Desenlace enredado

- ¿A dónde me llevas, cariño? - preguntó Inuyasha sonriendo de oreja a oreja

- Ahora lo verás...- musitó ella mientras seguía caminando por su casa.

-¿Qué me vas a enseñar?

- Tú espera...

Inuyasha sonrió feliz mirando su mano entrelazada con la azabache. Disfrutando de su pequeño movimiento de caderas...

- Siéntate aquí

Él obedeció aun más feliz y miro a Kagome cual cachorrito moviendo la cola a punto de recibir un premio.  De repente, Kagura apareció en la sala con la mirada gacha, sabía que lo que hacía estaba bien, que era lo correcto pero... aun así, sabia que estaba traicionando a su familia, su única familia... aunque la hubiera abandonado y repudiado por no hacer lo que ellos querían...

- Hola Inuyasha, soy Kagura y...

La sonrisa del peliplata se borró mientras se levantaba de la silla y negaba con la cabeza

- No, no no no no y no... Cariño, no te voy a compartir, no. Esto si que no... podemos hacerlo en la cama, el sofá, en una silla, en la ducha, la bañera, la mesa, la cocina, la alfombra, tumbados, de pie, contra  la pared... pero tríos no.

Kagome y Kagura se echaron a reír como locas mientras Inuyasha las miraba extrañados.

- ¡Dios Inuyasha!- gritó la azabache mirándole  

El nombrado volvió a sentarse y suspiró

- Soy Kagura, Kagura Takena, la hermana mayor de Kikyo...

- ¿Y...?

- Inuyasha...- murmuró Kagome- ¿Tú... te quieres casar conmigo?

El ojidorado asintió acalorado

- ¿De verdad? -  preguntó acercándose a él

Este sonrió y extendió sus brazos a ella. La azabache se acercó a él y sonrió sentándose en su regazo.

- Kagura-chan y yo tenemos un plan... te casarás con ella.

- Pero, ¿Qué dices cariño?

- Nos pasaremos por la casa de los Takena, dirás que te has enamorado de mi y papá aceptará... así nos "casaremos" - explicó la otra mujer

- ¿Y Kikyo?

- Eso es lo mejor, ¡porque al ser Kagura mayor no puede hacer nada!- Kagome rió y aplaudió

- Lo único que tengo que hacer es cambiar de prometida... ¿y tú cariño?

- Como Kagura-chan no te quiere, te rechazará y no podrán decir nada, ¡serás libre!

Besó su sien y la abrazó.

- Eres demasiado buena para mí...

Inuyasha suspiró y miró a los ojos a aquella joven de pelo oscuro .

-¿Entonces el plan es "casarme" contigo?

Kagura asintió

- Poca gente me recuerda por mi apellido, fui bailarina durante un tiempo, y mis padres quería que fuera una bailarina profesional, yo me negué, quería estudiar en una universidad pública, conocer gente y no estar encerrada en casa como llevaba 15 años haciéndolo... Así que me fugué... Bueno -sonrió- Kagome me ayudó, me llevó a su casa, me acogió y me ayudó a encontrar trabajo, terminar el Instituto y estudiar en la Universidad...- miró a la nombrada- yo.... A Kagome le debo mi libertad, mi preciada libertad

El peliplata sonrió

- Esa es mi Kagome

(...)

Inuyasha caminó seguro de sí mismo por aquel pasillo adornado con las más lujosas alfombra y jarrones acompañando cuadros y muebles empotrados... Todos con un aire clásico y antiguo. Siguió caminando feliz hasta que divisó a su cómplice y se puso más serio. Un truco que le había dado aquella joven de pelo oscuro recogido en un moño era que, pensara en Kagome y en Haru, así su mirada se endulzaría lo suficientemente como parecer el idiota enamorado que era...

Respiró hondo y entró en la pequeña sala abierta y luminosa:

-Inuyasha

- Kagura, cielo

Esta sonrió y se levantó del asiento para abrazarle, la mano de Inuyasha se paró en su cintura y empezó a caminar al compás de ella.

- Encantado de volver a verle, señor Takena - soltó el ojidorado sonriendo de oreja a oreja mientras extendía su mano para estrecharla con la de aquel señor de piel pálida, mirada fría y pelo canoso.

Este solo gruñó huraño para soltar la mano del joven y llamar a su hija pequeña, Kikyo Takena. La saliva pasó despacio por la garganta de Inuyasha mientras veía a esa... Mujer, entrar en acción...tenía algo planeado, lo sabía, lo sentía en lo más profundo de su ser...

- ¿No te parece mi hermosa Kikyo adorable?

- Y lo es señor, pero es muy pequeña para mí, además es demasiado jovial comparado con alguien como yo que quiere paz y tranquilidad

- Por eso elegiste a Kagura, ella se escapó de casa a los 16...no veo nada de tranquilidad en ella...

Inuyasha sonrió a la joven nombrada.

- Yo la amo, eso es lo importante

El señor volvió a mirarlos para después mirar a su hija pequeña, antes de hablar, Inuyasha lo miro seriamente:

- Y no pienso cambiar de opinión, señor...

(...)

- ¡Lo logramos!- exclamó Kagura en cuanto subieron al coche.

- ¿Sabes cuánto tiempo he esperado poder ser feliz con ella, Kagura? Tres años... tres malditos años para poder estar con ella, feliz sin problemas... me alegra que nos hayas ayudado, significa mucho.

Kagura sonrió.

- No es nada, es todo un honor poder ayudarla a ser feliz...

Ambos sonrieron mientras paseaban por la calle y se acercaban al pequeño café en el que habían quedado con Kagome. Le contaron todo con pelo y señales, sin olvidarse de las miradas sorprendidas y desagradables de Kikyo hasta el momento feliz en el que aceptaron el matrimonio, el padre de Kagura, el señor Takena, ya estaba preparando todo lo de la boda, que sería dentro de unos meses.

Inuyasha estaba deseando ser libre pero, aún les quedaba camino por recorrer, tenía que llegar el día de la boda y, Kagura tenía que darle calabazas en el altar.

- No os han dado una fecha aproximada...- repitió Kagome- Kagura, podríamos estar así meses... ¿eso está bien para ti?

- Claro que sí, Kagome, solo tienen que vernos juntos en algunos momentos, lo conseguiremos - sonrió- Inuyasha y yo intentaremos que sea lo antes posible, supongo que mi padre ya había empezado a preparar algo por el matrimonio que ibas a tener con Kikyo.

Todos rieron mientras siguieron atando cabos de su gran plan tomando un café en la mesa más escondida del local.


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