Capítulo 3
La tormenta era implacable. El conductor no veía nada y mucho menos era visible el camino, pues las luces exteriores se hallaban apagadas. El conductor le dijo que no iría más allá del camino principal, ya que no se arriesgaría a chocar con un obstáculo o algún árbol. Dick frunció el ceño al pagar y bajar del vehículo. Se cubrió la cabeza con la chaqueta, pero irremediablemente se mojó igual. Atravesó las rejas principales y corrió a campo traviesa del jardín delantero de la casa. Todo estaba sumergido en completa obscuridad. Llegó a la conclusión de culpabilizar a la tormenta y sus embistes, pero también se quejó de la falta de atención de los chicos a esa situación.
-No pueden hacer nada sin mí, vaya... -Dick expresó arribando a la entrada-.
Sin embargo, al querer entrar, la puerta no cedió. Tocó fuertemente para hacerse escuchar.
-Demonios, olvidé que Alfred no está. Y estos descuidados no vendrán a abrirme.
Salió disparado a una de las entradas laterales. Ya iba más mojado que la misma agua, así que se desplazó lento, arrastrando los pies. Bastó con levantar la cara y observar la puerta abierta. Sus sentidos se alertaron debido a un posible intruso, y quizás éste ocasionó el apagón.
Pegó su cuerpo al muro y avanzó ágilmente a la entrada. Se preparó inminentemente para una pelea. Al llegar al marco, asomó su cabeza y gracias a un relámpago que alumbró el interior de la casa, se alarmó al ver a Damian en el suelo a punto de ser golpeado con un jarrón por un encapuchado extraño. Se apresuró a detener al intruso, así que corrió a saludarlo con una patada en la cara.
-¿Dick? ¡No, Dick, soy yo! –Dick escuchó-.
-¿Tim? –El mayor expresó, pero ya era muy tarde-.
El chico fue lanzado dos o tres metros adelante. Se estrelló contra una mesita del recibidor y posteriormente cayó por las escaleras hasta el centro del salón. Titus lo siguió para saltar alrededor.
-¡Tim! –Dick volvió a gritar-. ¿Qué demonios está pasando? ¿Qué se supone que querías hacerle a Damian?
El mayor se acercó a tientas hasta donde estaba el inconsciente ojiverde. Palpó su hombro buscando despertarlo.
-¿Que qué quiero hacerle...? -Tim gritó desde abajo-. ¡No digas tonterías! ¡¿Y por qué demonios me golpeaste?! –Inquirió apartando al perro quien insistía con lamerle la cara-.
-¡Porque ibas a lastimar a Damian!
-¡Claro que no! ¡Ya, Titus, déjame!
Tim se levantó cojeando. Gruñó adolorido. Regresó con sus hermanos sosteniéndose del barandal. Titus lo siguió y en cuanto llegó junto al menor, sollozó lastimeramente. Dick lo miró y no pudo evitar inquietarse también.
-¡¿Estás estúpido?! ¿Cómo te atreves a golpearme? –Tim preguntó tallándose la cadera-.
-¡No te reconocí, creí que eras un intruso! ¿Qué está pasando? ¿Por qué no hay luz?
-La tormenta se llevó la energía eléctrica. Y... al parecer... Damian se accidentó...
-¿Qué?
-Lo que oíste... Cuando lo encontré ya estaba así...
-No estoy entendiendo... -Dick confesó revisando al menor-.
Tim suspiró llevándose la mano a la cara. Recogió la linterna del suelo y se sentó agarrotadamente junto a Dick.
-Ni yo sé lo que pasó... Encontré a Damian inconsciente. Creo que se cayó de la escalera cuando trataba de colgar sus cosas esas para las aves...
-¿Qué?
-¿Estás sordo, Dick?
-No, es que me sorprende que haya pasado algo así...
-A mí también... Damian suele tener buen equilibrio...
-¿Por qué no se mueve?
