Escrito por: Tita | KUROOSHIN 

La campanilla en la puerta de madera indicó que la visita había terminado. Dos magos observaron, inquietos, como el futuro de aquella muchacha se convertía en uno oscuro, solitario e infeliz. Uno de ellos, la mujer, recargó su cabeza sobre las palmas de sus manos.

—Las pociones de amor son peligrosas, ¿no lo crees? —habló Soohyun, luego de que aquella clienta se hubiera ido "satisfecha" del anticuado, pero muy bien cuidado, local de artículos de magia—.  Te enamoran hasta lo más profundo, pero no es más que un sentimiento vacío y artificial. —La joven se hizo una coleta desordenada, atando sus cabellos rojizos y rebeldes—.   ¿De verdad quiere vivir de eso? ¿De un sueño forzado y enfermizo?

El otro mago, Chanyeol, inclinó su rostro hacia ella, en una cercanía que despertó un hormigueo en el estómago de Soohyun. Algunos mechones rosados taparon su rostro, pero una pequeña sonrisa inocente se asomó por ellos, robándole el aliento y acelerando su pobre corazón.

—Hablas de eso como sí hubieras sido testigo de ello —murmuró. Soohyun vio la manera en como sus ojos brillaron, avergonzados—. Lo recuerdas.

Soohyun asintió, bajando la mirada para evitar como sus ojos la escrutaban por completo.

—Lo recuerdo.

Chanyeol la tomó por sorpresa, posicionando sus manos en los hombros de ella, invitándola a mirarlo de nuevo. Él quería estar seguro de que Soohyun estaba bajo el mismo hechizo en el que estaba él. Amor.

—No te confundas, Yeol. —Hizo una pausa para estirar su mano y acariciar su cara—.   Odio que me lo hayas ocultado y de que, después de todo, fueron mis sueños los encargados de hacerme recordar, pero no te culpo de nada porque sino, no estaría aquí contigo.

—Yo quería salvarte. De ellos, de tu familia. La hija menor de la realeza. Eras una maga como yo y ellos se esmeraban en esconderlo. —Frustrado, negó la cabeza de forma inconsciente—. No puedes ocultar tu propia naturaleza, así que, como tu consejero, yo...

—Me diste una poción de amor y hechizada, me auto-exilie. También me borraste la memoria para que no sufriera. —La pelirroja se encogió de hombros —. Está bien, Chanyeol. Ellos tampoco lucharon, no es como si fuera feliz con ellos. 

Hubo un silencio incómodo.

—¿Recuerdas también la sensación? —preguntó suavemente, tembloroso.

—Te amaba. Demasiado, era obsesivo, casi robótico. —Soohyun sentía la tensión en los brazos de Chanyeol. La entendía, y quería hacerla desaparecer, por lo que, ocupó su hechizo una vez más y no hizo nada más que sonreír—.   Ahora, no necesito una poción de amor para decir cuánto te amo. La necesitaría, para tener una excusa para odiarte.

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