forty seven ──── the rest of aureos
─────────── CHAPTER FORTY SEVEN,
THE REST OF AUREOS ───────────
Sahily nunca le tuvo miedo a la oscuridad, en cambio, podía disfrutar de esa tranquilidad, pero en ese momento, no era lo mejor. Estaba segura que los demonios debían estar vigilándola, incluso pasando por su lado para verificar lo que llevaba.
Sahily solo aparento estar tranquila. Puso su mejor expresión seria, tanto que sus ojos grises perdieron toda emoción que haría que cualquiera bajara la mirada.
Poco a poco, la luz fue apareciendo en esa oscuridad. No se sorprendió al encontrarse con la gran mansión rodeada de sus secuaces o como los llamaba, las mascotas que vigilaban las puertas.
Los demonios eran engreídos. Entre más esclavos y lujos, más popularidad obtenía y así eran capaces de elegir a los áureos que querrían mantener en sus calabozos.
Todo era un juego para ellos, uno donde Sahily participó hasta que pudo ser libre.
La áurea subió las escaleras, ocultando sus frías manos dentro de la chaqueta. Se detuvo en la puerta, manteniéndose en silencio mientras esperaba.
Seguiría el consejo de no meterse en problemas y la mejor solución era cerrar su boca.
──── Estaban esperándote ──── comentó uno de los hombres, abriéndole la puerta ──── Por favor, entra. Nuestro amo está en la sala.
Sahily titubeo, preguntándose a sí misma que significaba esa pregunta. Dio varios pasos adelantes, chequeando que todo estuviera en orden antes de entrar por completo.
Camino por todo el lugar, enfocándose en llegar a su destino. Las paredes eran de color dorado, sorprendiéndola del gran parecido a las alas de los áureos y el piso junto al techo eran completamente negras.
La mezcla era muy extraña, pero por alguna razón, combinaban para darle un aspecto aterrador a ese lugar. La palabra perfecta que todo demonio deseaba para sus casas.
Las imágenes a su alrededor eran más perturbadoras, mostrando como los ángeles cayeron del cielo y estaban quemándose en el fuego.
Sahily se preguntó si ella pasaría por lo mismo o solo se convertiría en una humana que tendría que estar huyendo de todos los demonios que quieren atacarla.
Sus pasos fueron más lentos al encontrarse con el ser que estaba buscando. Notó como varios demonios se movieron, integrándose a las sombras para proteger a su amo.
El hombre enfrente de ella podría pasarse por un humano, sin llamar la atención. Su rostro no tenía ninguna imperfección, tan liso que creerían que se trataría de una estatua.
Los ojos oscuros, característica usual de los demonios, contenían pequeñas motas rojizas, mostrando el poder en su interior, pero todo desapareció tras la sonrisa que creo, marcando dos hoyuelos en sus mejillas.
──── Oh, mi aurea favorita ──── él dijo, dejando la copa en la mesa ──── Hace mucho tiempo que no te veo. Una gran lástima, por supuesto.
──── Estoy segura que te sentías muy aliviado de no tenerme a tu alrededor ──── replicó, creando una media sonrisa ──── Veo que construiste un nuevo reino y conseguiste más perros que en el anterior.
Los siseos de los demonios se hicieron presentes, haciendo que recordara que no podía molestarlos tan rápido.
Vigthon rio, señalando uno de los sillones ──── Siéntate, sé mi gran invitada ──── le pidió. Sahily lo hizo, cruzando sus piernas con tranquilidad ──── ¿Agua? Te ofrecería un poco de vino, pero no creo que sea de tu agradó.
──── Estoy bien, gracias ──── negó, agitando su mano ──── No quiero aprovecharme de tu generosidad.
La mirada del demonio brillo, encantado ante sus palabras. Sahily seguía siendo la misma áurea que conoció, aquella que podía actuar educada pero que tenía intenciones más profundas.
Él asintió, sentándose en el sillón justo enfrente de su invitada.
──── ¿Cómo está tu hermano? Oí sobre la profecía, dime que fue él quien recibió la peor parte ──── le pidió, apoyando su mentón encima de su puño ──── Nunca me agradó, no cuándo me separó de mi amada.