-Porque está inconsciente, Dick... ¡Es evidente!
-¿Pero por qué está inconsciente?
Tim se golpeó la frente en respuesta a la falta de concentración de Dick.
-Quizás el golpe en su cabeza sea la respuesta... Tiene una herida del lado izquierdo, mira... –Tim informó alumbrando con la linterna-.
-¡Está helado! –Dick expresó tocando la cara del chico-. ¡Hay sangre! –Exclamó alarmado viendo como goteaba el líquido entre su cabello-.
-Creo que llevaba un rato bajo la lluvia... Y no es mucha sangre... Aunque debemos llevarlo abajo y sacarle una radiografía...
-¿Un rato? ¿Cuánto es un rato?
Tim desvió la mirada.
-No... lo sé... -Respondió poniéndose de pie y quitándose el impermeable-.
Dick frunció el ceño.
-¿Cómo que no sabes?
-¡No soy su niñera! –Tim contestó cruzándose de brazos-. Tiene signos vitales estables y estaba a punto de llevarlo abajo cuando llegaste y me golpeaste... Así que si no te importa, es mejor si nos damos prisa...
-Pe-pero...
-¿Pero qué, Dick? Ya no estés buscando culpables y llevémoslo abajo... -Tim ordenó suspirando-.
Dick formó un puchero en su cara. Subió los hombros y bajó la mirada. Tomó a Damian en brazos y Tim les alumbró el camino hasta la entrada de la baticueva. Titus seguía el rastro de agua bajo sus pies.
-¿Dónde está Jason? –Dick preguntó al llegar al pie de las escaleras-.
Tim pausó su respiración pensando en alguna respuesta.
-Es-está dormido...
-¿No estaba preparando la cena?
-Sí, pero le dio sueño... ¡No lo molestes! –Tim respondió despejando la camilla dónde colocaron a Damian-.
Apagó su linterna, pues la cueva estaba bastante bien iluminada. El gran Titus se echó en un rincón y se quedó dormido casi inmediatamente. Tim lo miró impresionado, pues debió ser muy cansado para él esperar bajo la lluvia algún tipo de ayuda para su amo. No dudó en tomar una manta del apartado de blancos y cubrir al can acariciando su cabeza. Los dos mayores le dieron su espacio.
Tim preparaba y programaba todo para tomarle una radiografía que les informara sobre el daño mientras Dick comenzaba a quitarle la ropa mojada a Damian. Buscó algunas mantas para cubrirlo y una toalla para secar su cara. Haciéndolo, remarcó el rostro pálido de su pequeño hermano. Su expresión lucía indiferente y no parecía dar alguna respuesta a los llamados del mayor.
Lo llevaron bajo la máquina y no les tomó más de dos segundos tomar una muestra gráfica. Y en lo que esperaban la proyección en el monitor, Tim le acercó una toalla al mayor para que se secara.
Dick se retiró la chaqueta y cubrió su cuerpo con la toalla calentita.
-Eeeh, ¿sabes qué vamos a cenar? –Dick preguntó abiertamente-.
-Re-realmente no sé...
-Me muero de hambre... Conner y yo íbamos a ir a comer, pero ya no nos dio tiempo... -Dick reveló sonriendo-.
-¿Cuánto tiempo pasaron en el hotel? –Tim demandó tecleando algunas cosas en el computador de la máquina-.
-Tres horas, fue fabul... -Dick habló tapándose la boca después-. ¡No!, ¡No, no fuimos a ningún hotel, fuimos al cine y luego por un helado!
-Lo que digas... -Tim expresó mirando el monitor-. Pues no, no hay fractura... -Agregó analizando el resultado que arrojó la máquina-.
-¿En serio? –Dick exclamó sacudiéndose la cara-. ¿Y qué hay de la resonancia?
-No hay ningún daño grave. Hay algo de inflamación en la corteza, pero no es grave.
-¿Entonces por qué no despierta?
