44. Alex
La puerta de la habitación de Axel se abre y entramos los dos entre besos en el cuello, las mejillas, la nariz, la boca. Mis manos tocan su duro torso y suben, pasando por los pectorales y rozando el suave y escaso pelo que tiene en la zona hasta llegar a su nuca.
Axel cierra la puerta con su mano libre, y lo empujo contra esta hasta que su espalda la toca. Él sonríe en mi boca antes de separarse. Su sonrisa desaparece y su mirada se intensifica, centrándose en mí. Noto su aliento sobre mis labios mojados y se me eriza la piel. Acaricio la tela de su chaqueta de chándal antes de deslizarla por sus hombros y hacer que caiga al suelo sin apenas hacer más ruido que el de la cremallera tocando el suelo de parquet.
Ni siquiera hacía tanto que no estaba con él de esta forma, pero ahora que lo tengo aquí, ansioso y dispuesto, siento como si hubieran pasado meses desde la última vez. Mi cabeza está hecha un lío y soy un desastre en forma de sentimientos confusos ahora mismo, pero sé que quiero esto, que le quiero a él.
Acaricio su barba, escasa, notando ese tacto tan agresivo pero relajante a la vez del vello en crecimiento. Escucho cómo suspira, impaciente, y no puedo evitar sonreír. Me gusta tenerlo así, frustrado y perdiendo esa paciencia que tanto parece caracterizarlo, o que parecía hasta que lo conocí realmente. Noto su miembro duro contra mi abdomen y el calor entre mis piernas se intensifica.
Dejo un beso en su mejilla y estoy dirigiendo mi boca a la suya cuando mi móvil empieza a vibrar en mi bolsillo. Chasqueo la lengua y decido ignorarlo y pasar directamente a la acción, que en estos momentos es besar a Axel.
Mi móvil deja de vibrar mientras nuestras lenguas se encuentran y juegan e, inmediatamente después, empieza a sonar el de Axel. Él me mira levantando una ceja y se agacha para recoger su chaqueta del suelo y sacar el teléfono. Lo mira con el ceño fruncido, haciendo que se le ilumine la cara con la luz del aparato y que pueda apreciar sus rasgos mucho mejor que en la oscuridad en la que estábamos hasta ahora.
—Es Jude —me dice, y finaliza la llamada, pero después su rostro muestra algo de preocupación—. ¿Y si es por Bea? Diablos, debería haberlo cogido... Creo que lo voy a llamar, ¿te importa?
Niego con la cabeza, sonriendo, pero a Axel no le ha dado tiempo a presionar a "Llamar" cuando suena el timbre, abajo.
—Quédate aquí —me pide, y asiento.
Axel sale de la habitación y escucho sus pasos bajar por las escaleras. La idea de que sean sus padres cruza mi cabeza rápidamente, pero luego recuerdo que ellos tendrían llaves si quisieran venir.
—Oh, eres tú. ¿Ha ocurrido algo? —escucho que pregunta Axel.
Entonces se oye esa voz tan reconocible y sonrío para mis adentros.
—No, todavía no —contesta Jude con alegría, y salgo de la habitación.
Bajo las escaleras y, cuando el rubio me ve, su rostro adopta una expresión de perversidad y morbo que es tan propia de él que puedo decir que me la esperaba.
—Pero mira quién está aquí —me dice, y le lanzo un beso que él coge antes de llevarse la mano a los labios—. ¿Estabais dándole al tema? Ahora entiendo que no me contestarais al teléfono, par de viciosos.
—¡Jude! —se queja Axel.
—Esta voz desprende frustración sexual —dice el rubio, asintiendo con la cabeza como si hubiera llegado a una conclusión—. A veces me sabe mal haberte incitado al sexo, ahora ya no podrás dejar de hacerlo nunca más.
—No soy un adicto al sexo como tú —contesta Axel, y tengo que reprimir una carcajada porque eso no se lo cree ni él.
—Tiempo al tiempo, Axelito. Tiempo al tiempo —repite Jude en un murmuro, y Axel rueda los ojos.
—Entonces, ¿qué ha ocurrido? —le pregunta, sustituyendo el hartazgo por un atisbo de preocupación que no tiene demasiado sentido si tenemos en cuenta que lo primero que ha hecho Jude al llegar ha sido ponerse a hablar de sexo, así que no es importante.
