Una habitación blanca

Tenía ganas de escribir algo romántico medio sad, así que no me linchen por no actualizar lo que tengo ya :'D, pero espero les Guate esta historia, probablemente será corta.

Y disculpen la portada fea, tal vez la cambie luego pero por ahora disfruten!

Takao miró de reojo hacia el reloj colgado en la pared, estaba deseoso de que terminara esa clase ya.

Normalmente nunca estaba así de ansioso porque una clase acabará, realmente le encantaban las clases de arte a las que había empezado a ir para mejorar su técnica, realmente le había estado ayudando, pero ese día en específico no podía concentrarse, solo quería que acabará de una vez para poder ir a verlo...

El profesor concluyó la clase y Takao no tardo en lanzar todo su material a su mochila, y estaba por salir corriendo cuando fue detenido por su profesor.

-Espera, Takao- lo llamó el hombre

Takao tuve contener las ganas de gruñir de frustración, no quería ser grosero con su profesor, era un buen hombre, pero tenía algo que hacer!

-Si sensei? Qué pasa?- pregunto mientras golpeteaba el suelo con su pie, ansioso por salir de ahí

-Habrá una exposición en un par de meses, y quería ofrecerte la oportunidad de participar- el hombre abrió un cajón de su escritorio y le pasó un folleto a Takao

Takao lo miro con sorpresa, pero igual tomó el folleto. Había ido a esa exposición un par de veces años atrás, era algo grande, muchos artistas daban a conocer sus trabajos en esos lugares, era una increíble oportunidad, pero... Realmente tenía el talento para participar ahí?

-Realmente cree usted que yo podría estar a la altura de los otros artistas?- Takao le dió voz a sus dudas y le preguntó a su profesor

-Claro que si, y yo te ayudaré y guiare en lo que necesites- aseguró sonriendo de manera amable

-Bueno, entonces acepto! Haré una pintura para la exposición- respondió Takao, de repente sintiéndose emocionado y determinado a hacer algo increíble

-Perfecto, puedes empezar a trabajar en eso y lo discutiremos más a fondo luego, ya puedes retirarte- le dijo mientras asentía levemente

-Gracias otra vez!- finalmente Takao se dió la vuelta y se fue después de guardar el folleto en su mochila

Takao recorrió las calles a paso apresurado, no es que realmente llevará mucha prisa, pero quería llegar al lugar al que iba en cuanto antes, pero de repente se detuvo cuando vió una floristería cercana.

Se mordió el labio inferior y decidió checar el dinero que llevaba consigo, haciendo una mueca al ver que solo llevaba suficiente para almorzar más tarde, la próxima vez se aseguraría de traer más...

Pero nadie moría de hambre por con comer un día!

Sin pensarlo más, cruzó la calle hacia la floristería. No podría permitirse algo ni muy caro ni muy grande, solo tenía que ser lo suficientemente bonito y colorido, nada de flores blancas, ya había suficiente blanco en ese cuarto...

Al final se decidió por un pequeño ramo con girasoles, el cual había terminado siendo un poco más caro de lo que esperaba, pero valía la pena, todo valía la pena por él...

Cuando salió de la tienda, no se permitió distraerse con nada hasta que finalmente llegó a un gran edificio con cientos de ventanas, del cual no paraban de entrar y salir personas, el hospital.

Takao se acercó a la recepción, dió su nombre y le informó a la mujer a que venía, la cual le indicó el número de la habitación, aunque realmente no lo necesitaba, ya que sus visitas al lugar eran bastante seguidas y constantes.

Se detuvo frente a la habitación 310, tomó un respiro profundo, dió una suave golpe para anunciar su presencia, e ingreso.

Y ahí estaba él... Midorima Shintarou, su mejor amigo y el hombre que tan enamorado que lo tenía.

-Hola, Shin-chan- lo saludó sonriendo

Midorima lo miro con una ceja arqueada antes de sonreír levemente.

-Bakao, te dije que no tenías que venir de inmediato- le recordó

-No vine de inmediato! Primero pase a comprarte esto- explicó y le mostró el ramo de girasoles, dejándolos en un jarrón cerca de la ventana

-... Girasoles... Primera vez que eliges algo de buen gusto- le dijo con una sonrisa burlona

Takao lo miro ofendido- Me dueles Shin-chan! Yo siempre elijo cosas de buen gusto! - se defendió dramáticamente

Midorima entorno los ojos- De buen gusto como esto?- preguntó y tomó el peluche que tenía a su lado para mostrarselo

Se trataba de un peluche de una zanahoria con una carita adorable, el cual Takao le había dado ya hace tiempo en una visita pasada.