-Bueno, su temperatura bajó demasiado... Eso puede explicar su falta de respuesta... Dale unos minutos.
-¿Estás seguro de que no hay de qué preocuparse?
-Estoy seguro. Su vida no corre peligro. Así que no te preocupes. Yo limpiaré y suturaré la herida, tú ve a cambiarte o te enfermarás...
Dick respiró profundo. Le sonrió a Tim destensando sus hombros.
-Me alegra escuchar eso. –Dijo caminando hacia las escaleras-. ¡Avísame cuando despierte!
-Sí, yo te aviso... -Tim contestó desganado-.
Dick subió y no hizo paradas hasta llegar a la entrada y vestirse con el impermeable de Tim. Salió apresurado a averiguar qué sucedía con la energía eléctrica. No le tomó mucho tiempo dejar la red funcionando nuevamente. Regresó a la casa para cambiarse. Entró cruzando la estancia. Se detuvo dudoso al pasar junto al sofá.
-¿Jason? –Inquirió volviendo en sus pasos-. ¡Jason, despierta!
Se acercó a su hermano. Se sentó en la orilla del sofá. Pellizco su nariz quitándole el aire. Jason tardó un poco, pero finalmente reaccionó.
-¿Qué haces? ¡No me toques!
-¿Bebiste, Jason? ¡Pero que irresponsable! ¿Y la cena?
-¿Qué? ¡No bebí!
-Hueles a vino...
-¡No... bebí! ¿Qué... qué hora es? ¿Cuánto dormí? –Jason preguntó bastante somnoliento-.
-Van a dar las ocho...
-¡¿Las ocho?!
-Levántate, Damian se cayó y está inconsciente...
-¡¿Qué?! ¡¿Cuán... -Jason se sentó quejándose, tocándose el torso y el pecho-.
-¿Jason? ¿Estás bien?
-No... no me siento muy bien... -Aclaró cubriéndose la boca-.
Se levantó empujando a Dick.
-¿Jason? ¿Estás bien? ¿Qué tienes?
Jason corrió al baño encerrándose. Dick lo siguió pegando su oreja a la puerta.
-¿Jason? ¿Qué sucede?
Pero mejor hubiera sido no oír los espasmos dolorosos que le hicieron a Jason devolver el estómago.
-Eso te pasa por beber a deshoras... -Dick anunció retirándose a su habitación-.
En cuanto se quedó solo, Tim buscó algo de insumos médicos. Acercó una silla y una pequeña mesa. Curó a Damian y suturó su herida. Cada tanto le hablaba al chico para intentar despertarlo. Pero no hubo ninguna reacción. Terminó su labor y colocó otra manta sobre el menor. Se quedó estático mirándolo de cerca. Vio su rostro tranquilo y apacible. Se sintió un poco mal por no haberlo ayudado. Posó su mano en su frente y le peinó el cabello.
-Así no luces tan malvado... -Le dijo acariciando el rostro-. Quien te viera en estos momentos, nadie creería que intentaste matarme hace un par de años...
-¡Tim, ya arreglé lo de la energía eléctrica! –Dick gritó bajando las escaleras-.
Tim apartó su mano inmediatamente.
-¡Era un fusible! –Completó llegando donde Tim-. También encendí la chimenea. Llevaré a Damian allá arriba.
-Sí... está bien...
-Por cierto, Jason vomitó... -Dick agregó tomando a Damian en brazos-.
-¿Qué? –Tim exclamó corriendo hacia la salida-. ¿En qué baño está? –Inquirió desde arriba-.
-¡En el de la estancia!
Tim salió apresurado al encuentro de Jason, mientras Dick afianzaba su agarre antes de abandonar la pequeña enfermería y salir de la cueva. Caminó entre los pasillos hasta llegar al ala principal. Colocó a Damian en el sofá y empujó el mueble a los alrededores del calor que expedían las llamas. Lo abrigó mejor y se dirigió a la cocina a buscar algo para comer.
