Un poco de alegría
Las miradas de Sango y Rin se cruzaron mientras miraban un mapa de la cuidad. Ambas estaban sentadas en la pequeña mesa de la cocina del apartamento de la novia de Miroku.
Había repasado aquel mapa durante varios minutos mientra tomaban un café.
- Sango... esto debe de ser perfecto, Kagome está muy triste desde el entierro de su madre, y esto debería alegrarla.
La nombrada se frotó la sien asintiendo con la cabeza
- Lo sé, por eso te digo que el restaurante donde vayan los dos debe de ser un luegar apartado, a las afueras y con bonitas vistas a las estrellas.
Rin negó mientras se cruzaba de brazos.
-Ese tipo de lugar podría causar que hubiera silencios incómodos, Inuyasha necesita un sitio en el centro, para que luego puedan salir, pasear y reírse.
- Repasemos lo que llevamos...- murmuró la morena- queremos llevar a Kagome a cenar con Inuyasha para que éste la anime, pero también para que aprovechen y hablen de sus cosas... por eso la cena a las afueras es la mejor opción... además de que hay una gran gama de moteles.- explicó levantando las cejas
- Será mejor que vayamos a la casa de los Taisho, Sesshomaru podrá ayudarnos con la reserva.
(...)
Dejó el ramo de margaritas, las favoritas de su madre, sobre la tumba.
- Hola mama, Sota se fue ha estudiar al extranjero, como él quería - sonrió con tristeza- y Haru-chan crece cada día más, yo estoy bien, bueno, todo lo bien que se puede estar...- jadeó- Te extraño mamá... todos te extrañamos muchísimo...- dijo soltando un par de lágrimas que Inuyasha enjuagó
- No pasa nada, cariño - susurró
- Sango sigue igual de loca... e Inuyasha es más persistente que nunca... - dio un beso a su mano y la poso sobre la lapida- Te quiero mama...
Inuyasha suspiró pasando una brazo por sus hombros. Hacía ya dos meses desde aquella llamada de teléfono en plena conversación dando tan mala noticia. Durante ellos Izayoi se había preocupado de dar ese amor de madre tanto a Kagome como a su hijo, siendo un gran apoyo para ella. Inuyasha también había estado ahí, apoyándola, pero su función se limitaba a ser la persona que la acompañaba a visitar a su madre.
No había vuelto a hablar con la azabache sobre aquel tema de ser amantes, sabía que ahora era un momento delicado y que no debía meter más presión de la que ya había, ahora solo importaba que ella se sobre pusiera.
Y es que el ojidorado entendía aquel dolor intenso que se sentía al perder a un madre... porque él había perdido un padre y, aunque su recuerdo siempre estuviera presente, Inuyasha no recordaba cómo había sobrellevado el dolor, simplemente poco a poco esa punzada en el corazón desaparece dejando un bonito recuerdo y una imagen de la persona querida.
- ¿Quieres hablar con Izayoi?
- No lo sé... pero debo ir a recoger a Haru. - Kagome suspiró- Inuyasha, muchas gracia por todo.
- Relájate, cariño, tómalo como unas vacaciones...
Caminaron hacia el coche y el ojidorado condujo hasta la casa, cuando bajaron, Inuyasha agarró la mano de Kagome
- Tu madre está orgullosa de ti...
Ella sonrió
- Voy a ver a Haru.
Inuyasha asintió y se fue dirección a la cocina a comer algo, allí encontró a Sango parloteando cosas de hoteles y habitaciones para una noche mientras su cuñada Rin se tapaba los oídos sonrojada y negaba con la cabeza en un intento de no imaginarse nada.
- ¿Le están preparando una sorpresa a mi hermano? - preguntó entrando en escena
Sango lo miró por un momento y luego se rió por el malentendido. Se acercó a la puerta, metió al peliplata en la cocina y la cerró antes de contestar:
- Enrealidad queremos darle una sorpresa a Kagome, y te necesitamos...
-¿Qué habéis tramado?
- Pensamos en animarla, al principio se nos ocurrió una tarde de chicas - contestó Rin- pero creemos que es mejor que se divierta contigo.
- ¿Por qué?
- Vamos Inuyasha - habló la castaña- Vosotros tenéis cosas que hablar y, además, eres muy bueno haciendo a Kagome feliz.
Esas palabras lo calaron hasta los huesos haciendo que se quedara en una nube por un momento. Él la hacía feliz, él era bueno en eso...
- ¿Entonces qué se os ha ocurrido?
- Una velada romántica, en un restaurante. - contestó la azabache- pero yo creo que es mejor en restaurante céntrico y Sango dice que mejor uno a las afueras...
- Inuyasha no somos niñas - cortó la castaña- sabemos que tu quieres tu intimidad para estar con Kag, ya sabes, en la cama - explicó mientras la cara de Rin se coloreaba- por eso había pensado que un restaurante cerca de algún hotel sería lo ideal.
Inuyasha sonrió de lado y apoyó su mano en el hombro de Sango.
- ¿Qué gracia tiene que esté preparado? Le estás quitando el placer de buscar un sitio a toda prisa y con las hormonas revolucionadas... podríamos hacerlo en el coche...
Sango se quedó pensando y al final asintió y miró en dirección a su amiga
- Rin-chan tienes razón, lo mejor es un restaurante en el centro. - dijo sonriendo
- Está bien, conseguiré una reserva pero por favor, no sigan hablando de "eso"
Inuyasha soltó una carcajada
- Tranquila Rin, para tu información, lo más erótico que tenía pensado hacer con Kagome era darla un beso. - miró a Sango cuando la otra salió de la habitación- ¿qué debo hacer?
