Capítulo 7
Se quedó impresionado un segundo antes de salir corriendo a buscarlo, quitó las cajas y pudo ver al pequeño hecho un ovillo en el pasto. Por un segundo pensó lo peor y lo agitó del hombro buscando movimiento.
Damián se incorporó con dificultad mirándole con una expresión extraña que nunca había visto Tim en él, por ello fue que tardó en reconocer los ojos acuosos llenos de lágrimas contenidas y el puchero en la boca.
Tim le abrazó automáticamente -¡No llores! ¡No llores!- le ordenó asustado, sobándole la espalda repetidamente de arriba abajo tratando de calmarlo con torpeza como si fuera un bebé que está apunto de soltar el llanto -No pasa nada, ¿vez?, todo está bien, solo fue un golpecito, no pasa nada, no pasa nada...- le dijo aterrorizado de las lágrimas del menor, sin saber que hacer como cualquier hermano que sabe que se ha excedido y ahora esta histérico de las consecuencias.
Damián había enterrado su cara en su pecho y no hablaba ni se movía.
"¡POR FAVOR NO LE DIGAS A PAPÁ!" Pensó aterrorizado.
Hizo un sonido como si calmara a un caballo y no a un niño dándole palmaditas en la espalda y estrujándolo a su pecho.
Kon se acercó a él mientras despejaba la zona –Calma Tim-le dijo suave –Déjame verlo –extendió los brazos pero Tim no quería soltarlo había demasiada gente, niños curiosos viendo, sabía que Damián odiaría si lo veían llorar, algunas madres fueron a sus bolsos por medicinas o vendajes "¿todas las mamás llevan botiquines?" Se preguntó con la mente a mil por hora.
El menor restregó su cara contra su camiseta y se soltó de su abrazo, Tim pudo notar que tenía los ojos enrojecidos y se sostenía la muñeca apretando los dientes por el dolor.
-Creo que se lastimó la mano –le Kon -será mejor que lo llevemos al hospital –
-¿Hospital? ¿Es tan serio?, pero va a estar bien ¿verdad? –le preguntó, y su propio tono de voz era como si fuera a llorar, porque era solo un adolescente y no tenía la menor idea de que hacer y tenía mucho miedo de hablarle a su padre y enfrentar su furia.
Kon tomó en brazos a Damián con facilidad -Jon ve por nuestras cosas- el menor asustado se apresuró a obedecer, tomaron las llaves y se subieron a la camioneta.
No tardaron en llegar al lugar, el medico asaltó a Tim con preguntas, cuál era el nombre completo de Damián, alergias, tipo de sangre, cuál era su seguro y demás datos, que Tim se vio incapaz de responder.
Con manos temblorosas se decidió a hablar con su padre, apenas hubo contestado no pudo aguantar el remordimiento y terminó llorando en la línea.
-Damián se lastimó un brazo y fue por mi culpa –le dijo entre hipidos y lamentos.
Su padre un hombre metódico y calmado le dictó las órdenes precisas, Tim lo puso en la línea con el doctor y pudo responder a las dudas del galeno.
Tim se limpió las mejillas húmedas hecho un desastre de raspones y marcas de pasto y tierra.
-Lo siento, arruine la fiesta –le dijo a Kon –Mi padre no tarda en llegar, está bien si te vas y regresas con los demás- le dijo cabizbajo.
-Me quedaré contigo hasta que llegue- le dijo el otro, los brazos de Kon se abrieron a él y Tim se lanzó a ellos de manera automática.
El corazón de Tim se derritió en la calidez de Kon, apoyándose contra su pecho y respirando su aroma, era tan perfecto que no notó cuando su padre llegó y carraspeando los hizo soltarse.
-Bruce Wayne, mucho gusto-le dijo a Kon quien tenía las mejillas rojas y azorado le estrechó la mano.
Jon quien seguía ahí le saludó con una sonrisa presentándose a sí mismo como amigo de Damián.
