Capítulo 3
Los "Hijos del Hierro" habían regado con sangre su hogar. Piratas, bandidos, ladrones y asesinos. El Dios Ahogado tenía sus leyes y los "Hijos del Hierro" las seguían con pasos firmes, con la decisión afilada como una espada y con la fuerza de un enorme barco de guerra. Durante generaciones, las Islas del Hierro habían sido el hogar de los piratas que asolaron Poniente con sus asaltos, tomando todo aquello que quisieran por la Ley del Hierro, con el derramamiento de sangre que fuera necesario. Si un "Hijo del Hierro" quería algo, lo tomaba con su fuerza doblegando a los demás, pisándolos hasta hacerlos recordar quien era el que mandaba.
Los habitantes de las Islas del Hierro amaban la fuerza, la sangre y la riqueza amasada por los asaltos constantes a sus enemigos, a sus presas. Odiaban a aquellos que vivían en las "tierras verdes" y que no podían tomar nada por la fuerza, ganándose con hierro aquello que uno anhelaba.
En base al Dios Ahogado y las leyes de las Islas del Hierro, uno debía ganarse el favor del dios y de los seguidores principales de la Casa Greyjoy usando su fuerza, el hierro que empuñaba y manchando ese hierro con la sangre de sus enemigos sin pestañear, tomando todo por la fuerza sin el temor a la muerte porque uno renacería.
Esta presión fue la que obligó al único hijo varón vivo de Balón Greyjoy a lanzarse a tomar aquello que los Stark más amaban: Invernalia, el hogar de los Stark, uno de los fuertes principales de Robb Stark junto con Aguasdulces.
Theon Greyjoy guio a sus hombres a pesar de las protestas de su hermana Asha hacia Invernalia con la intención de tomarla. La fuerza principal de los Stark estaba al sur del Cuello, luchando contra los leones y dejando desprotegido el norte, justo para que los "Hijos del Hierro" tomaran lo que el lobo dejó a su suerte y alzarse como reyes de las Islas y el Norte, con toda la fuerza que el Dios Ahogado les dio.
Era una fruta demasiado apetecible.
Durante generaciones, Invernalia había sido el hogar de los Stark y sus descendientes, siendo el principal punto de reunión de los señores del norte cuando su señor los llamaba. Era un lugar emblemático, un sitio que representaba el orgullo y de los Stark, la fuerza actual que acompañaba a al Joven Lobo en su lucha contra las fuerzas del Rey Joffrey Baratheon para recuperar a sus hermanas, para poder separar las tierras fluviales y del norte del Trono de Hierro.
Theon no sería el único comandante en mover a sus fuerzas hacia un punto vulnerable a pesar de los puntos negativos de tal acción. Theon era, de entre todos los comandantes existentes, uno más que decidía tomar la joya de la corona, arrebatar el punto fuerte por la espalda a uno de los enemigos a los que se enfrentaba.
Así eran los "Hijos del Hierro". A pesar de que algunos podrían tener cordura, el ansia por obtener aquello que deseaban los empujaba a actuar imprudentemente, a enfrentarse a situaciones de las que saldrían mal parados o simplemente no saldrían, volviendo a los brazos de su Dios Ahogado.
Esto era algo que Asha temía de cierta forma. Su hermano había sido un rehén demasiado tiempo de los Stark y de la corona, ablandándolo hasta el punto en el que se dejaba mover por sus emociones. Ella podría desear Invernalia. ¡Cualquiera podría desearla y querer tomarla! Pero no contaban con los hombres suficientes para una toma completa y prolongada de Invernalia. No podría mantenerla para sí si los Stark decidían volverse contra ellos, si los señores del norte acudían para ayudar a los habitantes de Invernalia y los pequeños señores que estaban protegidos tras los gruesos muros de granito.
A pesar de ello, Asha mantuvo el silencio y dejó que sus hombres y los de su hermano lanzaran los ganchos, que escalaran las paredes y se enzarzaran en combates silenciosos contra los pocos guardias que estuvieran protegiendo Invernalia y contra aquellos hombres que decidieran luchar por su señor.
