Altos y bajos

Llegaron al enorme restaurante donde un alto caballero de cabellos castaños los guió hacia la mesa que el baterista había reservado, él había pedido una ubicación especial apartada del público. No quería que Murdoc fuera visto por nadie en lo absoluto de ser posible. Como sea, con la excitación que tenía encima el verdoso no sería una hazaña sencilla. Minutos después de acomodarse en sus lugares, 2D y Noodle no tardaron en levantarse e ir por una gran degustación de bocadillos para compartir entre todos. Los demás se quedaron en la mesa conversando, Russel impedía que Murdoc se levantara de la mesa.

—¿Qué llevamos, 2D? Hay mariscos, pastas, carne... mmh, ¡Creo que voy a ir a las pastas! 美味しいそうな~! (¡Se ve delicioso!) —comentó la nipona, alegre.

Nada. Nada estaba bien en la mente del peliazul, se sentía tan sucio como una cloaca, evitaba mirar a los demás a los ojos. Vaya que se arrepentía de sus actos.

—Ahm... si. —contestó nervioso luego de algunos segundos. Esta vez, su compañera no le puso mucha atención ya que estaba emocionada y hambrienta, y digamos que era un comportamiento bastante habitual para el peliazul el tardar en contestar,por lo cual no se preocupó demasiado. El vocalista decidió ir hacia donde servían mariscos, a Murdoc le gustaban, llevaría unos cuantos.

Al llegar allí, dos niñas de unos 10 y 12 años reaccionaron al verlo caminar frente a ellas.

—¡Lily, LILY! —la mayor llamó la atención a su amiga para que volteara a ver la sorpresa de que ¡Estaban en el mismo restaurante que el apuesto vocalista de Gorillaz! Las niñas se cubrían la boca ahogando sus gritos de emoción y luego tomaron valor y se acercaron a él. El peliazul les sonrió amablemente.

—A-ahm... Hola, 2D. Eh... ¡AY! ¡Katy, no puedo! —intentó decir una de las niñas para luego esconderse levemente detrás de la otra, sonrojada.

—Hola 2D, Yo soy Katy y ella es mi amiga Lily. ¡Nosotras amamos Gorillaz! —habló la mayor de las niñas con gran emoción en su voz. —Queríamos saber si podríamos tomarnos una foto con usted, ¡Por favor! —pidió nerviosa, también sonrojada, sacando su celular del bolsillo de su pantalón.

—Hola Lily, hola Katy. —saludó con ternura el vocalista. Las niñas se emocionaron aún más al oír aquella encantadora voz pronunciando sus nombres. —Si, claro. Sólo déjenme apoyar esto por aquí...—dijo soltando la vajilla que traía encima.

El peliazul se agachó en el suelo para poder posar junto a las niñas que explotaban de la emoción.

—¿Salieron bien? —preguntó 2D luego de haberse fotografiado junto a las pequeñas fans.

—¡Siii! ¡Oh por Dios, nadie nos va a creer esto! —dijo la mayor riendo.—¡Gracias, puto!

—¿A-ah...? —la sonrisa de 2D se esfumó y quedó atónito al oír aquello.

¡Si, gracias puto! —dijo la niña más pequeña sonriendo. —Puto regalado.

Las dos niñas se fueron corriendo y saltando, felices y emocionadas. Iban a contarle a sus padres lo que les acababa de suceder.

¿Qué había sido eso? 2D se quedó inmóvil en su sitio, temblaba. Todo el mundo sabía lo que había hecho, todo el mundo lo estaba observando y lo juzgaba.

¿Langosta extra grande para ti, puto asqueroso? —habló de repente el chef en el puesto de mariscos. 2D sacudió su cabeza luego de oírlo.

—¿D-disculp-pe? —intentó verificar lo que acababa de oír.

—¡Que la especialidad del día es langosta al ajillo! —contestó el chef.

—Ah... s-si, deme eso por favor... ¡E-es decir, la langosta! Eso quiero... —le respondió cuidando sus palabras para no causar malentendidos, estaba paranoico y alucinando pero aún así intentaba respirar hondo y mantener la poca calma que le quedaba.

