5. Axel
—Layla, you've got me on my knees —canturrea Jude mientras lee un libro, echado en su cama.
La voz de Eric Clapton llena la habitación de Jude. Me echo hacia atrás en la silla del escritorio, y doy un vistazo a mi alrededor. Su cuarto es tan diferente al mío que casi se podría decir que, si hay algo contrario a mi habitación, es la de Jude. Realmente Jude y yo somos muy diferentes, y eso se ve reflejado en nuestras habitaciones.
La mía está siempre limpia y ordenada, y lo único que hay en las paredes son un espejo y dos obras de un artista que me gusta bastante, al que tuve el placer de conocer personalmente en una de sus exposiciones, y pude adquirir esos dos cuadros.
La de Jude es un caos. Sí, esa es la palabra que mejor la describe. Cabe decir que hoy está mucho, mucho más ordenada de lo normal, pero aún así parece muy caótica. Sé que la pared es de color azul porque hace tiempo, en un ataque de rabia, el padre de Jude arrancó casi todos sus pósters, pero ahora que vuelve a tenerlos puestos no hay quien reconozca la pared de fondo. Son todo fotografías y carátulas de álbumes de grupos de punk, rock y música alternativa en general. Creo que lo único que nos une, musicalmente hablando, es Eric Clapton, Queen y poca cosa más. Debo admitir que algunas de las canciones que le gustan, como las de Gorillaz, están bastante bien, pero no lo diré delante suyo porque se lo anotaría como otro éxito en su propósito de "hacer mi vida más divertida" —como él lo llama—.
Hoy hemos quedado para estudiar, algo que no solemos hacer, pero Jude dice que es la única manera de verme —y es probable que tenga razón—. Jude está estudiando empresariales, algo que no pega en absoluto con él pero se le da muy, muy bien. Está de prácticas de la carrera en la empresa de su padre, lugar en el que luego obviamente trabajará, y que posteriormente heredará. Allí ha demostrado muchas veces que tiene un talento innato para ello, solucionando situaciones difíciles con mucha facilidad, y siendo muy trabajador. Creo que es lo único por lo que su padre está orgulloso de él, aunque eso a Jude le da igual.
Yo estoy a pocos días de los exámenes finales y ya me he estudiado todo el temario de todas las asignaturas pero no voy a conformarme con eso. He buscado incluso más información de la que hay en los libros, estoy dispuesto a cualquier cosa para mantener mis matrículas de honor en este último año. Me esperan dos años de especialización y los de internado, pero ya llevo más de la mitad del camino, así que podré perfectamente con ello.
—Axel —me llama Jude en un momento de la mañana, y me giro hacia él—. Mañana hay una fiesta en Camden, ¿te vienes?
—Ya me arrastraste a Camden una vez, no voy a volver a ir —contesto, sin hacerle demasiado caso. Me propone cosas así cada dos por tres y siempre digo que no—. Además, tengo exámenes dentro de nada.
—Tingi eximinis dintri di nidi —me imita, burlándose de mí—. Mira, te la dejo pasar, pero en cuanto termines los finales te vienes de fiesta conmigo, ¿me lo prometes?
—No voy a ir a Camden.
—¿Kensington? —intenta, y suspiro.
—Está bien —cedo.
Jude enarca las cejas.
—¿De verdad? —pregunta, incrédulo.
—De verdad —afirmo—. Pero nada de fiestas descontroladas, llévame a una normal.
—Tranquilo, si en Kensington tampoco hay nada descontrolado —me asegura, pero por su sonrisa maliciosa cualquiera podría deducir que no está siendo demasiado sincero—. La semana pasada salí con la tatuadora, Alex. ¿Te acuerdas de ella?
—Oh, la tatuadora antipática —digo, recordando a la rubia que lo tatuó.
—¡No es antipática! Deja de meter en tu saco de mierda a todos los que no son como tú, por favor. —Suspira— Es una tía genial, le diré que venga, ya verás cómo os lleváis muy bien.
—No me interesa llevarme bien con ninguna chica rara, además de que ya tengo a Beatrice —le recuerdo.
