Capítulo 24

Evidentemente, la policía les interrogó lo mejor posible. Lo único que lograron sacarles a los hijos Wayne fue el número de placa de la camioneta y la descripción de Jason. Cooperaron lo mejor que pudieron, pero dudaron sinceramente de la efectividad de las tropas policiacas de Gótica.

Los agentes se retiraron deseándoles lo mejor a los afectados. Les sonrieron de último pidiéndoles paciencia y que regresaran a la casa a esperar informes. Los chicos se despidieron y agradecieron mostrando una mueca aprensiva y bastante hipócrita, pues sabían de sobra que el destino del renegado se resolvería de cualquier otra forma, menos en manos de la policía.

Al ver alejarse a las patrullas, tanto Dick como Timothy permanecieron inmóviles, quietos como si estuvieran hechos de piedra. Y no era para menos, pues un enfadado mayordomo y abuelo aguardaba por ellos.

Cuando se dieron cuenta que correr o negar lo evidente no iba a funcionar, se resignaron a voltear y enfrentar la realidad teniendo el carrito de las compras como un escudo improvisado, pues Alfred ya se preparaba para demandar explicaciones y repartir regaños.

-Tú dile. –Sugirió Dick murmurando a Timothy, frotándose la agarradera del carrito mientras se dirigían al punto donde se habían separado del abuelito-.

-¿Qué? Ni loco. –Musitó Timothy gruñonamente, rengueando todavía mientras se sostenía el costado-. Mejor que Alfie se moleste contigo que conmigo-.

-¿Por qué se va a molestar conmigo? No fue mi culpa. En todo caso fue culpa de Jason. ¿Por qué rayos se dejó asaltar y secuestrar?

-¿Y yo cómo voy a saber eso? Y tampoco es mi culpa, yo...

-Por favor, díganme que esos oficiales les hacían una encuesta de satisfacción. –Los muchachos se pasmaron al oír aquellas palabras llenas de ironía-. Y que la historia de nuestra camioneta robada no es verdad...

Se detuvieron levantando la vista, teniendo ante ellos, de viva voz y presencia, al general supremo de la mansión Wayne, quien esperaba tieso, furioso, en el medio del estacionamiento con Damian de la mano. Por supuesto, sus almas les abandonaron el cuerpo en cuanto lo vieron y se percataron de su nada amistosa mirada.

Pasaron saliva queriendo huir, pero en vista de su mala suerte y en las órdenes implícitas que Alfred expresó, no tuvieron otro camino que cuadrarse y desatorar su pánico.

-No, por favor. –Expresó Alfred bufando su creciente molestia. ¿Ahora qué hicieron? –Demandó bastante enajenado y contrariado-.

-¡SECUESTRARON A JASON! –Respondieron ambas avecillas al unísono-. ¡Y SE ROBARON LA CAMIONETA! ¡NO FUE MI CULPA!

Alfred abrió sus ojos expectante. Debió repasar aquellas palabras una y otra vez hasta que tuvieron sentido. Todo mientras Dick y Timothy comenzaron a hablar intentando explicar lo que la policía les dijo.

-¡UNOS ASALTABANCOS SE LLEVARON LA CAMIONETA! –Alegaba Timothy mientras manoteaba en el aire-.

-¡HUBO HERIDOS Y TODA LA COSA Y SE LLEVARON EL AUTO CON JASON EN ÉL! –Hablaba Dick por su cuenta-.

-¡LA POLICÍA NOS MOSTRÓ UNAS IMÁGENES, NO HAY DUDA DE QUE ERA JASON! –Timothy continuaba-.

-¡AHORA MISMO ESTÁN RASTREANDO LA CAMIONETA! –Dick intentaba decir-.

-¡SE LO LLEVARON Y ESE TORPE NO SE DEFENDIÓ! –Exclamaba Timothy agitándose en el aire-.

-¡LA POLICÍA CREE QUE PUDIERON HABERLO LASTIMADO, PERO NO ESTÁN SEGUROS! –Hablaba Dick casi arrancándose los cabellos-.

-¡NO HAY UNA EXPLICACIÓN LÓGICA, PERO ESO PASÓ Y AHORA ESTÁN BUSCANDO LA CAMIONETA Y A JASON! –Timothy hablaba-.