Finalmente volvió con los demás luego de recolectar un poco más de comida del extenso buffet, dejó los platos sobre la mesa y tomó asiento entre Russel y Murdoc. Realmente no tenía un gran apetito y se encontraba muy nervioso, pero no le quedaba más que intentar disimular.

—M-murdoc...-con un susurro, intentó llamar la atención de quien tenía a su lado.

—...La comida en ese lugar ni se podría llamar comida, sabes. Por suerte había unos pocos buenos tipos ahí. Ellos me enseñaron un par de cosas, ¿Sabías que con un poco de trabajo puedes transformar una lata de atún en carne? ¡El sabor es muy similar!... —Murdoc estaba muy ocupado contándole a todos sus nuevas anécdotas carcelarias y ni se percató de quien intentaba llamarlo.

—Murdoc... —intentó nuevamente.

—...No puedes comprar mucho en prisión, pero siempre debes proveerte de fideos Maruchan, muchas cajas.

—¡Murdoc! —exclamó ya harto de ser ignorado.

—¿Qué diablos quieres, face-ache??! —preguntó sobresaltado.

—N-necesito que ven-gas un momento. —pidió el peliazul nervioso.

—D, no quiero que llame la atención. —se preocupó el moreno.

—Sólo será un momento. —contestó el vocalista con una expresión suplicante.

Ambos músicos caminaron hacía un rincón del establecimiento.

—Murdoc, todos saben. Todos me están mirando, quiero irme a casa.

—¿Te has vuelto loco, amigo?

—Murdoc, cometí un error. —admitió el cantante.

—Vaya... gracias. —contestó el bajista con un tono de tristeza en su voz. —Lo que se disfruta no se reclama luego, bebé. —replicó luego con una sonrisa juguetona.

—Pero Murdoc, ¡Lo que pasó es una locura!

—Concuerdo. —coincidió el mayor con indiferencia, ni siquiera lo estaba mirando.

Un corto silencio invade la pequeña discusión.

—¿Y...? —volvió a hablar el bajista.

—¡Y está mal! Yo... solo estoy algo confundido, por eso lo hice.

—Me moría de ganas hace tiempo... —susurró el pelinegro directamente en su oído tomándolo de la mano con disimulo.

El contrario se lo quitó de encima y se encaminó de regreso a la mesa, molesto. Murdoc lo siguió segundos después, también molesto por su rechazo.

Cuando llegó a la mesa en la que estaban ubicados, se percató de que 2D se había cambiado de lugar y quedó en la punta del lado contrario, junto con Ace. Por alguna razón, el peliazul se sentía de alguna forma protegido por el suplente, y sentía que era el único que no lo juzgaba en ese momento. Cantante y bajista cruzaron miradas en un juego de acusaciones mudas. Desde entonces, no se dirigieron la palabra en toda la noche e intentaron festejar junto con los demás quienes estaban muy animados. No querían arruinar el buen momento de sus compañeros.

.

[ De regreso en el apartamento ]

—¡Bueno Murdoc! Te preparamos un lugar para dormir aquí en el sofá, no será una gran cama de dos plazas pero ¡Oye! Vienes de una cárcel, no me parece mal. —señaló la asiática.

—Vaya, Noods, ¡Muchas gracias! pero voy a dormir con mi amigo especial, 2D. —respondió efusivamente el mayor sin ningún tipo de acuerdo previo para hacer tal anuncio, parecía que de pronto había olvidado toda la tensión que había entre los dos hacía unos momentos.

—¡No! —se opuso el peliazul, aún molesto.

—Vamos, será como otra pijamada. ¿Recuerdas aquella en el hotel? —Murdoc de verdad estaba incomodándolo, a pesar de su enojo.

—No, Murdoc, no habrá ninguna "pijamada". —volvió a contestarle con un tono burlón —Buenas noches. —dijo finalmente para darse la vuelta y retirarse a su habitación.

—Pero... ¡Te di una roca! —Reprochó inútilmente el mayor mientras veía al más alto alejarse.