──── ¿Tu amada? ──── preguntó, ladeando su cabeza ──── Creo que te equivocas. Aquella humana no quería estar contigo, tú la forzaste.
Vigthon chasqueo su lengua, negando ──── Solo estaba confundida. Se negó a amarme así que busque una solución a nuestro problema.
──── Por supuesto, mi error ──── ella dijo, levantando sus manos con culpabilidad ──── Había olvidado como los demonios podían amar. Les gusta lo imposible, lo que no pueden tener para así poseerlos, ¿no?
Los labios del hombre se curvaron en una sonrisa, sintiendo la emoción en su pecho que crecía ante cada mirada que la áurea le daba.
──── Tú debes de saberlo. Tu pareja es un demonio, ¿no? Aunque... lo llaman mestizos para no aceptar lo que es realmente ──── replicó, fijando su mirada ──── Oí el rumor que exigió a los demonios alejarse de ti porque le pertenecías. Un poco posesivo, ¿no?
Sahily no bajó la mirada, entendiendo el objetivo. Quería sacarla de su zona de confort, jugar con sus pensamientos sobre lo que estaba bien o no así que solo sonrió, sin desear ser la perdedora.
──── Oh, mi áureo es diferente a los demonios. La oscuridad no lo ha vencido y si está muy cerca, siempre puedo traerlo de vuelta ──── ella contó, encogiéndose de hombros.
El hombre se inclinó, curioso ──── ¿Qué pasaría si él se deja absorber por toda la oscuridad?
Sahily dudó por unos segundos, reteniendo el espasmo de sus dedos al querer golpearlo. Sus ojos brillaban con diversión, queriendo encontrar su punto vulnerable.
──── Lo mataré ──── respondió, manteniendo su voz neutra ──── Tal como lo hice con todos los demonios que eran un peligro.
Las risas llenaron el salón de todos los que estaban ahí. Vigthon también se unió, cruzando sus piernas.
──── Oh, sigues siendo increíble ──── él suspiró, agarrando el vaso de la mesa ──── Tan... preciosa para estar con los áureos. Supongo que debí de hacerte mía cuándo tuve la oportunidad, pero soy débil así que deje que te fueras y disfrutar como crecías.
──── Lo nuestro no hubiera funcionado ──── Sahily negó, fingiendo tristeza ──── Mis hermanos te hubieran matado.
──── Oh, ciertos. Los hermanos siempre son una molestia, ¿no? ──── comentó, chasqueando su lengua con disgusto ──── Supongo que por eso estás aquí. ¿Quieres a Ezer de nuevo? Es mi áureo estrella entre todos los que tengo en mi calabozo.
Sahily fingió pensarlo, estirando sus piernas ──── De hecho, no es la razón por la que estoy aquí. Vine por ti, fui enviada para recordarte que, a pesar de haber pecado, el perdón puede ser tuyo si decides dejar todo este reino atrás y unirte a nosotros.
El hombre soltó una fuerte carcajada, tirando su cabello hacia atrás. Todos los demonios lo miraron, confundidos ante esa reacción, incluida la áurea.
──── No, no van a engañarme de nuevo ──── Vigthon negó, apretando el vaso en su mano ──── Sahily, eres tan divina pero la mentira no es algo muy precioso que pueda salir de tus labios. Inténtalo de nuevo, mejor dime que has venido para ser como yo ──── ofreció, señalándose.
──── Ya he pasado por el infierno y decidí que no es lo mío ──── Sahily contó, perdiendo toda diversión ──── La oscuridad no es compatible conmigo.
──── Entonces, déjame adivinar a qué has venido ──── él interrumpió, acomodándose en el sillón ──── Creo que te has ofrecido a ser la distracción para que los áureos que te acompañan puedan entrar a mi calabozo y liberar a todos, ¿no? ──── dedujo con una gran sonrisa.
──── Creo que estas equivocado ──── replicó, manteniendo la calma ──── No me expondría ante tantos demonios solo por unos cuántos áureos.