-¡NO ESTAMOS SEGUROS DE LAS CONDICIONES DE JASON, PERO ALGO DEBIÓ HABER SUCEDIDO PARA QUE NO SE DEFENDIERA! –Completó Dick-.

-¡PERO TODO ESO PASÓ MUCHO ANTES DE QUE NOSOTROS LLEGÁRAMOS! –Aclaró Timothy impaciente-.

-¡SÍ, ESO! ¡SÍ! ¡NO ES NUESTRA CULPA! –Afirmó Dick-.

-¡NO, NO LA ES! –Apoyó Timothy-.

-¡ES DE JASON! –Ambos muchachos volvieron a unir sus voces antes de quedarse sin aire y dejar de hablar-.

Alfred se mostró impactado y bastante confundido, totalmente contrario a Damian, quien comenzó a reírse debido a la energía que los mayores proyectaban.

-¿Disculpen? –Murmuró Alfred con sus cejas levantadas-. ¿Qué?

-¡UNOS ASALTANTES SE LLEVARON EL AUTO CON JASON TODAVÍA EN EL INTERIOR Y...! –Respondieron los muchachos al mismo tiempo-.

-¡Bien, bien, bien, ya entendí! –Interrumpió Alfred bastante malhumorado, levantando su mano para que los oyentes dejaran de hablar-.

-N-no... No fue nuestra culpa... -Agregó Dick arriesgadamente-.

-Todo eso ya había sucedido cuando nosotros llegamos. N-no... No teníamos idea. –Acotó Tim tímido-.

-Déjenme ver si entendí; ¿están diciéndome que la desaparición del auto no está directamente relacionada con ustedes?

-Así es... -Respondieron los dos, ya bastante intimidados-.

-¿Y que de verdad, el amo Jason, quien no es para nada un hombre fácil de vencer, realmente, fue secuestrado? –Interrogó irónico, casi burlándose de la situación-.

-Así es... -. Volvieron a decir sin más tapujos-.

Fue esa actitud serena y sin chistar lo que terminó por convencer al abuelito. Fue entonces que el honorable percibió un escalofrío en su pecho.

-Por Dios... -Expresó Alfred bufando sobremanera-. Lo que faltaba. –Completó mientras suspiraba lánguidamente-.

Ambos muchachos se encogieron de hombros. Ver a Alfred así, no era muy propio de él. Ver su rostro preocupado verdaderamente pronosticaba malas noticias.

-Vamos, Alfie... No te preocupes. Estamos hablando de Jason. Él estará bien. –Quiso Dick calmar la situación-.

-Sí. Richard tiene razón. Es Jason, él es muy duro de roer, seguramente hay una explicación para lo que pasó y...

-N-no... No es el punto. –Interrumpió Alfred nuevamente-. Él me preocupa, por supuesto, siempre me inquieta cuando ustedes se enfrentan a este tipo de situaciones, pero en esta ocasión, hay cosas más inquietantes de las que ocuparnos. Lo que menos necesitamos ahora son complicaciones.

-¿Cosas más inquietantes? –Musitó Dick extrañado-.

-Sí.

-¿Complicaciones? –Repitió Tim igual de curioso-.

-Así es. Y no es para menos. Porque si el amo Bruce se entera de esto, de verdad estaremos en problemas. –Declaró estoico, totalmente diferente a lo que los muchachos esperaban-. Ya tenemos más que suficiente con lo que le pasó al amo Damian.

-¡¿Qué?! –Exclamaron Dick y Tim uniendo su asombro y su desconcierto por esa nueva actitud en Alfred-.

-Y ahora, no sólo le robaron el auto a uno de los vigilantes más peligrosos y mejor entrenados de ciudad Gótica, sino que al parecer, el muchachito fue secuestrado y quién sabe bajo qué circunstancias o con qué motivos.

-¿Qué? –Ambos menores se interrogaron-.

-¿Creen que me gusta lidiar con estos problemas? Si el amo Bruce se entera nos irá mal a todos. No me malinterpreten; los amo y daría mi vida por ustedes, pero ustedes no lo están haciendo tan fácil. Si el amo logra saber sobre el accidente del amo Damian o de este incidente con la policía, jamás volverá a confiar en nosotros. No volverá a irse sin dejarme a cargo.