-Pero si es adorable!- exclamó, no pudiendo evitar sonreír al ver que Midorima aún conservaba el peluche

-Si tu lo dices...- murmuro negando levemente, mirando hacia la ventana donde los girasoles estaban

Takao admiró a Midorima por un momento, aun recordaba la primera vez que se conocieron.

Había sido durante la primaria, pero no fue hasta la secundaria cuando realmente comenzaron a volverse amigos, y cuando comenzó a enamorarse de el.

Takao recuerda como Midorima cuando estaban en la primaria a veces faltaba a clases, ya que se le pasaba yendo de doctor en doctor, pero en secundaria parecía que todo empeoró, pues los días de ausencia se convertían en semanas, pues ahora el peliverde ya no pasaba los días yendo al doctor, sino, quedándose en los hospitales.

Viéndolo ahora, aunque Takao no quería aceptarlo, Midorima se había deteriorado bastante, tenía grandes ojeras bajo sus ojos, había perdido muchísimo peso, y aunque el siempre había sido muy pálido, su piel ahora se veía grisácea y sin brillo, era una sombra de lo que había sido.

Fue entonces que Takao notó la bandeja de lo que asumía fue el desayuno de Midorima... Estaba casi llena.

-Otra vez no comiste bien...- le reprochó con una mueca

Midorima se sobresalto al escuchar lo hablar, más no se atrevió a volverlo a ver al escuchar lo que había dicho.

-... Realmente lo intente...- respondió débilmente

Pero a pesar de eso, Takao aún lo encontraba infinitamente hermoso, con sus bellísimos ojos verdes tan brillantes como siempre, aunque dolía verlo tan frágil, como si en cualquier momento se fuera a romper, como si una fuerte corriente de viento sería todo lo que haría falta para que desapareciera...

-Shintarou...- Takao lo llamó y el mencionado lo miro- Me gustas... Me gustas mucho

Midorima sonrió suavemente al escucharlo- Lo se...

Y si, lo sabía, porque esa no era la primera vez que Takao se lo decía. Takao le repetía esas palabras prácticamente cada vez que lo visitaba, y las decía con tanto cariño y tanta seguridad detrás de ellas que Midorima no tenía ninguna duda sobre ellas.

-Tu también me gustas Bakao...- admitió, como siempre hacia cada que Takao se le confesaba

-Entonces se mi novio- pidió Takao, pero había cierta tristeza en sus ojos, pues ya conocía la respuesta

-No quiero- respondió Midorima sonriendo

Takao hizo un puchero- Sabes, mínimo podrías fingir que lo estas pensando o considerando, no me tienes que responder tan rápido...- se quejó, su expresión la de un niño regañado

Midorima no pudo evitar reírse levemente de eso- Mi padre siempre me a aconsejado que elija a mi pareja bien, alguien exitoso, un empresario o un doctor, no un "artista muerto de hambre"- explicó, repitiendo las palabras de su padre mientras hacia comillas

-Eh!? No soy un artista muerto de hambre!- exclamó, pero en eso su estómago decidió llevarle la contraria y comenzó a gruñir

Midorima lo miro divertido- Estas seguro?

Takao bajo la mirada avergonzada, hasta que recordó el folleto que había recibido y lo sacó de su mochila.

-Lo probaré!- aseguró y le extendió el folleto- Me invitaron a participar en esa exposición, haré una gran obra maestra, veras que soy un gran artista y tendrás que aceptar mi propuesta!- exclamó, la determinación brillante en sus ojos

Midorima lo miro con sorpresa, pero pronto su expresión se suavizó y asintió

-... Esta bien... Haz una gran obra maestra y aceptaré, yo mismo iré a verla- prometió el peliverde

Takao no pudo evitar sonreír ampliamente ante eso, hacia mucho que no veía a Midorima fuera de ese cuarto blanco, no le quedaba, pero a la vez se había convertido en algo suyo, Takao quería verlo afuera de esas cuatro paredes blancas, quería verlo rodeado de ruido y color, quería verlo viviendo allá afuera, no aquí encerrado.

-Solo espera Shin-chan, mi obra hará que te enamores de mí...

Pero Takao nunca sabría si ese habria sido el caso...

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