Las comisuras de Bruce se elevaron casi imperceptiblemente y le acarició la cabeza antes de despedirse e ir donde el menor estaba.
-Creo que ahora si me voy –le dijo Kon tomando la mano de Jon –Iremos a visitarte y llevarle un regalo a Damián, nos vemos después-
Tim le dijo adiós con la mano mirándolo marchar aun cálido por dentro por el abrazo anterior.
Cuando su padre regresó con él a pedirle una explicación, Tim balbuceó relatando la historia.
-¿Aventaste a tu hermanito menor para impresionar a un muchacho?- Bruce incrédulo se masajeó el puente de la nariz.
-Estas castigado, lo estarás durante tres meses hasta que Damián se recupere de la fractura de muñeca que le provocaste, y serás tú quien le ayudará en todo lo que necesite – le sancionó su padre con voz seria.
Tim quiso protestar pero su padre le calló con una mirada –Ve y discúlpate con tu hermano- le dijo.
Con el brazo escayolado, Damián se encontraba sentado en una cama hablaba con Dick en videollamada desde el teléfono de su padre.
-Dami no puedo ir a verte-le dijo Richard llorando a lagrima viva con un puchero de resignación - La grabación no me lo permite y ya hablé con el director y me dijo que no puedo ir hasta acabar mis escenas- Dick se sonó la nariz, limpiándose con un pañuelo las mejillas - Tomaré el primer vuelo desde Roma a donde estas – le prometió, la atractiva cara de su hermano mayor miraba con infinita pena a Damián.
Tim se sentó junto al menor escuchándoles platicar.
-No hace falta Grayson, estaré bien, vuelve antes de que me quiten la férula quiero un autógrafo- una diminuta sonrisa apareció en el rostro de Damián y Dick rio asintiendo con fervor
-Claro que si – Dick le guiño un ojo y su expresión muto al ver a Tim aparecer en la pantalla.
-Tú y yo tenemos mucho de qué hablar Timothy Drake Wayne- le advirtió Dick.
-¿Cómo es posible que fracturaras a tu hermanito?, ¿Qué demonios pasa por tu cabeza?, ¿Cómo puedes ser tan irresponsable?, se supone que eres mayor que él para que lo cuides no para que lo pongas en peligro – el tono de voz de Dick se elevaba cada vez más y sus ojos azules relampagueaban con la misma ira de su padre.
-Fue un accidente- murmuró Tim asustado del mayor y de sus gritos.
-No fue un accidente, ¡tú lo aventaste!- Dick tomó un profundo respiro tranquilizándose –Quiero que pienses en todo lo que hiciste mal y cuando nos veamos me dirás que aprendiste de todo esto, papá me contó que tú vas a asistirle en lo que se recupera, así podrán aprender a llevarse bien de una buena vez – les regañó, Dick tomó un nuevo aliento profundo y suspiró –Van a hacer que me dé un paro cardiaco o algo... y pensar que creí que tendría suficiente cuando Jason se compró ese ataúd con ruedas... en fin, debo irme a trabajar, cuídense mucho mis hermanitos bebés y cuiden del tonto de Jay – Dick les mandó un beso sonoro antes de colgar.
Se quedaron callados, sentados el uno al otro, sin saber que decir -Damián...yo...- Tim empezó.
El menor le tapó la boca con su mano, solo entonces Tim notó los deditos delgados y la mano pequeña. Nunca lo había pensado pero Damián era muy bajito, más que un niño grande de once años y Kon lo había alzado como sino pesara nada.
También le había resultado relativamente fácil empujarlo, moverlo y aventarlo lo cual lo volvía delgado y compacto.
Tim le miró de reojo y pudo ver un poco de lo que veía Dick en él, piel suave y flexible, cabello brillante y muy negro, cara ligeramente redondeada con altos pómulos y grandes ojos verdes.
Era aún pequeño y frágil, y era su deber como hermano mayor cuidarlo.
-Vamos a casa Damián- se puso de pie y le tendió la mano.
-Qué asco Drake tus manos sudan- le dijo el menor tras tomarla.
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