19
—Fallece Ian Smeed a la edad de cincuenta y dos años a causa de un cáncer de hígado. El actor y propietario de Smeed Industries ha sido trasladado hoy a las dos de la madrugada al Kindred Hospital de Los Ángeles, donde ha muerto tres horas más tarde.
Me quedo petrificada delante de la televisión mientras la reportera entra en detalles sobre la muerte del padre de Louis, Alice, Nate y Noah.
Cuando consigo recuperarme de la impresión, cojo mi móvil y marco el número de Alice, preocupada por si ya habrá recibido la noticia. Suena varias veces el pitido del teléfono, pero al sexto tono por fin contestan.
—Deena —dice la voz alterada de Liam—. Alice no puede ponerse ahora mismo.
—¿Lo sabe? —pregunto.
—Sí —asiente—. En unas horas nos vamos a Los Ángeles con Noah.
—Mierda —suspiro, preocupada por Alice—. Gracias, Liam, cuida de ellos.
Termino la llamada, e inmediatamente después marco el número de Louis, pero no contesta. Seguramente estará oculado, así que es mejor que no lo agobie.
Hace solo tres días que Louis se fue de vuelta a Los Ángeles y hemos hablado cada día, pero lo de hoy ha sido inesperado. Según la televisión, ha muerto de cáncer, y a mí ni Louis ni Alice nunca me comentaron nada al respecto, lo que me hace pensar que quizás ni siquiera lo sabían.
Lavo los platos de mi comida para distraerme un poco de la preocupación y los nervios, y cuando termino me siento en el sofá. Me quedan solo diez minutos para tener que salir hacia el restaurante para trabajar, y al ser sábado me toca quedarme hasta medianoche. Hace solo media hora que he salido de mi trabajo en la librería y estoy agotada, pero no puedo permitirme dejar ninguno de los dos trabajos porque sino no podré mantener a mi bebé ni mudarme. Espero contar con el apoyo del padre cuando sepa quién es, pero me preparo para lo peor.
Levanto mi camiseta y acaricio mi barriga. La verdad es que no ha crecido mucho, pero me la noto más hinchada desde hace algunos días, aunque no sé si es real o es algo completamente psicológico. Tengo ganas de que crezca más, aunque eso significará más estrías en la barriga de las que ya tengo de por sí, pero tampoco me preocupa. Quiero poder notar patadas en mi barriga, quiero poder ver a mi bebé en una ecografía, y saber su sexo.
A las cuatro ya estoy entrando en el restaurante, vestida con pantalones y zapatos negros y una camisa blanca, tal y como requiere el trabajo.
Sigo sin saber nada de Louis, le he enviado un mensaje preguntándole si está bien, pero todavía no he recibido respuesta alguna. No quiero insistir, seguramente necesita espacio ahora, así que esperaré a que me contacte él.
Dejo mi bolso en la sala de empleados, guardo mi móvil en mi delantal de cintura, y cuando Duncan empieza a dar órdenes, empiezo a trabajar.
—Como Duncan me grite una sola vez más, le meto la libreta de tomar nota en la boca —dice Sasha cuando nos quedamos solas, cenando en la sala de empleados.
A las nueve tenemos un descanso de media hora para cenar algunas sobras de la comida del restaurante. Nos turnamos los descansos entre camareros para que nunca falte personal, y yo siempre coincido con Sasha, una chica rusa que estudia publicidad y odia a Duncan con todas sus fuerzas, aunque eso no es tan raro.
—Yo también le golpearía a veces —le digo, y sonríe antes de seguir comiendo.
Justo en ese momento mi móvil suena y lo saco del bolsillo del delantal. Cuando veo el nombre de Louis en la pantalla, respiro hondo.
—¿Sí?
—Deena, cariño —me saluda Louis, con la voz un poco débil.
—¿Estás bien? —le pregunto—. Ya me he enterado, lo siento.
—No sabía que tenía cáncer —dice, y puedo notar el dolor y la frustración en su voz—. Nunca me dijo nada, solo lo sabía Milana. Pero ahora cuadra todo, ahora tiene sentido que empezara a ser tan amable y que le diera la custodia de Noah a Alice.
—Alice y Noah van a Los Ángeles, ¿no?
—Sí, supongo que mañana al mediodía ya estarán aquí.
—Y, ¿cómo está Nate?
—Fatal, le ha sentado muy mal —suspira—. Ojalá estuvieras aquí.
—Ojalá —murmuro, sintiéndome mal por no poder ir a apoyarle, ni a Alice—. Pero tengo tanto trabajo...
—Lo sé, no te preocupes —dice—. Escucha, tengo que irme, cuando pueda te vuelvo a llamar.
