Epílogo.

Miro el avión con una sonrisa triunfante, algo nerviosa, pero preparada para volver a España.

-Iré a visitarte.-me dice mi madre desde atrás.-Alvaro no sabe vivir sin ti, y tendrá que conocer s su padre.

Me giro con una sonrisa y veo como el pequeño rubio me llama para que lo coja.

-Teta.-sonríe y dejo un beso en su frente con una sonrisa.

Se lo devuelvo a mi madre y también me despido de ella antes de subir por fin al avión.

Miro por la ventana viendo como dejo mi ciudad natal y me acomodo segundos después en el asiento.

Tengo muchísimas ganas de llegar al final a la universidad de Madrid, donde voy a estudiar periodismo. Quería volver a España y necesitaba alguna excusa para hacerlo, y esa es.
Aunque no lo admita, estoy deseando ver a todos mis amigos, aunque ya no sepa nada de ninguno.
Desde aquella noche en la que me despedí de Jesús, me desconecte el teléfono y cambie de número, fue idea de mi madre para que lo llevase mejor y bueno, algo ayudó.

-Perdona, ¿este asiento está libre?-pregunta una voz masculina y me giro para asentir con una sonrisa.-Me han tirado del mío.-se ríe y me fijo rápidamente en su sonrisa, analizándolo de arriba a abajo llegando a intimidarle.-Oh, mierda, que no hablas español.-se afrenta y suelto una pequeña risilla nerviosa.

-Si, te he entendido.-trago saliva y suspiro.-Me suenas muchísimo.

-Ya, y tú a mí, me recuerdas muchísimo a mi mejor amiga.-le veo sonreír al hablar de ella y eso es precioso.-Hace mucho que no la veo, Kaila era increíble.

Entreabro la boca mirándolo sorprendida, fijándome mejor en todos sus rasgos.

-¿Álvaro?-susurro y la sonrisa tan iluminada que me concede hace que le abrace con todas mis fuerzas.-Joder, que eres tú.

-Mi niña.-susurra sin creérselo y me abraza muy fuerte.-¿Cuánto hacía que no nos veíamos?

-Desde los quince.-suspiro sonriendo.-¿Qué tal tu carrera?

-Genial, ahora voy a Madrid ha hacer un musical, y después a Barcelona donde voy a trabajar de profesor en la mejor escuela de baile.

-Enhorabuena.-le agarro la mano cariñosamente.

-¿Y tú qué tal?-me mira, sabiendo muy bien todo lo que pasó con mamá y Juan.

-Bueno, mejor que nunca.-bufo mirándolo fijamente.-Vuelvo a Madrid.

-¿Y con Jesús?-se interesa y frunzo el ceño tragando saliva.

Jesús ha sido el pilar más fundamental en mi vida, y joder, por mucho que lo haya intentado olvidar con otros chicos, él ha sido mi vida entera y jamás dejaré que alguien ocupe su lugar. Nadie, no puedo.

*********

Me despierto gracias al irritante despertador que tiene mi compañero de habitación y suspiro dándome la vuelta.

-Apaga eso de una vez, Lucas.-le ordeno murmurando.

-No podemos llegar tarde al primer día de clase de la segunda evaluación.-dice rápidamente, abriendo el armario y sacando una de sus camisas repipis.

Si, me ha tocado convivir con el empollón de la universidad, pero bueno, es majo.

Me levanto después de que me lo repita diez veces y abro el armario para coger unos vaqueros pitillo, una camiseta blanca básica, y la chaqueta negra de cuero que siempre llevo puesta.
Me peino el tupé a la perfección, me echo colonia, y me calzo las deportivas, mirando como Lucas se muerde las uñas nervioso, agarrando su mochila y metiendo todos los libros.

-Venga, tenemos que ir a desayunar.-se desespera mientras me miro al espejo con una sonrisa de seductor.

Acabo por seguirlo hasta la cafetería, donde me voy por mi lado y agarro un café y bollería, para luego sentarme junto a Dani, Elena, Miriam, Marc y Irina.
Los cinco de siempre, sumando a la morena de Irina, que bueno, es la chica con la que estoy saliendo, supongo que para olvidar a Kaila. Esa rubia es imposible de olvidar, por más que lo intente.

