•Capítulo 1•
— Nos vemos mañana —. Patrick respondió.
No iba a negar que su caminata a casa sería con una pequeña sonrisa en su rostro. El único que él consideraba cómo un amigo era Michael. Siendo sinceros, es el único amigo que tiene desde que era pequeño. Se consideraban inseparables, pero por alguna razón casi nunca estaban juntos en los recesos.
Prefirió no pensar mucho en eso y fue a casa, sonriendo, disfrutando y riendo un poco por los recuerdos de hace minutos atrás. Eran unos chicos muy extraños, y eso los hacia brillar de cierta forma.
— ¡Mamá, estoy en casa! —. Dijo una vez cerró la puerta detrás de él —, ¿hay alguien?.
La casa se encontraba en silencio. Esto era malo. Tiró la mochila al suelo y se apresuró a subir por las escaleras, sus nervios lo estaban matando y no quería pensar lo peor, pero era imposible ahora mismo.
Entró al cuarto de su madre y la vio en la cama, largó un suspiro, pensando que estaba dormida decidió acercarse a ella y agarrarla del hombro.
— ¿Mamá? —. La sacudió suavemente —, ya estoy en casa, ¿estás bien?.
— Hm... —. Murmuró. Sus ojos se abrieron y luego miraron a Patrick —. Bienvenido, hijo. Llegas tarde, ¿pasó algo?.
— Un pequeño problema en el instituto, nada grave. Espero tengas hambre, porque haré una rica cena para ti y para mí. Más para ti que para mí, siendo sincero.
Su madre se rió y cuando logró sentarse le dio un fuerte abrazo a su muchacho. Ambos se querían mucho. Patrick le devolvió el abrazo y, ayudándola a levantarse, ambos bajaron las escaleras para tener una cena tranquila y acogedora.
En medio de la cena, Patrick no podía evitar jugar con la comida, metido en sus pensamientos, y su madre obviamente captó esto.
— ¿De qué trata ese “pequeño problema” en el instituto? —. Preguntó.
— No es nada, mamá.
— ¿Te metiste en problemas? —. Siendo su madre, sabía cuando Patrick le estaba mintiendo. Su hijo se rió entre dientes y largó otro suspiro.
— Estaban molestando a Michael y no pensé en otra cosa, lo protegí y... me mandaron a detención —. Contó. Estaba un poco nervioso por cómo su madre reaccionaría, pero sonrió nuevamente cuando recordó a los chicos que conoció hoy —. ¡Lo bueno es que conocí gente nueva hoy!.
— ¿Chicos que estaban en detención? —. Frunció el ceño, logrando que su hijo deje de sonreír —, no creo que sea buena idea hablar con ellos, por algo están en detención.
— Pero, mamá...
— Lo digo por tu bien, Patrick —. Le acarició la mejilla derecha, sonriendo —. Además, de seguro se olvidaron de ti.
Patrick odiaba cuando su madre se comportaba así, entendía que ella quería lo mejor para él, pero llegaba a niveles obsesivos en los que casi nunca podía tener amigos porque, según su madre, eran una “mala influencia”. Por suerte si aún conserva a Michael.
Todo se quedó en silencio, miró a su madre y la vio sonriendo, comiendo muy feliz luego de recordarle a su hijo que todas las amistades que escogía eran malas personas.
— De echo, uno de ellos es bastante inteligente, o eso dicen —. Jugó con su comida de nuevo.
— ¿En serio? —. No pareció suficiente —, ¿y qué hay de los otros dos?.
— R-Realmente no lo sé, no llegué a conocerlos bien. Tal vez mañana...
— No va a haber un mañana, Patrick —. Soltó el cubierto bruscamente —. No hablarás con ellos, son malas personas. No importa que tan inteligentes sean, eso no demuestra que sus intenciones son las adecuadas para ti.
— Pero...
— Sin peros, vete a tu cuarto, concentrate en otra cosa que no sea en esas... malas influencias.
Patrick se levantó y caminó hacia su cuarto, sin renegar, sin más peros. Estaba muy cansado.
Ya en su cuarto, lo primero que hizo fue tirarse en la cama y abrazar a la almohada, pensando y reflexionando si sus acciones son buenas del todo. Dicho antes, Patrick no es una buena persona, según su madre no lo es porque siempre se junta con malas personas. Ni que ella fuera algo especial. Dejó eso de lado y decidió hacer su tarea.