-Bueno... No fue tu culpa tampoco... -Agregó Dick queriendo demostrar comprensión-. Tú tenías ese seminario y...

-No se supone que así pasaría estos días de descanso. –Interrumpió Alfred malhumorado-. ¿Y ahora cómo le voy a explicar todo esto? ¡Misericordia, señor! De haber sabido que no podrían cuidar a sus hermanos, no me habría ido a la playa.

-¡¿Qué?! ¡¿Playa?! –Los dos menores exclamaron bastante incrédulos de esa declaración-.

-¡Por Dios santo, ya hablé de más! –Dijo Alfred retomando su estoicidad-.

-¿Cuál playa? ¿No dijiste que ibas a un seminario y...? –Alegó Dick un poco confiado-.

-¡No me interrogue, amo Richard! Soy lo suficientemente mayor como para evitar dar explicaciones. Además, usted no está en la mejor posición para tirar la primera piedra.

-Pero...

-¡Pero nada, amo Richard!

-Un momento... -Quiso Tim hablar-.

-¡Ni lo piense, amo Timothy! ¡Aún hay muchas cosas que quiero que usted me aclare, así que manténganse al margen!

-Pe...

-¡¿No fui claro, caballeros?! –Preguntó fuerte y determinante-.

-¡Sí! –Respondieron juntos, alterándose, sintiendo un escalofrío recorriéndolos-.

-¡Bien! ¡Ahora, debemos organizarnos para que vayan a buscar al amo Jason!

-¡¿Qué?! –Ambos aludidos exclamaron-.

-¡¿Alguna objeción?! –Regañó severamente-.

-No, Alfie, pero... -Profirió Dick bastante dudoso-. Pero Jason ya está grande y él puede cuidarse solo...

-Además, no podemos dejarte solo con Damian. Aún estamos en alerta amarilla con el asunto de Slade y... -Explicó Timothy un poco contrariado-.

-Lo sé. Y ya contemplé eso. Así que no se preocupen y vayan a buscar al joven amo.

-¡Alfred, no! ¡No es buena idea! Y ya te dijimos que Jason puede cuidarse solo.

-¡Basta, amo Richard!

-Pe-pero...

-¡Pero nada! ¡Van a ir a buscar al amo Jason porque yo se los ordeno! Y ya no quiero escuchar una palabra más al respecto. ¡Por Dios! Atestiguando su actitud, no me sorprende lo que le pasó al amo Damian en vista de su gran indiferencia. –Alfred comenzó a aseverar el tono de su voz-. Esa falta de empatía entre ustedes puede ser contraproducente. ¿Acaso el amo Bruce o yo no les hemos enseñado la importancia de la familia y el apoyo que deben darse entre ustedes? ¡Misericordia! Y si ya se decidieron a ya no gastar más el tiempo en réplicas infructuosas, me gustaría que se pusieran en marcha. El amo Jason está esperando por ustedes. ¿Está claro? –Demandó Alfred finalmente-. Pregunté si estaba claro...

-S-s... -Quisieron los muchachos responder, pero un ajetreo a sus espaldas llamó considerablemente su atención-.

Al virar en consecuencia, los cuatro observaron cómo un grupo de reporteros se acercaban frenéticos con micrófonos y grabadoras en mano, así también, un camarógrafo listo para obtener las imágenes correspondientes.

Ese pequeño contingente sobresaltó al grupo de cuatro, sobre todo a Damian, quien se asustó con aquella estampida que se acercaba furiosa a ellos. Su temor no sólo se vio concentrado en sus ojos y su boca apretada, sino en el apretón de mano que le dio a Alfred.

-¿Y ahora qué? –Musitó Timothy lamentándose-.

Pero apenas Dick iba a marcar la retirada, el camino de huida les fue bloqueado por los entrevistadores, quienes rápidamente los abordaron con preguntas referentes a lo acontecido con el auto robado y la posible víctima involucrada.

-Usted es el mayordomo y asistente del señor Wayne, ¿no es así? –Oyeron en cuanto el reportero se aproximó lo suficiente-.

-¿Por qué se encuentran en un lugar como éste? –Otro de ellos preguntó mientras acortaba la distancia con su micrófono-.

