•Capítulo 7•

El sol hizo presencia a través de la ventana, brillando una parte del suelo donde Observer y Firebrand deberían de estar. Los anteriormente mencionados estaban dormidos todavía. Patrick fue el primero en abrir los ojos, se levantó lentamente de la cama y se sentó en ésta, mirando a sus tres amigos, parecían estar inconscientes o alcoholizados. Daba algo de gracia. Sonrió y fue al baño, sus oídos atentos a cualquier sonido que proviniera de la habitación.
Observer fue el segundo en despertar, masajeándose uno de sus ojos, recordando lo mareado que estaba de tanto llorar la noche anterior. Observó a Firebrand, no iba a negar que no estaba preocupado. HABIT llamó su atención, estirándose en la cama cómo si fuese un gato para luego mirarlo y sonreír.

— ¡Buen día a todos! —. Exclamó, despertando a Firebrand —, ¿dónde se fue Pat?.

— ¡Estoy en el baño! —. Respondió desde ahí —, ¡buenos días, por cierto!.

Firebrand largó un bostezo, sus ojos aún cerrados, pareciendo que no quería levantarse todavía.
El grupo de amigos se dirigió al instituto después de eso, sonriendo y riendo, menos Firebrand, él estaba leyendo muy concentrado uno de sus libros favoritos. Cuando llegó el momento de separarse, Observer le echó una última mirada a Firebrand, teniendo miedo de ver que algún estúpido le esté haciendo algo de lo que se arrepentiría.
Se volteó, pero volvió a mirar hacia la dirección de su amigo cuando escuchó risas de parte de unos cuantos chicos. Su curiosidad era enorme. Fue hacia allá, disimulando, y sus ojos se toparon con su amigo en el suelo, agarrándose la cara. Parecía que quería llorar. Corrió hacia él y lo ayudó a levantarse.

— Brandy, ¿qué ocurrió?.

— M-Me caí, es todo —. Se podía oler la mentira a grandes distancias —. No te preocupes. Espera, ¿qué haces fuera de clases?.

Observer intentó explicar, pero la preocupación de su amigo sobre su educación lo interrumpió, empujándolo hasta su salón de clases para luego irse al suyo. Firebrand no engañaba a nadie, ni mucho menos a Observer, no ahora que sabía lo que esos hijos de puta le habían escrito en su abdomen.
Se sentó en su lugar, viendo a HABIT hablar con tres chicos: Vinny, Jeff y Evan se llamaban. Eran nuevos en la institución y parece que ya se estaban llevando bien con HABIT. Esperaba no se olvide de ellos. Dejó esos pensamientos de lado y se concentró en la clase.
Patrick estaba escribiendo algo en su carpeta, era el momento de resolver unas cuantas tareas que el profesor les había dado, no estaba difícil, así que decidió hacerlo para pasar el tiempo. A su lado estaban los abusadores de Firebrand, pero Patrick no podía saberlo, aún así, la conversación que estaban teniendo llamó la atención de Patrick y de unos dos alumnos más.

— ¿Qué le haremos hoy a ese nerd? —. “Susurró” uno, Patrick los miró disimuladamente, dejando de escribir.

— No lo sé —. El otro respondió, escribiendo —, ¿qué tal si le metemos la cabeza en el inodoro?.

— ¡Y tiramos la cadena! —. El tercero rió, imaginándolo, sus amigos asintieron —, ¡esto será genial!.

Patrick no quería interferir, pero si veía a estos inútiles frente a él, haciéndole daño a quién sea el pobre individuo, los iba a golpear. La hora terminó y el grupo de abusadores salió lo más rápido posible.
Observer salió del salón junto a HABIT, ambos dirigiéndose hacia la cafetería donde se encontrarían con sus dos amigos. En un momento del receso, Observer les dijo que lo esperaran un momento. No les dijo la razón. Simplemente había visto a esos hijos de puta con intenciones de molestar a Firebrand.

— ¿Qué pasa, nerd? —. Preguntó, metiéndole la cabeza en el inodoro —, ¿acaso no te gusta beber agua para estar saludable?.

Le quitaron la cabeza del agua, Firebrand estaba respirando con dificultad, sintiendo ganas de vomitar de repente. Sentir esa agua asquerosa en su piel y cabello le daban ganas de morir.
Volvieron a meter su cabeza nuevamente al no recibir respuesta. Quería irse a casa. La puerta del baño se abrió y Firebrand pudo escuchar una voz familiar. Oh no. Observer estaba aquí.
El grupo lo miró, todos confundidos, soltando a Firebrand con brusquedad.

— ¿Qué creen que le están haciendo a mi amigo? —. Preguntó, sus brazos cruzados y una mirada de odio inimaginable.

— ¡Oh, que tierno! —. Dijo Jacob, entrelazando sus manos —. No sabía que tenías un amigo, nerd.

