7

Los ojos azules del chico me examinan y me dedica una sonrisa amistosa antes de levantar el pack de cervezas que lleva en la mano.

—¿Puedo entrar? —pregunta.

—¿Qué quieres? —contesto con otra pregunta, mucho más seca de lo que pretendía.

—Quiero disculparme, y que estemos bien —se encoge de hombros.

¿Por qué le importa tanto cómo estemos? Ni siquiera éramos amigos antes de lo del beso, para mí él era el hermano de Alice y una especie de enamoramiento adolescente, y yo para él la amiga de su hermana.

—Ya te disculpaste, y estamos bien.

—No, no lo estamos —niega con la cabeza, mirándome a los ojos—. ¿Puedo pasar?

—Está bien —suspiro, cediendo, y me aparto de la puerta para que él entre.

Louis deja el pack de seis cervezas encima del mueble donde hay también un pequeño televisor y su mirada se enfoca en la transparente puerta corredera del balcón.

—Vaya, veo que habías empezado sin mí —dice al ver la botella de vodka que sigue encima de la mesa exterior.

—Tampoco te esperaba —me encojo de hombros, y él suspira.

—Bueno, creo que voy a tomarte prestada esa botella —me dice antes de caminar hacia el balcón y salir por la puerta.

Cojo el pack de cervezas y me siento a su lado, en una de las dos sillas del balcón, dejando el cartón con las seis botellas encima de la mesa.

—¿Has tenido un mal día? —le pregunto, intrigada por sus repentinas ganas de beber.

—Bastante —contesta, sirviéndose un vaso, y se fija en la lata de refresco vacía que reposa sobre la mesa—. ¿Tienes más de estas? He tenido un mal día, pero no tanto como para beberme el vodka solo.

—En la mini nevera de dentro —le indico, y él asiente antes de levantarse e ir a por eso.

Cuando él ya está dentro, buscando el refresco, suspiro y me paso una mano por el pelo, encontrándome con un enredo, y tiro de él para calmar un poco estos nervios. ¿Qué quiere Louis a las diez de la noche? ¿Cómo se supone que las cervezas van a solucionar lo que pasó, si eso empezó también con alcohol?

El sonido de los pasos de Louis entrando en el balcón me distrae mis pensamientos. Le miro, y él me dedica una sonrisa antes de sentarse en su silla de nuevo. Tenemos la mesa entre los dos, no estoy directamente a su lado, y de cierta manera lo agradezco. No necesito que mis nervios por su cercanía se vuelvan más fuertes, necesito calmarme urgentemente, y es por eso que cojo una de las botellas de cerveza y, tras abrirla con el borde de la mesa —algo que aprendimos a hacer Alice y yo un verano en el que nos aburrimos mucho—, y le doy un largo trago.

—Alguien también ha tenido un mal día —ríe Louis, y no le contesto, aunque quiero decir muchas cosas.

—¿Qué te ha pasado a ti? —le pregunto unos minutos después, mientras mi mirada se pierde en el cielo oscuro.

—Mucho lío en el trabajo —dice.

—¿Trabajas en algo relacionado con la música, no? —le pregunto, ya que Alice me comentó que era productor musical o algo así, pero tampoco precisó en nada.

—Sí, soy productor —asiente—. Me encanta mi trabajo, pero todo en exceso es malo, y eso es lo que ha pasado hoy. Y tú, ¿de qué trabajas?

—Trabajo en un restaurante, de camarera —digo, sintiéndome un poco estúpida por tener un trabajo tan corriente y no haber sido capaz de seguir con mis estudios.

—¿No estabas estudiando Veterinaria?

—Sí, pero lo dejé —me encojo de hombros—. Supongo que nunca he servido para estudiar.

—¿Y crees que yo sí? —suelta una carcajada—. Pensé mil veces en dejar la carrera mientras estudiaba.

—Pero la terminaste.

—La terminé porque tenía a Nate a mi lado ayudándome y obligándome a estudiar.

—¿Nate? —frunzo el ceño—. No parece una persona de... ya sabes, estar por los demás.

—Algún privilegio tenía que tener ser su hermano gemelo —dice, sonriendo—. Nate pasa bastante de la gente, pero siempre hemos estado muy unidos.

—Vaya... —murmuro—. A mí también me gustaría tener un hermano o hermana con el que llevarme así.

—Bueno, Alice es como tu hermana.

—Cierto —asiento, y se me escapa una sonrisa al pensar en todo lo que Als y yo hemos vivido juntas.

—Pero entonces yo también sería como tu hermano —bromea otra vez, y ruedo los ojos sin dejar de sonreír.

—Qué pesado, sabes de sobra que no es así —digo, y Louis deja su vaso ya vacío en la mesa para coger una cerveza.

Yo estoy terminando mi primera cerveza, y después de dos vasos de vodka con cola estoy cada vez más ebria, pero me siento cada vez mejor. La magia del alcohol.

Más o menos una hora más tarde solo quedan dos botellas de cerveza y nada de vodka. Nuestra pequeña fiesta de la bebida se ha trasladado a la cama, donde estamos sentados mirando un reality show horrible que dan en la tele mientras nos reímos de lo idiotas que son los que salen en él.

—Mira a esta, se parece a Janelle —dice Louis, apuntando a una de las chicas que sale, que está peleando con un chico.

—Pues la verdad es que sí —concuerdo—. Incluso es igual de insoportable.

