Capítulo 4
Tim volteó los ojos al oír la amenaza de Dick. Jason bajó su mirada y se levantó dirigiéndose a la puerta.
-Pues, como quieras... -El ojiturquesa señaló suspirando-. Iré a encender el auto, entonces...
Dick le dio el paso y con la mirada le indicó a Tim que lo acompañara. Una vez solos, el mayor observó a Damian y su cara sonrojada. Éste le devolvió la mirada sonriéndole. Lo que causó que Dick suspirara y se lamentara profundamente. Respiró profundo para recobrar su confianza.
-Una vez con la opinión de un experto, todo estará bien. Todo va a estar bien, Damian, no te preocupes. -Le dijo sonriéndole-.
-Dick...
-¿Qué sucede?
-Quiedo id al baño...
-¡¿Qué?!
-Baño... Quiedo id al baño...
Dick torció su boca un poco asqueado.
-¿Cuántos años dijiste que tenías?
-Tes...
-Esto tiene que ser una broma... -Dick suspiró resignado-.
Jason buscó una chaqueta y caminó tranquilo al garaje. Se paró en medio de la fila de autos y decidió sobre alguno de ellos.
-El Mercedes me gusta... Ése será... -Se dijo tomando las llaves indicadas y subiendo al auto-.
Tim arribó también. Miró a Jason en el auto y se disponía a subir con él, cuando éste lo encendió y arrancó. Desgraciadamente, el auto giró de manera extraña, estrellándose contra otro de los lujosos modelos que Bruce guardaba.
-¡Jason! –Tim gritó-.
Esperó a que el auto se quedará quieto. Se acercó al lado del conductor y abrió la portezuela. Jason yacía acostado sobre el volante.
-¿Estás bien? ¿Qué fue eso? –Tim le preguntó mientras lo asistía para sacarlo del auto-.
-No lo sé... Estoy un poco mareado... -Jason respondió tallándose la cara-. Creo que bebí mucho... Aunque no recuerdo haberlo hecho... Según yo, sólo fue una copa de vino...
-Tranquilízate... No pasa nada...
Ambos se recargaron en el auto. Con el movimiento la defensa delantera cayó al suelo.
-Bruce se va a enojar... -Jason mencionó suspirando-.
-Es lo más seguro... -Tim le respondió levantando la pieza desmontada-.
-¡Qué demonios pasó! –Dick expresó casi arrancándose los cabellos-. ¡¿Qué le hicieron al auto?! ¡A los AUTOS!
Los dos menores voltearon. Tim se hundió entre sus hombros y Jason frotó su cara suspirando amargamente.
-Te dije que no me sentía muy bien... -El segundo petirrojo confirmó cruzándose de brazos-.
-¡¿Y por eso tenías que chocar dos autos?!
-Sólo fue uno... que se impactó contra otro...
-No es tan grave, podremos repararlos... -Tim se inmiscuyó en la conversación-. Deja de molestar a Jason, no lo hizo a propósito...
-Pues mañana a primera hora quiero que reparen esto, ¿está claro?
-"¡¿Está claro"?! –Tim repitió usando su voz chillona-.
-Escuché eso, Timothy...
El chico mostró su diminuto berrinche en la comisura de sus labios. Tomó a Jason del brazo y lo guio a otro auto. Dick llevó también a Damian quien era llevado de la mano por el mayor.
-Obvio, yo conduzco... -Dick mencionó tomando las llaves del auto frente a ellos-. Tim, hazte cargo de Damian, Jason, vas conmigo al frente...
Los dos aludidos fruncieron el ceño. Tim tomó la mano de Damian y lo atrajo al asiento trasero. Lo ayudó a entrar y cuando subió, el tercer petirrojo se percató que el menor seguía desnudo, además de llevar el cabello pegajoso con rastros de cereal.
-¡Dick, ¿por qué demonios Damian no lleva ropa?! ¡¿Por qué no lo vestiste?!
-¡Cállate, ¿tienes idea de lo raro que iba a ser eso?! –Dick respondió subiéndose atrás del volante-. ¡Vístelo tú!
-¡Ni loco! –Tim contestó con la frente arrugada-.
Asistió a Damian para sentarse y cubrirlo bien con la manta. Se sentó a un lado y respingó la nariz. Jason hizo lo propio, ocupando el lugar junto a Dick. El mayor de los hermanos Wayne encendió el auto y salieron del garaje.
