•Capítulo 9•

Patrick no podía esperar para encontrarse con Observer y Firebrand y poder darles las asombrosas noticias. Estaba muy orgulloso a la vez que feliz por su amigo.
Entró al instituto, fue a su casillero y ahí se encontró con Observer, por suerte Firebrand también estaba ahí.

— ¡Chicos, tengo grandes noticias! —. Exclamó, sus dos acompañantes lo miraron —, ¡HABIT participará en una obra de teatro!.

— ¿En serio? —. Observer se emocionó cuando Patrick asintió —, ¡eso es genial!.

— ¿Por qué no nos dijo antes? —. Preguntó Firebrand.

— Porque quería que sea una sorpresa, Brandy.

Los chicos sonrieron cuando vieron a HABIT justo ahí, obviamente Observer lo llenó de preguntas sobre la obra: qué papel hacía, de qué iba a tratar, cuando se lo podría ver parado en el escenario, y muchas preguntas más. A HABIT no le molestó responder, él no podía negar que no estaba emocionado también.
Las clases los separaron y el grupo tuvo que irse a sus respectivos salones.
Firebrand largó el agobiante suspiro que tenía guardado en su pecho al ver que el trabajo que había logrado completar estaba correcto. Estaba a salvo. Se relajó cuando vio la expresión de felicidad de sus abusivos, se había salvado la vida.

— ¡Muy bien, nerd! —. Lo “felicitó” uno de ellos —, sigue así y no le pasará nada a tu patético cuerpo.

Firebrand asintió, mirando hacia abajo, almenos alguien lo felicitaba.
La vuelta a casa fue cómo siempre, solitaria y aburrida, siempre esperando encontrar a nadie en casa. Hoy fue diferente. Sus padres estaban en casa. No pudo evitar sonreír al verlos a los dos caminar de aquí para allá. Dejó su mochila en el suelo, llamando la atención de su madre.

— M-Mamá...

— ¿Alfred? —. Preguntó ella.

Firebrand corrió hacia ella y la abrazó con fuerza por la cintura, ocultando su rostro en su pecho, intentando que las lágrimas no salgan de sus ojos. Los extrañaba tanto a ambos. Ella apoyó su mano en la cabeza de su hijo, ambos quedándose en silencio unos minutos, disfrutando de la presencia del otro, pero Firebrand lo disfrutaba más.

— Los extrañé tanto a ambos... —. Susurró, las lágrimas comenzaron a salir.

— Nosotros también te extrañamos.

Sonaba muy seria, pero Firebrand sonrió de todas formas.
Se separaron, su padre ni lo miró, solo le dio unas palmadas en la cabeza mientras iba pasando por el camino. Firebrand estaba tan feliz de ver vida en su hogar que le importaba muy poco si no lo abrazaban, o si no le preguntaban cómo estaba. Demonios, le importaba una mierda no recibir un beso de parte de sus padres, mientras estén aquí estaba muy agradecido.

— ¿C-Cómo les fue en el trabajo?.

— Bien, siempre es así, nos iremos mañana por la tarde —. Su padre respondió.

Firebrand dejó de sonreír. ¿Se iban a ir de nuevo?. No quería estar solo de nuevo. Se agarró el brazo, escuchando a su madre agarrar su mochila, obviamente querían ver sus notas, esperando ver las mejores notas.
Su padre vio las notas, una por una, hasta que un grito proveniente de su esposa lo distrajo.

— ¡¿Qué te sucedió en el rostro?!.

Nunca se dieron cuenta.

— No es nada, mamá —. Respondió, viéndola preocupada por una vez en la vida —, tengo esa marca desde finales del año pasado.

— De seguro salió con sus “amigos”, siendo irresponsable, y se lastimó el rostro —. Su padre supuso, ignorándolo de nuevo.

Firebrand no era irresponsable, nunca lo fue, odiaba serlo. Todo se quedó en silencio, su madre le acarició la marca, enojada de que su hijo no se lo haya dicho antes. Daba igual. Si se lo decía ahora posiblemente lo cambiarían de instituto, y no quería abandonar a sus nuevos amigos.

— Será mejor cenar algo, mañana debemos levantarnos temprano. Los tres, obvio —. Su padre rompió el silencio.

Cenaron en silencio, sus padres más atentos a sus celulares que a la comida, dejando esa sensación de soledad aparecer en el cuerpo de Firebrand. Sonrió de nuevo. Tenerlos aquí era suficiente.
La noche pareció ser tan corta, tuvo que despertarse cuando menos lo supo, bajó con la esperanza de tener a sus padres y desayunar juntos, pero no estaban.

— ¿Mamá...?.

Nadie respondió. Fue a la cocina y vio su desayuno en la mesa, un papel escrito por su padre a su lado. La agarró: “nos tuvimos que ir más temprano. Te queremos.”.
Firebrand miró su desayuno, seriedad en su rostro, siendo el mismo de siempre. Estaba enojado. Comenzó a temblar del odio, arrugando la nota. No podía evitarlo.

— ¡Maldita sea! —. Gritó, golpeando la pared cuatro veces, cayendo de rodillas al suelo, llorando —, m-maldita sea...

No quería estar solo, odiaba estarlo. Justo ayer necesitaba un abrazo y no lo obtuvo.
Siguió llorando, todo lo que debía, hasta que recordó que tenía que ir a clases.
Se limpió el rostro, tomó aire, agarró sus cosas y se fue. No quería desayunar.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top