El rostro de Vigthon cambió, mostrando la oscuridad que permanecía en su interior. Sus ojos se convirtieron en dos agujeros negros y las venas aparecieron en todo su rostro como si fueran arañazos.
Se levantó del sillón, rompiendo el vaso entre sus dedos ──── Como dije, odio oír la mentira que brota de tus labios ──── habló, su voz saliendo grave ──── Debo de confesar que has hecho que mi trabajo fuera más sencillo. Esos áureos no son de mi interés, no podrán obtener a Áureos de nuevo.
Sahily frunció sus cejas, posando su mano con disimulo cerca de su daga.
──── ¿Estabas esperándome? ──── preguntó, ladeando su rostro con curiosidad ──── ¿Por qué?
El hombre camino por toda la sala, manteniendo sus brazos detrás de su espalda ──── Hay una historia popular entre los demonios, una donde los demonios pueden sobrevivir si llegan a morir definitivamente. No podrán desaparecer si depositan un poco de su esencia en un ser ──── informó con fascinación ──── Claro que es un riesgo. Ese ser tendría un poco de su poder que otro podría tomar, pero... ¿entiendes lo hermoso que es esta situación? Seríamos seres inmortales, los áureos podrían matarnos y nosotros resurgiríamos, más fuertes y con un poder que no tendría límite.
Sahily intentó ocultar la risa que brotó de sus labios con el dorso de su mano al oír esas palabras.
──── Eso es lo más tonto que he oído. Cuando un demonio muere, no hay forma de hacerlo volver ──── sentenció, inclinándose hacia adelante ──── ¿Qué tratas de hacer?
Él se acercó, apoyando su cadera en la pared ──── Intente hacerlo con los humanos, áureos e incluso demonios, pero todos murieron ──── contó, bajando su mirada ──── Si, probablemente será difícil que lo creas, pero... sí lo pudieras ver, cambiaras tu perspectiva. Necesito un áureo que haya estado en el infierno, sobrevivió y que siga estando luchando ──── propuso, fijando su mirada ──── Un ser capaz de haber atravesado los tres mundos y seguir aquí.
El rostro de Sahily cambió, dándose cuenta a lo que se refería.
──── No, jamás estaré al lado de un demonio ──── sentenció duramente ──── ¿Realmente crees que aceptaré y me llenaré de tu oscuridad?
Vigthon sonrió, alzando su barbilla ──── No, sé que no lo estarás así que... solo me aprovecharé de la situación.
Sahily no pudo moverse, congelada ante los ojos oscuros de ese ser. Por instinto se levantó del sillón al mismo tiempo que el resto de los demonios estaban rodeándola.
No había escapatoria.
Zadkiel fue el primero en llegar al gran portón oscuro. Rompió el candado con un solo golpe, necesitando hacer todo con rapidez para volver.
──── Nirelle, ve a la derecha. Ithiel, a la izquierda ──── ordenó el áureo, encendiendo la linterna ──── Aprovechemos que no hay nadie.
Los dos áureos asintieron, tomando su trabajo. Zadkiel siguió avanzando, observando las celdas que estaban vacías, sólo eran pocos áureos y lastimados.
──── Son pocos, nada comparado con la información ──── Nirelle protesto, rompiendo los cerrojos ──── No serán suficiente.
──── Buscaremos más ──── replicó Zadkiel, vigilando que no hubiera ningún problema.
──── ¡Ya los encontré! ──── Ithiel gritó, alzando la luz para que pudieran ver donde estaban.
Zadkiel se acercó, observando la situación en que se encontraban. Ezer estaba amarrado por gruesas cadenas en sus extremidades y alrededor de su cuello, haciendo que su cabeza estuviera fija.
──── ¿Qué hacen aquí? ──── cuestionó, intentando empujar las cadenas ──── ¡Eso es lo que quiere!
──── ¿De qué estás hablando? ──── preguntó Ithiel, rompiendo una de las cadenas ──── Vamos, no tenemos tanto tiempo.
──── Es una trampa de Vigthon ──── él dijo, insistiendo en que le pusieran atención ──── Quiere a Sahily. ¿Dónde está mi hermana?