Louis se echa a reír y asiente con la cabeza repetidas veces, dándome la razón.

—No puedo con ella —dice.

—Pues te la follaste —suelto sin querer, y en cuanto lo digo me arrepiento de tener una jodida boca.

La expresión de Louis se vuelve seria y me aparta la mirada.

—Todos cometemos errores —se encoge de hombros—. Sí, estaba bebido, pero supongo que podría haber dicho que no.

—Oye, lo siento, no quería... —empiezo, pero me interrumpe.

—No pasa nada, fue hace mucho tiempo.

El ambiente se vuelve tenso, muy tenso, y me castigo mentalmente por haber soltado esa gilipollez hasta que uno de los chicos del reality cae por las escaleras y Louis se echa a reír, a lo que me uno.

—Adoro estos programas, me hacen sentir tan inteligente —dice cuando conseguimos parar de reír.

Suelto otra carcajada y me levanto, tambaleándome un poco, para ir a la mesa donde está el pack ya casi vacío de cerveza.

—Pásame una a mí también —me pide Louis, y asiento antes de coger las dos botellas que quedan y volver a la cama.

—Mierda, estoy borracha —digo en cuanto me siento, notándome en las nubes.

—No me digas —contesta él sarcásticamente—. Yo estoy completamente sobrio.

—Sí, claro —río, y le paso la cerveza.


— o —


No sé exactamente cómo ha pasado, pero estoy echada en la cama con Louis encima de mí, besándome. Mis dedos juegan con su cabello mientras mi lengua explora su boca, esta vez sin malas sensaciones pese a que ambos sabemos que no deberíamos hacer esto. Pero hoy lo que deberíamos hacer no importa, hoy lo que importa es lo que realmente queremos.

Toda nuestra ropa ha desaparecido, solo queda la ropa interior haciendo de barrera entre nosotros, pero le noto duro contra mi pelvis.

—Joder —murmura, separándose por un momento y mirando mi cuerpo casi desnudo, solamente cubierto por la fina tela de mis bragas—. Eres preciosa.

Suelto una risita y noto el calor apoderarse de mis mejillas. Me elevo con la ayuda de mis codos apoyados contra el colchón y le beso otra vez, incitándolo a continuar. Él me vuelve a presionar hacia abajo y desliza su lengua dentro de mi boca. Gimo y correspondo a su beso, ansiosa. Llevo tanto tiempo esperando esto que ahora no puedo parar.

Sus besos bajan a mi cuello y me retuerzo de placer debajo de él, soltando un gemido cuando baja hasta mis pechos y su boca se cierra sobre uno de mis pezones. Noto ese dolor punzante de pura necesidad en mi clítoris, creo que nunca había estado tan excitada.

—Louis... —gimo, y él levanta la cabeza y me sonríe.

—No seas impaciente —susurra, besando el valle entre mis pechos mientras sus manos juegan con éstos.

Suelto un gruñido de frustración y Louis suelta una risa para incorporarse y acercarse a besarme. Muerdo su labio inferior muevo mis caderas de forma en que se rozan con el bulto en sus bóxers. Louis gime y lleva una de sus manos, con la que no se está apoyando, a su ropa interior para bajársela como puede. Sonrío en su boca al ver que está cediendo a lo que quiero, y bajo la única tela que queda en mi cuerpo, terminando de quitármela con mis piernas.

Lo siguiente que noto es la punta de Louis rozándose contra mi húmedo sexo, y cuando por fin entra libero un largo gemido. Su polla llega hasta lo más hondo y Louis me besa, acallando su propio gruñido. Empieza a moverse a un ritmo lento pero constante, entrando y saliendo, y yo no puedo dejar de gemir. Louis se separa y me mira, sus ojos azules se clavan en los míos y no deja de mirarme mientras se mueve.

—Oh, dios... —susurro entre jadeos, y su boca se abre para liberar un sonoro gemido.

Empieza a mover sus caderas más rápido, hacia adelante y atrás, dentro y fuera. Echo la cabeza hacia atrás y grito su nombre, notando el familiar hormigueo en mi clítoris que indica que voy a llegar al orgasmo pronto. Mis uñas se clavan en su espalda, y él cambia el ritmo, tocando algo dentro de mí que hace que grite cada vez que llega al fondo.

—Deena —gime en mi oído, y justo en ese momento la presión en mi cöño estalla y llego al orgasmo entre altos gemidos.

Mis paredes se contraen alrededor de la pollä de Louis y sus movimientos se vuelven descoordinados, es entonces cuando gruñe en mi oído y se corre dentro de mí.

Sale de encima de mí y yo soy incapaz de moverme de lo cansada que estoy, simplemente me meto dentro de las sábanas, y Louis me imita. Deja un beso en mi frente, y me quedo dormida al poco rato.


_________

Ale, capítulo surprise para celebrar el nuevo título y que me he roto un dedo del pie y tengo que hacer reposo, así que estoy escribiendo mucho para sacar toda mi energía.

Aclaración: el nombre de Deena se pronuncia "Dina", por si hay dudas.

Aclaración 2: las palabras "sexuales" las escribo con acentos y diéresis donde no tocan porque no quiero que Wattpad me pase el capítulo a privado, cosa que hacen cuando hay palabras explícitas.

Ahora sí, ¡hasta el miércoles!

Claire

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top