12.

Amanda

Salgo de mi habitación después de mirarme en el espejo varias veces y bajo las escaleras para encontrarme con Nicky ya preparada, o eso creo.
Lleva unos vaqueros color marrón, una camiseta que creo que es de Marc y unas botas que por alguna razón le gustan. Frunzo el ceño decidida a reprocharle pero antes de que lo haga me hace callar.

–No digas nada.–sonríe de lado agarrando su bonita melena en un moño despeinado.–Y vamos para allá.

–No sé qué le ves de bonito a esa camiseta.–digo sin poder reprimir mis ganas de criticar su ropa.

Veo cómo se coloca las gafas de sol que le regalé el año pasado por su cumpleaños y me sonríe sarcástica.

–Adelante, dilo.–bufo caminado discreta a su lado.

–Vas a una cita, no a una comunión, no sé qué haces con vestido.–habla al fin haciéndome rodar los ojos.–Mira, es aquella urbanización de allá.

–¿Qué vais a hacer?–me intereso.

–Se supone que ver una película, intentare que sea de miedo.–sonríe y asiento conforme.–¿Y vosotros?

–Ni idea, no ha querido decirme dónde me iba llevar.–me encojo de hombros.–Dice que así es más emocionante.

–Es aquella casa.–señala y abro los ojos como platos.–Es increíble, ¿no?

–Ahí podrían vivir cien personas.–le digo en un susurro, aproximándome a la entrada.–¿Toco?

Nicky asiente y le doy varias veces al timbre. Es Jesús quien da al interruptor de la verja y nos abre para que podamos entrar a los jardines de la mansión.
Por cada paso que doy, mis ganas de vivir en una casa como esta aumentan, pero todo eso se me va de la mente cuando Jesús Oviedo se me planta delante con una perfecta sonrisa en su rostro. Joder, es incluso más guapo que en las fotos.
Le sonrío torpe antes de darle dos besos y ser observada por la mirada divertida de Nicky.

–Jesús.–le saluda ella con una sonrisa.–He quedado con Dani, ¿está?

–Hostia Nicky, no me había dado cuenta de que estabas.–habla nervioso y frunzo el ceño.–Si...si, Dani está en su habitación, creo.–se echa las manos a la cara.–Eh...ya sabes dónde está.

–Claro.–vuelve a sonreírle mientras pasa delante de él.–Ah, cuídamela.

–Tranquila.–le guiña un ojo y en menos de dos minutos estamos completamente solos.–Bueno...

–Bueno...–repito mordiéndome el labio intentando e intentando no sonreír.–¿Vamos?

*******

Dani

Sonrío sin darme cuenta cuando Blanca se queda mirando las fotos que tengo en una pared colgada.
No ha cambiado nada desde la última vez que la vi, sigue tan guapa y tan perfecta como siempre.
Gira la cara para mirarme interesante y me fijo mejor en sus rasgos. Rubia, ojos verdes y labios carnosos. Así siempre han sido mis prototipos de chicas perfectas, hasta que Nicky apreció poniéndolo todo patas arriba.

–¿Quién es?–pregunta señalando una de las fotografías que tengo de  pequeño.–La niña.

–Mi prima.–sonrío acercándome a ella.–Ariadna.

–Oh, la recuerdo.–me muestra su perfecta dentadura en forma de sonrisa.–Es una chica muy guapa, tanto como tú.–se acerca peligrosamente a mi. Noto como sus pequeños brazos rodean mi cuello y sonríe pícaramente.–No tienes ni idea de lo mucho que...

–Dani, ya estoy...–nos interrumpe una voz desde la puerta.–Mejor vuelvo en otro momento.

Me separo bruscamente de Blanca, no puede estar pasándome esto. Miro a Nicky, que parece no entender la situación y la entiendo. Se da media vuelta para marcharse pero la detengo cogiéndola del brazo.
No puedo dejar que se valla.

–Nicky espera.–le pido y la veo girarse a duras penas.–Blanca estaba apunto de irse.

–¿Qué?–dice la chica indignada, acercándose a la morena y mirándola de arriba a abajo.–¿Me dejas tirada por esta?

–Te dije que solo podía verte un rato.–le recuerdo.–Nicky, siéntate, la acompañaré a la entrada.

Agarro a la rubia del brazo y la arrastro detrás de mí hasta la puerta. No sé porque así de repente estoy tan furioso con ella.

–¿Ibas a besarme?–gruño abriendo la puerta.

–Bueno, habíamos quedado y...

–No soy el mismo Dani al que conociste, ¿vale?–me cruzo de brazos.–Estoy cambiando, centrando la cabeza.–me mira nerviosa.–Accedí quedar contigo para ver cómo te iba todo, pero...

–Lo he captado, me voy.–comienza a andar segura hasta la entrada. Niego con la cabeza mientras cierro y cuando me giro me sobresalto al ver a Nicky mirándome.

–Lo siento, se me ha ido de las manos.–susurro y veo cómo se da la vuelta para subir a mi habitación.

–¿Era una de tus ex novias?–duda y asiento incomodo.–Es muy mona.

–Fue mi primera novia.–informo sin saber muy bien por qué.–De cuando vivía en Sevilla, ayer me envió un mensaje diciendo que venía a Madrid y que quería verme, y bueno, le tengo cierto cariño...

–No tienes porque darme explicaciones.–susurra.–Solo somos amigos.

–¿Solo amigos?–susurro captando su atención.–Creía que esto era una cita.

–Y lo era.–se sienta en mi cama insegura.–Antes de que tuvieras citas con las chicas.

–No era una cita, joder.–murmuro nervioso.–Solo era una visita.

–Una visita muy cariñosa, por lo que parece.

–Nicky...–me llevo las manos a la nuca.–Estoy empezando a cambiar, gracias a ti.–me mira a los ojos.–Y de verdad que quiero conocerte.

–¿Y si lo que acabas conociendo no te gusta para nada?–contraataca.–¿Y si soy de las peores persones que existen?

–No empieces, yo sé que no.–susurro sentándome a su lado.–Ya te dije ayer lo que pensaba de ti, y que...que quería conocerte, no me prives de ello.

–Te privas tú solo.

–Vale, está bien.–sonrío de lado.–Ha sido un error quedar con ella, pero es difícil dejar al Daniel Oviedo gilipollas a un lado, perdóname.

–Esta bien.–sonríe un poco.–¿Que película vamos a ver?

–¿Eso es que aún está en pie nuestra cita?–sonrío pícaro y asiente.–Solo tengo de miedo, pero supongo que no querrás.

–¿Me ves cara de ser asustadiza?–me reta con la mirada y frunzo el ceño apartándola.–La vida me ha enseñado a no serlo.–susurra más pata ella que para mí, pero lo logro oír.

–Bueno, pues elige película.–me levanto a por el ordenador intentando no secarle el tema.–Supongo que algún día me lo contarás.

–¿El qué?–duda y sonrío tendiéndole el portátil.

–Todo.

–¿Quieres saberlo todo de mi?–me mira incrédula y asiento seguro viendo cómo tuerce la mirada.–Pues no deberías.

Me quedo pensando en su respuesta mientras ella rebusca entre la carpeta donde pone "películas".
¿Qué no debería? ¿Qué quiere decir con eso? Sin duda alguna, el misterio está en la sangre de Nicky. Pero bueno, no quiero agobiarla, ya me lo contará, tiempo al tiempo.

–¿Te parece bien Expediente Warren?–duda y asiento.–Es mi película favorita.

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