Con solo la mención de ella, Zadkiel sintió como un escalofrío recorrió su espalda, avisándole que algo iba mal. Él se giró, dispuesto a salir de esas celdas cuándo notó como varios demonios se acercaron, listos para pelear.
──── Nirelle, busca a Raisa ──── Ithiel ordenó, sacando su espada ──── Llévate a Ezer, nos encargaremos de ellos.
──── Nos veremos abajo ──── murmuró la áurea, agarrando el cuerpo débil de Ezer.
Zadkiel fue el primero en lanzarse, matando a cualquier demonio que se interponía en su camino. Golpeó y pateó tanto como pudo, escapándose cientos de veces del filo que quiso atravesar su corazón.
Ithiel iba detrás, sintiendo como su cuerpo estaba lleno de adrenalina que lo ayudaba a seguir adelante hasta que un golpe lo dejó confundido. Fueron unos segundos para que los demonios lo agarraran, colocando cadenas en sus brazos y hacer que se pusiera sobre sus rodillas.
Un gruñido salió de sus labios, forzándose a pararse, pero fue imposible. Vio como Zadkiel también era derribado, presionando todo su cuerpo contra el suelo mientras lo ataban.
──── Áureos ingenuos ──── se burló uno de los demonios, quitándose el casco de su cabeza ──── Llevemos a nuestros invitados a la mansión.
Los dos áureos fueron arrastrados, golpeándolos por las piedras e incluso dejándolos caer por el suelo para su deleite. Disfrutaron cada segundo para llegar a la mansión donde fueron lanzados al suelo.
Zadkiel no ocultó su sorpresa al encontrarse con Sahily. Los ojos grises de la áurea se expandieron, llenándose de sorpresa al verlos en ese estado.
Con rapidez, sacó su daga, colocándola en el cuello de Vigthon y haciendo que los demonios sisearon ante la amenaza.
──── Esto no era parte del plan ──── ella susurró a los dos áureos ──── ¿Qué sucedió?
──── ¿Estás bien? ──── cuestionó Zadkiel desde el suelo.
Sahily asintió, frunciendo sus cejas ──── Si, todo está bien.
Vigthon se removió con incomodidad, rodando sus ojos con molestia.
──── Están lastimando mi frágil ego ──── él dijo, cruzándose de brazos. Miró a Sahily, creando un puchero ──── Pensé que éramos amigos.
──── Podrás superarlo ──── repuso la áurea, manteniéndolo cerca ──── Ahora, diles a tus perros que los suelten.
──── Ya lo oyeron, háganlo ──── Vigthon dijo, manteniéndose tranquilo.
Los demonios sisearon maldiciones por dejarlos ir. Un poco de pelea con los áureos hizo que recordaran lo mucho que amaban molestarlos.
Ithiel arrancó las cadenas de sus muñecas, molesto por lo rojiza que se encontraban. El dolor palpitaba, haciendo que fuera difícil sostener la espada.
──── Que se muevan, lejos de nosotros ──── ordenó Sahily, caminando a los dos áureos.
──── No es necesario que terminemos con un gran problema. Dejaré que se vayan, estoy en el mejor momento de mi vida y no quiero morir tan rápido ──── contó el demonio con una media sonrisa ──── Son libres de irse.
──── ¿Por qué eres tan amable? ──── Ithiel cuestionó, pareciéndole muy extraña la actitud de ese ser.
Vigthon se encogió de hombros, inclinando su cabeza ──── Sé que no volverán a obtener Áureos. La criatura por la que tanto se esforzaron, no puede hacer usos de sus dones a voluntad propia ──── él informó ──── Mejor vayan olvidando esa idea. Los demonios no cederán su ganancia tan rápido.
Sahily se movió, quedando a un lado de los áureos. Dejó ir a Vigthon quién se tocó su cuello para verificar que todo estuviera bien.
──── Sé inteligente y no intervengas ──── sentenció Sahily ──── Es el único consejo que puedo brindarte, como mi amigo ──── le susurró, mirándolo.
