo encantador. La peluca amarilla le lucia y lo hacía ver más atractivo. La niña de la tienda no le apartaba los ojos de encima y sentí un airecito molesto cuando se acercó demasiado para arreglar la peluca que se le había movido un poco.
Toca mi turno y no quería medírmelo, la chica que se veía dulce, había estado coqueteando con con él y no confiaba en ella. El rizado parecía no darse cuenta o se estaba haciendo el tonto, pero la niña no dejaba de tocarlo y eso me molestó.
Cuando ingreso al vestidor todavía podía escuchar sus risas. Tenia un nudo en la garganta. Quería salir, quería que supiera que él no esta solo pero me contengo y respiro hondo y trato que no me afecte.
Delante hay un espejo largo y viejo, tenia algunas grietas y el borde era de madera. Mi cuerpo se refleja de pies a cabeza, comienzo a descalificarme cuando la voz de Jack interrumpe mi inspección.
—¿Todo bien Ángel?
Aclaro mi garanta.
—Sí, todo está bien.
—¿Quieres ver estos disfraces? — pregunta la voz de la chica.
—¿Ah?
—Quizás te guste o podemos buscar un mejor atuendo.
—Así está perfecto gracias —bufo negando con la cabeza mientras me subo la falda por las piernas y ajusto la blusa rosada.
Descarada.
—Si necesitas algo más, me avisas ¿bueno? — dice en un tono coqueto y no pude resistir asomarme, cuando me acerco a la cortina a ver que estaba ocurriendo esta se abre de golpe y un Jack vestido de Mary Austin aparece frente mis ojos.
—¿¡Que haces!? —retrocedo cubriéndome los pechos asustada, aunque no tenía nada que cubrir porque no estaba desnuda.
Jack se ríe mirándome de arriba abajo y se cierra la cortina detrás de él.
—¿Qué hacías en la cortina?—me acorrala contra la pared.
—Nada—sus cejas se elevan con ironía y me descubro sin querer.
Jack se ríe y toma mi rostro en entre sus cálidas manos.
—Eres irremplazable Ángel, nunca lo olvides —acerca mi rostro al suyo hasta rozar nuestras narices —. Y nadie podrá cambiarlo, nadie— levanta mi mentón entre sus dedos y aplasta sus labios contra los míos.
****
La casa de Esther se encuentra ubicada en las zonas más lujosas de la capital dónde residen algunos, cantantes, actores y grandes empresarios.
Jack me comentó que los padres de Esther son los propietarios Café Alpes y otras empresas de calzado, ahora comprendo por qué tanto lujo. Siento que mi barrio es un basurero a comparación de todo lo que estado viendo desde que nos integramos a la zona sur.
—Oh, vaya —expreso anonada, detallando la casa de dos pisos.
—Hermosa ¿no? —asisto sin despegar mi vista—. Así será la nuestra en un futuro, pero más grande esa es muy pequeña para nuestros hijos— dice presumido y lo miro.
—¿Cuántos hijos son?
—Siguen en cincuenta y cinco —río.
Bajamos del auto y atravesamos un camino hecho de piedra que nos conducía a una puerta. No podía dejar de mirar sin tontear me sentía como si estuviera en otro universo, esto parecía irreal. A medida que nos vamos acercando el sonido de la música iba aumentando. Los latidos de mi corazón comienzan a acelerarse y mi mente a escarbar el pasado.
Muerdo mi labio inferior y trato de reprimirlos para no retroceder.
Todo me recuerda ese día.
Tranquila Melina, eso no va a pasar, respira hondo. Recuerda los ejercicios.
Por medio de los ventanales, uno a cada lado de la enorme puerta de madera oscura podía distinguirse un numeroso de cuerpos bailan al ritmo de la música. Las luces de colores eran tenues, pero se podía ver con claridad hacia el interior.
—¿Melina? —Jack y yo nos detenemos a medio camino—. ¿Eres tú?
