18. Alex
Ha estado a punto. Esos labios carnosos casi tocan los míos, y habría sido explosivo y jodidamente caliente, pero no me gusta besarme ni follar con gente que lo hace para olvidar a alguien más o para descargar su enfado.
Cogemos un taxi hasta el club. Esta vez hemos tenido que conformarnos con un club en el que ponen un poco de todo, pero tampoco nos molesta porque nos gusta variar. La idea era salir de conciertos, pero a Jude se le olvidó mirar sitios a los que podríamos ir, así que hemos terminado aquí.
Al llegar, nos bajamos del taxi y hacemos cola para entrar. Axel se ha bebido otra cerveza antes de salir —aunque yo no soy nadie para decir nada porque me he bebido tres—, y pensaba que sería mucho menos tolerante al alcohol. No parece ni ebrio cuando lo miras, pero al hablar con él, está mucho más atrevido y desafiante. Es como que el Axel interior está empezando a salir, y eso me encanta.
—¿Seguro que aguantarás aquí dentro? —le pregunto con intención de molestarle.
—Si aguanté en esa casa okupa punk, sucia y ruidosa, seguro que aguanto esto —contesta, dándome una sonrisa de superioridad.
Le devuelvo la sonrisa desafiante y me giro al ver que ya hemos llegado donde termina la cola. Pagamos cinco libras, un precio más que razonable, y entramos en el local mientras la música electrónica inunda nuestros oídos.
En cuanto pasamos la puerta interior, me encuentro con una pista de baile llena, y un ambiente bastante bueno. Jude se acerca a mí y me dice al oído que él y Axel irán a por algo de beber, que así habla con él, y asiento. Cojo la mano de Matt y lo llevo a la pista de baile. Él sonríe, realmente contento, y empezamos a bailar.
Hay bastante gente pero no hasta el punto en que no puedes moverte, no, es agradable.
Un buen rato más tarde, decidimos ir a por unas cervezas. Veo que ni Axel ni Jude están en la barra, por lo que supongo que habrán ido a sentarse en los sofás que sé que hay en la parte de atrás de la sala.
—Me gusta volver a vivir contigo —dice Matt, pasando un brazo por mis hombros, cuando estamos esperando a que nos sirvan.
—Y a mí —contesto, apoyando mi cabeza en su pecho—. Aunque no quiero escuchar los gritos de los miles de tías a las que te tiras, eh.
—Sí, seguro. —No le veo, pero puedo asegurar que ha puesto los ojos en blanco.
Matt no es el tipo de persona que se acuesta con muchas chicas. De hecho, se debe haber acostado con dos o tres en los casi tres años que llevamos aquí, y de relaciones estables, ni hablar. Kelly le dejó tocado, y no me extraña. Lo dejó con una gran incapacidad para confiar en las personas y con una herida que nunca sanará. Me abrazo a él al recordarlo, y Matt deja un beso en mi cabeza.
—Aquí tienes tu bebida, mujer alcohólica —dice, y me pasa una de las cervezas que el camarero ha dejado delante de él.
—Dijo el abstemio —bromeo, y empezamos a hablar del nuevo Mustang que han sacado este año mientras bebemos.
Una hora, dos cervezas y muchos bailes más tarde, decidimos ir a buscar a Jude y Axel. Me acerco a ellos sigilosamente cuando los veo hablando en los sofás, tal y como me pensaba, y alcanzo a escuchar un trozo de su conversación, aunque no era esa mi intención principal, sino darles un susto.
—No sé, a veces pienso que realmente nunca nos quisimos, solo fue porque nuestros padres se empeñaron en que estuviéramos juntos —dice Axel, y levanto las cejas.
Vaya con las confesiones ebrias, las más honestas de todas.
—Boo —digo, tocando el hombro de Axel.
Él se gira, mirándome con el ceño fruncido, y me río.
—Ya te echábamos de menos —dice Jude—. Va, siéntate, que tenemos una copa aquí para ti y para Matt esperándoos.
Me giro, extrañada de que no se esté dirigiendo también a Matt, y veo que no está. Me encojo de hombros; a saber a dónde se ha ido. De todos modos, él ya sabe lo que se hace, así que tampoco me preocupo. Lo hace a veces, esto de desaparecer. Es una persona impulsiva en el buen sentido; cuando tiene ganas de hacer algo —siempre y cuando no perjudique a los demás—, lo hace. A lo mejor se ha encontrado con alguna chica, o simplemente ha ido a por bebida. En fin, que si no vuelve me beberé yo su copa.
Me siento en el sofá, al lado de Jude y delante de Axel, y cojo la primera copa que veo. El líquido que contiene es de un color morado bastante sugerente, y cuando doy un trago suelto un pequeño gemido de satisfacción. Dulce, perfecto. Hace mucho contraste con la amarga cerveza que he estado bebiendo hasta ahora.
