14
Amanda
Intento apartar unas ramas que estorban en el camino, pero me resulta casi imposible. Jesús se coloca a mi lado y tira de ellas consiguiendo moverlas un poco, lo suficiente para que podamos pasar y llegar hasta donde yo quería.
–¿Siempre es tan difícil entrar?–me pregunta después de tropezarse con una piedra.
–Es lo bueno de los sitios así, nadie los conoce porque nadie suele atreverse a pasar.
–Estoy empezando a pensar que la que me quiere matar aquí eres tú.
Me río ante la acusación, pero no contesto. Me paro delante de dos senderos distintos hasta que asiento y comienzo a andar por el de la derecha. Con cada paso que damos, el sonido de los animales se hace más profundo, y eso parece inquietarle a Jesús.
–Espero que no hayan muchas serpientes.–habla con cara de angustia.
–¿Les tienes miedo?–hablo burlona, bajando una cuesta resbaladiza.
–Asco.–corrige alzando la mirada y quedándose boquiabierto. Ante nuestros ojos se encuentra un pequeño lago a las puertas de una vieja caseta rodeado de césped y flores. Es precioso.
–Siempre ha sido mi lugar favorito en el mundo.–explico.–Ni Roma, ni París, ni ningún lado de esos, cuando estoy aquí...–lo miro.–No sé, me siento en casa.
–Es increíble.–camina hacia la orilla y se sienta en una gran roca.–Para nuestra próxima cita, organizaré un picnic aquí.
–¿Próxima cita?–alzó las cejas y lo veo sonrojarse.–Suena bien.
Se vuele a levantar sonriente y después de mirar algo en su teléfono, se acerca de nuevo a mi.
–Será mejor que volvamos y vayamos a comer a algún lado.–suspira y asiento dándome la vuelta.–¿Alguna preferencia?
–Mac.–sonrío y frunce el ceño sin entender.–MacDonald.
–Eso no es comida.–dice y lo miro alzando una ceja.–Podríamos ir a algún restaurante del centro.
–¿No es comida?–lo miro sorprendida.–Como te oiga decir algo malo de sus increíbles hamburguesas...
–Vale, vale, fiera.–sonríe.–Vayamos al Mac.
–Genial.–sonrío haciéndome paso entre las ramas.–Invito yo.
–Ni lo sueñes, muñeca.–me agarra de la mano.–Soy un cabezota.
–¿Si?–alzo las cejas.–Yo lo soy más.
Se me queda mirando fijamente a los ojos intentando intimidarme, y acaba consiguiéndolo. Aparto la mirada intentando no sonrojarme pero él me agarra suavemente del mentón y hace que vuelva a mirarlo. Su irresistible rostro está demasiado cerca del mío y siento que me falta el aire cuando sonríe.
–¿Cómo eres tan jodidamente preciosa?–susurra con la mirada más sincera y bonita que he visto en mi vida.
****
Dani
Me siento en la cama bastante intrigado porque la chica de los misterios me vaya a revelar uno.
Nicky se sienta a mi lado dando un suspiro y mira al techo buscando las palabras exactas con las que hablar.
Al final, se acomoda un poco y me mira a la cara con una expresión preocupada.
–No alucines.–dice sin más y frunzo el ceño.–Prométeme que no vas a alucinar.
–Te lo prometo.–susurro con una débil sonrisa.
–Cuando tu padre...ha dicho que me parecía a su amiga, me ha entrado curiosidad por preguntar por ella, no sé.–arruga la nariz.–Y cuando me ha dicho su nombre me ha sorprendido, mucho.
–Sisi Rodríguez.–sonrío recordando cómo ha dicho que se llamaba.–¿Qué historia más loca, no?–pregunto inocente.–Que tu marido se vuelva loco de repente y te mate, y luego se suicide por arrepentimiento y...
–Y dejar a la pequeña Nicole huérfana, ¿no?–me mira con esos ojos tan grandes que me vuelven loco.
–¿Qué quieres decir?–dudo ante su nerviosismo.
–Dani, yo soy Nicole.–habla y frunzo el ceño.–Nicole Bennet Rodríguez, la niña huérfana.
–¿Qué?–abro los ojos como platos, demasiado sorprendido.–Eres una de las niña pérdidas.
–Si habláramos de Peter Pan, lo sería.–suspira.–Pero aquí solo soy Nicky.
–Pero...–cojo aire.–¿Por qué te escapaste?–dudo.–¿Y a donde fuiste?
–Tenía sólo cinco años.–comienza a explicar y le agarro la mano dándole fuerzas para hacerlo. Debe de ser un tema complicado de la hostia, y soy yo el afortunado a quien se lo está contando.–Yo ya me había dado cuenta de que las cosas no iban bien, siempre oía llegar a mi padre tarde a casa, luego llorar a mi madre...y así todos los días.–continúa.–Me escapaba de casa todas las tardes, y solo tenía cinco putos años.–me mira con una mezcla de dureza y tristeza. Ya voy empezando a entender porque es tan fría.–Yo sabía que esto no llegaría a ningún lado, así que me busque una nueva familia.
–Pero tu tenias más familia que ellos, Nicky.
–Los odiaba a todos, y ellos a mí.–les digo.–No era como ellos, no pensaba como ellos.
–Pero solo tenias cinco años.–digo aún anonadado.–Normal que saques todo dieces.
–Si, supongo.–sonríe de lado pero enseguida se le borra la sonrisa.–Una noche...mi padre llegó más borracho de lo normal, y no me pude contener a ver lo que pasaba, y salí de mi cuarto.–suspira.–En cuanto di unos pasos por las escaleras, vi que el cabrón que me dio la vida estaba violando a mi madre, tío, a mí madre.–me muerdo el labio.–Yo intente ayudarle pero...solo era una niña.–veo cómo se le humedecen los ojos.–Le empecé a pegar con todas mis fuerzas y él, con un simple movimiento, me lanzó contra un mueble y acabé desmayándome.–me mira y cierro los ojos alucinado.–Ahí es cuando sacó la pistola y le metió un tiro a mi madre, pero antes de cerrar los ojos lo vi suicidarse.–susurra y veo cómo se aparta con fuerza las lágrimas que estaban recorriendo sus mejillas.–Me desperté en el hospital después de unos días, me dieron el alta y me metieron en un orfanato.
–Y te escapaste.–adivino.
–Si.–asiente.–Óscar me esperaba y su familia estaba dispuesta a adoptarme, y sé que es ilegal pero..me conocían mejor que nadie y eran mi única escapatoria.
–Allí podrían haberte adoptado con los papeles en regla.
–No.–niega con la cabeza.–Le darían la custodia a mi tía y no podía permitirlo, me maltratarían. Así que por favor, por favor te lo pido.–coge aire.–No le cuentes esto a nadie.
–Dios, tranquila, no diré nada.–me acerco dudoso a ella.–Ven aquí.
Me acerco a ella y la abrazo tiernamente, y aunque le cuesta dejarse llevar, lo hace. Noto como sus pequeños brazos me rodean los hombros y la atraigo más a mi, sintiéndome increíblemente bien ahí, como si ese fuera mi hogar.
–Bueno, dejémonos de historias tristes.–me separo de ella para verla sonreír de lado.–Vamos a hacerte un Instagram.
_____________
Perdón por esta mierda de capítulo, pero solo he dormido una hora y estoy muerta. Mañana intentaré escribir uno mejor, un beso.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top