-¿Preparados para comenzar las clases de nuevo?-sonríe con entusiasmo Miriam y ruedo los ojos. Desde que tuvo a la pequeña Noah, se ha volcado más en sus estudios y quiere buscar el mejor trabajo posible para mantenerla ella sola. Es una chica muy valiente y Marc tiene mucha suerte.

-La verdad es que no.-murmuro dándole un bocado a él cruasán, manchándome de azúcar la boca.

-Bueno, será mejor que vallamos todos ya.-anuncia Irina con su irritante voz.-Venga amor.-me coge el brazo y me aparto.-Joder, como estás hoy.

Suspiro y me levanto por mí mismo, la verdad es que no se que me pasa con ella pero siento que no puedo estar cariñoso, será una intuición o algo pero joder, no sé qué hacer.

Andamos en un incómodo silencio hasta clase, y nos sentamos como siempre en las últimas filas.
Saco lo necesario, abriendo el libro por una página cualquiera y sonrío débilmente al darme cuenta que la carta que la rubia nos dejó antes de marcharse está ahí, de marcapáginas  y comenzamos a hablar hasta que llega el profesor con una sonrisa.

-¡Buenos días alumnos!-dice bastante animado, apoyándose en su mesa.-¡Veo que no hay caras nuevas!-se ríe.-Pues ya os presento yo una nueva.-sonríe y anda hasta la puerta dejándome, dejándonos con mucha intriga.
Veo una cabellera rubia pasar con unos nervios muy habituales de la chica que llevo enamorado toda mi vida y al pensar esto último tengo que ponerme ls gafas para intentar verle la cara, algo que no consigo muy bien debido a la lejanía.

-No puede ser verdad.-susurra Elena levantando su cuerpo para verla mejor.

-Chicos, esta es la estadounidense Kaila Morgan.-dice el profesor con ilusión y trago saliva sin creérmelo.-Bienvenida, guapísima.

Me levanto haciendo todo él ruido posible y corro hacia ella dejándolos a todos descolorados, viendo como me mira con sorpresa.

Me tiro a abrazarla y ella me lo devuelve con fuerza, intento no derramar ninguna lagrima porque soy el machomen de la clase pero es que volver a sentirla es demasiado mágico para mí.

-Joder, qué sorpresa.

-Ni me lo jures.-susurra y me río por qué tiene un poco de acento británico.-Ya te dije que nos volveríamos a ver.

Me separo de ella para sonreírle y suspiro al ver todas las miradas fijas en nosotros, y enseguida mi hermano y compañía bajan para abrazarla todos a la vez.

-Creo que nos hemos perdido algo.-bromea el profesor acercándose.

-Os habéis perdido mucho.-habla Elena abrazando a Kaila, que no ha podido contener las lágrimas.

-¿No querías conocer a la protagonista de la novela que escribió Jesús para sacar un diez en tu asignatura?-se ríe Dani, agarrando de la mano a la rubia y acercándose a mi.-Pues esquí la tienes.

-Eres el punto débil que me hace fuerte.-sonríe el profesor al recordar el nombre de la corta novela y asiento.-Que callado té lo tenias.

-Y que lo digas.-murmura Irina desde atrás.

Kaila me da la mano sin yo esperarlo y me sonríe detenidamente.

-Bueno, supongo que aquí comienza una nueva etapa de nuestra historia.-susurra apoyando su cabeza en mi hombro.-Y esta no va estar escrita.-me sonríe y me mira a los ojos removiendo todo lo que sentía por ella.-¿Aceptas?

Me muerdo el labio unos segundos y agarrándola de la nuca la atraigo hacia mí para besarla delante de todos sin importar lo que puedan llegar a pensar.

-Acepto.-susurro.-Por qué te quiero.

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Hola guapas, bueno, final de la novela. No me gusta hacer segundas temporadas y creo que si la hiciera no sería nada interesante ni nada por qué para esta novela mi cabeza no da para más. Como con la otra, imaginaros vosotros el final que queráis.                                Y si, publicare una nueva novela, por eso tranquilas, ya os avisaré que tengo que arreglarla. Os quiero.❤️

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