Los labios del hombre se curvaron en una sonrisa ──── Fue agradable verte de nuevo, Sahily.
Los dedos de Zadkiel se entrelazaron con los de la áurea, llevándola a la salida. No podían confiar en las decisiones de ese demonio así que tenían que aprovechar cada segundo.
──── Súbete ──── ordenó el áureo oscuro.
Sahily no protestó, sabiendo que debían de huir. Se subió a su espalda, sujetándose lo más fuerte posible cuando voló, adquiriendo velocidad.
El aire golpeó su rostro, haciendo que cerrara los ojos. Ithiel los perseguía, manteniéndose en alerta por si algún demonio quería atacarlos.
Los tres llegaron al auto, recuperando el aliento. Zadkiel se acercó a Sahily, colocando sus manos a ambos lados de su rostro para observarla.
──── ¿Qué sucedió ahí adentro? ──── cuestionó la áurea, sin poder entender el miedo que se encontraba en los ojos oscuros de Zadkiel ──── ¿Dónde está el resto?
──── Nirelle iba a buscar a Raisa con Ezer ──── respondió el áureo, verificando que todo estuviera bien ──── Ezer dijo que... que era una trampa.
Ella frunció sus cejas, negando ──── No sucedió nada, estoy bien ──── repuso, bajando las manos del áureo ──── Espero que hayan encontrado a Raisa, es por lo que venimos, ¿no?
──── No te preocupes, vendrán ──── le aseguró.
Pasaron unos minutos cuándo tres figuras aparecieron entre toda la oscuridad. Ezer y Raisa no ocultaron sus sorpresas de encontrarse a Sahily.
Habían oído los rumores de que había muerto, otros que estaba en el infierno y muchos peores así que verla, ahí parada con su usual expresión, era una sorpresa.
──── Sahily ──── susurró Ezer, su voz quebrándose ──── Estás aquí.
El áureo dio un paso, queriendo llegar a ella cuándo Zadkiel se interpuso, rascando su barbilla.
──── No es nada personal, pero es mejor que mantengas tu distancia ──── pidió, ladeando su cabeza ──── Es bueno verlos, a ambos.
Sahily sonrió a Raisa. La pequeña humana que inesperadamente se convirtió en una áurea seguía igual a excepción de su cabello que creció.
──── Hola, Raisa ──── ella saludó, manteniéndose junto a Zadkiel ──── Parece que todo salió bien.
──── Si, es mejor irnos antes que Vigthon cambie su decisión ──── sugirió Ithiel, guardando la espada ──── Si quieres, puedo manejar.
Zadkiel asintió, dándoles las llaves. En ese momento prefiere estar junto a su áurea por si alguno de sus nuevos invitados quería hacerla sentir incómoda.
Sahily se sentó al lado de la ventana y al otro extremo Zadkiel, siendo la separación entre los demás. Apoyó su cabeza en el hombro del áureo, tomando una profunda respiración.
──── No lo entiendo ──── Ezer negó, inclinándose para mirar a su hermana ──── Estoy seguro de que Vigthon te quería, estaba enloqueciendo cuándo los demonios le dijeron que no pudieron capturarte.
Ella se encogió de hombros, restándole importancia ──── No hizo nada malo. Solo hablamos, lo molesté y ustedes llegaron ──── contó, volviendo a observar la ventana ──── No pasó nada más.
──── ¿Qué pasó con el resto de áureos que estaban en las celdas? ──── Raisa cuestionó, sintiéndose pequeña entre tantas miradas.
──── Los deje ir. Tendrán que recuperar fuerzas si van a ayudarnos a pelear por Áureos ──── contestó Nirelle, amarrando su cabello oscuro ──── Solo espero que encuentren un buen refugio.
──── Ahora debemos pensar en el plan para llegar a Áureos, ¿no? ──── Ezer cuestionó, determinado a obtener lo que les fue arrebatado.
Zadkiel chasqueó su lengua, pasando su brazo por los hombros delgados de Sahily.
