*Capitulo 59*
3:30pm... La harina no se va tan rápido, sigo repitiéndome que no se ve tan divertido y es el doble de trabajo limpiarlo sin que se te meta a la nariz. El timbre de la casa suena, supongo de debe ser algún vendedor.
--¿quieres que abra?—sonríe Jessie, apenas y muevo mi cabeza ella se va.
--¿TU QUIEN ERES?—escucho a una voz familiar
--¡MICHAEL VEN AQUÍ DE INMEDIATO!—grita Jessie, sacudo mis manos sobre mi pantalón dejando una nube de harina, maldición. Al ver la entrada principal puedo ver a la hermana de Heather que me mira con tanta confusión que lo único que puedo hacer es darle una sonrisa de bienvenida
--¿y Heather?—
--Antes de eso, que pocos modales discúlpenme mi madre no me educo así; Samantha ella es Jessie, Jessie ella es Samantha es hermana de Heather y mía—sonreí y la abrace, hace tanto que no la veía que había olvidado lo alta que es. —Lo siento por la harina—
--Chicos, no quiero preocuparlos pero, Heather no contesta y creo que le pudo haber ocurrido algo—dice la pelinegra de mi hermana entrando a casa
--Tengo una idea, le llamaré y le diré que venga inmediatamente al decirle que estás aquí no creo que diga que no—exclamo con un nudo en la garganta ¿y si le sucedió algo en la noche?
--te prepararé un té para relajarte—dijo Jessie decidida. Tome mi celular marcando el número con nerviosismo... hasta que la llamada por fin empezó a enlazarse.
Michael# Heather ven de rápido
Heather# ¿Quemaste la cocina?
Michael# No... Pero
Heather# entonces puede esperar
Michael # ¡no, no puede esperar Heather! ¡Heather!
--Colgó ¿verdad?—dijo Samantha con tristeza, Jessie llego con la taza caliente, han sido bastante comprensibles entre ellas. ¿Se llevaran bien ante tan mala impresión? Yo creo que sí, aunque tomara tiempo, Jessie prendió el televisor, donde estaba en emisión constantine de Keanu Reeves, sin duda una película que valía la pena ver si te gustaba pensar si existe un dios o un infierno, después de todo ¿Qué sentido tiene que el diablo me castigue por llevarle la contra a su enemigo? Debería ser todo lo contrario si fuera cierto.
Nunca he tenido el concepto de dios tan plasmado como mi madre lo tuvo, cuando me visitaba en el psiquiátrico solía rezar por mi antes de irse, pedía por mi alma e incluso le llegue a escuchar decir "Señor, si tienes que llevártelo para que no sufra. Hazlo" entiendo la desesperación de mi madre, pero no creo que se tenga que llegar a un extremo para pedir eso. Quizás si mi enfermedad se basara en algo contagioso, mortal y terminal añadiendo que sea agonizante, podría considerar tales palabras, dejo a ambas mujeres abajo en lo que tomo una ducha, odio más la harina cada vez que tengo que limpiar mi nariz, al salir las veo bastante cómodas conversando, cosa que me deja de preocupar hasta que el timbre sonó la puerta siendo abierta, seguida de muchas voces, entre ellas de Heather entrando con curiosidad hacia donde estábamos.
--¿Por qué no contestas el teléfono?—dijo Samantha con molestia, y no es para menos, el celular es para comunicarnos rápidamente, cosa que últimamente está evitando, dando excusas absurdas y difíciles de creer.
--La... batería se acabó—dijo Heather con preocupación, todos sabemos que es mentira ¿Por qué lo haces?
--Si entiendes que nos preocupamos por ti ¿no?... ¿dónde estabas?—exclamo la pelinegra con cierta pena en su voz, ¿deberé decirle? Nunca hablamos realmente sobre este tema de las persecuciones pero si la conozco bien, sé que Heather me mataría si menciono algo ¿Quién entiende toda la lógica detrás de esto? Un apretón de la mano de mí amada hacia mi brazo me hace volver a toda la escena, Jeffrey y Samantha están más que rojos sin quitarse la vista de encima ¿el corazón de Koval aún puede latir? Con tanta mierda en su vida, un rayo de luz es lo que necesita, sé que tiene a su hermano pero también hablo de alguien sentimentalmente. Jessalyn no volverá. Todos lo sabemos.
Quiero no darle más vueltas al asunto pues Jessie me indica sutilmente que es tarde para ella.