-La policía dice que el auto que se llevaron los asaltabancos era suyo, ¿es cierto? –Uno más intervino indicándole al camarógrafo que enfocara a cada uno de los involucrados-.

-Entonces, ¿qué relación tiene la familia Wayne con la víctima que tomaron como rehén? –Interrogaron insistentemente, acosando a los menores, a Alfred y sobre todo a Damian, quien comenzaba a estresarse por el ruido repentino-.

-¿Cómo se llamaba el muchacho? –Demandó el primero que se acercó en tanto obligaba a Dick a retroceder con su insistencia-.

-¿Cómo se siente la familia Wayne con todo esto? –Indagó otro más apuntando a Timothy con su grabadora-.

-¿Cuál creen que sea el desenlace de esta tragedia? –Preguntó otro reportero, instigando a la familia a retroceder y a Dick y a Tim a interponerse entre Alfred y el ojiverde y los acosadores mediáticos-.

-¿Creen que la víctima continúa con vida? –Interrogaron causando un escalofrío en los entrevistados-.

-¿Ya han pedido rescate? –Continuaron neciamente-.

-Si-sin coment... -Quería Dick decir, pero las insistentes preguntas caían desde todas direcciones-.

-¿Qué piensan del desempeño de la policía?

-Pu-pues... -Tim deseaba repeler algunas de las cuestiones, pero no lograba ni siquiera completar una frase cuando otra pregunta era lanzada-.

-¿Qué puede decirnos del muchacho posiblemente muerto? –Alguno de ellos interrogó directamente a Alfred, quien se estremeció no sólo por lo sugerente de la cuestión, sino por la insistencia del reportero que evadió las presencias de los petirrojos llegando a la periferia del honorable-.

-¿Y usted, jovencito, qué opina al respecto? ¿Qué tal si hubiera sido usted y no aquel sujeto apenas identificable? –Inquirió el hombre apuntando con su micrófono al ojiverde, quien se retrajo sorprendido por aquel abordaje-.

Damian abrió sus ojos impactado y confundido por los cuestionamientos.

-Usted es Damian Wayne, ¿cierto? –Preguntó el reportero en cuanto reconoció al muchacho-. ¿Qué relación tiene el hombre secuestrado con usted? –Le preguntó mientras sus colegas también se daban cuenta de aquella importante figura-.

-¿A qué se debe su presencia en este lugar? –Iniciaron su interrogatorio directamente al ojiverde-.

Por supuesto, aquel camarógrafo creyó pertinente que enmarcar a una celebridad era mejor que sólo obtener imágenes de una entrevista; por lo que no mesuró su intromisión.

-¿Usted vio a los asaltantes? –Le preguntaron al menor-.

-¿Qué opina de la deficiente seguridad de la plaza? –Damian oía de un lado-.

-¿Van a demandar? –Escuchaba de frente-.

-¿Y qué tal si hubiera sido usted?

-¿No le da miedo pensar en la muerte de la víctima?

-¿Dónde estaba usted cuando todo esto pasó?

-¿Por qué están aquí?

-¿Por qué?

-¿Por qué?

-¿Por qué?

Más pronto de lo que Dick, Timothy o Alfred pronosticaron, Damian comenzó a sentirse intimidado y asustado. Ver tanta gente y ruido a su alrededor lo alteró causándole mucha aprensión y estrés. Consecuentemente, el muchacho se sintió más presionado e intimidado.

Ya nada pudieron hacer cuando Damian quiso esconderse. Las preguntas siguieron bombardeándolo y eso estaba perturbándolo y asustándolo más de la cuenta. Su expresión aterrada y confundida fue la señal para que los otros tres comprendieran su aprensión.

En ese punto, los tres reaccionaron inmediatamente para apartar a los inmiscuidos, sin embargo, para entonces, ya era demasiado tarde; Damian hizo un silencio ya bien conocido entre ellos; uno que dio pauta para el próximo escandalo característico del muchacho. De ese modo, Damian aspiró fuertemente justo antes de reventar en su llanto irremediable e imparable.

Aquel arrebato infantil llamó considerablemente la atención de los reporteros, quienes se pausaron estupefactos ante aquella actitud que no supieron distinguir de una burla o una jugarreta para ahuyentarlos. No obstante, y para mala suerte de los tres ocupantes de la casa Wayne, la cara lloriqueante y deformada de Damian ya había sido registrada por aquella cámara inoportuna.