Miró todos los alimentos crudos.
-Bueno... será cereal otra vez... -Se dijo sacando un plato de la alacena-.
Tim llegó al baño indicado, pero Jason ya no estaba ahí. Corrió apresurado a su habitación. El ojiturquesa salía de la ducha. Tim entró sin tocar la puerta y en cuanto vio a Jason sin alguna prenda encima trastabilló con sus propios pies. Su desequilibrio lo llevó a estrellarse contra Jason, quien al impedirle una caída, lo apañó sujetándolo, sin embargo, el impulso fue tan fuerte que Tim terminó golpeando su entrepierna con su rodilla, enviándolos a ambos al suelo.
Jason se retorcía cubriendo su intimidad, mientras Tim yacía debajo intentando mantener las manos fuera, pero Jason no se la ponía nada fácil.
-¡Per-per-perdón, Jason! ¡No fue intencional! –Tim se disculpaba, pero no era capaz de impedir el sonrojo en su cara-.
Jason respiró profundamente. Aguantó el dolor y trató de levantarse.
-Tranquilo, no pasa nada... -Confesó levantando su cabeza-.
Abrió sus ojos y lo primero que vio fueron los orbes celestes del menor. El sonrojo en sus mejillas le causó risa.
-¿Tú estás bien? ¿No te lastimaste? –Le preguntó sonriente-.
-No... ¿Y tú?
-Todo bien...
-Dick me dijo que vomitaste... ¿Te sientes bien?
-Dick es un chismoso... -Susurró-. Digo, pues... me siento extraño... Un poco mareado, pero estoy bien... -Contestó intentando quitarse-.
Y lo habría logrado, si no es porque sus brazos fueron detenidos por Tim, quien tartamudeó tratando de pedir algo.
-¿Sucede algo? –Jason le preguntó insistiendo en levantarse-.
-¿No recuerdas lo que estábamos haciendo hace rato? ¿Antes de que te quedaras dormido?
Jason miró la ansiedad del ojiazul. Como si esperara una respuesta exacta.
-Metí el pan al horno... ¡El pan! –Jason exclamó justo antes de ser derribado por Tim-.
Quien empujó sus brazos para quitarle el apoyo. El renegado dejó caer todo su peso sobre el menor. Tim no perdió la oportunidad de abrazarlo y respirar el aroma de su cuello. Jason se sonrojó al percibir su nariz sobre su piel. Y por unos instantes, disfrutó el escalofrío que recorrió su espalda.
-Jason... -Tim murmuró acercando su boca al oído del aludido-.
El mayor cerró sus ojos dejándose llevar por el cosquilleo en su pecho. Tim acarició su espalda, llevando su mano desde la espalda baja hasta la nuca del más alto.
-Jason... -Volvió a susurrar-.
El mayor levantó su rostro para enfocar al ojiazul. Ambos se encontraron con sus miradas. Tim se envolvió en su halo de felicidad, pues por fin creyó haber completado el primer paso en su camino de conquista. Y a pesar de la emoción, no se atrevió a sonreír, ya que, en su raciocinio paranoico, ese gesto rompería con el hechizo. Se conformó con atraer lentamente la cabeza de Jason para alcanzar sus labios. Sin embargo, el rechinido de la puerta quebró el encantamiento.
-Me duele mi cabecita... -Ambos escucharon la voz de Damian-.
"¡Damian!" Los dos pensaron antes de voltear y confirmar al dueño de la voz. Y no era otro sino el mismísimo demonio encarnado en el hijo de Bruce Wayne, completamente desnudo y arrastrando una manta.
-¡Damian! –Los dos exclamaron al unísono-.
Tim empujó bruscamente al mayor, quien cayó de espaldas y estiró la mano alcanzando las sábanas de su cama.
-¿Por qué no tocas antes de entrar, torpe? –Tim gritó sumamente avergonzado-.
