Pequeño gran malentendido

Pidge tardó mucho tiempo en tranquilizarse, al principio solo estuvo dando vueltas sin sentido en el castillo y finalmente había terminado en el hangar del león verde, en realidad Slav se había encargado de reparar todo lo que Pidge no había podido reparar después de la última batalla, su león estaba en óptimas condiciones, pero aun así disfrutaba de ver los códigos de programación dentro de tan formidable nave de combate, cada vez que habría el panel o examinaba al león descubría algo nuevo, eso la hizo olvidar completamente el incidente con Shiro, pero más temprano con tarde algo provocó que volviera a la realidad. Un gruñido.

Al principio se sobresaltó al escucharlo, pero solo tardó un segundo en darse cuenta que el mismo provenía de ella, no había comido absolutamente nada a causa de lo sucedido y estaba hambrienta. Con un suspiró guardó todo lo que había sacado, dejó todo en orden antes de caminar con pesar a la cocina, temía encontrarse con Shiro nuevamente y en realidad no quería ver a nadie, pero al llegar al comedor se sorprendió al ver que estaba vació, lo que le decía que ya era tarde, lo frustrante de vivir en una nave espacial es que era difícil medir el tiempo, nunca sabía cuándo se suponía que era la hora de comida. Fue a la cocina en busca de Hunk, pero él tampoco se encontraba ahí, más algo llamó su atención, había dos platos sobre la barra con comida que obviamente fue hecha por el paladín amarillo.

Pidge tomó uno de los platos y comió sola, normalmente no le molestaba estarlo, pero en esos momentos se preguntaba dónde estaría todo el mundo. Terminó el plato y tomo una nota mental de agradecerle a Hunk después, miro el otro plato y se preguntó a quién se lo habrían dejado. Normalmente Hunk cocinaba porciones iguales para todos, aunque a veces ella no se acababa sus porciones y Lance o el mismo Hunk se las acababan por ella. Tuvo una extraña sensación en el pecho y decidió que quería ver al resto de los paladines, así que empezó a buscarlos entre todas las habitaciones, finalmente encontró a Lance y Hunk charlando despreocupadamente en la sala de reunión de los paladines.

– Aquí están – dijo al entrar – Los estuve buscando por todos lados –

Ambos chicos la saludaron con la mano con una sonrisa, ambos tenían su traje de paladines puestos, por lo que la chica advirtió que seguramente habían estado entrenando.

– ¿Dónde está Keith? – preguntó la chica mirando alrededor buscando al paladín rojo.

– No lo hemos visto – respondió Hunk encogiéndose de hombros.

– No lo escuché salir de su habitación en la mañana, probablemente siga dormido – añadió Lance, pero Pidge sabía que no lo había escuchado salir de la habitación porque había pasado la noche en su cuarto.

– Probablemente – dijo la chica con una sonrisa nerviosa, añadiendo con el mismo tono nervioso para cambiar de tema - ¿Acaso estaban entrenando o por qué usan los trajes de paladines? –

– Shiro dijo que nos lo pusiéramos – le aclaró Lance con tono aburrido – creó que querrá entrenar al equipo -

– Ya veo – respondió Pidge distraídamente, eso explicaba el por qué Shiro había ido a su habitación más temprano, pero al mismo tiempo no pudo evitar sentirse desilusionada, ella pensaba que la razón de su visita era simplemente verla – Debería ir a cambiarme yo también –

Pidge se giró cabizbaja perdida en sus pensamientos que no notó a la persona que entraba al mismo tiempo que ella quiso salir y choco con está cayendo al suelo. Escuchó a alguien gritar su nombre y al levantar la vista pudo ver a Keith ofreciéndole la mano, también tenía puesto su traje de paladín y un golpe reciente marcado en su mejilla izquierda.

– ¡Keith! ¿Qué te sucedió? – dijo Pidge alterada, pero sacó conclusiones rápidamente – ¿Shiro te hizo eso? –

– ¿Qué? – exclamó el paladín con nerviosismo – ¿De dónde sacas eso? Me lastimé entrenando, me distraje un momento y terminé en el suelo. Es todo. –

– ¡No lo defiendas! – grito la paladín verde con molestia al mismo tiempo que se ponía de pie – ¿Cómo se atreve? –

– Pidge no te preocupes, no me duele – trató de tranquilizarla, pero Pidge ya había salido por la puerta expeliendo humo por las orejas.