Me doy vuelta antes del rizado y me llevo ambas manos a la boca impactada cuando me consigo de frente con Florencia vestida de Elvis Presley.
—¡Ustedes se ven geniales! —exclama eufórica.
Río.
—Tú también—apremio mirándola emocionada de arriaba abajo.
El traje de Florencia era de azul celeste y tenía lentejuelas brillantes desde el cuello hasta las botas del pantalón, tal como lo usaba Elvis.
—Gracias —dice con una sonrisa tierna —. Ingresamos, que muero de ganas por bailar.
La mano de Jack busca la mía inmediatamente y los tres ingresamos a la casa.
Esther se alegra tanto al verme que me arranca el bigote sin querer al momento de darme un abrazo. Ella estaba vestida como el cantante Prince y Rebecca como Michael Jackson. Los chicos eran más graciosos aun, Jev se disfrazó de Marilyn Monroe y Eldrik de una princesa de Disney, blanca nieves.
—Te ves fantástica Melina —elogia Jev con una simpática sonrisa.
—Ya presiento quien va a ganar esta noche —todos asisten en acuerdo haciendome sonrojar.
—Es muy original —certera Eldrik—. Lo más seguro es que ganes.
—Ven cari, vamos a arreglarte ese bigote —dice tomándome de la muñeca.
Ingresamos al baño, el bigote vuelve a su puesto después de varios intentos, Esther me deja en el baño porque al parecer alguien estaba tomando unos jarrones valiosos de sus padres y sale corriendo para que no lo fueran a romper.
Sonrío al espejo viéndome lo extraña y bonita que me veía disfrazada.
Quizás no gane el concurso, pero esta la mejor decisión que he tomado, me alegra haber venido.
Me reúno nuevamente con el grupo al salir del baño, me doy cuenta que Jack no se está y me empiezo a poner un poco nerviosa, me sentía desolada.
¿Dónde estará?
Esther anima a bailar y la mano de Jev me detiene antes que pueda salir huyendo, quería buscar a Jack pero también quería huir.
Estaba sola.
—Somos las personas más legendarias en este momento —comenta divertido mientras movía su cuerpo al ritmo de la música —. Yo la bomba sexy de los años no me acuerdo y tú el rey del rock.
Suelto una par de risitas carente de gracia viéndolo bailar y mover su vestido blanco de lado a lado, mientras con la mirada buscaba la salida.
—Y ahí viene la celosa novia del legendario Freddy Mercury — Jev hace una mueca con fastidio y alzo la vista al sentir un peso sobre mis hombros.
Jack me mira y trata de controlar su expresión seria, él se gira tapando por completo mi campo visual con su amigo quien le reclama haciendo ademanes.
Quería preguntarle que se había hecho, pero el vaso rojo que carga su mano me dio las respuestas.
Me da alivio que este junto a mi otra vez, aunque flor es de gran compañía, con él me siento mucho mejor y más protegida.
Su rostro se inclina para darme un beso y Esther interrumpe el momento ofreciendo algo sin decir que contenía, y yo como una tonta pregunto si era licor.
—¿Qué creías que iba a repartir? — pregunta riendo burlona. —¿Jugo de naranja? —bajo la cabeza incomoda, escuchando como los demás no dejan de reírse. Menos Florencia—. Obvio que es licor cariño, es una fiesta para adultos, es lo que se reparte. Ten cariño— las risas se detienen y levanto la cabeza, observo su brazo estirado y después el vaso.
—No, muchas gracias —espeto.
—No me digas que tampoco tomas.
—No, no tomo— digo ruborizada sintiendo las miradas de sus amigos sobre mí.
Vuelve a acercar el vaso creyendo que le estaba tomando el pelo y me vuelvo a negar. Esther no parece entender y me obliga sostener el vaso cuando Jack en un arranque lo agarra y lo lanza lejos.
— ¡Te dijo que no toma! —replica exasperado —. ¿Acaso no entendiste?