Noodle y Russel miraron al verdoso quien lucía muy molesto, refunfuñando y pateando el sofá ante la cortante actitud de su compañero. Ace se mantenía al margen de la situación, intentaba ignorarlos y sólo hacer sus cosas, aunque la verdad es que estaba atento a todo lo que estaba pasando a su alrededor.

—¿Ya empezaron? No pasaron ni 8 horas... —se quejó la chica.

—¡Yo no le hice nada! —contestó. —Es él el idiota que no valora mi presencia, ni mis regalos. —acotó con algo de dolor en sus palabras.

—Aaagh... ¡Mañana será otro día! —dijo el baterista, queriendo evitar la situación y sacarsélos de encima. Su compañera rodó los ojos y se dispuso también a irse a descansar, este había sido un día agotador. Pronto los demás también hicieron lo mismo.

Ace estaba a punto de acostarse cuando oyó vibrar a su celular.

"Podrías venir un segundo? Necesito hablar. Lamento molestarte." Un mensaje de 2D.

Se dirigió rápidamente a la habitación del vocalista, tocó la puerta y él abrió.

—2D. —pronunció al ingresar y ver al peliazul. —¿Sucedió algo malo?

—No, sólo... Mantente alejado de la cama. —contestó el otro nervioso, con sus manos extendidas, alejando al bajista al ver sus intenciones de sentarse junto a él en lo que ahora consideraba la "escena del crímen".

—Oye, 2D... —volvió a indagar Ace mientras se sentaba en la silla junto al escritorio.

—Ace, por favor escucha. Te llamé a ti porque no puedo contarle esto a Noodle. ¡Y a Russel tampoco! —comenzó a hablar 2D poniéndose más y más nervioso.

—Ya, 2D. ¿Qué puede ser para tanto, eh?

—Escucha...—contestó el vocalista cabizbajo haciendo una pausa. Ace lo miraba atento. —...Me acosté con Murdoc. —largó al fin mirando completamente hacia otro lado intentando ocultar el sonrojo que sentía que le quemaba el rostro.

Ace abrió sus ojos ampliamente como reacción, pero realmente no estaba tan sorprendido.

—Vaya... ¡Ustedes no pierden el tiempo! jajaja. —bromeó Ace intentando alivianar el ambiente, ya que en realidad a él esa confesión no le parecía la gran cosa.

—¡Ace, por favor! ¡Me muero de la vergüenza! Siento que todos me miran todo el tiempo y me juzgan. ¡No estoy bien! —se quejó el peliazul al borde de un ataque de nervios.

—2D, hombre, a nadie debe de importarle un carajo lo que los demás hacen en sus camas. —intentó calmarlo el verdoso. —¿Tal vez aquella pócima fue demasiado fuerte? —añadió pensativo.

—Ace, todo eso es una estupidez de Murdoc. No hay tal cosa como una brujería que haga odiar a alguien. Es más, ni siquiera sé si existe ese mexicano del que habla.

—¿Tú cómo sabes eso? ¿Y por qué tomaste esa la pócima si no creías estar bajo alguna brujería?

—Agh, primero porque sé que Murdoc te ordenó dármela, y no quería meterte en problemas —contestó el cantante —Segundo, porque no estaba seguro, ¡Podía ser! Pero... ahora sí estoy seguro de que nada de eso era real.

—¿Por...? —preguntó el bajista

—Porque aún lo odio. No es una brujería mexicana ni ninguna idiotez de esas, Ace. ¡Es sencillamente que él es una basura! Él nunca cambia. —dijo con la voz quebrada.

—Mierda. Tal vez fue mi culpa por haberte llevado con la bruja...—se preocupó Ace.

—No, no. No es tu culpa, Ace. —dijo 2D colocando una mano en el hombro del contrario. En ese momento un golpeteo inútil se escuchó en la puerta para inmediatamente ser abierta aún sin recibir respuesta.

—Oye, niño, ya déjate de tonterías... —Murdoc apareció sin permiso en la puerta para ver cierta escena que bastó para encender sus irracionales celos.

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