17. Axel

—¡Beatrice! —saluda mi madre con entusiasmo—. Cuánto tiempo sin verte, querida, ¿cómo estás?

—Muy bien, Eleanor —contesta ella con una sonrisa sincera—. ¿Y usted?

Mi madre y Bea se dedican a charlar mientras tomamos el té que nos sirve Lucille. Hacía casi una semana que no veía a Bea, desde que fuimos a cenar con Dani y Thomas. Hoy ha venido a pasar la tarde en casa para verme a mí y a mis padres. Padre sale de su despacho para unirse a nosotros en el té, y se integra rápidamente a la conversación.

—Beatrice, ¿cómo has estado? —le pregunta cordialmente—. ¿Cómo están tus padres?

—Estamos todos bien. —Sonríe— Probablemente nos vayamos a la casa de verano en unos días, que mi padre tiene vacaciones.

—Ya le tocaba —contesta—. Con lo mucho que trabaja, las tiene bien merecidas.

Al terminar, mis padres tienen que ir a prepararse para una cena que tienen en un par de horas en Kensington, y Bea y yo subimos a mi habitación. Cuando se queda sola conmigo, parece que esa tensión que hubo el domingo pasado se reinstaura, y vuelvo a preocuparme. ¿Qué le debe pasar? Cada vez está más claro que es algo relacionado conmigo, y me asusta que Jude pueda haberle dicho algo sobre Alex.

Entramos en mi habitación y Bea se sienta en mi cama, mirando a sus pies.

—¿Qué te pasa? —le pregunto, sin andarme con rodeos—. Y sé honesta esta vez, por favor. Está claro que algo va mal.

Bea suspira y evita mi mirada. Estoy a punto de volver a hablar para insistir, pero su voz me frena.

—Lo siento—dice, y sus ojos empiezan a llenarse de lágrimas. Esto parece mucho más grave de lo que me pensaba, y ahora dudo que tenga que ver con lo que pasó en casa de Jude—. N-no sé cómo decírtelo...

—¿Ha pasado algo? —pregunto, sintiéndome obligado a preguntar a pesar de que es obvio que sí.

—Más o menos —contesta, intentando no llorar—. Es que... es que... diablos, esto no es fácil, Axel, no quiero hacerte daño.

Frunzo el ceño, y espero a que siga. Respira hondo, y mis nervios me hacen hablar.

—Solo... Solo dilo, sea lo que sea —digo, a pesar del miedo que tengo de lo que pueda decir.

—Es solo que... he conocido a alguien —dice, y mi corazón da un vuelco.

No, no, no, no. No puede ser verdad. Bea nunca haría eso, ella no es así... ¿O sí?

—Me... ¿Me has sido infiel? —le pregunto, temiendo la respuesta.

—¡No! —exclama rápidamente—. Yo nunca haría eso. Es solo que él... él me gusta, y... hace ya un tiempo que creo que mis sentimientos hacia ti han cambiado, Axel.

Respiro hondo, intentando asimilarlo todo. Esto duele, duele mucho. No entiendo cómo ha podido pasar. ¿Cómo es posible? Lo tenemos todo pensando, todo planeado para ser felices, ¿y ahora le gusta otra persona?

—¿Cómo... cómo ha pasado?

—No lo sé. —Solloza— Simplemente ha pasado. No puedo evitarlo, y no quiero mentirte. No sería justo para ninguno de los dos. Lo siento.

El llanto se apodera de ella y soy incapaz de moverme o de reaccionar. Todos mis esquemas, todos mis planes se están rompiendo delante de mí. Sigo sin entenderlo. Lo teníamos todo, y ahora de repente ya no tenemos nada.

—¿Quién es él? —pregunto, sintiéndome un poco enfadado de golpe—. ¿Te ha hecho algo?

—Eso no es relevante —dice—. Y no, no me ha hecho nada, él ni siquiera sabe que me gusta.

—Entonces, ¿por qué estás diciéndome esto? —cuestiono—. Si él no te corresponde, ¿qué harás?

—No lo sé. —Se encoge de hombros— Pero si ya no siento lo mismo por ti, me parece justo decírtelo. Siento que hemos estado viviendo lo que se supone que teníamos que vivir desde hace mucho tiempo, Axel, y sé que en el fondo tú también lo piensas.