—No tenías que ser tan grosero, animal —reclama.
—Si no le gusta la bebida no es motivo para que burles, no todos son como tu.
Mierda, problemas, yo no quería que esto pasara.
—Pensé que estaba jugando.
—No, no lo está, y el próximo que se burle...
—Tranquilo hermano —dice Jev.
—Perdona Melina—expresa arrepentida y me da un abrazo corto—.Si quieres jugo puedes pasar a la cocina, puedes servirte lo que quieras.
—Soy extraña ¿cierto? —inquiero.
Quedamos solos entre la multitud, Florencia la invitaron y el grupo de amigos se fueron esparciéndose hasta que no hubo ninguno a nuestro alrededor.
—¿Por qué dices eso?
—Solo mira la reacción que tuvieron todos.
—No prestes le atención a eso Ángel— Muerdo mi mejilla interna—. Esther piensa que todo el mundo debe ser igual ella y está equivocada. Ignórala, igual que a todos.
Asisto sintiéndome mejor y coloco mi mano en su mejilla cuando deposita un casto beso en mis labios.
—Me gustaría probar.
—Esta fuerte Ángel —advierte.
—Un sorbito nada mas—ruego—. Sólo para saber que sabor tiene.
—Sabe feo.
Entrecierro los ojos.
—Pues tu pareces muy a gusto —estiro el brazo —. Déjame probar.
—No.
—Jack.
—Si me das un beso.
—Uno —levanto un dedo y sonrío nerviosa cuando se acerca mi rostro.
—Quiero tres —acepto y nos damos tres besos largos. Jack fue más tramposo y me roba otro más —.Deliciosos.
Los suyos también eran una delicia, siempre lo fueron.
—¿Segura?—me mira dubitativo.
—Será un sorbo nada más.
—Bien—accede convencido—.Despacio ¿eh?
Miro el líquido dentro del vaso y me lo llevo a los labios. Jack me hace señas para que beba despacio y bajo su consejo dejo que pase un sorbo pequeño dentro de mi boca.
Arrugo la cara y comienzo a toser cuando el sabor invade mi lengua, era una mezcla extraña, pero nada agradable.
—Prefiero tomar jugo de naranja— decreto y Jack me mira con ternura, deposita un beso en la frente y me invita a recorrer las instalaciones de la casa.
—¿Se puede?
—Por supuesto Ángel— me asegura —. Estos malditos tacones me están matando y hace rato que quiero quitármelos.
Bajo la mirada hacia sus piernas y en ese momento recuerdo que Jack también llevaba tacones, estos eran cerrados y brillantes. Se le veían bien, de hecho, su atuendo de Mary le quedaba perfecto, pero estaba sufriendo y yo también. Estos zapatos también eran altos y ya me estaban empezando a maltratar.
—De acuerdo vamos.
Jack me lleva a los alrededores de la casa de Esther y lo recorrimos descalzos, aunque el piso no era el más agradable era mil veces mejor que andar subida en esos tacones.
Juré que me iba a encontrar con enorme jardín o algo mas, pero en realidad no había mucho que admirar, una pequeña piscina en forma ovalada y un mini bar. Lo que si podía apreciar era el pasto verde y brillante y la tranquilidad que emanaba el lugar.
—Es pacífico el silencio ¿Verdad? — comento mientras contemplo desde el suelo la facha de la hermosa casa de Esther.
—Lo es —afirma dando un largo suspiro, estamos tumbados en el suelo desde hace como cinco minutos y desde que estoy así no tengo el deseo de volver a ingresar a la fiesta, al menos yo no. Este es mi ambiente—. ¿Tienes hambre?
—Un poco.
—Iré por algo de comer ¿sí? — llevo mi vista hacia él —. Vuelvo enseguida, no te muevas de aquí.
—Aquí te espero —Jack asiste y sin devolverme la mirada se pone de pie.