-¡PAPÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁ! –Gritó Damian súbitamente, enajenado en su drama, asustando a todos por igual-.

Aquella imagen desconcertó a los reporteros, pero estremeció a Alfred y compañía, quienes se quedaron sin palabras que pudieran explicar aquella exclamación tan rara y fuera de lugar.

-¡Maldición! ¡La entrevista se acabó! –Habló Timothy sin miramientos, reforzando el agarre de sus manos sobre el carrito de las compras y empuñándose en sentido contrario a los comunicólogos-. ¡Dick! –Llamó señalando al ojiverde-.

-¡Sí! –Respondió Richard inmediatamente, comprendiendo lo que Timothy quiso decir-.

Se enfocó velozmente en el menor, tomándolo en brazos para echarlo sin cuidado sobre las compras. Casi al instante después, cargó a Alfred en brazos y los cuatro emprendieron la huida.

Se limitaron a correr lo más rápido que pudieron, zigzagueando entre los autos, siendo perseguidos por aquellos periodistas que se guiaban por los llantos de Damian para seguirles la pista. Para ello, Timothy le ofreció al ojiverde una de las sodas que previamente Dick y él habían bebido.

-¡¿Es eso una bebida azucarada?! –Reclamó Alfred mientras miraba como Damian se calmaba y aceptaba la lata-.

-¡El fin justifica los medios! –Alegó Timothy mientras influía en Damian para que se calmara y comenzara a beber-.

-Eso suena fantástico. No hay nada mejor que un niño con exceso de azúcar. –Musitó Alfred irónico mientras se afianzaba a Dick para evitar caerse-.

Entre más se internaban entre los vehículos, más rápido perdían de vista a los reporteros. Viraron, se ocultaron, fintaron, se agacharon y siguieron corriendo. Así pues y muy pronto, se descubrieron lejos y sin más interrupciones.

Con suma precaución, los cuatro arribaron a uno de los muros laterales del supermercado. Ahí se vieron cubiertos por los contenedores de basura y las decenas de cajas apiladas. Se escondieron detrás mientras intentaban recuperar su respiración tranquila.

-Los... lo perdimos... -Acotó Dick bajando a Alfred cuidadosamente-. ¿Estás bien? –Le preguntó mientras lo veía arreglarse su costoso traje-.

-Por supuesto, amo Richard, y le agradezco el paseo y la rápida atención.

-¿Y tú, estás bien? –Indagó Timothy al más joven, quien permanecía ya calmado, casi acostado sobre las compras, pero con toda su ropa mojada y manchada por el líquido morado de la soda-.

-M-me mojé. –Respondió Damian en tanto sorbía otro trago de la lata-.

-Sí, ya vi. –Se lamentó Timothy yendo junto al ojiverde, ayudándolo a levantarse y a bajar del carrito-. Pero ¿ya estás mejor?

-Sip.

-¿Te asustaron esas personas? –Inquirió Timothy sosteniendo a Damian para que no cayera al abandonar el carrito-.

Sin embargo, el tercer petirrojo sintió una punzada en el costado, una que lo hizo falsear y tirar al menor sin remedio.

-¡Tim! ¿Por qué lo tiras? Estás viendo que es bien chillón y... –Regañó Dick, pero al verlo silenciarse y cubrirse el costado, supo que Timothy sentía algo de dolor-.

-¿Se encuentra bien, amo Timothy? –Preguntó Alfred acercándose mientras le daba una mano a Damian para levantarlo-.

-S-sí... Es sólo porque corrí, pero estoy bien... -Respondió Tim irguiéndose, pero mostrando una fachada bastante pálida y algo de sudor-.

Damian estuvo a punto de retomar su llanto, pero el rápido movimiento de Alfred lo calmó instantáneamente, pues le levantó la mano al joven para que la lata volviera a su boca. Al sentir lo dulce de la bebida, el muchacho serenó inmediatamente la reacción.

-No, no, no, amo Damian. No hay necesidad de llorar por eso. Ande, disfrute su bebida. –Le dijo Alfred justo antes de acariciarle el cabello-.

-Déjame revisarte... -Pidió Dick a Timothy, quien se había retirado al muro para recargarse-.