—¿Qué haremos con el compromiso, entonces? —pregunto—. ¿Cómo les decimos que ya no nos casaremos? Oh, Dios, necesito pensar.

—No sé qué hacer con eso —dice—. No creo que tenga arreglo.

—Necesito estar solo un rato —le pido—. Necesito... Necesito que te vayas.

—Axel...

—Por favor.

Ella suspira, sin poder evitar que algunas lágrimas más escapen de sus ojos, y coge su bolso para salir de mi habitación rápidamente. Me quedo quieto donde estaba mientras escucho sus pasos bajando de las escaleras y saliendo por la puerta. Entonces me siento en la cama.

No lo comprendo. Teníamos un futuro asegurado y ella ha querido tirarlo todo por la borda por un chico anónimo que ni siquiera la corresponde. Debe haber enloquecido. No hay otra explicación.

Pero, ¿qué importa ya? Ya no hay nada, ya no hay un futuro, ya no hay Beatrice.


***


Llego a casa de Jude media hora más tarde. Sus padres vuelven mañana por la mañana, así que sigue estando solo, y eso me va perfecto.

Pero me va mucho mejor cuando, después de que abra la puerta, me encuentro a Alex y su amigo mexicano, Matt, en el salón, tomando cerveza.

Cojo una lata de la mesilla del comedor y me siento en el sofá al lado de Jude, quien me mira sorprendido.

—¿Vas a bebértela? —me pregunta.

Asiento con la cabeza y abro la lata para dar un largo trago. La verdad es que sabe muy mal, y más esta que es de la barata, pero se supone que si tomo bastante me hará sentir mejor.

—¿Qué ha pasado? —Jude hace otra pregunta, leyéndome como un libro abierto.

—Hay alguien más para Beatrice —contesto—. Probablemente rompamos nuestro compromiso.

Los tres pares de ojos que hay en la sala se abren como platos cuando doy la noticia tan tranquilamente.

—¿Qué? —pregunta Jude, incrédulo—. ¿La has pillado con otro? Bea nunca haría eso.

—No la he pillado con nadie, me lo ha dicho ella misma —contesto—. Se ve que solo le gusta, pero no está con él.

—Y, ¿cómo te hace sentir eso? —cuestiona, observándome con atención.

—No voy a ponerme a hablar de mis sentimientos aquí —contesto, quizás con un poco más de agresividad de la que debería.

—Está bien —dice Jude, levantando las manos.

Alex y Matt no dicen nada, solo siguen bebiendo de su cerveza, y los imito. Cuando termino la lata, me siento con más impulso para preguntar lo que quería preguntar.

—¿El reto de besarte sigue en pie? —le pregunto a Alex, y ella sonríe con picardía antes de morderse el labio y asentir lentamente con la cabeza, de una forma muy sensual.

Me acerco a ella bajo la atenta mirada de Jude y Matt. Ignoro sus presencias y acerco lentamente mi rostro al de la rubia, cuyos ojos marrones me miran con intensidad y como si me estuvieran retando. Eso me da el último impulso que necesito pero, cuando voy a besarla, su dedo índice se posa suavemente en mis labios.

—Sigue en pie —repite, con sus labios aún cerca de los míos—, pero los besos por despecho son los que menos me gustan.

Me quedo parado ante su confesión y la miro a los ojos en silencio. Su dedo pulgar sustituye al índice y acaricia mi labio inferior, mirándolo. Sé que quiere besarme tanto como yo a ella, pero también sé que tiene razón. Asiento con la cabeza, dándole a entender que estoy de acuerdo, y me aparto. Alex me regala una pequeña sonrisa traviesa, y entonces Matt se dirige a mí.

—Habíamos pensado en salir de fiesta por ahí —me dice—. ¿Te apuntas?

Me lo pienso unos segundos, pero ¿qué importa ya? No va a pasar nada porque vaya.

—Claro —contesto, y Jude suelta un grito de entusiasmo.


__________

Doy por iniciados los #MartesDeAlex ! Woohooo

Eso significa que subiré capítulo los martes, y puede que caiga otro más otro día indeterminado de cada semana.

Otro capítulo corto, pero ¿a que no adivináis las buenas noticias? En el próximo capítulo empieza el descontrol ;)

PD: va, hagan sus apuestas: ¿quién le gusta a Beatrice? (no digo que sea un personaje que haya salido ya, yo no digo nada jajaja)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top