Pasó por muchas habitaciones hasta llegar a la del paladín negro abriendo la puerta de una patada, pero al entrar la escena hizo que la razón de su molestia quedará olvidada por completo. La habitación estaba exactamente igual que siempre, ella lo sabía pues la visitaba a menudo en el tiempo en que Shiro estuvo desaparecido, entró en el cuarto prestando atención a los detalles y efectivamente ni un solo objeto había sido movido desde que había estado ahí la última vez. La chica consideró la situación muy extraña, pero pronto llegó a la conclusión de cómo era posible que nada hubiera cambiado desde su última visita, Shiro no había estado ahí desde que había regresado. Pero eso solo le traía más preguntas a la cabeza ¿Dónde dormía? ¿Por qué no había estado en su habitación? Su mente hizo que recordará las palabras dichas por Lance cuando ella había salido de la cápsula de recuperación "Allura no ha querido separarse de él desde que salió de la cápsula". Pidge sintió la sangre hervir nuevamente, recordó la escena con el paladín y pensó que era un hipócrita, pero al mismo tiempo perdió todo deseo de reclamarle algo, simplemente dio media vuelta y salió de la habitación sin pronunciar una palabra, fue a su habitación a cambiarse al uniforme del paladín, más nuevamente algo distrajo su atención, en el suelo había algo parecido a un pedazo de papel que alguien había roto, tomo el trozó y al levantarlo se dio cuenta que no era un pedazo de papel, era una placa y no cualquiera, era la foto de ella y Keith cortada por la mitad. Podía ver un Keith sonrojado y nervioso y lo que parecía un fragmento de su propio cabello, ni siquiera se molestó en buscar la otra mitad de la fotografía, estaba muy absorta en sus pensamientos, pues no había usado cualquier cosa para imprimir sus fotografías caseras, si bien no era un metal indestructible no era fácil de romper y solo había algo que podía romperlo en la exacta forma en que estaba y era el brazo prostético de Shiro.

La chica se cambió en silencio no podía más que pensar en el significado de las acciones de su líder, en lo que significaban y sus motivos para actuar así, pero por más que le daba vueltas en la cabeza no podía encontrar la respuesta; acababa de ponerse el peto de su traje cuando escuchó que alguien llamaba a la puerta y cuando abrió se encontró con Corran.

– Oh ya estás vestida – observó con su habitual alegría – Eso nos reduce mucho tiempo, la princesa Allura requiere la presencia de todos los paladines –

– Claro – respondió la chica sin emoción mientras salía de su alcoba, siendo seguida por Corran.

Cuando regreso a la sala de los paladines Shiro y Allura ya estaban ahí; hablaban el uno con el otro, Lance y Hunk también parecían enfrascados en una interesante conversación Keith era el único apartado de los demás, Pidge advirtió que debía estar esperándola pues desde que entró ya se encontraba viendo la puerta, pudo notar la mirada de Shiro sobre ella en el momento en que entró, pero lo ignoró y fue a sentarse junto a Keith.

– ¿Está todo bien? – le preguntó el paladín rojo, pero la chica no tuvo tiempo de siquiera responder pues inmediatamente Corran tomo la palabra.

– Bueno, pareciera que fue hace decapheeps cuando estuvimos todos reunidos por última vez, pero ahora no estamos aquí para convivir –

– Así es – continuó Allura quién se había acercado a los paladines –Shiro y yo hemos tomado una decisión muy importante con respecto a los leones y quisiéramos pedir su opinión al respecto –

– ¿Desde cuándo podemos opinar sobre lo que se hace en esta nave? – preguntó Keith en tono irónico, pero solo Lance se rió del chiste.

– Esto es importante – interrumpió Shiro con disgusto – Sé que todos esperan que vuelva a manejar al león negro, pero consideró que esto es muy peligroso por el momento. –

Los paladines, con excepción de Pidge, vieron a Shiro como si hubiera perdido la razón, obviamente todos esperaban que fuera el quien piloteara el león negro después de regresar y consideraban una locura que el siquiera considerará no hacerlo. Lance y Keith se pusieron de pie inmediatamente.

– ¿De qué estás hablando Shiro? – preguntó Lance incrédulo – ¿Por qué sería peligroso? –

– ¿Quién manejara el león negro si no eres tú? – preguntó a su vez Keith escéptico.

– Déjenme explicarles – los tranquilizó su líder, mientras con las manos les pedía a los jóvenes calmarse y tomar asiento, cosa que ambos chicos hicieron – En la última batalla la conciencia de Zarkon y yo fuimos arrastrados a lo que podríamos llamar la conciencia del león negro. Estuvimos tanto tiempo en ese lugar que nuestras mentes llegaron a conectar de alguna forma. Temó que si llegase a manejar el león negro, Zarkon encuentre la forma de tomar control de mi cuerpo y tomé el control de Voltron. Por eso es peligroso. –

Aunque la voz de Shiro era tranquila, los paladines no pudieron evitar ponerse nerviosos, intercambiaron miradas entre sí y finalmente Lance se pusó de pie nuevamente.