-¿Pod qué me guitas? Me duele... ¿Dónde está pá...? –Damian preguntó sentándose y rompiendo en llanto-.
Los dos mayores se miraron entre sí.
-¡Estaba solito! ¡Y me duele! ¡Me duele! ¡Tengo fíoooooo! –Damian incrementó su llanto-.
Tim arqueó las cejas. Se levantó bajando sus hombros. Jason imitó al menor y rápidamente se colocó los pantalones.
-Tu sentido del humor es pésimo, Damian... Y muy tonto... -Tim le dijo cruzándose de brazos-. ¡¿Y puedes por favor, dejar de interrumpirme?! ¡Eres molesto! ¡Y ponte algo de ropa! Van a decir que aquí viven salvajes...
-¡Papááááááááááááá! –Damian gritó inconsolablemente-.
Aún no terminaba de hablar cuando el gesto asustó a los otros dos. Tim cortó sus palabras y Jason se sentó en su cama un poco perturbado.
-¿Y desde cuándo, Damian tiene sentido del humor? –Jason inquirió terminando de vestirse-.
Tim observó a Jason, quien le devolvió una mirada seria y preocupada. Inmediatamente posó sus ojos sobre Damian. Volvió a mirar a Jason y a Damian posteriormente.
-¿Es una broma, Damian? –Tim le preguntó-.
Pero el menor no dejaba de llorar. Sólo se levantó torpemente y fue a buscar a Jason con los brazos extendidos. Con cada pasó, el chico se desarmaba en lágrimas. El ojiturquesa permaneció estático ante la inminente presencia de Damian. Tim frunció el ceño previendo lo que iba a ocurrir, así que no escatimó en esfuerzos para interponerse entre ellos dos. Y pensando que Damian se detendría, su sorpresa fue grande al mirarlo abrazarlo en lugar de a Jason.
-¡Tengo fío! ¡Me duele mi cabecita! ¡¿Dónde está pá?! ¡Timmy, me duele! –El menor dijo encuadrando al mayor en su mirada-.
Y fueron esos ojos rabiosos, obscuros y amenazantes, transformados de un momento a otro en dos enormes orbes inocentes, brillantes y llenos de bondad los que convencieron a Tim de que algo no andaba para nada bien. Pero sólo fue un presentimiento el que casi lo hace ceder, pues su instinto detectivesco armó toda una serie de conjeturas que no le dejaron salida. Y así como el método científico y su mente lógica se lo exigían, decidió comprobar la hipótesis.
Separó a Damian rompiendo el abrazo y sin previo aviso lo abofeteó lo más fuerte que pudo. Jason casi se atraganta con su saliva al mirar la reacción de Tim que tumbó al chico herido. Estuvo a punto de reclamarle, pero el tercer petirrojo lo detuvo con un pequeño ademán.
-Sólo está fingiendo... -Tim aseguró poniéndose en guardia, esperando el contraataque del ojiverde-.
Sin embargo, su espera fue en vano, pues lejos de arremeter contra el agresor, se trabó unos milisegundos antes de retomar el llanto cientos de veces más fuerte.
Los dos mayores se sobrecogieron con la acción. Voltearon a mirarse con una clara expresión de confusión.
-Damian, no es gracioso... -Tim le murmuró al abrumado chico en el suelo-. ¿Damian?
-¡¡¡¡¡PAPÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁ!!!!! –El ojiverde llamó tan fuerte que Tim y Jason realmente retrocedieron asustados-.
-¿Qué pasa? –Dick preguntó cuando entró corriendo a la habitación-.
Casi tira su plato de cereal al mirar la escena en progreso. Y en cuanto Damian lo miró, corrió a abrazarlo, provocando que Dick derramara el contenido del plato sobre la cabeza de éste, ya que su movimiento fue torpe y muy tosco.
El silencio que se produjo después sólo fue el preludio a un llanto desquiciado y sin control.
