—No se mueva princesa,Diana—dice aquel pintor de la familia. Me encontraba en invernadero del castillo. Su techo era de cristal, formando un semicírculo. Había muchas plantas hermosas, de todo tipo.

—Lo siento, pero no puedo esperar para ver mi pintura.

Expreso con una amplia sonrisa, se que existen las cámaras y que sería más sencillo, pero a mi madre siempre le gusto la pintura y al igual que mi, amábamos como nos vemos en aquel cuadro, pintadas con la más fina y hermosa herramienta que el hombre a ocupado desde sus principios.

—¡C'est prêt!—dice aquel pintor. Queriendo decir ¡esta listo!

Me levanto de aquella cilla y corro para poder ver aquella pintura. Es preciosa, aunque algo exagerada diría yo. No importa aún así, me veo hermosa.

—Il est beau, monsieur peintre—Sonrió ampliamente y lo abrazo, había hecho un excelente trabajo. Sinceramente, el es un buen pintor, el mejor de todos diría yo.

—Ahora hay que dejar sacarla.—toma aquel cuadro y lo recarga en uno de los muros donde puede darle el sol.

Hace una reverencia y sale de la habitación. Me mire al espejo con una sonrisa, así lucía miadre, con su corona de flores, su vestido blanco y sin maquillaje. Me gustaba como se había así.

Siempre vestía elegante, pero de forma sencilla, no usaba vestidos caros, había veces que mandaba a reparar los vestidos de mi abuela o algunos a que los modificarán.

—¡¿Pero que haces vestida así?!-ay no

Volteo rápidamente y es la duquesa, Alondra. La veo con mucho temor, tenía miedo de lo que me diría. ¿Cuál sería la crítica de este día?

Veo como se acerca con ganas de ofenderme, su boca sigue siendo firme al igual que esta mañana. Su ceño no a cambiado en nada. Trago saliva con nerviosismo.

—Este es el vestido de mi madre, condesa—nunca nos deja llamarla por su nombre, siempre es por su título.

—¿y esa fea tiara?—dice de manera arrogante—¡Ah!¡no quiero imaginarme la cantidad de...insectos que habitan en el!

La veo con impresión, tomó el vestido de mi madre con fuerza, como si estuviera ahí para protegerme, para que pudiera abrazarla y decirme que no la escuchara.

—¡Y mira ese cabello! Que horror—dice en tono des aprobatorio—nunca conseguirás esposo con ese...tono horrendo.

—Pero saque el cabello de mi madre.—exprese con tristeza.

—Y por suerte encontró a alguien que lo apreciara—me voltea a ver, ya que daba vueltas al rededor de mi—pero era el único.—arrastra las palabras—Si quieres conseguir marido tienes que tener el pelo color castaño. No este rubio, aj, pareces teibolera de quinta.

Me sorprendí mucho al escuchar esas horribles y terroríficas palabras. Agacho mi cabeza con mucha tristeza y desepcion. No quería que nadie pensara eso de mi. Necesito tener una buena imagen, para no deshonrar a esta familia.

—¿Que debo hacer?—argumente en voz baja.

Ella sonríe y toca mi cara con sus enormes y gigantescas manos. Alzándola con una espantosa sonrisa.

—Es muy sencillo princesa Rapunzel—deja mi cara y de su bubi saca un billete y me lo entrega—pintare el cabello.

—¡Que!—estoy sorprendida—pero Maty, no va a querer pintarlo.

Maty es mi peluquero y si le digo eso, me mata. Siempre dice que mi cabello es hermoso y que pintarlo sería una locura. Pues Gogo cometí el error de pintarlo y cortarlo.

—No quieres defraudar a tu familia verdad.—suspiro con pesadez y tomó el dinero con delicadeza—buena chica, ahora iré a ver al sastre, quiero que me haga el mejor vestido y quítate esas da has, pareces una criada.

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Il est beau, monsieur peintre/ Es hermoso señor pintor