La tormenta no les daba un descanso. Aunque eso no les impidió conducir y bajar de la colina hacia el área urbana. El silencio en el auto no era tan tenso, a diferencia de los hombros de Dick, quien conducía tan precavidamente que iba a vuelta de rueda.
-A este paso, llegaremos mañana... -Tim habló pateando el asiento del conductor-.
-Basta, Tim.... Con esta lluvia, lo menos que quiero es un accidente... Ya tenemos suficiente con Damian...
-Tim tiene razón, Alfred conduce más rápido... -Jason completó sosteniéndose la cabeza-.
-¡Ve más rápido, Dick! –Tim insistió pateando de nuevo-.
-¡Deja de golpear el asiento, Tim...!
-¡Más rápido!
-¡Vuelve a golpear y juro que...
-¿Vas a ir más lento? –Tim respondió sarcásticamente-.
-¡Hablo en serio, Tim!
-No grites, Dick... -Jason solicitó bajando la ventanilla-. Haces que me duela la cabeza...
-¡¿Qué haces, torpe?! ¡Cierra esa ventana, el frío le hará daño a Damian! –Dick ordenó golpeando la pierna de Jason-.
Jason sufrió el embiste y obedeció al mayor. Se cruzó de brazos y torció la cara molesto.
-¡No golpees a Jason! –Tim habló volviendo a patear el asiento-.
-¡Basta, Tim! Última advertencia...
Tim encogió su boca señalando su rebeldía. Misma que transportó al mundo físico pateando más fuerte.
-¡Tim!
-¡¿A dónde vamos?! –Jason interrumpió evitando que Dick respondiera-.
-Al Hospital General de Gótica... -Dick contestó con el ceño fruncido-. Es el más cercano y el menos estricto en cuanto a la información requerida...
-¿Por qué no vamos a la clínica de la doctora Thompkins? –Jason inquirió tapándose la cara con sus manos-.
-¿Para que le diga a Bruce? –Tim y Dick hablaron al unísono-.
-Está bien, ya entendí... -El renegado expresó inclinándose hacia el frente-.
-Es lógico, Jason... No estás pensando con claridad... ¿Por qué tenías que embriagarte?
-Cállate... No sé para qué vine... No me siento nada bien...
Tim bajó su mirada escuchando lo mal que Jason se sentía. Se cruzó de brazos y enfocó sus ojos en la ventana empañada. Damian posó su mano en el brazo del chico, asustándolo de momento.
-¿Estás tiste, Timmy? –Damian le preguntó sonriéndole-.
El aludido lo miró hablar con su vocecita apretada. Y aun con la obscuridad de la carretera, los ojos brillantes de Damian relucían como dos faros en el medio de la lobreguez de la noche.
Damian ladeó su cabeza esperando una respuesta, pero lo único que obtuvo fue un golpecito de los dedos de Tim en su frente.
-No sé de qué hablas... -Le respondió devolviéndole el gesto-.
Ambos se sonrieron mutuamente.
-Los dos están muy callados allá atrás, ¿todo está bien? ¿Estás bien, Damian? ¿Tim no te está molestando? –Dick preguntó mirando por el espejo retrovisor-.
-¡¿Qué le voy a estar haciendo?! ¡No fastidies, Dick! –Tim contestó pateando de nueva cuenta el asiento-.
-¡Eso fue lo último, Tim! ¡Estás castigado!
-¡No me puedes castigar! ¡No digas tonterías! –El menor refutó golpeando más duro el asiento-.
-¡Ya basta, Tim! –Dick ordenó alargando su cuello para mirar hacia atrás-.
Lo que ocasionó el descuido del volante, sacándolos del rumbo por unos segundos. Sin embargo, fue suficiente como para frenar súbitamente antes de pasarse un alto. El enfrenón tensó los cinturones, al menos los de Dick, Jason y Tim, pues éste último no ajustó el de Damian, quien se estrelló contra el asiento delantero y se puso a llorar.
-¿Qué... qué fue eso? –Dick demandó volteándose-. ¿Qué te pasó Damian? ¡¿No le pusiste el cinturón, Tim?!
-Uy, mi error... Lo siento. Ven Damian... -Tim respondió sujetando al menor y ayudándolo a regresar al asiento-.
El actual petirrojo lloraba desconsoladamente mientras tomaba las manos de Tim. Su hermano lo apoyó junto a él y le ajustó el cinturón.
-Ya no llores, Damian, no es para tanto... -Tim agregó reacomodando las mantas-.
-Me pegué en mi cadita... -Damian expresó sollozando-.