Ella mantuvo el silencio mientras escalaba. Lo mantuvo mientras apuñalaba a un espadachín demasiado verde para poder considerado como un hombre. Lo mantuvo mientras caminaba por los grises pasillos de la ciudad y veía la espalda de Theon frente a ella, demasiado ancha para ser la de una mujer y demasiado encorvada para ser la de un hombre de verdad, de aquellos que realmente morirían por sus ideales.
"¿Esto es lo que los Stark hicieron por mi hermano?"
Asha Greyjoy mantuvo el silencio al sentir la sangre salpicando su rostro. Usando el dorso de la mano, limpió su mejilla y observó el líquido oscuro, aun más oscuro por la noche que los estaba amparando. ¿Desde cuando permitía que su inepto hermano tomara las riendas? ¿Lo hizo para ver de lo que era capaz? Aun no sabía la respuesta. Cuando Theon le mencionó el plan y vio como los hombres lo seguían, solamente lo siguió como una sombra: silenciosa, mortal, siempre pegada a los pies de su dueño, imitando sus movimientos.
Había aprendido todo sobre Theon: sus pensamientos, sus movimientos, su ego hinchado. Su padre lo había desechado como un simple perro que no sabía su lugar y Asha podía ver porque lo había hecho. Theon Greyjoy no era un "Hijo del Hierro" como ella, su padre, su tío y los hombres que los seguían. Theon era un "chico de las tierras verdes" alejado de la mano del Dios Ahogado. Demasiado blando para ser un Greyjoy y demasiado idiota para ser un rey.
El suspiro exasperado escapó de la boca de la chica cuando finalmente el tren de pensamientos terminó. Su hermano no era quien ella había esperado, quien su padre había deseado. ¿Tomaba Invernalia solamente para darse un mero mérito efímero a los ojos de Balón Greyjoy? Asha daría todo el oro de las islas a que ese era el motivo. Podía apostarlo todo y ganaría porque Theon estaba intentando validarse a los ojos de su padre, ser un hijo perfecto, un heredero.
"Así no son las cosas, Theon idiota"
Los ojos de Asha no se apartaron nunca de la espalda de Theon. Ni siquiera lo hicieron cuando tomaron las escaleras hacia el cuarto de Brandon Stark, el actual Señor de Invernalia, quien sería su rehén junto a su hermano menor de cuatro años.
Sin embargo, hubo algo que hizo que no pisara el primer escalón, que no siguiera los pasos de su hermano y que Theon se detuviera a la mitad y mirara a su hermana extrañado.
―¿Asha? He vivido mucho aquí. El cuarto de Bran está más arriba y ya envié a hombres a por Rickon. Cuando ambos estén en nuestras manos, los guardias no lucharán y los hombres de Invernalia cederán.
No había hombres suficientes para pelear contra los "Hijos del Hierro". Era algo que Theon le había repetido constantemente hasta que fue un clavo incrustado en su cabeza. Entonces, ¿quién estaba gritando? ¿Por qué oía a algunos de sus hombres maldecir y soltar improperios a todo pulmón? Si no había una guardia completa, ¿quién estaba peleando contra ellos y porque no había más hombres acompañándolos?
Asha miró, desde el pie de la escalinata, a su hermano.
―No soy tan idiota como tú para subestimar a los hombres y mujeres de Invernalia, Theon. Tu sigue con tu plan de tomar a los niños de Stark. Yo veré porque no hay un contingente de "Hombres del Hierro" tras nuestros pasos, como habíamos esperado.
El contingente de las islas comandado por Theon y Asha no era desmesurado, solamente eran un par de cientos de hombres, todos ellos demasiado orgullosos como para dejar pasar aquella oportunidad y poder decir que "tomaron" Invernalia bajo el mando de los hijos del Rey del Hierro, de Balón Greyjoy. Pero a pesar de que eran pocos, superaban por un enorme número a los defensores y contaban con la fuerza y habilidad para mantenerse al día con los pocos guardias que estaban apostados en Invernalia.
