46

Estiro las piernas hasta que quedan apoyadas en la mesita de delante del sofá, donde estoy sentada. Doy otro trago al té que me he preparado hace un rato, y a los pocos segundos noto el sofá hundirse bajo el peso de Frank, quien se sienta a mi lado y suspira, poniendo los pies igual que yo encima de la mesa.

—Ya le puede gustar la habitación al pequeño, me ha costado esta camiseta —dice, mirando la camiseta que lleva puesta y que ahora tiene varias manchas amarillas, manchas que es probable que no se vayan.

—Te dije que vinieras con ropa vieja o que no usaras, no digas que no te avisé —contesto, encogiéndome de hombros.

Él rueda los ojos y da un largo trago a la cerveza que ha traído desde la habitación, y yo desbloqueo mi móvil para ver que sigue sin haber mensajes.

—Oye, ¿sabes algo de Deena? —le pregunto a Frank, y él solo me mira y niega con la cabeza, dando otro trago—. Hace una semana que no sé nada de ella.

Hace casi un mes que Deena me envió ese mensaje tan raro, y desde entonces ha estado recluida en su mundo. Hablé con ella poco después de lo del mensaje y parecía estar bien, me dijo que era una tontería, pero ahora hace ya una semana que no sé nada de ella. No es que ella no haga esto a menudo, pero estando en la situación en la que está ahora —lo dejó con Frank, siente algo por mi hermano y me envió ese mensaje—, me preocupa un poco. Si esta noche sigo sin saber nada de ella, la iré a ver.

—Es gracioso —dice Frank, con una sonrisa de lado—. Hace unos meses no te importaba una mierda nadie, y ahora te ves tan preocupada por Deena que es incluso tierno.

—Yo siempre me he preocupado por Deena y por ti —le contradigo.

—Sí, pero nunca has dejado que los demás lo vean.

—Supongo que he cambiado a mejor —me encojo de hombros, y en ese momento se abre la puerta de la habitación de Noah.

—Oye, menos hablar y más ayudarme, que estoy haciendo todo el trabajo yo solo —se queja Liam.

—Voy —dice Frank, levantándose del sofá y dejando la cerveza encima de la mesa—. Als, también iba por ti.

Suspiro y me levanto para ir con ellos a seguir pintando la habitación de Noah. Quedan tres semanas para que él venga y yo considero que vamos bien de tiempo y podemos tomárnoslo con más calma, pero Liam y Frank quieren terminarlo ya.

Estamos pintando la pared de color amarillo, y con pequeñas jirafas estampadas en marrón. Liam hizo el dibujo para la plantilla, y la verdad es que está quedando genial. Mañana haremos otra visita a IKEA para comprar algunos muebles nuevos, y si tengo suerte no se me perderá ningún niño.

Arabella de Arctic Monkeys está sonando en los altavoces que hemos puesto en la habitación cuando entro, y Frank la canta en voz baja mientras pinta la pared, moviendo las caderas al ritmo del bajo.

—Cantas mal, Frankenweenie —le digo para molestarle, aunque apenas se le oye, y su única respuesta es bailar con las caderas y las piernas de forma exagerada, haciéndome reír.

—Si es que repartes amor por ahí por donde pasas —me dice Liam, sonriendo, y me pasa una cerveza.

Abro la botella usando el bordillo de la mesa y le doy un trago a la bebida antes de volver a dejarla en la mesa y coger un rodillo para ponerme a pintar.

—Venga Als, demuéstranos tus habilidades de bailarina —me dice Frank, y pronto estamos los tres bailando al ritmo de la canción y riendo.

— o —

Apoyo el hombro en la pared mientras espero a que Deena me abra la puerta. Ella ha seguido sin dar señales de vida, así que he decidido ir a hacerle una visita, dejando a Liam y Frank jugando a la play.

La cara de sorpresa que hace Deena al abrir la puerta contrasta un poco con sus marcadas ojeras, y por lo hinchadas que están puedo deducir que ha llorado hace muy poco.

—¿Alice? —pregunta—. ¿Qué haces aquí?

—Venía a comprobar que no has muerto, aunque veo que no te falta mucho —comento, mirándola de arriba a abajo y viendo que ha adelgazado bastante—. ¿Hace cuánto que no comes?

—No he tenido mucha hambre últimamente —se encoge de hombros.

