Muy bien jammy, veras que nosotros dos
Seremos muy felices

Seguramente fresh, confío en ti ❤

El menor después de este mensaje subió rápidamente a dejar su celular donde lo encontró y fue a su cuarto a preparar sus cosas, no tenía tiempo que perder era ahora o nunca.

Empacó toda su ropa en cajas por lo cual lo único que tenía que hacer era pasarlas tal y como estaban a su maleta.

Empacó ropa, zapatos, algunas de sus cosas de arte y sus dibujos más preciados y cerró su maleta porfin observándola por minutos que parecieron horas, de un momento a otro se había acobardado de lo que le parecía ser la mejor idea del mundo.

—¿Realmente quiero irme?— pensaba el pequeño confundido, se sentó en el piso un momento y recargó su craneo en la pared mirando a la nada pensando en cómo sería la vida con Fresh pero sin su familia y cómo sería la vida con su familia pero sin Fresh...

Las dos le gustaban pero ninguna le agradaba, estaba muy confundido, si tomaba una mala desición repercutiría en todo su futuro.

— jamás sufras por nadie, hay muchas estrellas en el cielo y mountros en el multiverso— recordó lo que alguna vez le dijo su madre Ink, en ese momento se prometió jamás sufrir por algo tan tonto como lo que le parecía el amor, pero vamos... Solo tenía 7 años, no sabía lo que era el amor, no sabía que ese sentimiento te puede atar tan fuertemente como un imán, aquel sentimiento de placer y dolor, el no lo comprendió... Hasta que lo conoció a él, fresh le enseñó lo que era el amor verdadero, no solo el ver a una persona y pensar que es atractiva, si no verla con todos sus defectos y aún así pensar que es perfecta y que jamás encontrarás a alguien así en tu vida; eso es el amor, pero lo que Jammy no sabía... Es que el amor es un veneno, un veneno placentero que te mata lentamente.

Pensó un poco más y decidido, escribió una nota de despedida, no mencionaba a donde ni porque solo decía que los quería mucho y esperaba que ningun rencor se guardara en sus almas, dejó aquella nota en el suelo de su casi vacía recamara, volvió a la habitación de sus padres la cuál seguía vacía y tomó su celular, al salir de esta vislumbró la puerta del cuarto de Gradient, pensó en despedirse de su hermano personalmente pero se acobardó, no podía verlo a la cara, sabía que lo que hacía estaba mal pero no podía evitar hacerlo.

Simplemente volvió a su cuarto y con sumo cuidado bajó por la ventana, cuidando de no toparse con nadie, al haber asegurado el perímetro, caminó silenciosa y rápidamente fuera del área donde sus familiares lo pudieran ver y luego corrió, corrió lo más que pudo, sus delgadas piernas dolían pero el seguía corriendo, pequeños diamantes resbalaban por sus mejillas gracias a los buenos recuerdos del pasado con sus queridos.

Al fin llegó a la casa, se limpió sus lágrimas, colocó en su rostro la mejor sonrisa que tenía y tocó la puerta

Esperó

—...bae, viniste

—si, bueno no fue fácil, pero aquí estoy, ojalá seamos muy felices Fresh — dijo el menor con un leve sonrojo

—claro amor, muy felices....