Al otro día, Patrick llegó al instituto temprano, fue a su casillero y usó su combinación para abrir éste y poder guardar lo que no necesitaba en el momento. Se sentía solo de un momento a otro. Guardando sus carpetas vio una foto de él junto a Michael en el fondo de su casillero, logrando que sonría.
— Hola, Patrick.
— ¡Michael! —. Patrick le dio un abrazo y su compañero rió —, ¿cómo estás, hombre?.
— Bien, am... quería agradecerte por lo de ayer, realmente eres un buen amigo.
— ¡No hay problema, para eso estoy aquí!.
La campana sonó y ambos se despidieron para poder ir a sus respectivas clases.
Patrick entró a su salón, sentándose donde siempre suele sentarse, esperando a que el aburrimiento y el sueño le ganen en algún momento de la hora. Estaba muy aburrido.
Decidió dirigir sus ojos hacia la derecha y pudo notar una figura conocida: Observer. Observer estaba en su clase también. Digamos que su día se iluminó un poco.
El receso comenzó y Patrick corrió hacia la salida para seguirle el paso a Observer.
— ¡Observer, amigo! —. Se le tiró encima y su nuevo amigo casi cae del susto.
— ¡Patrick! —. Sonrió, sus anteojos casi cayéndose de su rostro de tanto que sonreía —, ¡que bueno verte de nuevo!.
Se saludaron, hablaron y caminaron hacia uno de los bancos para poder almorzar algo. Ambos trajeron comida para evitar tener que comprar aquí, así que daría más tiempo para seguir hablando.
— ¿Qué hiciste cuando saliste de ese infierno de cuatro horas?.
— Ir al baño —. Patrick se rió, recordando lo mucho que Observer necesitaba ir en ese entonces —. ¡No te rías, casi muero!.
— ¿Y qué hay de los otros dos? —. Agarró una de las manzanas para darle un mordisco.
— ¡Oh, hicimos un chat grupal! —. Se lo notaba emocionado por esto —, necesito tu número, así podemos hablar los cuatro.
Patrick no dudó en dárselo, olvidándose completamente de lo que su madre le dijo. No le importaba, tener amigos era más importante para él en este momento que escuchar las tonterías de su madre.
Al pasar los segundos, Firebrand llegó y se sentó al lado de ellos, cerrando su libro para poder saludarlos.
— Tú siempre leyendo, Firebrand —. Observer bromeó.
— Es mi pasión —. Patrick sonrió —. Bien, ¿cómo los trata la vida?.
— Bien, nada fuera de lo normal —. Observer respondió, acomodándose los anteojos.
— Nada que contar por aquí —. Agregó Patrick.
— ¿Qué hay de ti? —. Preguntó Observer, sonriendo.
Firebrand iba a responder, pero un par de brazos rodeándole el cuello lo hicieron callar. HABIT había llegado, y con esa estúpida fedora que Firebrand tanto odia.
— ¡Buenas tardes, inútiles! —. Saludó.
— ¿Tenías que traer tu fedora? —. Ignoró el beso que HABIT le dio en la mejilla con obvia brusquedad para hacerlo enojar —, ¿eso está siquiera permitido traer aquí?.
— ¿Qué te puedo decir, Brandy? —. Se sentó a un lado de Patrick, cruzándose de brazos —, soy el mal hábito de los seres humanos, aquí, en carne y hueso.
HABIT se rió, una risa extraña que solo a Patrick le llamó la atención. Se preguntaba si este tipo era siquiera humano.
El receso terminó y los cuatro decidieron volver juntos al pasillo, hablando sobre el chat que crearon y que deberían de salir más seguido. Parecían ser solo ellos cuatro, el mundo no importaba.
Observer dejó de caminar cuando vio un cartel en la pared, sus amigos hicieron lo mismo.
— ¿Un baile? —. Firebrand preguntó, confundido.
— ¡Un baile! —. Observer exclamó —, ¡el primer baile del año!.
— Parece ser el baile de primavera —. HABIT leyó lo que decía —, espero haya alcohol y prostitutas.
— ¡HABIT, no seas grosero! —. Patrick interrumpió, haciendo que HABIT se ría y le rodee el cuello con su brazo —. ¿Van a ir al baile, chicos?.
— ¡Sí! —. Observer respondió.
— Por supuesto —. HABIT agregó.
— No —. Firebrand dijo.
— ¿Por qué no? —. Le preguntó Patrick, Observer y HABIT mirando a Firebrand con confusión.