—He dicho llevaros bien, no que le metas la polla hasta el fondo.
—¡Jude!
—Ay, sí, perdona, olvidaba que hablo con el niño virgen. —Rueda los ojos.
—Déjame en paz, no me siento tan desesperado por satisfacer esas necesidades. —Me encojo de hombros.
—Claro, porque tú eres superior a todos y ni siquiera tienes esas necesidades —se burla—. Vamos, no mientas, seguro que te has tocado alguna vez.
Siento el calor apoderarse de mis mejillas. Maldito Jude y sus preguntas salidas. No, no voy a negar que alguna vez he estado experimentando, pero ha sido por pura curiosidad.
—No lo he hecho —miento.
—Ya, claro —dice, sonriendo como si supiera que no digo la verdad, y vuelve su atención a los libros.
Me extraño por lo rápido que se ha olvidado del tema, hasta que, pocos minutos más tarde, escucho cómo cierra el libro.
—¿Sabes? La semana pasada me follé a un chico —explica, y lo miro con el ceño fruncido—. No me pongas esa cara de horror, se supone que eres mi mejor amigo, deberíamos poder contárnoslo todo.
—Jude, me da igual quién te guste, de verdad, pero no tengo ganas de escuchar sobre tu vida sexual —le explico.
—Madre mía, eres tan aburrido. —Suspira, y cuando empieza a sonar la canción Dirty Harry, de Gorillaz, que ya me conozco porque siempre la está poniendo, sonríe— Esta canción es tan genial. Bueno, a lo que iba: Axel Albarn, respeto que quieras llegar virgen al matrimonio aunque yo no lo haría ni loco, y de hecho te animo a no hacerlo, pero es tu vida así que tú sabrás. La cosa es que no puedes llegar a ese maravilloso día en el que, entre pétalos de rosa y cantos celestiales, Beatrice y tú, con vuestros hermosos anillos de recién casados, decidáis darle al tema...
—Ya estamos otra vez —murmuro, rodando los ojos.
—... y no tengáis ni puñetera idea de qué hacer —prosigue—. Con esa mentalidad seréis unos insatisfechos sexuales toda la vida, hombre, pero tienes la suerte de que yo estoy aquí para enseñarte.
—Pero si tú solo te acuestas con hombres... ¿no?
—Te sorprendería todo lo que he hecho y visto —contesta, y se queda tan ancho—. Aunque, si lo prefieres, le enseño a Beatrice.
—Jesús, no.
—Entonces te tendré que enseñar a ti. —Se incorpora, quedando sentado en la cama— Cierra ese libro, es la hora de las clases de sexo de Julian Fitzroy.
Unos toques en la puerta de la habitación me salvan de este momento, y después de que Jude grite un "pasa", entra su madre.
—¿Queréis algo de merendar, chicos? —pregunta con su siempre amable sonrisa.
—Yo nada, mamá, gracias —contesta Jude, volviéndose a echar en la cama.
—Yo tomaré un té, si no te importa, pero casi que prefiero tomármelo abajo —le pido.
—Claro, cariño.
—Muchas gracias, Amelia —contesto, y ella vuelve a desaparecer por la puerta.
Me levanto de la silla y Jude me mira con los ojos achinados.
—Algún día no conseguirás escaquearte y hablaremos sobre sexo, asúmelo. —Me señala con el dedo índice, como si me estuviera advirtiendo de algo muy peligroso.
—Claro, lo que tú digas —contesto antes de salir de la habitación.
—Recuerda que me has prometido salir de fiesta cuando termines los exámenes, eh —me recuerda cuando estoy en el pasillo, y asiento sin prestarle demasiada atención.
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Bueno, #DomingoDeAxel con información sobre la inexistente vida sexual de Axel Albarn jajaja
Sé que por ahora los capítulos son cortitos, pero porque son bastante introductorios. Pronto llegaremos a lo que es la historia en sí, el choque de los dos mundos, y se alargarán bastante.
¿Qué opináis de la decisión de Axel de esperar al matrimonio?
¿Creéis que mantendrá esa decisión?
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