-¿Es en serio, Damian? Fue un accidente. ¡No lo hice a propósito...! ¡No seas exagerado! -Dick quiso aclarar mirando al pobre muchacho sentarse en el suelo-.
-¡¡¡¡¡PAPÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁ!!!!! –El menor volvió a destrozar la calma de la habitación con su sollozo-.
-¿Qué sucede? ¡Damian, cállate! –Dick ordenó cubriéndose los oídos-.
-¡Damian, silencio! ¡No es gracioso! –Tim secundó al primer Robin-.
-¡No, ustedes cállense! –Jason decretó levantándose-. Me está doliendo la cabeza como un carajo, así que todo el mundo va a cerrar la boca, ¿está claro? ¡Y tú, mocoso! –Se dirigió a Damian-.
Dick y Tim lo miraron expectante, pues cuando Jason se enojaba, podría ser una bomba de tiempo. No obstante, el mayor sentenció cualquier arranque de ira al observar la mirada esmeralda y llorosa de Damian. En su opinión, era como ver a un cachorrito bajo la lluvia. Y quizá, en ese momento, haya sido su imaginación, pero también distinguió en su mirada un paraíso de bondad y candor. Ante sus ojos, la imagen de su hermano encogido de hombros, lloroso y débil, a pesar de poseer la fuerza para romperle la quijada de un solo golpe, lo hizo pensar en un niño pequeño.
-Damian... -Exclamó suavemente sin darse cuenta-.
El chico respondió a su nombre enfocando concentradamente a Jason. Extendió sus brazos buscando al renegado. Quien preguntó a los otros dos con la mirada.
Dick y Tim levantaron los hombros señalándole una respuesta desconocida. Por lo que Jason quiso tentar suerte.
-Esto realmente me está asustando... -Alegó recogiendo las sábanas que ocupó antes y aproximándose a Damian-. Ven, pequeño... ya no llores... -Comentó al momento de cubrirlo con las sábanas y sentándose sobre sus rodillas-.
Dick y Tim no concibieron lo que se desenvolvía frente a ellos.
-Jay... Me duele mi cabecita... Y... y tengo fío... -El menor aclaró abrazando las mantas-.
Jason aproximó su mano acariciando su rostro.
-¿Qué demonios sucede? –Dick demandó atónito, como si estuviera viendo un fantasma-.
Cierta preocupación se internó en el temple de Jason, ya que el temblor en el cuerpo del pequeño demonio le hizo darse cuenta que nada de eso era una broma. Así también, el hecho de haberse acercado a Damian de esa forma sin morir en el intento. Jason limpió las lágrimas del menor mirando a los otros dos.
-¿Soy yo o algo está medio raro aquí? -Jason les indicó mientras acariciaba la cabeza de Damian para calmarlo-.
-¿Es una broma? –Dick preguntó completamente perdido-.
Tim frunció el ceño impaciente. Observó con desagrado y muerto de celos como Jason se acercaba al pequeño demonio. No soportó ver su mano sobre su cabeza, acariciándolo, hablándole suavemente como si fuera una princesa pidiendo auxilio. Seguramente era la venganza de Damian hacia él por no haberlo ayudado con las escaleras. "¡Maldito tramposo!" Pensó apretando sus puños. No iba a dejarse embaucar tan fácil por aquel escuincle vengativo. Y estuvo a punto de hacer un berrinche, cuando Jason tocó accidentalmente la sutura entre el cabello de Damian.
-Ahí, ahí... ahí me duele... -Expresó manoteando torpemente para alejar el brazo del mayor-.
Jason retiró su mano disculpándose y descubriendo la sutura que se mostraba en la superficie.
-¿Qué te pasó, Damian? –Le preguntó curioso y preocupado-.
-No shé... –Le respondió ya un poco más calmado-.
Y fue entonces que una revelación se presentó en la psique de Tim. Que si lo pensaba mejor, la respuesta iba a ser verdaderamente desagradable para los tres. No podía asegurar nada, pero dentro de sí, preferiría que Damian se vengara a lo que estaba concluyendo. Tragó saliva antes de acercarse a Jason y tocar el hombro de Damian.