Entonces ¿porque no siguieron a Asha y Theon hacia el cuarto del señor?
Los "Hombres del Hierro" eran hombres y mujeres educados bajo unas leyes y creencias donde la fuerza y tomar aquello que se quería por el hierro era lo más importante. Dentro de las islas podría haber luchadores perfectos, hombres y mujeres tan fuertes y luchadoras como Eddard Stark, Sandor Clagane o el mismo Gregor Clagane a la hora de pelear con sus enemigos. Pero también había ese tipo de peleadores fuera de las islas, algunos incluso con un entrenamiento propio de "demonios" y "monstruos".
La sangre manchaba el suelo y las paredes del pasillo de granito gris. Los seguidores de Greyjoy se mantenían a veinte pasos de su objetivo, mostrando las espadas y hachas desenvainadas, reflejándola duda en el brillo de sus ojos.
Entre el puñado de hombres de los Greyjoy y su objetivo, se podía ver una docena de cuerpos tirados, esparcidos por el pasillo sobre enormes charcos de sangre fresca. Era posible, incluso, que algún miembro estuviera esparcido por el lugar, separado de su dueño.
Una nubecilla de vaho ascendió hacia el techo.
―Esto es una porquería―manos manchadas de sangre, pectorales salpicados por gotas rojas y algún pedazo de carne―. "Hombres del Hierro" os llaman. ¿Es realmente necesario un sobrenombre para unos simples piratas?―usando la mano derecha, el extranjero echó hacia atrás su cabello tiñéndolo de rojo―. ¿Cuándo vais a empezar a ser buenos luchadores, bastardos? ¡Venga!
Los "Hijos del Hierro" se movieron, aunque no todos. Cargaron contra Naruto con las armas en ristre, gritando insultos hacia el hombre semi desnudo que les impedía el paso. Cualquier otro hombre o mujer se hubiera meado en los pantalones. Él solamente pisó con fuerza, sintiendo el frío del granito, y movió su brazo velozmente hacia el primer asaltante, destrozando al hombre con un derechazo que reventó su nariz y destrozó su mandíbula inferior como si estuviera echa de cristal, generando un crujido que hizo recular a algunos al ver como los huesos salían del mentón de su compañero.
Tomando a este del cuello del jubón, lo empujó con un movimiento sutil contra el segundo hombre, estrellando al inconsciente primer atacante y al segundo contra la pared, permitiéndole así apartarse cuando la espada del tercer hombre bajó contra él, intentando cortarlo como si fuera un pedazo de mantequilla.
Aquel movimiento fue devastador para el tercer hombre. Las manos de Naruto se movieron y en un segundo la espada del "Hijo del Hierro" estaba ensartando a los dos hombres en la pared, dejando al tercero desarmado y con su muñeca destrozada.
―¡Argh! ¡BASTARDO HIJO DE PUTA!
Pies ligeros, brazos veloces como látigos. Los ojos de Naruto se clavaron en el tercer atacante, el hombre con la muñeca destrozada. No dejó que tomara su cuchillo. Se movió y golpeó con su rodilla el rostro del hombre, haciéndolo trastabillar, perfecto para que él moviera la pierna y golpeara el cuello del hombre (justo contra la nuez) con una fuerza que causó que el golpe lo hiciera ahogarse y caer sobre sus rodillas, llevando ambas manos al cuello.
―Habéis matado a estas buenas personas―un crujido hizo que los restantes movieran su mirada hacia el extraño hombre que los estaba enfrentando. Era claro para todos que no era un norteño y que podría ser mucho más similar a un Lannister que a un Stark―. Entonces, tendré que seguir el ejemplo del "Fantasma de Uchiha" y del "Fratricida". Voy a tener que mataros a todos.
La decisión llegó a los oídos de los "Hijos del Hierro" y un escalofrío recorrió sus cuerpos sintiendo un frío helado que se pegó a sus corazones, que les hizo soltar vaho de sus bocas como si la temperatura hubiera descendido demasiado por debajo de la temperatura ideal.
