~Prefazione~

Recuerdo los rayos del Sol alumbrado la arboleda del palacio, yo corría con mucha felicidad. La primavera era mi estación favorita. Aquellos árboles color rosa le daban color a la estación, todos lo sabían: las aves, las personas que habitaban el pueblo.

Mi pueblo era hermoso, pero no todo era color de rosa, pues siempre hay obscuridad.

Mi padre, el rey, cuidaba como a nadie a su gente, pero era muy exigente con la ley, la acataba al pie de la letra, supongo que era por eso que había mucha paz en el.
No era temido, si no, respetado, lo cual son cosas muy diferentes. Yo era muy chico para diferenciarlo, además, no es como que fuera tan cercano a él, siempre que me miraba, sus ojos reflejaban frialdad, odio hacia mí, a comparación de mi hermano, su mirada hacia él era diferente.

—Sasuke no corras—. Grita mi niñera Izumi. Giro todo mi cuerpo con emoción para verla. Sonrió ampliamente dándole a entender que no me pasaría nada.

Seguí corriendo, desapareciendo de la vista de mi niñera. Enfrente de mi había un lago, corrí por el pequeño puente de madera y me subí a la barda. No alcanzaba a ver mi reflejo así que me asomé aún más, mi peso me ha ganado haciendo que me cayera al lago. No sabía nadar, no podía ir a la superficie, perdí el conocimiento.

~*~

Sentí como algo delicado acariciaba mis labios, abrí mis ojos poco a poco, los destellos del sol no me dejaban ver bien en dónde estaba pero pude distinguir una mirada dulce y angelical.
Me mira con ternura unos ojos color jade, la observé detenidamente. Nadie me había visto así en mi vida,era muy cálida. Su color de piel era como el de aquella diosa que nació del mar, pero lo que me llamó la atención, fue el color de su cabello, rosa.

—¿Dónde estoy?—. Pregunté. Mi voz y mi cuerpo estaban exhaustos, no podía moverme.

—Está a salvo joven príncipe—. Su voz era tan cálida—. Lo he salvado de la muerte y ahora usted está en deuda.

No dejaba de mirar su cabellera. Como pude levante mi mano y acaricié uno de sus largos mechones de cabello rosados.

—¿En deuda?—. Ella sonríe y pasa una flor blanca por mi rostro.

—No se preocupe, algún día, cuando sea rey, podrá pagármelo, mientras tanto...riposo.—Mis ojos se cerraron hasta dormir un poco más.

Cuando los volví abrir había mucha servidumbre a un costado de mi preocupada por lo que había pasado, me senté en mi cama y preocupando más a la gente. Solo me decían que había dormido por dos días. No entendí la gravedad del asunto, lo único que sabía era que aquel sueño me mantuvo vivo.

A la semana una tragedia invadió mi reino, mi hermano dio un golpe de estado, matando a nuestro padre . No sé porque me ha dejado vivir, pero he jurado venganza, no importa el costo. Tome el trono a corta edad, pero había algo que deseaba para completar mi sueño, necesitaba poder, mucho poder.

Poco a poco el general me fue entrenando, desarrollando más mis habilidades en combate. Mi chacra se iba haciendo más y más grande, el poder que estaba adquiriendo para mi corta edad era impresionante. Hacia guerras para medir mi poder, adquiriendo consigo grandes recompensas: territorio, oró y el respeto de mi gente ¿y como lo conseguía? Matando a todos.

Pasaron los años, llegando a la adolescencia. Decidí que lo mejor era mudarnos lejos del antiguo reino, a las montañas nevadas. Le dije a mi gente que regresaríamos cuando yo entrara en mi etapa joven adulta. Mi estación favorita ahora era el invierno.

Mientras meditaba escuche unas pisadas acercándose. Abrí mis ojos y con tranquilidad mire por un costado. Sorprendiéndome un poco al ver nuevamente aquel cabello rosa.

—¿Qué haces aquí?—. Me levante rápidamente. Ella traía el mismo traje rojo.

—Quería ver si estaba bien—. Menciona con delicadeza—. A crecido bastante, pero no lo suficiente para ser un rey—. Menciona. La miro de arriba a bajo y cierro mis ojos.

—Deberías cuidar tus palabras. Ya soy él rey y puedo matarte por tú insolencia—. Alzo la vista, ha comenzado a nevar.

—Ya veo—. Menciona y se da la vuelta, colocando sus manos en su espalda. Empieza a caminar.

—¿Te vas tan pronto?—. Ella voltea con una sonrisa y sin más sigue caminando. Algo me decía que no fuera detrás de ella, que siguiera con mi entrenamiento, pero mi curiosas fue más grande y camine hacia ella.

—Serás alguien muy poderoso rey, más de lo que eres ahora, pero me temo... qué hay seres más poderosos que tú y no podrás con ellos—menciona. Su tono ha cambiado, es más frío—. Querrán quitarte algo que pensaras que te pertenece...—.

—Te equivocas—. Se detiene—. No hay una sola cosa que no me pertenezca—. Hay un silencio atroz.

—Cuando sea el momento, lo averiguarás—. Voltea a verme con una sonrisa —. Aún sigues en deuda conmigo—.

—Ya soy rey, así que dime cómo quieres que te pague—. Se voltea con la misma sonrisa.

—Aún no estás listo. A pesar de que eres rey, sigues siendo un niño con sed de venganza y poder—. Me mira de reojo—. Aún no es el momento—. Sé voltea por completo—. Mientras tanto...riposo—. Susurra. Sentía como mi cuerpo y mi alma caía en un profundo sueño.

—mi rey, mi rey—. Abrí mis ojos y vi al general sorprendido por mi avance en la meditación. Yo solo lo vi deslumbrado.

¿Quién era ella? ¿Acaso solo es mi subconsciente? Después de eso no volví a verla, por lo que creí que efectivamente era mi subconsciente, que ha creado una imagen para que sobreviviera.

~Una historia corta de Tiktok~ La idea principal no es mía y si conocen a la persona le doy sus créditos correspondientes.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top