- Debes pedirle a Kagome que salga contigo hoy, y tienes que hacer que acepte...
Inuyasha se sonrojó mirando hacia otro lado
- ¿Pedirla salir? Pero cómo
- Solo es una cena Inuyasha...
El nombrado suspiró aún sonrojado
- Lo entendi mal....- susurró
Rin volvió a entrar con un papel en su mano:
- Aquí esta la dirección del restaurante, está la reserva a tu nombre... que no se te olvide- dijo Rin tendiéndole un papel, que cogió para después asentir.
- Lo dejamos en tus manos, Inuyasha
El peliplata asintió otra vez y rodó los ojos... ¿Cómo iba a convencer a Kagome?
- Inuyasha...- dijo el niño tirando de la manga de su camisa
Tal vez la respuesta estaba mas cerca de lo que pensaba
- ¿Qué pasa enano?
- ¿Entonces saldrás con mamá?
¿Cómo se enteraba el niño de todo?
- ¡Claro!- se agachó a su altura- pero lo que pasa es que la tenemos que convencer...
- ¿Tenemos? Yo no voy a salir con mami... ¡adiós!
Inuyasha se quedó boquiabierto. No, la respuesta no estaba tan cerca... Gruñó y, farfullando insultos, cogió un ramo de rosas de la encimera, que había preparado sus "celestinas" Rin y Sango y se acercó al cuarto de Kagome tocando la puerta.
-¿Cariño?- preguntó cuando pasó
- Estoy en el baño...ahora salgo.
Sonrió dejando el ramo de rosas sobre la cama y quitándose la chaqueta entrando al pequeño cuarto de baño de la habitación
- ¡Inuyasha!- exclamó sentada en la bañera y tapándose con sus brazos
El ojidorado se fue quitando sus ropas mientras se acercaba a la bañera
- Hola cariño, hoy te ves mejor que nunca
- ¿Qué haces?- preguntó cuando se metió en la bañera con ella entre sus piernas
- Estoy un poco sucio...solo quería bañarme...- contestó sonriendo arrogante mientras agarraba la esponja y se echaba gel.
- Entiendo...- musitó Kagome sin quitar ojo a lo que el peliplata hacía
- ¿Quieres limpiarme tú?- preguntó agarrando la mano de la chica y colocándola en su pecho
Kagome cogió en gel y se lo echó en sus manos mientras lo esparcía por su torso. Inuyasha sonrió:
- Te quiero Kagome.
- Demuéstramelo, no quiero tus "te quiero" - dijo Kagome mirándolo a los ojos
- ¿Quieres que te limpie?- preguntó sonriendo
En un abrir y cerrar de ojos Inuyasha tenía sobre sus ojos la parte más sensible de Kagome y ella la de él. Nunca dijo dónde iba a ser el beso. La azabache se sonrojó cuando comenzó a sentir la lengua del ojidorado.
-Inu...
¿Cómo podía amar tanto que gimiera su apodo así?
Kagome alargó la mano al desagüe dejando que el agua se fuera, gimiendo con más fuerza
- No es justo...-musitó Kagome agarrando su miembro con la mano haciendo que el joven gruñir contra su intimidad.
Sonrió más y siguió lamiendo su intimidad excitándola cada vez más ayudado también por sus dedos.
- Tócame...cariño...
Kagome, sonrojada hasta las orejas comenzó a mover su mano alrededor de su miembro acercando su boca a el. Gimió y lamió la punta despacio cuando escucho a Inuyasha gemir y sonrió lamiendo la parte mas sensible del hombre que estaba a su lado. El peliplata también aprovechaba la situación robándole gemidos.
(...)
- Inuyasha... ¿estas rosas son para mi?- preguntó Kagome cuando lo vio salir del cuarto de baño con una toalla en su cabeza.
- Claro que sí, quiero llevarte a un sitio hoy...
- ¿Al cine?
- No. A un restaurante, a cenar- sonrió acercándose para besarla- tengo que decirte una cosa muy importante
- No creo que este bien... mamá...- dijo con un aire de tristeza
- Esta mañana te acompañe a su tumba, y te puedo asegurar cariño... - agarró su mentón para que lo mirara- que tu madre quiere que seas feliz...
Kagome sonrió con tristeza
- Tienes razón.
- Vale, voy a cambiarme... ¡vístete elegante cariño!- exclamó antes de cerrar la puerta
Kagome colocó aquellas rosas en un jarrón con agua y comenzó a vestirse eligiendo un elegante vestido negro con unos tacones a juego y se maquilló un poco, notándose sus labios algo más rojos que en lo natural; se peinó el pelo dejándolo suelto y se puso unos pendientes para después salir de su habitación encontrándose con Inuyasha
- Me encanta eso de que tardas poco y te ves demasiado bien...- sonrió galante
Él también se había arreglado, vestido de traje pero, como era Inuyasha Taisho, no había ninguna corbata o pajarita...éste la recorrió con la mirada
- Repito, te ves demasiado bien.
Kagome le miró de reojo mientras lo detallaba con la mirada.
- Te ves sexy también
(...)
- ¡Esto está buenísimo!- exclamó Kagome
Inuyasha rió al verla con una sonrisa tan infantil en su rostro
- Me alegra de que te guste
- ¿Qué me tenías que decir?- preguntó limpiándose la barbilla con una servilleta
- Cariño, ¿quieres ser mi novia?
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Perdonad por no subir, estaba algo ocupada
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