– ¿Quién manejara el león negro? – repitió la pregunta de Keith

– Tú – aclaró Shiro con una sonrisa – Pidge me contó de tu habilidad para guiar a los paladines en su plan para rescatarme y Allura me hablo de tu habilidad para conducir al león negro, creo que eres la persona más adecuada –

La cara de Lance era digna de un retrató, sus ojos estaban abiertos totalmente, al igual que su boca, mientras trataba de asimilar las palabras del paladín negro, miró a sus compañeros esperando protestas, después de todo cuando Allura había dicho que Keith conduciría el león Pidge y el mismo habían protestado en contra, pero en esos momentos los paladines estaban en silencio, todos lo veían como esperando ver si aceptaría o no.

– ¿Qué hay de Keith? – preguntó nervioso – Tú habías decidido que fuera él quien piloteara el león negro –

– Yo no quiero pilotear el león negro – se adelantó a decir Keith, antes que cualquiera dijera una palabra, de nuevo todos miraban a Lance.

– ¿Qué hay de azul? – dijo al fin con la garganta seca.

– Yo me encargaré de pilotear el león azul – dijo Allura dando un paso al frente –En realidad el león rojo es más difícil de manejar, es extraño que permita que otro piloto lo conduzca, más el león azul respetará tu decisión si decides liderar a Voltron –

Lance estaba estupefacto, en realidad no sabía que decir, pero finalmente decidió aceptar la oferta.

– Si todos están de acuerdo, lo haré –

Allura aplaudió con una sonrisa, pero Pidge se puso de pie inmediatamente y se dirigió a la salida.

– ¿Qué sucede? – preguntó la princesa con exasperación al ver la actitud de la paladín – Si tienes algo que decir, dilo ahora mismo. Si los paladines no están de acuerdo no podrán formar a Voltron, es por eso que está vez pedí su opinión. –

Pidge se giró, pudo ver que Lance había bajado la mirada, por lo que decidió aclarar las cosas en lugar de gritarle a la princesa que se metiera en sus propios asuntos.

– En realidad estoy totalmente de acuerdo – contestó la piloto ante la sorprendida mirada de Lance – Lance será un excelente líder y yo misma no podría haber pedido una mejor opción. –

– ¿Estás segura? – preguntó Lance, pues aún tenía sus dudas.

– Claro – respondió la chica con una sonrisa, más con una mirada fría hacia Shiro añadió – Prefiero seguirte a ti que a él –

Todos en la sala se quedaron boquiabiertos mientras la paladín verde abandonaba la habitación, esperaron que Shiro tuviera alguna reacción, pero él simplemente se giró y salió por otra puerta dejando al resto de la tripulación severamente confundida. Allura fue la primera en irse, diciéndoles a los paladines que empezarían su entrenamiento con ella como miembro cuando terminara de conectarse con el león azul, pidiéndoles que estuvieran atentos y pidiéndole especialmente a Keith que avisara a Pidge.

Keith pudo notar que el tono de Allura al hablar de la paladín había cambiado, ya no sonaba tan molesto como lo había hecho en las últimas ocasiones.

– Eso fue extraño – dijo Lance cuando quedaron los tres paladines solos – ¿Acaso paso algo entre ellos? –

Lance le hizo la pregunta directamente a Keith, pues sabía que era con quien más convivía su compañera, pero Keith negó con la cabeza. Recordó el evento ocurrido cuando habían despertado, pero no creyó que hubiera llegado a mayores o eso pensaba él. No era para tanto.

– Tal vez deberías hablar con ella – opinó Hunk condescendiente.

– Tal vez – dijo Keith, mientras se ponía de pie y salía de la habitación, pero una vez fuera de la vista de sus compañeros tomó el camino contrario a la habitación de la chica.

Keith tomo uno de los ascensores y bajo al centro de entrenamiento, se sentó en las plataformas que servían para descansar cuando terminaban de entrenar en cerca de las regaderas y espero. Habían pasado dos varga cuando al fin la puerta que llevaba a la plataforma de entrenamiento se abrió y Shiro entró a la habitación.

– Keith ¿Qué haces aquí? – preguntó sorprendido el paladín negro, pero el paladín rojo no se movió, solo lo miraba fijamente.