—Está bien —digo—. Llámame si necesitas cualquier cosa.
—Lo haré. Adiós, Deena.
—Adiós —contesto, y un "te quiero" se queda en la punta de mi lengua, sin poder salir porque no quiero asustarlo, y menos ahora.
Me duele. Me duele mucho que Louis esté sufriendo y yo no pueda estar a su lado. Ninguno de los hijos Smeed tenía una relación demasiado estrecha con su padre, pero es inevitable sufrir, y he podido comprobarlo con solo escuchar el tono de voz de Louis.
—Vaya, ¿tienes novio? —pregunta Sasha con una sonrisa—. ¿O era tu hermano, o un amigo muy íntimo?
—Uh... estamos intentando... ya sabes, tener una relación —le explico.
—Oh. Suerte, entonces.
Le doy una sonrisa y volvemos al trabajo.
Cuando salgo de trabajar, pasada medianoche, mis piernas duelen y el cansancio puede conmigo, por lo que decido coger un taxi, aunque me vaya a salir caro.
Pero, a mitad del trayecto, pasamos por delante del piso de Frank, y en un impulso le digo al taxista que me deje aquí.
Pago el importe correspondiente al viaje y bajo del coche. La puerta principal del edificio está abierta, para variar, así que entro y subo las escaleras —el ascensor lleva tiempo estropeado— hasta el segundo piso.
Me paro delante de la puerta del piso de Frank y respiro hondo antes de llamar al timbre. Durante unos segundos no oigo nada, no parece haber movimiento en el interior. Luego recuerdo que es casi la una de la madrugada, probablemente esté de fiesta.
Suspiro, sintiendo que he venido hasta aquí para nada, y cuando estoy por irme escucho un ruido en las escaleras seguido de una risa femenina y otra que es claramente la de Frank.
—Ay, ¡Frank! No me muerdas el cuello —dice la voz femenina entre risas.
Genial, ahora voy a tener que aguantar una escena de Frank y su nueva novia. La verdad es que es algo que no quiero ver, y estoy planteándome subir al piso de arriba a pie para que no me vean cuando Frank y la tal Jen aparecen en el rellano.
—¿Deena? —pregunta el chico, achinando sus enrojecidos ojos y frunciendo el ceño.
—Hola —saludo, sin saber muy bien qué decir—. Tengo que hablar contigo.
—¿Qué haces aquí? —me pregunta Jen, con su rostro adoptando una expresión de furia—. No acoses a Frank, él ya no quiere saber nada más de ti, supéralo.
Voy a abrir la boca para hacer algún comentario agresivo cuando Frank habla.
—Jen, esto no es asunto tuyo —dice, y la chica lo mira, sorprendida—. Espérame dentro, cariño, ahora iré yo.
Ella asiente, aunque se nota que no está muy contenta con la decisión de su novio, y tras coger las llaves que él le tiende, abre la puerta y entra en casa de Frank, sin cerrar la puerta detrás de ella.
—Deena, te dije que no podíamos ser amigos, vete —gruñe, irritado.
—No hasta que me cuentes por qué te estás comportando así —digo, cruzándome de brazos.
—Te lo dije muy claramente el otro día. Eres mi ex, no podemos ser amigos y eso perjudicaría mi relación con Jen. Ella me hace feliz, déjame en paz —me pide, y mi corazón se hunde un poco más.
—¿Te hace feliz? —pregunto, ocultando mi dolor con mordacidad—. Entonces, ¿por qué estás drogado ahora mismo? Si Jen te hiciera tan feliz, no necesitarías ninguna droga.
—No te metas en mi vida —espeta, enfadándose cada vez más.
—Como quieras —digo, abandonando la esperanza de que él vaya a ayudarme.
Tal y como está ahora mismo, si se enterara de que podría ser el padre de mi bebé, todo iría a peor.
—Bien, adiós —dice, entrando en su casa.
—Para que lo sepas, el padre de Alice ha muerto hoy —es lo último que digo antes de desaparecer por las escaleras, ignorando la cara de Frank, que ha empalidecido en cuestión de segundos.
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Hoy quiero dedicarle este capítulo a antiliados, que está de cumpleaños. Muchas felicidades anti, y gracias por tu ayuda en esta novela! Espero que hayas pasado un día genial con tus seres queridos <3 ¡nos vemos el sábado en la juntada de Wattpad!
Honestamente no sé si podré subir el domingo, porque estaré volviendo de Madrid en coche, y odio escribir con el móvil, así que intentaré subir el próximo capítulo antes de irme.
¡Hasta pronto!
Claire
PD: ahora empieza la acción verdadera jujuju
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