—Dos cosas: uno, mi padre os ha visto morreándoos como si no hubiera mañana —contesta Jude, y puedo escuchar perfectamente a Axel tragar saliva, pero recupera la compostura y su rostro no cambia, mostrando determinación—. Y dos: nos vamos de fiesta.
—¿Qué? —pregunta Axel—. ¿Ahora?
—Sí —dice Jude.
—Genial —contesto con una sonrisa, y Axel se gira a mirarme.
—¿Así, tan de repente? —pregunta él.
—¿Por qué no? —Me encojo de hombros con actitud provocativa, y Axel suspira.
—¿Cuál es el plan? —cuestiona, resignado.
—Vamos a un pub, y luego a Fabric —contesta Jude—. Ah, Matt también viene.
—¿Fabric? —pregunta Axel, pero no como si estuviera preguntando qué es, sino qué diablos se nos ha perdido ahí.
Incluso Axel Albarn sabe qué es Fabric, y no me extraña. No es el mejor club de Londres por nada.
—¿Matt viene? Genial —digo, animándome aún más. La noche promete.
—Pues estad listos en quince minutos, que en chándal no os van a dejar entrar —nos pide Jude, refiriéndose al atuendo de Axel.
El rubio se va tal y como ha venido, y Axel me mira.
—Eh... ¿qué hacemos? —me pregunta, refiriéndose al tema evidente.
—Puede esperar. —Le guiño el ojo, sin que sepa todo lo que estoy pensando... Aunque probablemente ya se huela que estoy maquinando algo.
Tengo planes muy interesantes para él... para nosotros.
Diez minutos más tarde y con esa inagotable puntualidad, Axel está listo y esperando en la puerta. Yo estaba lista desde que llegué, ya que me parece impensable ponerme ropa deportiva para salir a caminar, así que solo falta que llegue Jude.
—Esto es una locura —suspira Axel.
—Te he escuchado tantas veces decir eso —digo, sin poder evitar soltar una carcajada de diversión, y él me mira.
—Me haces hacer locuras —dice.
Me acerco a él con una expresión sugerente para arrinconarlo contra la pared, otra vez, y pasar una mano por debajo de su camisa, acariciando su abdomen.
—Locuras que te encantan —susurro en su oído, y la noto. Dura y dispuesta, contra mi barriga.
—No puedo aguantar más —me suplica, olvidando su tan característico orgullo.
—Sí que puedes —le contradigo, divertida.
Axel abre la boca para decir algo pero llaman a la puerta y me da una última mirada antes de ir a abrir. Se queda quieto delante de la puerta unos segundos y lo veo esforzarse por algo que... oh, claro. Por bajar esa erección tan notable y que tanto me gusta.
Cuando parece que, un minuto más tarde, ha conseguido que se le pase, abre la puerta esperando a Jude pero encontrando algo que decididamente no esperábamos.
—¿Bea? —pregunta Axel, desconcertado.
—Hola. —Ella sonríe.— ¿Ha llegado Jude?
—¿Sales con nosotros? —le pregunto con entusiasmo.
Ahora entiendo por qué Jude ha invitado a Matt.
Beatrice asiente y Axel la abraza con fuerza, haciendo que ella ría.
—¿Y tus padres? —pregunta él, con algo de fascinación en su tono.
—Mi padre está en Dublín, solo madre está en casa —contesta—, y toma pastillas para dormir.
Me echo a reír por la genialidad de su plan. No me esperaba esto de ella, aún sin conocerla demasiado, y estoy gratamente sorprendida.
—Eso suena a idea de Jude —dice Axel.
—Pues no lo es —contesta ella, con orgullo—. Yo también puedo ser maquiavélica cuando quiero.
—Parece que vamos a ir a Fabric —le dice Axel a Bea, aunque creo que es más para sí mismo, mientras respira hondo.
—Debo admitir que siempre me ha dado curiosidad —confiesa Beatrice.
—¡Ya estamos todos! —grita Jude, entusiasmado, desde el otro lado de la calle, mientras camina hacia nosotros.
—¿Nos vamos? —pregunto cuando Jude está al lado de Bea.
—Nos vamos —asiente él.
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¡Hooola! Aquí tenéis el capítulo 44, ¡nos acercamos cada vez más al final!
La verdad es que se suponía que el capítulo iba a ir en una dirección diferente, pero me di cuenta de que esta novela había perdido su chispa de diversión y atrevimiento y dije "falta un poco de Jude por aquí". Así que nada, preparaos para el próximo capítulo porque será intenso ;)
Claire
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