Jondami
Siempre era lo mismo de cada día.
Cada vez que quería sostener la mano de novio, este se negaba, no importaba si era en alguna de sus casa, en donde entrenaban, en la escuela o en el parque, apenas lograba que sus manos rozaran sentía como su pareja la alejaba y escondía en su bolsillo.
Esta vez decidió hacer algo al respecto, no se quedaría de brazos cruzados... O más bien con la mano colgada.
Ese día habían quedado de ir al centro comercial a pasear un rato y tal vez comprar unas cosas que definitivamente no necesitaban, pero sí que las querían. Estaban caminando por la entrada del lugar donde no había tantos locales abiertos y por lo tanto no había mucha gente, decidió que era el momento ideal para volver a tratar de tomar la mano de Damian.
No fue nada sutil en hacerlo, no rozó su mano ni tomó solo uno de sus dedos para iniciar, no, de una sola decidió tomar y entrelazar sus manos, creyó que de esa manera el mayor ya no tendría opción más que dejar las cosas así. Pero se equivocó, sintió una leve forcejeo y después que tiraba algo fuerte de su mano para liberarse, eso sin duda fue la gota que derramó el vaso para Jon, el cual se dio la vuelta para poder salir del lugar.
— ¡Jon, espera! — Grito esperando que el menor se detuviera, lo cual no pasó — ¡Jonathan, por favor! — Comenzó a caminar/correr detrás de él para poder alcanzarlo, tardo un poco ya que este le llevaba algo de ventaja, una vez que lo hizo se puso frente de él para detenerlo, no esperaba que cuando lo viera a la cara estuviera a punto de llorar — Hey, hey, hey, Jon ¿Qué pasa?
— ¿Lo estas preguntas en serio? — El mayor se quedó en silencio — ¿Por qué no quieres que tome tu mano? ¿Acaso no quieres que la gente lo sepa? ¿Te avergüenzas de mí?.
— No, no es eso, es solo que, ya sabes, soy un Wayne y...
— ¿Esto es por tu apellido? Déjame adivinar, temes dejarlo en deshonra total.
— No es eso. Soy un Wayne, la prensa le gusta saber todo de mí, no quiero darles una primer plana de nosotros, y no es porque no quiera que toda Gotham, Metropolis o cada maldita ciudad se entere de lo nuestro, no te quiero arrastrar a la prensa, es una mierda estar en el ojo público — acaricio su mejilla — Y creo que aún no me acostumbro a que me gusten los chicos, no quiero que lo tomes a mal, solo que mi madre siempre dijo que me tendría que tener una esposa con buenos genes para dejar descendientes, nunca me habló de que podría estar con un chico, y mi padre tampoco me hablaba mucho de relaciones, así que me es aún algo raro esto, lo siento.
— No, está bien, también si yo vi que no querías no debí presionarte, lo siento — le dio tierno beso
— Volvamos al centro comercial, hay que comprar esa galleta gigante de la que tanto hablabas.
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