6.

Mi rutina mañanera comienza con mi despertador, un viaje al baño pasando por el armario y luego todo recto a la puerta para coger mi mochila, salir y volver a cerrar la puerta.

Bajo las escaleras con tranquilidad, total son las 7 y media de la mañana, nadie está despierto.

Llego al bajo y miro con algo de tristeza a la cocina, si me espero un poco más podría desayunar la comida de Spark... Sacudo mi cabeza y me pongo en marcha, si llego tarde ella ya no estará allí.

No es ninguna cita, y sé que ella no me espera a mí, pero he conseguido averiguar su nombre, algunas de sus aficiones en menos de 3 días y eso para mí es un logro.

Llego al coche, tiro la mochila, me subo y comienzo a conducir.

Ahora soy parte del equipo de baloncesto, así que veré la cara astuta de su novio y, por tanto, a Kagome. Después de tres días en los que me dieron una camiseta y me pasaron los horarios de entrenamiento y me avisaron de los próximos partidos me he dado cuenta de que Bankotsu me mira de manera diferente.

Además de ser él mismo el que me evaluara en el examen para entrar al equipo y ponerme esa cara de perro malhumorado y de pocos amigos todavía no logro descifrar si es que sabe algo de mis sentimientos por Kagome.

Estos tres días he intentado averiguarlo pero, no lo he conseguido. Cuando hago un comentario sutil, muy sutil del tema, él simplemente me mira con una mirada cómplice, que no me gusta nada; absolutamente mala.

Decido quitarme esas ideas de la cabeza y centrarme, hoy tengo entrenamiento y el sábado tenemos partido.

Aparco el coche donde siempre y salgo con mi mochila al hombro para entrar en la cafetería del campus y pedir un sándwich y un café.

Hoy prefiero quedarme en la barra, Kagome se ha puesto en una mesa alejada del resto y lleva los auriculares puestos. Me quedo admirando su adorable trenza en el pelo que le cae por el hombro izquierdo mientras zarandea levemente la cabeza al ritmo de la música y mueve sus pies energéticamente.

Su novio no se hace esperar y llega, plantándole un beso. Aparto la vista y le doy el primer mordisco a mi sándwich. Cuando voy por el cuarto bocado alguien agarra mi camisa.

Suspiro pensando que es la pesada camarera de la cafetería que me lleva coqueteando desde que entré en la universidad.

Enserio, esa mujer no sabe cuando rendirse, se desabotona la blusa, se pinta los labios de rojo, se muerde el labio, se contonea, me susurra con voz suave y, justo al lado del ticket me deja su número de teléfono con un corazón.

Me giro para sorprenderme de encontrar a unos ojos verdes que me miran con incandescencia. Me asusto, mi primer reflejo es dar un brinco al notar la cercanía de esa chica de metro setenta con dos coletas de pelo rojo y sus ojos esmeraldas fijos en mi.

- Hola... - murmuro para después sorber el café.

- Hola- contesta ella- ¿eres Inuyasha, cierto?

Asiento mientras la miro

- Ayame Hook, soy la entrenadora del equipo.

Extiende su mano y yo la estrecho.

- ¿No eres demasiado joven? - pregunto mientras me fijo en su figura.

Es delgada, muy atlética, y de piel bronceada. Seguro que tiene un culo de infarto, pero no es mi tipo.

También escudriño a Kagome con la mirada, ¿eh? Sé que tiene unas buenas curvas, unas anchas caderas, sus brazos son delgados, sus muslos son grandes, tiene algunas pecas en la cara y a veces usa gafas. Tiene un bonito trasero, no es demasiado grande pero es perfecto.

- Estoy sustituyendo a mi padre- me contesta y asiento.

- Encantado, entrenadora.

Ella sonríe de lado y veo como sus ojos se quedan fijos en los míos.

- Por cierto, ¿te gusta Kagome Higurashi?

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