-No. Por favor, permítame a mí, amo Richard. –Habló Alfred entregando la custodia momentánea de Damian al primer petirrojo-.

Le pidió a Timothy sentarse sobre unas cajas y levantarse un poco la ropa. Richard sólo se dedicó a ver mientras posaba tomaba la mano de Damian en el proceso.

Algunos minutos pasaron. Los suficientes como para que los cuatro se calmaran y se dieran un respiro de todo aquel drama.

Alfred dedicó toda su experiencia en su revisión. Desajustó y ajustó los vendajes de Timothy mientras le explicaba el proceso y le daba recomendaciones. Timothy asentía sin muchos reclamos o quejas. Damian se entretenía con su bebida mientras Dick se quitaba su chaqueta y trataba de quitarle las manchas de yogurt.

-Amo Richard... -Llamó Alfred repentinamente-.

-¡Sí! –Le respondió el ojiazul mayor tirando su chaqueta debido a lo repentino de ese llamado que lo asustó-.

-Contacte al señor Kent, por favor. –Solicitó el abuelito sin retirar su vista de la herida de Timothy-.

-¿Qué? ¿Al señor Kent? ¿A Clark? –Inquirió mientras recogía su ropa-.

-Sí, amo Richard.

-Pero... ¿para qué?

-Porque necesitamos ayuda.

-¿Qué? No hablarás en serio. –Exclamó Timothy sobresaltado, moviéndose un poco, causándose un calambre en su torso-. Pero Alfred, si le decimos...

-¡Sí, Alfred, Tim tiene razón! –Interrumpió Dick algo preocupado-. Clark irá de chismoso con Bruce. Si le decimos, estamos condenados...

-Cál-men-se... -Pidió Alfred severamente-. ¿Cuándo dije que le iba a pedir ayuda a él? Sólo dije que le hablara, amo Richard.

-Pero...

-En realidad es a su hijo a quién solicitaré el apoyo...

-¡¿A Jon?! –Inquirieron Dick y Timothy al mismo tiempo-.

-Pero creí que ya lo habías vetado por lo que hizo ayer y...

-Lo sé, pero no tenemos opción. Ustedes deben ir a buscar al amo Jason, pero es evidente que no debemos desproteger al amo Damian. Por el momento, necesitamos algo de apoyo.

-¿Qué? Creí que ese tema ya estaba acordado. Jason puede cuidarse solo. –Habló Dick provocando el ceño fruncido en Alfred-. Además... él... y... no... so... tros... -Dick comenzó a apagar su voz al mirar la expresión molesta en el abuelo-. Mejor me callo. –Acotó Dick perfilando su boca-.

-Sí. Ese tema ya estaba acordado y se determinó que irían por él. Así que va a ponerse su linda chaqueta con adornos de yogurt y van a ir por el amo Jason y ya no quiero escuchar más quejas.

-Pe-pero... -Quiso Dick refutar-.

-¡Sin "peros"! ¡Y quiero que lo encuentren rápido y vuelvan antes de la cena!

-¡¿Qué?!

-¿Acaso hablo en chino, amo Richard? –Inquirió Alfred condescendiente e irónico-. An-tes de la ce-na... -Repitió sagaz y cortante-. Y si no llegan para cenar, los dejaré dormir en el jardín y ni intenten entrar a la casa o redoblaré la seguridad y se llevarán una desagradable sorpresa-.

-Pe-pe-pe... -Tartamudeó Dick-.

-No te preocupes. Iremos por él y lo traeremos de regreso. –Agregó Timothy serio, un poco seco en su voz-.

-Confió en que así será. Y no se preocupe por la herida. Las suturas están bien hechas y el vendaje lo mantendrá seguro. –Aclaró Alfred recomenzando a vendar-.

-Como si estuviéramos de patrullaje, ¿no? –Comentó Timothy igual de inexpresivo-.

-Sí, bueno. La idea no me gusta mucho, pero en vista de nuestra situación, creo que estos riesgos son menores en comparación de las consecuencias más graves.

-Cierto. Bruce perderá la cabeza en cuanto se entere.

-No lo hará. Ninguno de nosotros dirá nada y el amo Bruce no tendrá por qué enterarse de algo. –Anunció Alfred frío, incluso un poco aterrador para el gusto de los petirrojos-.