--Llevaré a Jessie a casa, los veo luego—Exclame con mi pequeña chica detrás de mí, la subo al auto de mi amiga mientras que puedo apreciar los autos de los chicos afuera de la casa, tener amigos nunca fue fácil, menos con mi condición ¿Quién diría que hasta salgo con ellos? Son tantos cambios que no sé cómo tomarlos.
--Mike, cuando lleguemos a mi casa... ¿no te molestaría si saludas a mis abuelos? ellos son muy importantes para mí—
--No me molesta en absoluto, será un placer Jess—respondo ante su voz temblorosa, se cómo es presentarte ante la familia de alguien, los nervios son bastante poderosos ¿y si no me aceptan? El viaje es más tranquilo de lo que pienso, Jessie se ha recostado en mi brazo a pesar de que conduzco, parece no molestarle cuando lo muevo para las velocidades. Su calidez como persona me cautiva cada vez que la veo, cada vez que entiende de lo que le hablo ¿será una especie de ángel? Llegamos a su hogar con tanta rapidez que me sorprendió el hecho de ver a la carretera tan despejada, Jessie está más que nerviosa, lo noto por una ligera capa de sudor en su frente veo a dos patrullas policiacas, a lo que solo puedo quedarme en mi lugar, Jessie salió del auto de inmediato, siento esta escena tan deprimente que me temo lo peor de este mundo. Un hombre mayor recibe a Jessie de brazos abiertos, su mirada rápidamente me analiza aunque no dice nada.
--nos arrebataron a nuestra Rose—dice ese hombre al borde de las lágrimas, el oficial sale de la casa y lo reconozco perfectamente, es el mismo que estuvo en la casa de Haley, odio recordar pero siempre el pasado me vuelve. El oficial no dice nada a pesar de que me ha reconocido.
--La llevaremos a la funeraria, lamento su perdida. Con permiso—anuncia el oficial
--Cariño, tenemos que... que resolver esto—habla el abuelo de Jessie con tanta tristeza que es capaz de hacerme soltar varias lágrimas, los ayudo a entrar a su hogar, hablan de tantas cosas, sobre su abuela, lo que sucedió y la culpa que carga este hombre es infinita, aun así, no es culpa suya, un asesinato nunca es culpa de quienes los aman, y este hombre puedo asegurar que la amaba como a nadie más. No puedo dejarlos así como si nada, necesitan ayuda, seré un desconocido del cual no se podrá ver bien mi intención, pero quiero ayudarlos por lo que los escucho, los consuelo en lo que llegan los demás familiares por la llamada que Jessie hizo, la casa está llena de vida deprimente, rostros con ojos llorosos y voces quebradas. Miro poco a poco el sol descender por la ventana principal. Estoy seguro que esta noche no dormiré y lo digo en un sentido de luto.
Reparto café y galletas a los invitados para que pasen la noche, cosa que algunos niños duermen en los sillones e incluso en el suelo, por lo que muchas veces los padres me piden el favor de subirlos a las habitaciones del piso de arriba a lo cual tampoco me niego. Siento como muchos aun guardan su dolor, las emociones bajo llave nunca son buenas, aun así no soy quien para decir que está mal y que está bien hacia los desconocidos, a pesar de eso me quedo pensando en esto con el amanecer resplandeciendo, aviso a Jessie que necesito volver a casa por algunas cosas, me sirve un café y se sienta a mi lado mirándome fijamente, sé que piensa en algo, cuando lo hace arruga un poco su nariz, a pesar de eso prepara un desayuno para ambos que comemos en silencio, al terminar salimos, algo me dice que me detenga y cuando lo hago, la veo una vez más.
--¿Volverás para el funeral?—dice Jessie limpiando su nariz—Será en la ciudad natal de mi abuela está a unas horas—
--Estaré contigo. Solamente iré a casa por una muda de ropa para no darles problemas—murmuré con una pizca de cansancio.
--Conduce con cuidado—agrego ella dándome un cálido abrazo, no quiero dejarla sola pero necesito varias cosas para un viaje que posiblemente se extienda a varios días. Me suelta con dificultad, y juntos caminamos hasta la puerta, le doy un beso de unos segundos para no perder tiempo en un despedida.
La carretera siempre se siente tan distinto con cada viaje, la muerte nunca avisa, nada es seguro en esta vida y a cada día me hago la idea de que todos pueden morir.
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