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Nicky

"Nos hemos llevado a Hanna a un lugar seguro, no os preocupéis, volveré mañana y os lo explicaré todo."

Nicky.

Ya está.–suspiró colocando el posit en la nevera.–Vámonos.

–Pero Nicky.–bosteza Hanna mientras se hace una coleta.–¿Qué pasa?

–Hay un problema...–murmuro mientras le echo una rápida mirada a Dani.–¿Confías en mi?

–Si.–asiente sonriente.–Eres mi hermana.

–Pues nos vamos de viaje.–susurro mientras le pongo la chaqueta.–Vas a conocer a la mujer que me ha ayudado todo este tiempo.

–¿Y cuantos días estaremos?–me pregunta emocionada.

–Tu hermana y yo volveremos antes.–suspira Dani agarrando las maletas para bajarlas por el ascensor.–Tu tendrás que quedarte un poco más.

–¿Sola?–nos mira preocupada.–¿Tan grave es?

–Hanna...–me muerdo el labio.–Te prometo que volveré a por ti, pero quiero tenerte a salvo y allí es el único lugar donde puedes estarlo.

La pequeña entra en silencio en el todoterreno de Dani y se abrocha el cinturón sin mirar hacia delante. Opto por subirme a su lado, pero entiendo que en estos momentos no quiera tenerme ahí, así que me subo de copiloto sorprendiendo a Dani.

Una vez enciende el motor, subo el volumen de la música para no hacer más incomodo este silencio. Mis ojos muestran cansancio y se van cerrando poco a poco, hasta que una suave mano roza mi mejilla despertándome.

–Ya...hemos llegado.–susurra Dani desabrochándose el cinturón y bajando del coche para coger a Hanna, que también se ha quedado dormida, en brazos.

Saco las maletas del coche y tiro de ellas hacia el interior del aeropuerto, evitando que Dani se queje porque las llevo todas yo.

Una vez nos colocamos en la cola para facturar las maletas, Hanna se despierta y se remueve entre los fuertes brazos de Dani.

–Mmmm.–murmura.–Tengo hambre.

–Toma.–se saca dinero del bolsillo y se lo tiende.–Allí hay unas maquinas expendedoras, coge lo que quieras.

–Gracias Dani.–le sonríe corriendo hacia ellas.

Le sonrío tiernamente para luego apartar la mirada incomoda, y ni sus manos tocándome el cuello consiguen que lo mire de nuevo.

–Todo va a salir bien, ¿vale?–susurra consiguiendo erizar mi piel.

–Ojalá estuviera tan segura como tú.–me muerdo el labio levantando al fin la vista y clavándola en esos ojos marrones que desde hace mucho le vuelven loca.

–Te prometo que todo va a salir bien.–dice acariciando mi mejilla como solo él sabe hacerlo.–Y si no...

–Y si no, iré con mi padre.

–No.–niega rápidamente.–No dejaré que lo hagas.–murmura con la respiración entrecortada.–Si por alguna razón la cogen...buscaremos una solución juntos.–suspira y yo solo puedo pensar en que la palabra juntos me ha roto aún más.–No voy a perderte de nuevo.

******

Dani

No puedo evitar pensar a que se deben las grandes ojeras que tiene debajo de sus ojos, y aún así, está preciosa.
Su respiración es tranquila, se ha quedado dormida, y se lo he agradecido miles de veces porque así puedo observarla todo lo que quiera, y ese siempre ha sido mi hobby favorito.

–La echas de menos, ¿no?–me pregunta Hanna, que debe de haberse despertado.–Ya sé que estás con la tonta de Marie y todo eso, pero...

–Si, siento que jamás podré dejar de echarle de menos.–admito con miedo.

–¿Y de quererla?–murmura y elevo las cejas porque esta chica, a pesar de su corta edad, es demasiado lista.

–Tampoco.–le hago sonreír.–Pero no se lo digas, eh.

–Deberías decírselo tu.–habla mientras rebusca las galletas oreo que se ha comprando antes.

–No puedo.

–Claro que puedes, la tienes delante.

No digo nada más, pero de repente noto como se acurruca en mi pecho sin ni siquiera despertarse. Y las mil mariposas que siendo ahora mismo amenazan con salir, pero me contengo y me quedo mirándola como si se tratase de un ángel.

En una pequeña turbulencia abre los ojos y me mira extrañada, por lo que le sonrío divertido.

–Buenos días.

–Eh...–se incorpora para sentarse bien.–Lo siento.

–No lo sientas.–sonrío culpable mientras aparto la mirada.–Mirar, estamos aterrizando.

[...]

–¡Este lugar es impresionante!–grita Hanna sacando la cabeza por la ventanilla del mercedes de Renee, la amiga de Nicky.–¿Aquí es donde viven los famosos, no?

–Si.–sonríe Nicky.–Hace unos meses conocí a Emma Watson, de casi me pongo a llorar.

–Tu y tu fanatismo por Harry Potter.–murmuro consiguiendo que sonría.

–¿Donde os llevo?–duda Renee y aunque me cuesta entender su inglés, lo hago.

–A casa de Lauren, por favor.

Y en apenas cinco minutos aparca delante de una gran y bonita casa.
Siempre me han encantado las casas americanas, pro en esta ciudad aún son más impresionantes.

Nicky es la primera en bajar y a aventurarse en el bonito jardín seguida por Hanna. Mientras, Renee y yo cogemos las maletas y tiramos de ellas hasta que entramos en la mansión.

–Oh, tú debes de ser Hanna.–saluda la mujer mayor a la pequeña con un abrazo cariñoso.–Eres incluso más guapa de lo que Nicky me había dicho.

–Gracias señora.–sonríe tímida acercándose a Nicky.

–Llámame Lauren cariño.–le dice con voz cariñosa.–Y tú debes de ser...Dani.–sonríe mirándome de arriba a abajo.–Es verdad, querida, es muy guapo.

Miro a Nicky alzando una ceja y ella se sonroja apartándome la mirada y agarrando las maletas de Hanna para subirlas hacia alguna habitación.

–Oh, si, vamos a que la princesa se instale.–dice Lauren.–He estado ordenando tu antiguo cuarto y ha quedado estupendo.–le dice a mi amiga.–He comprado muebles nuevos y....

–¡Ay!–entra corriendo Hanna y se tira en la cama.–¡Me encanta!

–Esto...–susurra Renee.–Te ayudaré a instalarte.

Dejamos a la pequeña ahí y Nicky, la señora París y yo bajamos hasta el enorme salón.

–Aquí estará a salvo.–nos asegura y mi amiga asiente desconfiada.–Ah, y si necesitas cualquier cosa en España...—saca su iPhone.–Te voy a mandar el número de un amigo.

–Gracias.

–Ah, y otra cosa.–nos mira.–Os he dejado una única habitación con una única cama para vosotros.–sonríe pilla sacándonos los colores.–Espero que no os importe.

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