Siento la mirada de Axel sobre mí mientras bebo, pero no le miro. Me concentro en el cómo estoy bebiendo, y cuando retiro la copa de mis labios, paso la lengua por estos, recogiendo el alcohol que ha quedado en ellos. Luego levanto la mirada y la fijo en Axel, quien me observa atentamente. Le doy una sonrisa coqueta, y dejo la copa en la mesa otra vez.
—Entonces, ¿qué os contáis? —les pregunto, intentando iniciar una conversación ya que he interrumpido la suya.
—No mucho. —Jude se encoge de hombros— Necesito echar un polvo.
Me río ante su confesión y Axel suelta un gruñido.
—No necesitaba saberlo, Jude —dice.
—Pero si a ti también te hace falta —contesta el rubio, y Axel se sonroja.
Hmmm, se ha sonrojado. A saber de qué habrán estado hablando durante una hora entera. Teniendo en cuenta cómo es Jude, seguro que ha sacado el tema del sexo.
Según me ha contado Jude, Axel nunca ha tenido sexo. Debe tener como veintitrés años —la misma edad que Jude y que yo—, y es virgen. No es que lo juzgue; cada uno elige cómo vivir su vida y su sexualidad, pero según Jude todo eso lo hace porque es lo que le han enseñado, no porque realmente quiera.
Y, sonará como que soy una enferma, pero la idea de que Axel sea virgen y completamente inexperto en cuanto a sexo se refiere me excita.
—Alex no tiene estos problemas, ¿ves? —le dice Jude a Axel, señalándome— El hecho de que le gusten ambos sexos hace que tenga más opciones.
—Pues no te creas —contesto, encogiéndome de hombros—. En teoría mis opciones se duplican, pero la verdad es que desde mi última novia no he estado con nadie.
—¿Esa tal Dalia? —pregunta, y asiento. Alguna vez le he hablado de ella.
Cojo mi bebida y doy un largo trago.
—¿Cómo es acostarse con una chica? —me pregunta Axel de repente, y Jude se echa a reír. Axel rueda los ojos y se dirige a su amigo— Me refiero a siendo también una chica, idiota.
—Es divertido —contesto con una sonrisa—, muy divertido.
—Pero no... Es decir, ¿cómo...? Bueno, ya me entiendes.
—No, la verdad es que no te entiendo —le digo, aunque le he entendido perfectamente.
—Sí lo haces —replica, irritado.
Río y un par de tragos más, terminándome la bebida.
—Pues usando dedos, lengua... Muchas chicas usan también juguetes, pero a mí no me va demasiado —le explico, viendo cómo se sonroja y deleitándome con ello, y cojo la copa que en teoría era para Matt, pero viendo que aún no ha aparecido, me la quedo.
Axel asiente distraídamente, su sonrojo pasándose mientras parece pensar en algo. Seguro que está pensando en mí haciendo esas cosas. Sonrío para mis adentros y apoyo mi cabeza en el hombro de Jude.
El moreno vuelve a mirarme y saco la pajita del vaso de Jude para ponerla en el mío. La llevo a mis labios y sorbo un poco de la rica combinación de vodka con lima mirándolo a los ojos. Axel se remueve, inquieto y Jude, dándose cuenta de lo que está pasando, suelta una risita.
—Eres una mujer malvada, Alexandra —me dice, y me echo a reír rompiendo esa tensión que se estaba creando entre su amigo y yo.
Pasamos unos minutos en completo silencio, cada uno concentrado en su bebida y sus pensamientos, hasta que me termino el vaso.
—Tengo ganas de ir a bailar —digo, levantándome de golpe, y los dos hombres me miran—. ¿Quién se apunta?
—Yo —contesta Axel, sorprendiéndonos a todos, y se levanta.
—Vaya, así que a Axel le gusta bailar —lo provoco, y se encoge de hombros.
Jude también se une y nos vamos los tres a la pista de baile. La verdad es que tengo curiosidad por ver a Axel bailando, ¿sabrá hacerlo? Apuesto a que es la primera vez que escucha música electrónica.
***
Si una cosa tengo clara ahora mismo, es que este hombre sabe bailar. Joder, si sabe.
Se mueve como he visto a pocos hombres hacerlo, en perfecta sintonía con la música y de una forma que me da ganas de arrancarle la ropa aquí en medio. Jude se ha burlado de mi fascinación y me ha recordado que ambos fueron a clases de baile. Sí, de acuerdo, puede que fueran a clases de baile, pero dudo que fuera de este tipo de música.
El rubio está con nosotros un buen rato, y luego se va a por un chico que ha visto cerca de la barra. Probablemente no le veamos más en toda la noche, porque Jude quiere enrollarse con ese chico y él siempre se sale con la suya. No he conocido a una persona más determinada que él.
La cuestión es que Jude se va y el ambiente se vuelve aún más caliente. Suena una canción un poco más lenta y Axel me ofrece la mano como si se tratara de un baile formal. Río y acepto su mano, acercándome a él. Sus dedos se cierran suavemente sobre mi cadera y poso mi mano en su hombro, mientras la otra sigue cogida a la que me ha ofrecido.
