Capítulo 10: Ducha

CANCIÓN: Paradise - Wishy

Sus dos ojos ahora eran canicas, y se sonrojó. Sin embargo, guardó la compostura y tosió para aclarar su garganta y que no se notara su vergüenza.

—¿Cómo no te ayudaría? Estás lesionado. Vamos.

Lo tomó en sus brazos y Jungkook se sujetó de su cuello para que fuera más fácil. El baño estaba sumamente limpio, pues Taehyung lo había aseado hace unos cuatro días, así que olía a lavanda y jabón.

Abrió el agua caliente y comenzó a desvestir a Jungkook mientras el chorro se entibiaba. Primero los botines y los calcetines, Jungkook quiso aportar sacándose la camiseta, pero Taehyung lo ayudó para luego seguir con los pantalones. Lo dejó en ropa interior.

—Me resulta gracioso que como guardián estuvieses hasta con bóxer.

—No iba a aparecerme encuero en tu casa, ¿o sí?

—No pero, ¿por qué elegiste esta ropa y no ropa como la de los demás guardianes? Ellos llevaban algo mucho más anticuado.

—Se te olvida que tengo veinte y ellos más de treinta y tres mil trescientos cincuenta y tres años —dejó ir una carcajada.

—Cierto. ¿Puedes sacártelo?

Jungkook se bajó los calzoncillos y Taehyung, sin mirar, los deslizó por sus piernas hasta dejarlo completamente desnudo. Lo metió a la tina cuyo grifo ya dejaba salir agua tibia.

El castaño dejó ir un suspiro de relajo.

—Ah, esto es vida —dijo moviendo la manguera de un lado a otro.

—Qué sabes tú de lo que es la vida —rió Taehyung dado vuelta.

—Pues sé bastante, algún día tendremos conversaciones sobre ella.

—Te lo compro.

—Claro, después de todo, he conversado y aprendido de mucha gente a lo largo de mi corta vida... ¿Cuándo piensas hablar con tus padres sobre Stanford? —cambió el tema.

—No lo sé —exhaló—. Pero no será pronto, eso te lo aseguro.

—Tienes un mes, se supone que entrarás en agosto.

—Sí lo sé. ¿Crees que debería enviar un correo a la universidad diciendo que no entraré?

—Yo creo. Es lo mínimo que puedes hacer, pero... ¿Estás seguro de la decisión que tomarás?

—Sí, en un cien por ciento. No me interesa estudiar filosofía ni nada por el estilo, ni siquiera me interesa estudiar música. Ya no me interesa nada, honestamente. ¿Lo entiendes?

—No te vayas a arrepentir después... ¿Por qué no mejor esperas un poco más y ves si te convence? Podrías ver a Leslie más seguido.

—Sí, pero no vería ni a Jimin, ni a Yoongi, ni a mi abuela en el cementerio.

—Entiendo.

—Te dejaré un rato, para que tengas tu privacidad.

—Gracias.

Salió del baño con alguna que otra lágrima en sus ojos, el tema de Stanford le causaba mucha ansiedad e impotencia, sabía que decepcionaría a sus padres y, no soportaba hacerlo una y otra vez. Si bien no sentía gran amor por ellos, sí seguía tratando de ganarse su cariño para no sentirse tan solo.

Jungkook jugaba en el agua como podía, le encantaba esta nueva sensación, hasta trató de mover las piernas, lo cual fue inútil. Envidiaba a los seres humanos que gozaban de movilidad y, anhelaba con todas sus fuerzas poder moverse...

¡Eureka! Eso era, justamente eso era.

—¡Kim Taehyung! -gritó desesperado-. ¡Ven de inmediato!

Sonaron los pasos por las escaleras, justo había bajado a buscar un poco de agua.

—¡¿Qué pasa?! —se asomó.

—Trae una bolsa de polvillo de guardián.

¿Cómo no se le había ocurrido antes? Y él, entrenando todo el día, se sintió idiota, pero le causó gracia al mismo tiempo. Era el plan perfecto, aunque siempre había un porcentaje de falla, sobre todo considerando que la vez pasada no funcionó.

—¿Para qué lo quieres esta vez? Ya gastaste una —dijo desde el otro lado de la cortina.

—No funcionó, ¿recuerdas? Pero esta vez, quizás, y solo quizás funcione.

—Insisto...

—Sólo tráela —le interrumpió—. Por favor.

Taehyung soltó un gran suspiro y salió en busca de la dicha bolsa.

Sacó una del cajón y la observó cuidadosamente. KTH, de Kim Taehyung. Apenas la tomó en sus manos el aura dorada comenzó a brillar. Se apresuró y volvió al baño donde Jungkook seguía con la llave del agua abierta, con su brazo sano extendido.

La bolsita cayó en su mano y la entró nuevamente a la ducha. Pudo ver la silueta del castaño espolvoreándose el polvillo encima, por todo en cuerpo, para terminar vaciándola en su coronilla, hasta que no quedara ni una pizca.

Taehyung se apoyó en el lavamanos, expectante.

—¿Y? ¿Ahora qué?