-Si... si tú lo dices... -Musitó Dick nerviosamente-.

-Yo lo digo y así será. Ahora, haga esa llamada y pónganse en marcha. No dejemos esperando al amo Jason. –Habló determinado, concluyendo su labor con Timothy, poniéndose de pie casi inmediatamente-. Ahora vamos a quitarle esa ropa sucia, amo Damian-. Dijo dirigiéndose al chico, quien todavía disfrutaba su bebida, dejando a los otros dos charlando respecto a sus instrucciones-.

-¿Te encuentras bien? –Indagó Dick sentándose a un lado de Timothy-.

-¿Para enfrentar a unos simples asaltabancos...? Creo que sí... -Respondió Timothy ajustándose la ropa-.

-¿Seguro? Porque si se llevaron a Jason, quizá no sean tan "simples"...

-N-no... No es que ellos sean los criminales perfectos... Es sólo que Jason está en sus cinco minutos de berrinche... Por eso se dejó atrapar... -Masculló Tim sin tapujos-.

-¿Qué? ¿En serio?

-Sí. Así que vayamos por él y ya no digamos más... -Dijo levantándose y sacudiéndose los pantalones-.

-Espera, espera, espera... ¿dijiste berrinche? ¿Cómo por qué estaría tan emberrinchado?

-Es obvio. Está de dramático por lo que según le hice, pero no puede estar más equivocado...

-Vaya... vaya... -Musitó Dick burlonamente-. Será bastante interesante esa confrontación... Y más cuando Jason nos vea llegar y esté todo avergonzado.

-¿Avergonzado? ¡Por supuesto que no! ¡Te apuesto que de alguna forma, ese tipo ya se hizo amigo de los asaltantes! Recuerda que está en su berrinche. Ese torpe haría cualquier cosa para molestarnos. Te apuesto que por eso se dejó atrapar. O hay algo de eso por el estilo.

Dick acalló entonces su conversación. En toda esa palabrería de Timothy había cierto porcentaje de verdad. Y no es que desconfiara de Jason, pero la actitud afectada que mostró justo antes de irse abría muchas pautas a la teoría de Tim y dentro de todo, conocía de lo que Jason era capaz.

-Sí... Suena un poco loco, pero es algo que haría Jason... -Terminó diciendo Dick al tiempo de sacar su teléfono-.

-Así es... -Murmuró Timothy cabizbajo, sintiéndose un poco triste al respecto-.

-Deja hago lo que Alfred me pidió y nos pondremos en marcha... -Aclaró Dick sonriente, dándole la espalda a Timothy mientras éste se encerraba un poco en sus pensamientos-.

"Sí... obviamente está molesto conmigo, pero no me importa..." Reflexionó Tim arraigándose en su autoengaño, pensando en todo ese drama que se inició entre los pasillos del supermercado y ahora no hacía más que empeorar. Drama que por algún motivo se había transformado en un rescate desesperado y bastante inusual. Uno que posiblemente traería vuelcos improductivos para nadie.

En eso pensaba, aunque sinceramente, no se imaginaba las condiciones reales de Jason. Mismas que lo distanciaron de su familia llevándolo a un lejano confín en alguna bodega maloliente, dentro de una zona industrial abandonada. Un sitio perfecto para esconderse de las leyes y los agentes protectores de Gótica.

Con ello contaban los delincuentes, así que no dudaron en introducirse en la zona para ocultarse y llevar consigo a su forzado invitado. Invitado que fue inmediatamente sometido para evitarse problemas o inconvenientes.

Pasaron bastantes cuartos de hora antes de ver despierto a Jason, quien se desparramó en el mundo de los sueños y no le importó sucumbir a las circunstancias adyacentes. Optó mejor por descansar y tratar de recuperar algo de la energía gastada durante el aseo de la casa. No vio con mejores ojos su descanso obligado.

Evidentemente, arribó un momento en que el ruido exterior debió despertarlo. Y aunque entre sueños no hacía más que revivir sus traumas con Timothy, fueron las visiones de algún grupo de personas jugando a las cartas las que lo devolvieron a la realidad.

-¡Jefe, ya está despertando! –Jason oyó mientras sus pestañas se alzaban-.