— Me sorprendente que alguien siquiera sea tu amigo —. Paul agregó, ignorando que Firebrand no lo esté mirando.

— ¡Tiene amigos, imbécil! —. Exclamó, tomándolos por sorpresa —, ¡no soy el único!. ¡Si no se van ahora llamaré a los directores!.

— Esto es demasiado tierno para mí —. El líder rió. Observer estaba ardiendo en ira —. ¿De verdad crees que puedes detenernos, enano?.

Lo intentó. De verdad lo hizo. Terminó en detención junto a los abusadores y Firebrand. Todo el salón en silencio. Observer se dio la vuelta, tenía a su amigo detrás de él, estaba tensionado y lleno de golpes por intentar defender a Observer. Estaba muy agradecido por eso. Le agarró la mano con fuerza y él lo miró, Observer sonrió, dándole un poco de fuerza a su acompañante, quién también sonrió de vuelta.
El día pasó rápido y los chicos debían volver a casa. Mala suerte para HABIT, no se iba a salvar de lo que sus padres quieran hacerle por romper las reglas y escaparse de la casa ayer. Tomó un suspiro quebradizo y entró, la puerta estaba abierta, invitándolo a pasar a su horrible destino.

— ¿Mamá...? —. Preguntó con miedo —, ¿papá...?.

Parecía que no había nadie en casa, se abrazó a si mismo, sintiendo frío y miedo de repente. Era una mala señal. Subió las escaleras y, cuando estaba por entrar a su cuarto, una mano lo agarró con firmeza del brazo. Estaban aquí. Se volteó, viendo a su padre y a su madre, ambos furiosos con él. Tragó saliva, disculpándose lo mejor que podía, odia tartamudear cuando intentaba explicarse, odiaba sentir miedo.
Sus padres sonrieron, osea, lo hicieron, pero HABIT sabía lo que eso significaba. El temor comenzó a recorrer su cuerpo.

— P-Papá —. Suplicó, intentando soltarse de su agarre —, p-por favor, espera.

Su padre lo agarró del cabello, abrió la puerta del cuarto de su hijo y lo tiró en la cama. Su madre los siguió por detrás, sacando su celular para grabarlo todo.

— ¡Papá! —. Exclamó, sus ojos bien abiertos en pánico, viendo a la persona que se supone debía apoyarlo sacarse la camisa —, ¡p-por favor, no lo hagas, lo siento!.

Intentó liberarse, pero su “padre” lo seguía agarrando. La madre se rió junto a su esposo, diciendo estupideces cómo: “Sabemos que quieres esto, “No intentes escapar, prostituta.
Estaba asustado, empujando con sus brazos y piernas a su supuesto padre para que no se le acerque más. Todo su cuerpo temblaba, sus pensamientos en blanco y no sabía que hacer exactamente. Su padre lo volteó, apoyándole la cabeza contra la almohada.

— ¡M-Mamá, por favor! —. Le pidió ayudar, mirándola lo poco que podía debido a las lágrimas —, ¡ayudame!.

Su madre reía. Era lo único que hacía, además de filmar. Miró a su padre, estaba sonriendo mientras le metía sus asquerosas manos debajo de su remera. Tenía miedo, no dejaba de llorar, su cuerpo temblaba cómo la de un animal abusado. Es abusado. Se agarró con fuerza de la almohada, no sabiendo a quién o a qué mirar. Entró en más pánico cuando sus pantalones fueron arrebatados de su cuerpo.

¡MAMÁ! —. Gritó por ayuda, su cara roja por las lágrimas, mirando a su padre de nuevo —, ¡P-POR FAVOR, DETENTE!.

Demasiado tarde. Fue el peor día de su vida. Sentía el dolor en su cuerpo, las risas recorriendo su mente y oídos, los labios, las mordidas y las manos de ese bastardo sobre su piel. Estaba agotado.
En la noche, HABIT estaba mirando al techo, sus ojos rojos de tanto llorar. Se había duchado para quitarse las marcas de su piel, pero eso no lo hacía sentirse mejor.
Se movió para mirar hacia la pared ahora, el silencio y la oscuridad servían de mucho en los momentos así. Su celular vibró y lo mejor que pudo hacer fue ver quien era para distraerse de sus pensamientos.

PatPat: Sólo quería decirte buenas noches. ¡Nos vemos mañana, HABBY! ❤.

HABIT sonrió. No podía evitar no llorar. Patrick de verdad se preocupaba por él y estaba seguro de que los otros dos también.
Apagó el celular, la sonrisa aún en su rostro. ¿Tal vez se lo merecía?. Decidió no pensar en eso. Mañana todo estará bien una vez se encuentre en los brazos cálidos y reconfortantes de sus amigos. Todo estará bien.

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