— Los bailes son excusas inservibles que esta institución propone para conseguir que todos aquí seamos más unidos y dejemos las indiferencias de lado —. Respondió sin temor en sus palabras —. Cosa imposible, ya que se crearon grupos sociales diferentes en este establecimiento, y dudo que se abran por una insignificante fiesta.
Patrick no sabía que responder, Firebrand parecía muy seguro, sabía lo que quería y no iba a dejar que lo hagan cambiar de opinión. Eran muy diferentes. HABIT se rió al igual que Observer, pero no lograron nada, ya que Firebrand parecía no cambiar de opinión.
Debían hace algo, no querían dejar a su amigo solo, era la primera vez que iban a ir a un baile cómo amigos. Sólo con pensar en eso, Patrick se emocionaba, pero parece que Firebrand no suele sentir esas cosas muy seguido y es por eso que prefiere no ir.
— Mira, Brandy —. HABIT comenzó, dando un paso hacia él —. Entendemos que esto de las fiestas te resulten vacías y sin sentido, pero todos nosotros estaremos ahí, y tal vez puedas venir con nosotros y divertirnos un rato.
— ¡Exacto! —. Patrick apoyó la idea —, no es la primera vez que voy a una de estas fiestas, pero sé que con ustedes será más divertido.
Firebrand largó un suspiro, miró a sus amigos y dijo lo primero que se le vino a la mente.
— Lo... lo pensaré.
Al menos lo pensará, eso es bueno.
Las clases terminaron y Patrick se fue a casa temprano, su madre estaría trabajando ahora, así que la casa estaría para él hasta la tarde. Entró rápidamente y corrió hacia su cuarto, quería saber si sus amigos estaban conectados en el chat. Buenas noticias: ¡Lo estaban!. Bueno, solo Observer y Firebrand. Escribió lo más rápido posible, prestando atención a cada sonido de la casa, si llegaba su madre iba a tener que cerrar el chat y mentir que solo estaba hablando con Michael.
PatPat: ¿Qué hacen, chicos? ❤
Obs: Nada importante: tarea. Por cierto, ¿entendieron el problema 5 de matemáticas? :'v...
La charla parecía ir normal. Que suerte que Observer le recordó lo de la tarea, se había olvidado completamente.
Brandy: La respuesta es 0x+4x-10. Es el problema más sencillo de toda la galaxia, Observer.
Obs: ¡Okay!, no todos somos inteligentes cómo tú, cerebrito
PatPat: No peleen. ¿Dónde está HABIT?
Patrick abrió un poco los ojos cuando escuchó el auto de su madre estacionarse. Maldita sea. Cerró el chat, puso el celular en vibrador y siguió haciendo su tarea, bueno, fingiendo hacerla. Sus nervios se incrementaron cuando escuchó las llaves y luego la puerta abrirse, esperaba ella no dude de él o comience a hacerle preguntas estúpidas que, obviamente, llevarían a sus nuevos amigos.
En un parpadeo, la puerta de su cuarto se abrió y su madre le sonrió, caminando hacia él para abrazarlo. Ambos se abrazaron cómo si no se hubiesen visto por años, riendo y besándose en las mejillas. Era lindo cuando se comportaba así y no cómo una novia celosa.
— Te eché de menos, hijo —. Se sentó a su lado, viendo que estaba haciendo sus deberes —. Bien, ¿cómo te fue?.
— Fantástico —. Respondió, ocultando que su celular estaba vibrando a lo loco —, ¿y a ti?.
— Mejor que nunca —. Su madre notó su celular ahora. Patrick tragó saliva —, ¿hablabas con alguien?.
Patrick negó incontables veces, suficientes para hacer a su madre dudar. Antes de que ella agarrase el objeto, Patrick lo agarró y lo apagó, dejándolo sobre la mesa de noche. Hubo un silencio incómodo. Estaba seguro de que su madre se había enojado con él ahora, pero le importaba muy poco, no quería que sus nuevos amigos se enfrenten a los celos y a la ira de su madre. No quería quedarse solo de nuevo.
— Bueno, supongo que me iré a relajar un rato —. Se levantó y, antes de salir por la puerta, lo miró y sonrió —. ¡No te olvides de hacer la cena, querido!.
Cerró la puerta y el silencio consumió la habitación y la mente de Patrick. Largó un suspiro que mantuvo pesadamente dentro de sus pulmones. Que bueno que no pasó nada malo.
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