-Sí, sí, sí... Es lo que veo... -Uno de los tipos anunció mientras se acercaba a Jason, quien vio en un primer plano aquella cara desconocida-. Hola. –Saludó aquel hombre, mostrando su rostro que Jason veía desde abajo-. Pórtate bien y nadie saldrá herido. –Mencionó el sujeto mientras palmeaba atrevidamente la mejilla del renegado, quien en cuanto recuperó más de la mitad de su consciencia gracias a esas sacudidas, pudo empezar a pensar en lo que acontecía y la situación en la que se había metido-. ¿Oíste? –Preguntó retóricamente, palmeando una última vez antes de retirarse a la mesa que ocupaban sus otros compinches-.

"¿Qu-qué? ¿Qué demonios?" Se interrogó inercialmente. "Cierto... Estaba en el estacionamiento y unos sujetos llegaron. ¡Un momento!, ¿acaso me asaltaron? ¡¿Fui víctima de la delincuencia de Gótica?!" Se preguntó sintiéndose cada vez más en sus cinco sentidos. "Genial... genial... genial... Lo que me faltaba..." Pensó irónico. "¡Maldición, pero qué torpe!" Expresó en su cabeza, pues aunque quiso expulsar su malestar con algunas malas palabras, la mordaza que apretaba sus labios lo mantuvo callado, frustrado y obediente en cierta forma. "¡Demonios, ahora ni siquiera puedo quejarme como Dios manda! ¡Rayos!" Pensó resignadamente. "En serio... esto es fantástico..." Reflexionó igual de condescendiente y malhumorado, percibiendo cómo su fastidio no iba en descenso y menos al notar que también sus piernas y brazos yacían igual de inmovilizados y apretados. "Sí... ¡fantástico! ¡Maldita sea! ¡Esto me pasa por no estar poniendo atención! Y si algo sale mal, que obviamente pasará, me culparán por esto... ¡Alfred va estar furioso! ¡Genial! ¡Van a molestarme a lo grande! ¡No dejarán de burlarse de mí!" Cavilaba mientras comenzaba a retorcerse levemente sobre el sucio sofá donde se hallaba acostado, forcejeando inútilmente contra sus ataduras. "¡Maldita sea, ¿por qué tuvieron que atarme tan fuerte?! ¡Rayos!"

-¡Oye, dije que te mantuvieras quieto! –Alegó el dichoso jefe desde su asiento-.

"¡Esto es estúpido!" Se decía Jason para sus interiores mientras ponía en saco roto el comentario del delincuente. "Dick me echará en cara lo torpe que fui por dejarme asaltar y Tim, ¡ni se diga! Ése va a..." Quiso completar su frase, pero con sólo pronunciar su nombre, todo su brío desapareció en menos de una exhalación. "Cierto... Está esa parte. ¡Maldita sea, fue por estar pensando en él que esto me sucedió! ¡Demonios, ahora no dejaré de sentirme peor! ¡Maldita sea! ¡Maldición!" Exclamaba Jason mientras su aprensión se transformaba en aflicción. ¡Con un demonio, Tim, todo esto es tu culpa!" Concluyó finalmente, retomando sus quejidos y sus contorsiones no para liberarse, sino para expulsar toda la contrariedad que sentía en su pecho.

-¡Oye, dije que te comportaras! ¡No te muevas o te vas a caer! –Jason escuchó, pero ya no le importó-.

Se agitó tanto que sus movimientos lo llevaron incorregiblemente al suelo. Cayó como bulto de aquel sofá mugroso.

-¡Te lo advertí! –Oyó indiferente, retorciéndose una vez más para que su cara se ocultara contra el suelo-.

Y una vez posicionado, lo mejor que pudo hacer fue desahogarse como más le placiera. Así que tomó aire y paulatinamente, se dejó llevar entre sollozos y quejidos lacrimosos.

Continúa capítulo 25...

Nota 1: Hola  a todos. Espero de corazón que todos se encuentren bien. Les dejo este capitulito para que se les hagan más amenos estos tiempos de resguardo. Les mando saludos y disculpen la tardanza. Les agradezco su paciencia. 

Nota 2: No olviden visitar la página DC Magic fic. Subí contenido nuevo. A ver si les gusta. 

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