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Alice

-Oh, ¡es Als! -exclama la entusiasta voz de Alex-. ¿Estáis juntos otra vez? Entonces, ¿por qué has dormido en el sofá? ¿Primera discusión de pareja?

-Cállate, tonta, que la vas a despertar -dice Liam, y yo suelto un pequeño gruñido.

Quiero dormir más, y sus voces se están clavando en mi cabeza como puñales. Ugh, me duele tanto la cabeza...

Vuelvo a dormirme, y cuando me despierto otra vez ya no se oyen voces, así que me tomo mi tiempo para abrir los ojos. Cuando lo hago y no reconozco la habitación en la que estoy, me entra el pánico. ¿Qué locura hice ayer?

Pero luego recuerdo que he oído las voces de Alex y Liam hace un rato, y la confusión en mi cabeza se evapora y es sustituida por los recuerdos de Liam bañándome y metiéndome en la cama. Sorprendentemente recuerdo bastante bien todo lo que pasó anoche -teniendo en cuenta lo mucho que había bebido-, incluso la parte en la que le dije a Liam que lo quería.

Suspiro, queriendo golpearme a mí misma por eso. Sí, estoy enamorada de él, pero Liam merece algo mucho mejor que una causa perdida como yo.

Me levanto de la cama y salgo de la habitación, que me es completamente desconocida. ¿Liam se ha mudado? Bueno, a lo mejor es la casa de Alex, pero en la habitación había algunas prendas de Liam colgadas de la puerta y algunas otras tiradas por el suelo.

En el salón tampoco hay nadie. Levanto una ceja, extrañada, pero entonces oigo un ruido en la cocina y voy hacia allí sin pensarlo dos veces. Allí está Liam preparando lo que parece pasta, mientras lee algo en su móvil.

-Hola... -digo, pero mi voz sale más como un murmuro.

Él se gira, sorprendido, pero cuando me ve una sonrisa se dibuja en su rostro.

-Buenos días -me saluda-. ¿Has dormido bien?

-Bastante -me encojo de hombros-. ¿Qué hora es?

Él presiona en el botón de desbloquear de su móvil y mira a la pantalla.

-Las doce del mediodía -me dice.

-Joder, sí que he dormido -comento, sorprendida.

La verdad es que hacía tiempo que no dormía así de bien.

-¡Ya he vuelto! -grita Alex, y luego se oye el sonido de un portazo-. ¿Alice se ha despertado ya?

-Sí, pero si estuviera dormida, con el grito que has pegado y el portazo se habría despertado igual -gruñe Liam.

-Idiota -masculla Alex para ella misma, aunque la oímos perfectamente.

Entonces la rubia entra en la cocina y, nada más verme, me abraza.

-¡Alice! ¿Cómo has estado? Hace mucho que no nos veíamos -dice, y yo me encojo de hombros.

-Ya... Bueno, he estado bien -miento. Ahora no tengo ganas de dar explicaciones de nada.

-¡Genial! -sonríe, entusiasmada, y se gira hacia Liam-. Oye Lili, ayúdame a colocar la compra.

-Pues ahora, por llamarme Lili, lo haces tú solita -contesta él.

-Pues entonces no comes, y tú sin comer no duras ni una hora -contraataca la rubia.

Liam solo suspira, resignado, y ayuda a Alex con las bolsas. Entonces la vitrocerámica empieza a pitar, y es cuando veo que el agua de la olla que ha puesto Liam se está derramando.

-Mierda -murmura él, y apaga la vitrocerámica para limpiar el desastre de agua-. Bueno, parece que la comida ya está, ¿queréis comer ya?

-Yo voy a comer con Dalia -dice Alex.

-Pero si has dormido en su casa, sois unas pegajosas -contesta Liam.

-Al menos yo follo -dice la rubia, encogiéndose de hombros.

-Vete a la mierda -gruñe él, y Alex ríe antes de despedirse de ambos e irse.

-Entonces, ¿ahora vives con Alex o algo así? -le pregunto a Liam.

-Sí, ahora vivimos juntos -asiente-. Vamos, ayúdame a poner la mesa que vamos a comer.

-No tengo hambre -contesto.

-No era una pregunta.

-Liam...

-No, Alice, no me jodas, estás en los huesos, tienes que comer algo -me interrumpe-. Vas a comer, y punto.

-Si insistes... -me encojo de hombros.