Vuelvo la mirada hacia la fachada de la casa y luego hacia el cielo, el cual estaba cubiertos por un millón de estrellas.
Jack regresa con una bandeja después de de unos largos minutos. Observo la comida cuando estaba frente a mis ojos y me sorprendió ver que había preparado sándwiches tal como yo debo comerlo. Me encanta aquel detalle y para compensar llenó le de muchos besos en los labios.
Después comer comienzo a sentirme extraña y pienso que había sido porque me había acostado tan pronto terminé.
Así que me senté y en vez de sentirme mejor, me sentí mucho peor. Quise mantenerlo en secreto para no arruinar el lindo momento que estaba pasando con Jack, pero no podía seguir ocultando por más tiempo.
Jack me ayuda a ponerme de pie y todo me doy vueltas. Me aferro a su vestido para no caerme.
—¿Quieres que llame a un médico? — su voz se escucha lejana y no sé qué habré contestado, pero Jack no dejaba de repetir si estaba segura.
¿Qué me pasa?
De repente dejo de sentir el frío suelo y siento que vuelo, abro los ojos y veo Jack mirándome preocupado. Sonrío viendo su sexy rostro y vuelvo a cerrarlos.
Mi cuerpo siente algo suave y acolchado que me hace abrir los ojos otra vez. Jack pasa las manos por mi cabello y besa la punta de mi nariz.
—¿Estás segura que no quieres que llame un médico? — pregunta—. ¿segura que así te sentirás mejor?
—Si —contesto—. Es solo un bajón de azúcar, estaré bien — Jack besa mi mejilla y acaricia mi cabello.
—Me esperaré hasta que te sientas mejor —la cama rebota un poco cuando se sienta en el borde. Mis ojos se cierran solos —. Si no lo haces me avisas.
—Está bien Jack — busco su mano y la llevo hasta mi pecho.
****
Cuando despierto no comprendo dónde estoy. Froto mis ojos pesados con ambas manos y miro hacia la puerta que empieza abrirse lentamente.
Me tomaron varios minutos comprender que hacía Esther entrando a la habitación. Fue como un lapsus mental, pero me alegra que haya recordado por qué estaba en esta habitación desconocida.
—¿Cómo te sientes?
—Estoy bien— contesto adormecida, sentía pesadez en todo el cuerpo y muchos deseos de seguir durmiendo—. Solo tengo sueño.
—¿Acostumbras dormir tarde cari? —niego con los ojos a medias asta—. Jack me dijo que estaban en el jardín hablando y empezaste a sentirte mal.
— Si, algo en la comida me cayó pésimo —confirmo.
—Estaba muy asustado, no quería despegarse de ti en toda la noche— sonrío con ternura y abro los ojos de golpe —. Mis padres ellos no saben que estoy...
—No te preocupes cari Jack se encargó de avisarles cuando te quedaste dormida —respiro aliviada y me dejo caer sobre las almohadas.
—Buenos días —su voz inconfundible hizo bailar mi corazón de sobremanera con solo escucharla.
—Querrás decir buenas tardes— refuta con sarcasmo Esther mientras se pone de pie y el rizado ocupa su lugar. Mis ojos apenas pueden mantenerse abiertos —. Les voy a traer de comer.
— Gracias — susurra Jack y escucho la puerta cerrarse Lentamente. Todo queda en silencio —. ¿Cómo te sientes?
—Bien —respondo con la voz pesada abriendo los ojos —. Aún tengo sueño. ¿Y Florencia?
—La llevé a casa esta madrugada, ella está bien no te preocupes— se acerca un poco más a mí y acaricia mi rostro con sus cálidas manos —. Tu eres quien me preocupa Ángel— lo miro con apreciación y me lanzo hacia su pecho cuando recuerdo las palabras de Esther.
—Yo me encuentro bien —aseguro mientras aspiro su delicioso aroma.
—¿Quieres irte a casa?