Jungkook soltó una carcajada.

—Oh, sí... Ahora estamos hablando, bebé —dijo fascinado.

—¿De qué estás hablando...?

Envuelto en vapor, vio cómo la silueta de Jungkook se ponía de pie lentamente, dejando ver su marcada figura, esos músculos que siempre estuvieron ahí pero que, por alguna razón no se habían podido mover.

Hasta ahora.

—¿Qué demo...? Digo, ¿qué rayos? —se corrigió.

—Esto se siente... —el menor tronó sus nudillos y cuello con fuerza, acostumbrándose a la movilidad total. Estaba anonadado viendo su cuerpo—. De otro mundo —giró para ver un poco de su reflejo en los azulejos—. Uh, oh.

—¿Qué ocurre? ¿Por qué dices uh, oh?

—Tu mamá está aquí, se está estacionando.

—Mierda.

Jungkook veloz, cerró la ventana de la ducha y apagó la llave.

—Rápido, Kim Taehyung, piensa rápido —se decía a sí mismo, pero nada se le venía a la mente.

Sonó la alarma del auto y se escuchó la puerta principal abriéndose.

—¡Hijo! Ya llegué —se escuchó desde la primera planta.

Taehyung escondió la ropa de Jungkook bajo el lavabo y, corrió silenciostamente por su pijama a la habitación, para luego dejarlo encima del canasto de ropa sucia del baño. Oyó a su madre subir las escaleras y supo que no tenía más remedio.

Se metió a la ducha y abrió la llave, mojándose, por suerte estaba sin zapatos.

Lo primero que vio fueron los ojos cafés de Jungkook abiertos hasta formar redondelas de la sorpresa. Era alto, mucho más que él, unos diez centímetros, para ser exactos. Taehyung solo atinó a taparle la boca.

El menor pensó en que se verían dos siluetas y, simplemente tomó a Taehyung por los costados para empujarlo contra la pared y así se viese una sola, la suya.

Sus miradas se encontraron, pero el pelinegro no podía más de la vergüenza. Bueno, ninguno de los dos podía, así que Taehyung cerró los ojos mientras Jungkook cerraba uno y miraba hacia abajo, esperando y casi rezando para no ser descubierto.

—Hijo, ¿te estás dando una ducha? —tocó la puerta.

Taehyung balbuceó de los nervios antes de hablar.

—Sí, ma-ma-má —tartamudeó.

—¿Cuántas veces te he dicho que dejes la ropa sucia dentro del canasto y no encima? —dijo entrando y viendo el pijama.

—Lo siento, má.

Se escuchó la puerta del baño cerrándose y Taehyung exhaló aún con los ojos cerrados, lleno de mechones empapados en la cara.

—Lo siento tanto —se tapó el rostro y salió, mojando todo el piso, es como si todo su fuerte carácter hubiese abandonado su cuerpo, y era aún peor con el silencio del otro. Aprovechó de cambiar el tema—. Hey, Jungkook, no es por ser pesado, pero la cuenta del agua no es barata.

—Oh, sí, perdón —apagó el grifo.

Le pasó una toalla que le arrebató de las manos.

—Hey, lo siento —continuó—. No podía permitir que tu mamá viese ambas siluetas.

—Sí, descuida... No hay drama con eso. Y no tuve más remedio que entrar a la ducha, lo siento yo también.

—¡Fue una emergencia! Lo entiendo.

—Gracias.

—¿Pero por qué no cerraste con llave?

—Nadie en la casa se baña con llave, por seguridad.

—Comprendo. Ahora, si me lo permites, ¿podrías dejar que me seque? Iré a tu habitación en un momento.

—No te lo tomes a mal, pero prefiero que salgamos juntos del baño, así nos arriesgamos menos a que alguien más trate de entrar mientras sigues aquí.

—Está bien.

Jungkook obedeció y cuando salió de la ducha con la toalla en su cadera, notó que Taehyung estaba mirando a la muralla. Sonrió pues le pareció chistoso.

—No soy tan feo, ¿o sí?

—Eres un idiota.

—Bromeo, solo bromeo. Vamos.

Taehyung se cercioró de que no hubiesen moros en la costa y, salieron del baño para entrar a la habitación, a la que sí podía ponerle llave.

No tenía idea de cómo le daría la cara al tema. Lo mejor era mandarlo a una laguna mental y olvidar el recuerdo por completo. No, mejor sacar el recuerdo de su cerebro, meterlo en un cohete y que éste salga volando hacia otra galaxia.

Hoooola, chicuelos y chicuelas. ¿Les gustó el capítulo? Me entretuve mucho escribiéndolo jaja, me imaginaba qué ocurriría si eso me pasara a mí. DE SEGURO NO ME VUELVEN A VER, JAJAJA.

De cualquier forma, gracias siempre por los votos y los comentarios, me hacen mucha ilusión, me encanta ver cómo lo pasan leyendo.

¡Y graciaaaas ya estamos a punto de ser 500 lecturas! En dos semanitas, qué bello:) Se los agradezco un millón.

Saludos,
Pascale.

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