Salgo de la escuela y me subo a mi auto.

—¡Diablos!—grite y le pegó al volante. No esperaba nada de eso, no pensé que estuviera tan dispuesto a cambiar, posiblemente todo se esté regresando y ya tenía todo armado, todas las piezas ya estaban en su lugar Frost, ¿por qué a mi?. Me rasco la cabeza en desesperación. No sé qué hacer, esto se está tornando tan tenso, tan turbio, porque estoy llegando a meterme más de lo que debí de hacer, porque no es como todos y hace las cosas más sencillas. Claro, porque él es así, él es inteligente, él quiere ¿realmente mi aprobación?.... ¡Pero en qué piensas Zel! Eso es mentira y lo sabes, sus romances incompletos, todos sus romances que no termino, agacho la mirada, pero claro los otros dos son secretos y no creo que eso llegue a concluir. Me bajo del auto con estrés.

—Sabes...bajarte sin las llaves de tu auto, es muy tonto—volteo sorprendida. Y camino para rodear mi carro, a lado se encontraba un chico de cabello negro, piel blanca, ojos color miel. Recargado de su moto tratando de encender un cigarro.

—¿De qué diablos estás hablando?—. Alza un poco su vista y se saca su cigarro.

—Dejaste las llaves pegadas en el carro—abro los ojos y reviso, efectivamente las llaves la dejé pegadas.

—No, no, no—Jale la puerta pero ya se había cerrado. Mierda, mierda. La jaló con fuerza, pero la suelto porque podré dañarla.

—A ver—. Se acerca para poder ayudarme de su bolsillo saca una navaja y la introduce en la cerradura del carro para poder moverla—. Listo—.
La abre y se mete al carro para poder sacar las llaves y las mira.

—Una bola de billar con el número 8, pero qué original—. Me las entrega y yo no puedo dejar de mirar aquellos ojos color miel. Sale del carro y cierra la puerta—. Deberías de tener cuidado, tu auto es una belleza, es un clásico.

—Lo se—. Expresé con ligereza— ¿y qué me dices de tu moto? —.Voltea a verme con una ligera sonrisa—. También es un clásico.

—Si, también lo sé—. Sonríe ampliamente—. ¿Sabes qué moto es? —Cruzó los brazos.

—Por su motor y diseño diría que es una...Vance & Hines Tracker 2 into 1 para "04-16" sportster—. Me ve y ríe. Asiente ligeramente con una sonrisa.

—Se ve que tienes muy buenos gustos—. Me recargue de mi auto.

—Claro, mi padre me enseño todo lo que pudo de los clásicos, siempre dijo que son los mejores carros—. Me cruzo de brazos.

—Y no se equívoco—sonrió ampliamente.

No sabía de dónde era, ni lo qué tramaba, pero estoy segura que no puedo confiar en nadie de esta escuela ya me quedo bastante claro, pero a él...no lo había visto. Creo que ya lo había dicho, pero es que de verdad.

—¿Tú eres de aquí? Me refiero a que si...¿estudias aquí?—. Inhala un poco de su tabaco y lo mira con seriedad.

—Si, sólo que estuve lejos un tiempo, pero ya regrese y pienso poner en su lugar todo—. Muerdo mi labio al escuchar aquellas palabras y siento su mirada en mi—. Sabes no deberías pegarle al volante de un carro así, no es cualquier auto, además pensarán que estás loca—. Rió ligeramente.

—Solo entre en pánico, pero espero no vuelva a pasar—. Vuelve a fumar un poco.

—Tu si eres nueva—lo veo a los ojos—. Ya que nunca había visto ese carro ni a ti—. Suspiro y miro a otro lado unos segundos para regresar a verlo—¿Yo debería preguntar eso? —. Pase mi lengua por mis labios con cuidado y discreción.

—Pues vine para poder arreglar una situación que tenía pendiente, ya sabes...dejar las cosas en su lugar, sobre todo una persona en especial—. Quito mi mirada y volteo a la entrada de la escuela y ahí estaba la persona de la que yo hablaba.

—Tengo que irme, pero fue un placer hablar contigo...—me voltea a ver con una sonrisa coqueta y prende su sorprende Vance.

—Rapunzel ¿y tú?—. Se pone su casco.

—Mi nombre es Marco—. Sonríe y se va de ahí. Vaya que platica tan más extraña.