―¡¿Qué mierda?!
Los pasos cesaron. Otro puñado de hombres apareció por el otro lado del corredor, sus espadas impregnadas en la sangre de los defensores de Invernalia.
―¡¿Ahora sois pequeñas niñas llorosas y pequeños niños del verano?!―uno de los hombres gritó, señalando a los hombres que habían peleado con Naruto―. ¡Solo es uno y está desarmado!
―Si le hubieras visto pelear, ¡no dirías lo mismo Tuerto!
El Tuerto escupió una flema verdosa hacia el suelo de granito. Mostró sus dientes amarillentos, podridos, dando una risa burlesca ante el grito de su compañero.
―¡Ah! ¿Ahora eres una niña, Dorryck? ¿De verdad?―el hacha brilló cuando la luz de la luna incidió sobre la hoja. El Tuerto comenzó a caminar hacia su presa―. ¡Voy a tener que volverte un hombre, pequeño mocoso de mierda!
El insulto fue para Dorryck, pero el hacha se movió hacia Naruto con la intención de cortar su carne.
―Al menos ese "mocoso" te ha avisado y ha peleado―la sangre goteó hacia la fría piedra. Los dedos se cerraron sobre la hoja de hierro del hacha, pero esta no cortó más allá de un poco de piel, de hacer un simple corte sobre la palma de aquella mano―. Supongo que te llaman el Tuerto por ese parche, ¿no?―Naruto señaló el parche que cubría el ojo izquierdo del hombre, sonriendo como si fuera un zorro―. ¿O es porque estas demasiado ciego?
―¡Mocoso bastar...!
Los ojos de los presentes jamás podrían olvidar como la mano de aquel hombre pasó velozmente a través de la boca del Tuerto, destrozando su nuca como si no fuera nada, cortando cualquier palabra que hubiera querido salir de la boca del "Hombre del Hierro".
―Es decepcionante. No estáis hechos de hierro―Naruto retrajo el brazo y el Tuerto cayó inerte al suelo, con un enorme agujero como su una lanza hubiera atravesado su boca―. ¿"Hombres del Hierro"? Merecéis más el nombre de "Hombres de Mantequilla".
Ojos oscuros conectaron con ojos azules.
Asha miró aquella escena sin presenciar palabra alguna, pero el miedo fue algo que llegó a ella incluso sin pensárselo demasiado. ¿Un solo hombre había terminado con una docena de "hombres del Hierro" y contenido al resto a base del miedo? Haber visto como el Tuerto moría con golpe monstruoso y que aquel hombre no llevara armadura alguna ni armas, no ayudó a los pensamientos ni miedo que invadieron a Asha al ver aquella escena, al sentir aquella sed de sangre.
Sin embargo, su orgullo como "Hija del Hierro" estaba por encima.
―Tal vez un hombre no pueda matarlo―ella mencionó, haciéndose presente para los hombres de su hermano y para los de ella misma―. Tal vez solo una mujer pueda matarlo.
Asha y Naruto se miraron. La mujer había tomado la espada corta y el hacha manchados de sangre, pero él no hizo ningún movimiento ante aquel gesto amenazador. Solamente se mantuvo allí, de pie, viendo como la "Hija del Hierro" caminaba hacia él con pasos decididos, con el miedo turbando su mirada.
―¡Naruto!―la voz de Bran se hizo eco―. ¡Detente por favor! ¡Deja de pelear!
Brandon Stark cayó al suelo cuando fue empujado por Theon. Esto hizo gruñir guturalmente al rubio, que se dejó golpear por el pomo de la espada de Asha y cayó hacia atrás, como un saco de patatas.
―¡Invernalia es de los "Hijos del Hierro"!
Asha miró a su hermano.
"Idiota. Si este hombre se levanta y no sigue las ordenes de ese mocoso de Stark, probablemente te destripen antes de que yo lo haga, idiota"
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