— Ay no todavía — dije con flojera y me separo de su cuerpo. Mis ojos se desvían hacia sus brazos y detallo lo que lleva puesto. Jack tenía una franelilla de tiras gruesas color negro parecida a la que llevaba la chica, pero de la banda de Ramones.
Su color de piel era hermoso, era bronceada y muy tersa creo que mejor que la mía. Sobre sus hombros redondos tenía como pecas, pero esos puntos marrones son debido a las quemaduras de los rayos solares.
—¿Gustas el paisaje? —parpadeo y levanto la vista, mis mejillas se contraen y no puedo mantener mi mirada de su mirada juguetona —. A mí me encanta el paisaje.
Pensé que lo decía por él ya que es tan creído y egocéntrico, no lo había entendido hasta que me guie por sus preciosos ojos que miraban fijamente mi pecho.
Cruzo los brazos para cubrirme, pero Jack me toma por las muñecas, ahogo un grito cuando caigo hacia atrás y su cuerpo se cierne sobre mí. Miro el perfil de mi cuerpo y no puedo creer lo que llevo puesto. Una diminuta bata roja de lencería, con una apertura en V que dejaba ver mi pecho.
—¿De esos te pondrás cuando nos casemos? —iba a contestar, pero coloca un dedo en mis labios— Porque veo que será un gasto innecesario si te los voy estar quitando, es mejor dormir desnudos, así con nuestro pijama original, menos gastos— se ríe al ver que no soy capaz de decir nada y atrapa mis labios con suavidad, sonriendo en ellos y buscando la manera que mis brazos se liberen, pero no lo consigue, ya que pongo mucha resistencia.
Las risas de ambos abarcaban cada rincón de la habitación y no me importaba que nos escucharan. Jack parece un personaje de ficción, esos por quien suspiramos y deseamos que sean reales.
Sé que pensaba mal de él sin conocerlo, sé que lo juzgue muy mal, pero que un chico con esos rasgos físico tan perfectos después de lo que me pasó con alguien igual de atractivo, es justo volverse desconfiada.
—Jamás imaginé verme en esta situación después de tanto tiempo— comento después de un largo suspiro.
—¿Esto ya lo viviste una vez?
— Si —contesto luego de quedarme en silencio varios segundos.
— ¿Y qué pasó? —sello mis labios y solo lo miró —. Sabes que puedes contar conmigo — deposita un beso en el dorso de mi mano y después entrelaza nuestros dedos.
—Cuéntame cariño—me alienta a contarle.
—Dame tiempo—pido llevando mi mano hacia la mata de rizos que caían sobre su frente, sin apartar mi mirada de sus enigmáticos ojos —. No es fácil.
Jack deja caer su cuerpo sobre el mío y acurruca su cabeza en mi pecho.
—Cuando tú quieras me cuentas — sonrío aliviada y agradecida al a vez—. ¿Vamos a ir a la iglesia? —suelto una risita irónica.
—¿Tú quieres ir?
—Si — eso suena demasiado forzado y me doy cuenta que no está siendo sincero.
—Mira que dios castiga a los mentirosos.
—No Ángel, no quiero ir— confiesa.
—Yo tampoco tengo muchas ganas— declaro también, estoy muy cansada y además el sueño no se va—. Tengo sueño todavía.
—¿Nos quedamos un rato más? — pregunta y siento su mirada.
Cierro mis ojos y asisto.
—Sí, otro ratito más.
—Descansa Ángel —musita y se tumba a mi lado, me arrastra hacia su cuerpo y me oculta en su pecho.
- - - - - - - -
Holiss personitas bonitas de Wattpad y del mundo mundial <3
¿Qué tal?
¿Cómo les ha ido?
Capitulo un poco mas largo <3 pero espero que les haya gustado...
Disculpen la demora pero he estado ocupada.
Gracias por sus votos y comentarios, gracias por apoyar esta historia las quiero.
Les mando abrazos psicológicos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top