—¿Qué te ha pasado? —le pregunto—. Sé que no estás bien, ni siquiera intentes negármelo, te conozco, puedo saberlo sólo con mirarte. ¿Tiene algo que ver con el mensaje que me enviaste?

—N-no... —dice, pero luego se retracta—. Bueno, un poco sí, está un poco relacionado, pero no era eso exactamente.

—Oh —murmuro, intentando darle a entender que no estoy entendiendo una mierda.

—¿Quieres pasar? —me ofrece, y asiento antes de entrar en el piso.

Me siento en el sofá, esperando a que ella haga lo mismo, y cuando lo hace la miro.

—Entonces, ¿piensas contármelo?

—Es difícil —suspira.

—¿Tiene que ver con Louis? —le pregunto, intentando rascar algo de información.

—No lo sé, es posible.

—Qué precisa eres, mujer.

Ella inhala profundamente, como si se estuviera preparando para algo, y entonces lo suelta de golpe.

—Estoy embarazada —dice.

—¿Qué? —es mi respuesta inmediata. Ni siquiera me ha dado tiempo a procesarlo, pero cuando lo hago me doy cuenta de que es mucho más jodido de lo que pensaba—. ¿Desde cuándo?

—No lo sé, me he hecho el test hace como media hora y ha salido positivo —suspira—. ¿Qué se supone que voy a hacer? Mierda, tengo veintiún años, no estoy preparada para ser madre.

—Pero, ¿de quién es?

—No lo sé —contesta con la voz ahogada, y se echa a llorar.

Vale, esto es mil veces más jodido de lo que pensaba.

La abrazo y dejo que llore en mi hombro hasta que consigue calmarse, y decido que no voy a presionarla más por hoy. Deena no aguanta bien la presión, y teniendo en cuenta que está embarazada y hace mucho que no come, no quiero que se maree.

Espera.

Está embarazada y hace mucho que no come.

—¿Quieres venir a cenar a casa? —le propongo—. Te prometo que no te haré preguntas ni se lo diré a Liam, pero tienes que comer algo.

—Está bien.

Ella coje algo de ropa de pijama, ya que no pienso dejar que duerma sola hoy teniendo en cuenta lo mal que está. Liam tendrá que dormir en el sofá-cama, aunque con lo poco que le cuesta dormirse no creo que le importe mucho.

En cuanto abro la pueta de casa me encuentro a Liam tirado en el sofá mirando algo en el ordenador portátil, pero desvía la mirada hacia nosotras cuando entramos.

—¿Frank se ha ido ya? —es lo primero que pregunto.

—Hola a ti también —me contesta—. Sí, se ha ido hace media hora o así. Por cierto, hola Deena, ¿te quedas a cenar?

—Sí, hoy cenaré aquí —asiente ella.

—Y también dormirá aquí, así que me alegro de que estés tan a gusto en el sofá porque es donde dormirás esta noche —le digo a Liam.

—Puedo dormir yo en el sofá, no hay problema —dice. Deena y su manía de creer que molesta.

—Qué va, duermo mucho en el sofá, le he cogido el gustillo ya —contesta Liam, y Deena se echa a reír.

—¿Lo echas de la cama a menudo? —me pregunta, animada.

—Bueno, sólo cuando no me satisface sexualmente —bromeo, y Liam me mira con una ceja levantada.

—Eso no ha pasado ni pasará nunca, y lo sabes.

Deena va a dejar sus cosas en la habitación, y aprovecho para acercarme a Liam y dejar un corto beso en sus labios.

—¿Deena está bien? —me pregunta en voz baja.

—No mucho, pero bueno, ella no quiere que nadie sepa nada de momento, así que no puedo decírtelo.

Liam asiente y se levanta del sofá para abrazarme, dejando un beso en mi frente. Pero yo no puedo dejar de pensar en qué es lo que ha pasado con Deena, y en qué relacion tiene lo que me ha contado hoy con el mensaje del otro día.



______

Hooola

Me paso rápidamente para recordaros que ya he empezado a publicar la novela de Deena, 8750 kilómetros, está disponible en mi perfil ;)

Quedan cuatro capítulos y el epílogo para que termine Conociendo a Noah :( no quiero terminarla, pero ya le toca... Aunque Noah, Alice y Liam seguirán apareciendo en las demás novelas de la serie Smeed.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top