45
Louis
Meto a William en la cuna con suavidad. No creo que le cueste dormirse, teniendo en cuenta que ya casi lo está, así que no me preocupa que pueda despertarse. Acaricio su suave cabecita y sonrío, pensando en lo feliz que me hace este niño tan pequeño. Cierro la puerta de la habitación con cuidado de no hacer ruido para no despertar a mi hijo, y bajo las escaleras hasta llegar al salón, donde están Alice, Sarah y Deena mirando una película.
—¿Se ha dormido? —me pregunta mi chica.
—Estaba a punto —contesto.
Ella sonríe, y me siento en el sofá junto a ellas. Liam y Noah se fueron a Londres ayer por la noche porque el pequeño tenía clase esta mañana, así que Alice y Sarah se han quedado con nosotros. Mi madre insistió en quedarse en un hotel, no quería molestarnos, pero Deena consiguió convencerla de que se quedara en la habitación de invitados, mientras que Alice ha dormido en el sofá —según ella le daba igual—. Nate dijo que quería que Sarah estuviera también aquí, y más le vale que sea importante, porque como nos haya hecho complicarnos la vida por una gilipollez lo mando a la mierda definitivamente. Cada vez me tiene más harto.
Saco mi móvil y resoplo al ver que, como la última vez que lo he mirado, no hay ningún mensaje. Hace media hora que Nate dijo que estaría aquí, y no me ha dicho nada.
—¿Dónde está este idiota? —pregunta Alice en cuanto termina la película.
—A saber —murmuro, y es entonces cuando suena el timbre—. Por fin, joder.
Salgo por la puerta del jardín hasta llegar a la principal, y al abrir me encuentro con mi hermano y su cara de no haber dormido en días. Tiene dos sombras negras bajo los ojos, muy marcadas, y su expresión no es nada agradable, parece realmente cansado. Me fijo en que se ha estado dejando crecer bastante el pelo y recuerdo cuando me dijo que quería dejárselo largo, hace meses. Joder, ¿cuánto hace que no paso tiempo con él? Cada vez me da más rabia su repentino desinterés por su familia.
—Siento el retraso —dice.
—Eso espero —mascullo, y lo dejo pasar.
Caminamos hacia el interior de la casa en absoluto silencio, y cuando por fin estamos dentro Nate se sienta en la mesa del comedor.
—¿Puedo ver a mi sobrino? —pregunta.
—Está durmiendo —contesto, molesto—. Y has tenido un mes para verle y ni te has dignado en aparecer.
—Todo tiene una explicación —se defiende.
—Pues ya puedes empezar. —Me cruzo de brazos y me siento en la silla que queda justo delante de él.
Deena, Alice y mamá se sientan también alrededor de la mesa, y Nate suspira antes de hablar.
—Esto... esto es jodidamente difícil de decir... Hay un motivo por el que he estado tan ausente últimamente —explica—, y tiene que ver con papá.
—¿Papá? —pregunta Alice, levantando una ceja.
—Sí. —Asiente— Hay algo que ninguno de nosotros sabíamos... Excepto mamá.
Todas las miradas, incluyendo la mía, se dirigen a mi madre, y casi se puede escuchar cómo su respiración se traba, como si hubiera sido descubierta.
—¿Qué es? —pregunto, impaciente.
—Todo a su debido tiempo —dice Nate, y la atención vuelve a centrarse en él—. A ver cómo os lo explico... La cosa es que, al comprobar todos los papeles del banco de papá, me di cuenta de que, hasta hace pocos años, unos tres mil dólares de su cuenta iban cada mes a una cuenta bancaria no reconocida. No era de ninguna empresa, no sabíamos quién era. El padre del novio de Janelle es el director del banco propietario de la cuenta, así que me estuvo ayudando a rastrear esa cuenta.
—Oh, ¿no te acuestas con Janelle? —cuestiono, sintiéndome bastante aliviado.
No es como si me importara mucho la vida sexual de mi hermano, pero Janelle Foster nunca ha significado buenas noticias, y no me fío de ella.
—Claro que no. —Rueda los ojos— Janelle solo estaba ayudándome, dejad de tenerla como una zorra sin sentimientos. Bueno, lo que decía: resultó que la titular de la cuenta, una tal Rachel, vivía en un pueblo perdido por Texas. Me dejó intrigado pero decidí dejarlo estar porque tenía mucho papeleo que arreglar, hasta que un día estaba ordenando el despacho de Ian en la sede de Smeed Industries y dentro de la caja fuerte, entre muchos otros papeles papeles, encontré una carta. El nombre del remitente era Rachel, y databa del año mil novecientos noventa y cuatro. Dentro había la foto de una niña de un año... Que supuestamente era la hija de papá.
Hace una pausa y yo siento que mi cabeza va a estallar. Tiene que ser una maldita broma. He tenido una hermana todo este tiempo y ni siquiera lo sabía. Miro a mi alrededor y veo que todos están más o menos como yo menos mamá, que mira al suelo, nerviosa.
—No os lo quería decir, lo siento —dice Sarah, acompañada de un sollozo—. No quería... quería olvidarlo. Fue cuando descubrí eso que tuve que irme, me volví loca al enterarme y él... Él no quería que nadie lo supiera, bajo ningún concepto.
—¿Qué coño? —Alice explota—. ¡¿He tenido una hermana todo este tiempo y no nos lo querías decir?!
—Cálmate Alice, tiene sentido. —Nate la interrumpe antes de que siga— Rachel Sullivan era una prostituta de Texas, no tenía ninguna intención de dejar a Ian ver a la niña, y amenazaba con contárselo a todo el mundo si no le mandaba dinero. Tres mil dólares al mes, una locura.
—¿Dónde está ahora? —pregunto, intentando calmar mis nervios para poder asimilar más información.
—Por lo que he descubierto, Rachel murió —explica—. Y me ha costado mucho localizar a la hija, pero finalmente lo he hecho gracias a Janelle y sus contactos, y resulta que vive aquí mismo, en Londres. Y eso no es lo peor, lo peor es que la conocéis.
—No me jodas —dice Alice, quien parece haberse dado cuenta de quién están hablando, aunque yo sigo sin entender nada.
—¿Qué está pasando? —pregunto.
—La chica se llama Alexandra Sullivan.
_______
Y AHORA TODO TIENE SENTIDOOO
Ahora entendéis por qué Descubriendo a Alex forma parte de la saga Smeed, ¿eh?
¿Os lo esperábais? Ya hace tiempo que veo a gente con sospechas, pero no eran muchas personas jeje
Mañana subiré el epílogo, y luego daré por terminada esta novela, ya van dos en la saga </3
Os lovea,
Claire
PD: hoy me han llamado hadavillosa y me ha hecho mucha gracia así que tenía que ponerlo (ya sabes quién eres jejeje)
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