♕ Due♛
Desperté con una sonrisa, había soñado algo hermoso e inimaginable. El mundo es sumamente hermoso, pero lo mas hermoso que tiene, son sus mujeres.
Londres es un lugar muy hermoso, tiene chicas preciosas y muy elegantes, pero ninguna tiene ese hermoso toque que hace que el hombre se derrita ante ella. Todas copian modas a celebridades, fingiendo ser originales. Muchas son más falsas que algunas promesas de amor.
En estos tiempos, a ninguna les gusta lo romántico. Dicen que son demasiado empalagosos, pero andan diciendo que los detalles siempre serán especiales. ¿Quién las entiende?
Me levanté con algo de pereza y talló un poco mi cara, siento como el viento golpea levemente mi espalda desnuda, pues lo único que tengo puesto es el pantalón de mi pijama, nada más. Me dirijo a las cortinas para poder abrirlas.
Al quitarlas de mi vista, puedo observar el hermoso paisaje que Londres, me ofrece. Abro aquel ventanal y sonrió ampliamente, el ruido de los automóviles y de las personas hablar hacen que me relaje un poco más.
Escucho una vibración, volteo rápidamente a la mesa de noche y era mi celular. Me a llegado el mensaje de mi amigo, diciéndome que ya viene en camino. Lo coloco nuevamente en aquella mesita, para poder dirigirme aquel pequeño armario blanco, algo ya gastado. Escojo una blusa lisa color azul marino y unos pantalones de mezclilla.
El día estaba perfecto, ninguna nube cubriendo el singular azul del cielo, sólo un poco de viento como es de costumbre aquí en Londres. Miro por la ventana y del otro lado de la calle se encuentra una señorita, observándome con mucha determinación. Sonrió ligeramente y me coloco mi camisa para después quitarme mi pantalón. No tengo pena alguna, pues yo no le he dicho "mírame o espiame y ve lo perfecto que soy"
Tal vez ella disfrute de la hermosa vista que le estoy dando a observar.
Me pongo mi pantalón y dejo mi cama desecha, pues no le veo sentido volver a tenderla. Salgo de mi habitación y me dirijo a las escaleras, me subo en el barandal y las bajó con velocidad.
Al estar en la planta de abajo, me dirijo a la cocina, para ver que es lo que tengo para desayunar. Abro el refrigerador para poder ver si tenía o no alimento: tengo jamón, huevo, Jugo de arándanos y unos cuantos tomates. Suspiro pesadamente y escucho como golpean la puerta.
Cierro el refrigerador y me voy corriendo hasta la puerta. La abro con rapidez.
—¡Hipo!—lo abrazo con fuerza—pensé que ya te habías perdido.
Ríe levemente y sacude la cabeza, veo a un costado de él y como es de costumbre trae a sus guardaespaldas, protegiéndolo de todo.
—Por favor, esta es mi ciudad, literalmente.—pasa dejando sus cosas en el sillón—¿y hoy, que haremos?
Cierro la puerta con tranquilidad y mantengo mi vista fija en la manecilla, no debe ser fácil ser, el.
—Abra una fiesta en la noche, dice que será épica.—me siento en el sofá—tenemos que ir, no podemos faltar.
—Bro, todas las fiestas, son epicas.—se sienta—sólo me quiero relajar en tu lindo hogar.
Lo veo con impresión. Siempre trae ropa informal pero no le veo mucho caso ya que siempre trae a sus guaruras atrás de él.
—¿y que, no puedes hacer eso en tu enorme castillo?—lo miro—¿nunca me has invitado?—reclamo.
—Pues, nunca te has interesado.—dice de igual forma—pero viéndolo así—se levanta—en unos cuantos días será la fiesta en honor a mi madre, ahí abra muchas doncellas...
—Hipo—me mira—di chicas, no doncellas, no estas con alguien importante...bueno si, pero no de igual rango económico que el tuyo.
—Ah, si, si, lo siento—se aclara la garganta—y una de ellas será mi esposa.
—¿Tan pronto te casarás?—argumente sorprendido—¡apenas tenemos 22 años!
—Lo se, pero, son las reglas y mi padre me ordena escoger una de ellas-—suspira con mucha tranquilidad. De hecho es demasiada su tranquilidad que estaría seguro de que esta de acuerdo con eso—Además la hermosa chica pelirroja estará ahí y quiero impresionarla.
—¡Aja!—me levanté con una enorme sonrisa en mi rostro—ahora comprendo todo—dije con un tono divertido.—no es de que te precionen, es que tu deseas conquistar aquella chica antes que otro lo haga.
—Eso es un buen punto—suspira ahora si con pesadez—esa chica me mueve el tapete, es única, inteligente, divertida y muy, muy hermosa—me mira—creo que estoy enamorado.
—desde los doce—palmeo su espalda—tu puedes Hick...sólo se tu mismo. El próximo rey tiene que estar seguro de su decisiones.
—No seré rey hasta los 24 años, es muy complicado.
Quitó mi mano de su espalda y lo veo con algo de seriedad. La vida de un príncipe no se ve como muchos la describen. El es un chico que tiene muchas responsabilidades y más que sólo le quedan 2 años.
—Si tu sufres, no se como sea el sufrimiento de tus hermanas.
—De las tres, Diana, es la que más sufre, la madrastra la detesta, siempre pronuncia las frases de nuestra madre y eso la hace enfurecer. Le pone hacer cosas que mi padre no lo permitiría, ni en sus peores sueños.
Lo veo algo extrañado, no sabía que su padre ya estaba muerto o no he entendido lo que quiere decir.
Pero no se porque su padre se casó con una señora que envidia a un pobre muerto. Cuando vivía se dice que era sumamente hermosa y era la mejor amiga que un rey pueda tener. Así que es comprensible tal envidia de aquella mujer.
—¿Tu padre esta muerto?
Siento su mano golpear mi cabeza, con mi mano derecha la pongo donde he recibido aquel golpe y lo veo con algo de enojo.
—No, Jack. Mi padre no esta muerto—suspira pesadamente—pero parece que si, esta muy ocupado para darse cuenta de los castigos de aquella mujer.
—Pobre de tu hermana—suspiro—pero como sea—me mira asombrado—tenemos que relajarnos un poco y más tu que nadie. Pues si llegas a casarte tenemos que ver donde será tu última fiesta o como hoy se les dice, la despedida de soltero.
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