Empezamos como una broma, haciendo un baile medio formal. Axel se mueve muy bien y yo, aunque no tengo ni idea de cómo va esto, consigo seguirle el ritmo bastante bien. Nos reímos juntos, algo que hace unas horas parecía imposible, y de repente suelta la mano que está cogida a la mía y la pone sobre mi otra cadera. Lo imito, llevando mi mano libre a su hombro, y el baile se vuelve mil veces más caliente en un solo segundo.
—No pensaba que supieras bailar bien —le digo, acercando mis labios a su oído para que me escuche bien.
—Hay muchas cosas que no sabes de mí —contesta—. Y tomé clases de baile bastantes años, en el instituto.
—Pero de bailes formales y estirados de esos que hace la gente de tu clase.
—Te sorprendería lo fácilmente que se pueden aplicar algunas cosas de esos bailes que tú llamas estirados al resto de tipos de baile —me explica, adoptando ese tono de voz de estoy-por-encima-de-ti que tanto me irrita y me excita a la vez.
Mi única respuesta es una media sonrisa, y seguimos bailando al ritmo de la canción que acaba de empezar a sonar. Me acerco a su cuello, inhalo su perfume, ese que tanto me gusta, y dejo un pequeño beso ahí. Noto cómo el cuerpo de Axel se tensa y, tras tocar su cuello con mis labios una última vez, me aparto. Lo miro a los ojos y veo que lo he cogido por sorpresa.
Es entonces cuando hago el movimiento definitivo. La mano que tengo en su hombro se levanta para posarse en el lateral de su cuello, dando una suave caricia a su mejilla con mi pulgar. Me levanto, de puntillas, pero lentamente, y me acerco a su rostro. Esta vez no hay ninguna chica ebria que se choque conmigo ni sus propias restricciones obligándole a apartarse, no, esta vez mis labios tocan los suyos, y se desata la locura.
Y ahí es cuando descubro que Axel no solo sabe bailar bien, también es bueno besando.
Podría decir que es un beso tierno y lento, pero estaría mintiendo. Es un beso de necesidad: rápido, intenso e incluso furioso. Sus labios se amoldan a los míos inmediatamente y nuestras lenguas entran en juego a los pocos segundos. Su agarre en mis caderas se intensifica y sé que quiere mover las manos y explorar mi cuerpo, pero no se atreve.
Llevo mi otra mano a su cuello y, usando solo mi cuerpo, lo empujo fuera de la pista de baile hasta que su espalda toca la pared. Nos seguimos besando mientras sus manos se aventuran a tocar mis piernas, y luego suben por mis caderas hasta pararse justo debajo de mis pechos.
Sonrío en sus labios y me separo. Analizo nuestro entorno y veo que no estamos muy lejos de la zona de los sofás. Lo llevo hasta allí y lo siento en uno de ellos, algo apartado de la gente, para sentarme en su regazo. Abro mis piernas y mis rodillas tocan sus costados. Axel gime y vuelvo a besarlo.
Esta vez lo ayudo. Lo ayudo a dejarse llevar, cogiendo sus manos con las mías y llevándolas a mis pechos. Axel vuelve a gemir en mi boca y puedo notar una erección formándose debajo de mí. Delineo su carnoso labio inferior con mi lengua y lo miro a los ojos, retándolo y dándole permiso a la vez.
Vuelve a besarme, esta vez tomando la iniciativa, y sus manos aprietan mis pechos con un poco demasiada fuerza.
—No tan fuerte —le pido, susurrándole al oído—. Masajéalos.
Puedo ver que le estoy poniendo aún más caliente cada vez que hablo, y ni siquiera necesito el creciente bulto en sus pantalones para saberlo, solo con su mirada ya lo dice todo. Beso su cuello y él jadea, empezando a masajear mis pechos. Lo hace poco a poco, y cuando por accidente su pulgar roza uno de mis pezones, gimo.
Él parece no saber qué hacer ante mi gemido, así que vuelvo a besarlo para incitarlo a seguir. Sigue tocándome y haciendo que la humedad en mi ropa interior aumente, hasta que se separa.
—Podríamos ir a los baños ahora mismo —le digo al oído—. Podría enseñarte rápidamente todo lo que te has perdido estos años, pero ¿dónde estaría la gracia?
Dicho esto, me levanto de su regazo ante su atenta mirada, y cuando estoy completamente de pie, él sonríe. Me ha entendido, y sabe tan bien como yo que la diversión no ha hecho más que empezar.
___________
La bomba ha estallado hohohoho ¡al fin!
Capítulo dedicado a mi hermosa TamCastro07, porque el viernes fue su cumpleaños <3 Muchas felicidades a la chica que me recomienda las mejores canciones, ¡espero que pasaras un día genial!
Aclaración: Varios capítulos atrás puse que Axel tenía 24 años; es erróneo, me equivoqué jajaja tiene 23, y Jude, Alex y Matt igual.
Pregunta de hoy: ¿qué creéis que harán la próxima vez? ;)
¡Hasta el martes!
Claire
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top