-Haz algo, Tim. Que deje de llorar... -Jason reclamó fastidiado-.
El tercero de los hijos, abrazó a Damian, motivado por la preocupación que Jason le causaba.
-No pasó nada, Dami. Ya no llores...
-¡Qué descuidado, Tim!
-¡Cállate, Dick! ¿Por qué demonios frenaste así? ¡El semáforo estaba en amarillo, alcanzabas a pasar!
-No me iba a arriesgar... -Dick confirmó avanzando cuando la luz se volvió verde-. Y ten más cuidado con Damian... No queremos que Bruce rompa su código moral asesinándonos...
-Hablando de código moral... -Jason agregó hundiendo su cara entre sus piernas-. La policía te está haciendo señales...
-¡¿Qué?! ¿Cuál policía? –Dick exclamó mirando en los espejos laterales-.
Efectivamente, las luces azules y rojas se reflejaron en los vidrios, así también el sonido de la sirena característica para ordenarles orillarse. Dick empalideció obedeciendo el requerimiento. Detuvo el auto algunos metros adelante.
-Relájense, sólo hacen su trabajo... -El mayor indicó bajando el vidrio-. ¡Yo hablaré...!
-Esto va a estar interesante... -Tim expresó sonriendo y pateando el asiento-.
Dick gruñó. Y estuvo a punto de maldecir cuando el oficial arribó a un lado del auto.
-Buenas noches... -Saludo alumbrando con su linterna-.
-Buenas noches, oficial... ¿En qué puedo ayudarle?
-Conducía muy por debajo de la velocidad normal. Muchos vehículos se vieron entorpecidos en el tránsito. Además, frenó sin avisar al cruzar la última avenida. Provocó un pequeño derrape a unos metros de usted.
Dick frunció el ceño sonriendo nerviosamente, mientras Tim y Jason ahogaban sus burlas precariamente.
-Oficial, la seguridad es primero. Está lloviendo y no quería tener un accidente.
-Es comprensible, señor, pero no puede ir tan lento en el carril de alta...
-Y el semáforo estaba en amarillo, ya no alcanzaba a pasar...
-Entiendo eso, señor, pero no debe frenar de golpe. Agradezca que hay conductores que siempre están atentos al camino...
-Yo soy uno de esos, oficial...
-¿Podría mostrarme sus papeles, señor? –El oficial solicitó ignorando el último comentario del hijo mayor-.
-¡Por supuesto! –Dick confirmó pidiéndole a Jason que sacara los papeles de la guantera-.
Mientras buscaba, Dick esculcaba en sus pantalones su billetera, sin embargo, la sangre se le heló al caer en cuenta que la había dejado en el pantalón que se quitó. Jason negó con la cabeza la inexistencia de algún documento en la guantera.
-¿Señor? –El oficial preguntó pidiendo lo que había solicitado-. Su permiso, por favor...
-Verá oficial, por algún enorme descuido, olvidé mi billetera, pero todo tiene una razón de ser...
El oficial levantó el rostro presumidamente. El agua que caía en su impermeable salpicaba a Dick y le daba un aire molesto.
-Es que tenemos una emergencia, oficial... Verá, mi hermanito se cayó y se golpeó la cabeza y ahora vamos hacia el hospital general... Y como puede observar y entender, es una situación un tanto desesperada...
El agente de la policía entrecerró los ojos dudando de la historia. Levantó la linterna alumbrando a los otros ocupantes. Miró a Jason casi desmayado en el asiento contiguo, a un chico con el ceño fruncido y a otro muchacho desnudo, mal envuelto en algunas mantas y con ¿comida? en el cabello.
-¿Por qué ese joven no lleva ropa? –El oficial inquirió regresando la luz a la cara de Dick-.
-Bueno, es que lo encontramos bajo la lluvia y no queríamos que se enfermara... -El mayor respondió llevando su mano la altura de sus ojos para evitar deslumbrarse-.
-¿Y usted, se siente bien, señor? –El agente le demandó a Jason-.
-Por supuesto... -Jason respondió hundiendo de nueva cuenta su cara entre sus rodillas-.
El uniformado apretó la quijada. Miró desdeñosamente a Dick.
-Señor, le pediré que baje del vehículo y me acompañe a mi unidad...
-Pe... pero... ¿hay algún problema?
-Baje del vehículo, señor...
-Pe...pero... ¡Ya sé! Busque el número de mi placa y verá que estamos limpios, no somos un peligro para nadie.