Nos sentamos en la mesa de la cocina y Liam pone la pasta en dos platos para luego ponerlos en la mesa. Miro al plato lleno de pasta con salsa de tomate y suspiro.

-Liam, yo no puedo comerme todo esto.

-Sí, sí puedes y vas a hacerlo -contesta.

-Pero yo no...

-Alice, por favor, estás en los huesos -dice, y vuelvo a suspirar.

-De verdad que no tengo ganas de comer nada.

-Haz un esfuerzo, Als -me pide-. Odio verte así. Entiendo que estás de los nervios y no tienes ganas de comer, pero solo inténtalo.

-Está bien -me rindo.

De verdad que no tengo nada de ganas de comer, miro al plato y la sola idea de pensar en comérmelo me da ganas de vomitar. Pero Liam lo ha hecho para mí, así que al menos voy a intentarlo. Además, ya llevo un mes así, comiendo muy poco al día, supongo que es por eso que me siento tan débil todo el rato.

Cojo el tenedor, revuelvo los macarrones para que se mezclen con el tomate, pincho uno de ellos y finalmente lo llevo a mi boca. Cuando, tras masticarlo, lo trago, es como si el hambre volviera a mí de repente, y es un hambre voraz. Empiezo a comer más y más, bajo la atenta mirada de Liam, a quien se le escapa una sonrisa, y al cabo de un rato me empieza a doler mucho el estómago y las náuseas se hacen presentes.

Me levanto de la silla y voy hacia el baño con Liam detrás, y una vez allí me arrodillo delante del váter y vomito todo lo que he comido, con el hambre empeorando la sensación. Liam coge mi cabello y me lo sujeta para que no se me manche. Una de sus manos va a mi frente y sujeta mi cabeza mientras me susurra palabras tranquilizadoras cuando ya he terminado y estoy jadeando por el esfuerzo.

-No pasa nada, Als, debe ser porque hace mucho que no comes y lo has hecho demasiado rápido -me dice-. No te preocupes, volveremos a intentarlo cuando se te pasen las náuseas.

Yo sólo asiento, sintiendo que si digo algo voy a volver a vomitar. A los pocos minutos ya me encuentro mejor, aunque sigo sudando, y Liam me lleva al sofá en brazos.

-Sé caminar -le digo, y él sonríe.

-Ya, pero me gusta llevarte en brazos.

Liam me deja en el sofá, completamente echada, y se sienta debajo, poniendo mi cabeza en su regazo. Sus manos acarician distraídamente mi cabello mientras mira a la nada, como si estuviera pensando en algo.

-Lo siento -suspiro.

Él sale de su ensoñación y me mira con una ceja levantada, confundido.

-¿Qué sientes?

-Siento ser una carga para ti -contesto-. Lo único que quería era no traerte problemas, y al final lo he hecho de todos modos.

-No eres ni serás nunca una carga para mí -dice, mirándome a los ojos con expresión decidida-. Te quiero, no voy a dejarte sola nunca más, ¿lo entiendes?

Asiento con la cabeza, enmudecida por sus palabras, y él sigue acariciando mi cabello.

-Echo de menos a Noah -admito-. No podía estar sin él... ni sin ti. Este mes ha sido una jodida mierda. Estaba tan acostumbrada a tenerle correteando por casa, que ahora que no está se siente tan vacía... no puedo estar ahí.

-Arreglaremos lo de Noah, ya lo verás.

-¿Cómo se supone que vamos a arreglarlo? Ni siquiera creo que vaya a volver a verle pronto, aunque le prometí que lo haría.

-¿Quién dice que no vas a volver a verle pronto? -me pregunta, y veo un atisbo de sonrisa formándose en sus labios. ¿Qué le hace gracia ahora?

-Liam, Noah está en Los Ángeles, nuestro padre se lo llevó -le explico. No recuerdo si se lo expliqué ayer.

-Lo sé, Louis me lo contó -dice.

-¿Louis? -pregunto, confundida-. ¿Por qué has hablado con Louis?

-Porque en una semana cogemos un avión a Los Ángeles, vamos a ir a ver a Noah.

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Holaaaa

Siento haber tardado tanto en subir (bueh, una semana solo en realidad), pero ¡aquí está el capítulo!

Por cierto, ¿alguien por aquí es abogado/a o está estudiando Derecho? Me iría bien hablar con alguien así, necesito help con una cosa de esta novela.

Bueno, ¡nos vemos pronto! Os recuerdo que en poco más de una semana, el día 8 de febrero, haré un anuncio importante :)

Claire

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