– Tú me enseñaste que el ejercicio físico te ayuda a tranquilizarte cuando te sientes frustrado – explicó el joven piloto – Pero eso fue hace mucho tiempo –

– Lo recuerdo – respondió Shiro tomando una toalla y se secaba el sudor – pero eso no responde a mi pregunta. ¿Qué haces aquí? –

– Recuerdo muchas cosas que pase contigo Shiro – continuó Keith ignorando nuevamente la pregunta de Shiro, cosa que le disgustaba al paladín – Me contabas muchas cosas, de tu entrenamiento, tu día a día y tus días en la academia. Tú fuiste mi inspiración para volverme piloto. –

– Ve al grano – ordenó el piloto con fastidio – Si es por lo que sucedió antes, ya Pidge me explicó todo, no te preocupes y lo siento por mi reacción –

– ¿Recuerdas la historia que me contaste sobre el día que fuiste aceptado para la misión Kerberos? ¿La chica linda? Dijiste que era hija de uno de tus superiores, pensé que hablabas de alguien mayor, pero ¿Esa chica era Pidge? –

Shiro palideció ante la pregunta de Keith, por un momento se sintió intimidado por el chico que estaba frente a él.

– ¿Ella te lo dijo? – preguntó con la boca seca – ¿Ella lo recuerda? –

– Lo recuerda – afirmó el piloto – Pero no sabe que eres tú, lo recuerda como un evento aislado, pero tú no ¿o sí? Dijiste que nunca pudiste olvidar a esa chica ¿Estás enamorado de ella? –

Shiro se quedó sin respuestas para Keith, él lo veía con una mirada tan seria que no podía evitar sentirse intimidado, se sentía acorralado.

– Ella te defendió – continuó Keith, sorprendiendo a Shiro – Lance me dijo. Cuando desaparecieron, la academia los dio por muertos, dijo que habían chocado, error del piloto. Me metí en una pelea con un superior por decirlo y me echaron de Garrison, lo golpee sin siquiera decirle la razón por la que lo hacía, pero ella... Lance me contó que siempre decía que no había pasado, que no fue un accidente, ni un error del piloto. Creo que si hiciste algo que lastimará sus sentimientos, merece que te disculpes con ella. –

Shiro miro a Keith fijamente, por un momento se dio cuenta de que el chico había crecido mucho, había madurado y no era el niño que el recordaba, trató de decir algo pero fue interrumpido nuevamente por el chico.

– No vine aquí para escuchar lo que tienes que decir – dijo seriamente – No quiero saber la razón por la que discutieron, pero Pidge no actuaba como ella misma, si es tu culpa o no, no lo sé, pero creó que ella piensa que lo es y por eso tú eres el único que puede hacerla sentir mejor –

Shiro y Keith intercambiaron miradas, por un momento sus ojos se encontraron y el paladín negro entendió que era eso que le intimidaba tanto en esos momentos del chico, estaba molesto, estaba tan molesto que sus ojos parecían echar fuego mientras lo miraban, se preguntó el porqué de la ira del chico, pero decidió no preguntarle; finalmente simplemente asintió, accediendo ante la petición del paladín. Keith pareció relajarse aunque aún lucía molesto, se dio la vuelta para alejarse, pero Shiro lo llamó.

– Keith espera -

– ¿Qué? – dijo simplemente volteando a verlo.

– ¿Estás bien? – preguntó el paladín negro mientras señalaba al chico – Tienes un gran moretón en tu mejilla –

– Ah sobre eso – agregó el paladín rojo con una sonrisa divertida – Me distraje durante el entrenamiento, pero Pidge piensa que fuiste tú, así que supongo que también tendrás que disculparte –

Keith se apresuró a salir, no antes de echar una buena vista a la reacción de Shiro, y salió del cuarto lo más rápido que pudo ignorando los gritos del piloto pidiéndole explicaciones. Tal vez no sabía que había pasado entre sus dos compañeros, pero ahora tenía una divertida anécdota que probablemente podía animar a su amiga.

Bueno para serles honesta estuve a punto de cancelar el Viernes de Voltrón. ¿La razón? Tengo un horrible resfriado que me tiene en cama y usar la computadora realmente es una tortura para mis ojos, pero al final una hermosa noticia me ayudó a salir de mi estado semi comatoso para traerles este capítulo.

Así que no solo les traigo un capitulo nuevo si no también un posible spoiler de la tercer temporada, aunque se que hará que todos se olviden de la historia, lo cual es bueno porque estaba desvariando un poco al escribir la parte final (plan con maña xD)

Al parecer Shiro si regresará para la próxima temporada al igual que Matt x3

¿Estoy feliz? Sí, pero eso no me quita lo enferma =_= así que no les diré como van los concursos porque no he podido checar los mensajes, lo siento. Respecto a los capítulos lemmon, parece que muy pocos pudieron acceder al Shidge y nadie pudo ver el Keidge, los moveré a una nueva historia abierta para todos, pero será hasta que me sienta mejor así que les pido paciencia, no creo estar así más de 5 días. Espero.

Lamento las molestias de verdad u_u y bueno, me voy a seguir descansando, la luz de la pantalla me lastima.

Feliz Viernes de Voltron y nos leemos pronto.

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