-¿Es usted oficial de policía?
-Así es... co-le-ga... -Dick contestó sonriendo forzadamente-.
-Con mayor razón, señor, acompáñeme a mi unidad...
-¿Es necesario?
-¡Sólo ve, Dick! –Tim alegó interviniendo-.
-No es necesario, me llamo Richa...
-Solicito apoyo para presunto infractor vial... -El oficial cortó las palabras de Dick hablando a través de su radio-.
-¡No, no, no! ¡Calmémonos! –Dick insistió quitándose el cinturón-. Ya voy oficial, ya voy...
-¡Ya basta... Dios! ¡Sólo díganos cuánto quiere para irnos ya...! –Jason se dirigió al oficial reteniendo a Dick dentro del auto-.
-¿Disculpe...? ¿Qué insinúa, señor? –El agente exclamó-.
-¿Cuánto va a costarnos para que nos deje en paz? –Jason reafirmó levantando la cara-.
-¿Está sobornando a un oficial de la policía? –El agente inquirió molesto-.
-¡Sí...!
-¡NOOOO! –Dick intervino abriendo súbitamente la puerta-.
Sin embargo, la abrió tan rápido y tan fuerte que terminó golpeando al oficial, derribándolo en el suelo mojado.
-¡Lo siento, lo siento, lo siento! –Dick se disculpó intentando salir del auto-.
-¡Que ni se te ocurra! –Jason exclamó jalándolo de regreso a su asiento-.
Se lanzó sobre Dick para cerrar la puerta y quitar el freno de mano. Le pisó el pie que yacía encima del acelerador arrancando el auto endemoniadamente.
-¡NOOOO! ¡¿QUÉ HACES?! –Dick exclamó gritando-.
-¡Sólo conduce y sácanos de aquí! –Jason ordenó sin quitar su pie de encima-.
-¡NOOOOOO!
-¡Conduce Dick! ¡Debemos llevar a Damian al hospital! –Tim también expresó pateando el asiento-.
-¡Estás muerto, Tim! –Dick exclamó profundizando el acelerador-.
-¡Conduce! –Tim y Jason gritaron al mismo tiempo-.
Tim abrazó al menor ojiverde lo más fuerte que pudo. Jason no regresó a su asiento hasta haber colocado el cinturón a su hermano. La unidad policiaca no perdió el tiempo en comenzar la persecución, sin embargo, el auto de los chicos se perdió entre la lluvia y el tráfico. Les bastó con esquivar algunos autos, doblar algunas esquinas y acortar el camino por algunas callejuelas. Se detuvieron en las sombras de una calle antes de retomar su camino. Se aseguraron de no ver policías ni algún auto alrededor.
-¡¿Estás loco?! ¡¿Qué fue eso, Jason?! –Dick regañó retomando el camino-.
-No traías identificación y el auto no tiene papeles... ¡Esto fue lo mejor! –Tim respondió antes de que Jason abriera la boca-.
-¡Eso fue peligroso! –El mayor refutó molesto-.
-No más peligroso que conducir lentamente en el carril de alta... -Jason intervino-.
-O frenar sin previo aviso... -Tim completó frunciendo el ceño-.
-¡Cómo sea! ¡Hablaremos cuando regresemos a la casa! –Dick aclaró sonrojándose-.
No se habló más del tema. No al menos hasta llegar al primero de los hospitales que visitaron a lo largo de la noche. Y como ya se había predicho, las noticias que recibieron no fueron del todo buenas, no para los tres mayores, quienes temían más a los cuidados del enfermo que al mismo padecimiento. Sin mencionar que Batman se pondría como loco si descubriera que Damian se lastimó.
Una vez de regreso, sobreviviendo a la extrema conducción de Tim al volante, los tres se fueron derecho y sin escalas a la cama, siendo Tim quien se durmiera con Damian, pues Dick lo acostó intencionalmente en la cama del tercer petirrojo, desapareciendo después en algún lugar alejado de la mansión. Y ni pensar en Jason, ya que su malestar no hizo más que aumentar, llevándolo a quedarse dormido sobre el sofá de la estancia.
Tim arropó al renegado, le dio un beso en la frente y subió a su habitación. Una vez ahí, cubrió a Damian con cuantas mantas tenía, acomodó sus almohadas a su alrededor y se acostó a un lado para intentar descansar sus ojos.
La tormenta no culminó en lo que restó de la madrugada, pero para su buena y no merecida fortuna, ya no les dio más molestos problemas.
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