-Damian... -Llamó dulcemente-.
El menor volteó llorando y abrazando más fuerte las mantas.
-Le didé a pá que me pegaste... -Dijo escondiendo su cara bajo las sábanas-.
Tim frunció el ceño.
-Sólo respóndeme algo... –Le indicó-. ¿Cuántos años tienes?
Dick arrugó su cara interrogando a Tim. Jason comenzó a comprender y alentó al ojiverde a responder.
-Dile, Damian... Dile cuántos años tienes...
-No shé... tes... queo... -Damian respondió tallándose los ojos con algunas lágrimas, pero más tranquilo-.
-¡Oh, por Dios! –Dick exclamó cayendo en cuenta-. ¡¿Qué demonios le hicieron?! ¡Esto no puede ser cierto! ¡¿Es una broma?!
-Dick, relájate, probablemente es consecuencia del golpe... -Tim dijo intentando calmar al mayor-.
-¿Cuál golpe? –Jason interrogó-.
-Damian se cayó de las escaleras cuando intentaba colgar sus alimentacosas para aves.
-¿Qué? ¿En qué momento?
Tim bajó sus hombros evitando responder.
-¡Tim, dijiste que no había peligro! ¡Que Damian iba a estar bien! –Dick reclamó paseándose en la habitación-. ¡¿Qué rayos está sucediendo?!
-¡No, yo dije que su vida no corría peligro! ¡Esto no lo contemplaba, no soy doctor, Dick!
-¡Doctor! ¡SÍ! ¡Eso necesitamos! ¡Vamos al hospital!
-¿Estás bromeando? ¡No tiene nada! ¡Puede que sólo esté aturdido por el golpe! –Tim exclamó rebatiendo a Dick-.
-¡No, debemos llevarlo con un médico y que nos asegure que Damian va a estar bien y que nos diga sobre todo, cómo lo devolvemos a la normalidad...!
-¡Dejémoslo descansar! -Tim refutó molesto-.
-¡No! ¡Vamos al hospital! ¡Muévanse!
-¡Dick, está lloviendo!
-¡No importa!
-¡Además, ¿por qué tengo que ir?! -Tim inquirió cruzándose de brazos-.
-Yo no me siento muy bien, tampoco quiero ir... -Jason agregó poniéndose de pie-.
-¡¿Qué?! –Dick exclamó deteniendo su paso nervioso-. ¡Fue su culpa que Damian se lastimara! ¡Y yo no voy a ir solo! ¡Así que se alistan y nos vamos! ¡Y se callan!
-¡Yo no voy! –Tim exclamó dirigiéndose a la salida-.
-¡Tú vas porque te lo ordeno! ¡Si no, le diré a Bruce que te acuestas hasta tarde viendo pornografía!
-¡¿Qué?! –Se detuvo en el acto-. ¡Eso no es cierto!
-¡Lo sé, pero Bruce es tan paranoico que te quitará el internet!
-¡No te atreverías!
-¡¿Quieres apostar?!
Tim apretó sus labios para no soltar una grosería. Y pateando el suelo, aceptó a regañadientes.
-Dick, yo realmente, no me siento muy bien... -Jason mencionó sentado en la cama-.
-¡Tú ni hables! ¡Aún me debes una explicación por esa cena inexistente!
Tim volteó los ojos al oír la amenaza de Dick. Jason bajó su mirada y se levantó dirigiéndose a la puerta.
-Pues, como quieras... -El ojiturquesa señaló suspirando-. Iré a encender el auto, entonces...
Dick le dio el paso y con la mirada le indicó a Tim que lo acompañara. Una vez solos, el mayor observó a Damian y su cara sonrojada. Éste le devolvió la mirada sonriéndole. Lo que causó que Dick suspirara y se lamentara profundamente.
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