──── El siguiente plan es que tendremos que buscar un lugar para descansar. Fue un día demasiado largo para nosotros y hay que buscar una forma de que Ezer parezca más humano ──── musitó el áureo, mirándolo con diversión ──── Debo de decir que no luces muy bien.
──── Trata de ser encarcelado por varios meses ──── replicó el mencionado, frunciendo sus labios ──── No es agradable.
──── Lo sé. Pasé en el infierno por mucho tiempo, es casi lo mismo ──── comentó Zadkiel con poca importancia ──── Solo tenemos dinero para gasolina, mi oferta todavía sigue ahí.
──── Lo resolveremos de otra manera ──── prometió Ithiel, siguiendo el camino ──── ¿Todos están bien? Solo quiero confirmarlo.
──── No te preocupes, hermano. Ya salimos de ese lugar ──── le reconforto Ezer, apretando su hombro. Miró a Raisa, sonriéndole ──── Vamos a estar bien. Ellos no nos volverán a atraparnos.
──── Eso espero ──── susurró, recostándose en el asiento.
Estar en esas celdas, fue una de las peores situaciones. Sentir esa impotencia y oír como los demonios solo se burlaban por no ser la criatura que esperaban, hizo que ocultara sus dones e incluso sus alas.
Olvido todo su entrenamiento, incluso la determinación de ayudar a Áureos, la ciudad que se convirtió en su hogar por unos meses. Volver a ese lugar no era su opción, prefería morir antes de ser atrapada de nuevo.
Se acomodó en el asiento, intentando no estar encima de Ezer. Los cuatros apenas cabían, especialmente por los dos áureos que tenían hombros anchos.
Zadkiel pasó sus dedos por el brazo de Sahily, dándose cuenta de lo fría que se encontraba. Incluso para ese clima, era demasiado.
──── Estás demasiado helada ──── le susurró con preocupación ──── ¿Te heriste? Puede ser que por la herida estés...
Ella negó, sonriéndole ──── Estoy bien. Solo necesito una chaqueta más gruesa ──── respondió, apretando sus dedos ──── Recuerda que ya no tengo la misma temperatura que ustedes.
──── Voy a conseguírtela ──── prometió Zadkiel, depositando un beso en su cabello rubio ──── Descansa, será un viaje largo.
Ithiel parqueó la camioneta en una gasolinera que parecía desértica. Apenas había unos carros que estaban parqueados y los hombres estaban demasiados borrachos para darse cuenta de lo que sucedía.
──── ¿Debería de ir? ──── Nirelle cuestionó, mirando la tienda donde debían de pagar la gasolina ──── No creo que reconozcan mi rostro por los informes policiales.
──── Es mejor que no te arriesgues. Yo puedo ir, ya aprendí a tolerar los humanos ──── ofreció Sahily, levantándose de la comodidad de los brazos del áureo ──── Además, necesito mover mis piernas, las tengo entumidas.
──── Recuerda ser amable ──── murmuró Zadkiel, curveando sus labios en una sonrisa ──── Compra enlatados, así durarán.
──── Bien, prometo comportarme ──── murmuró, agarrando los últimos billetes ──── ¿Algo en especial que quieras?
El áureo sonrió, inclinándose a su oído ──── Solo a ti.
Sahily rio, golpeándolo con su codo. A pesar de las circunstancias, Zadkiel no cambiaría.
Entró al establecimiento, haciendo sonar la campana. Fue directo a los enlatados tal como le indicaron, agarró lo necesario para poder comer esa noche. Sus ojos se posaron en una barra de chocolate, pensando si debería de llevarla.
La agarró, tirándola a la canasta. Sería su forma de pago por haber salido ilesa del reino de Vigthon y no haber causado ni un problema.
Depositó la canasta en el mueble del hombre que estaba a cargo de la caja. Apoyó su cadera, observando su alrededor en silencio.
No estaba interesada en crear una conversación, solo lo necesario para poder irse. Ella extendió el dinero, mirándolo.
──── El resto que sea gasolina ──── pidió, escondiendo sus manos en los bolsillos ──── Por favor.
El hombre asintió, dándole un rápido vistazo ──── ¿Estás de paso? No recuerdo haberte visto.
──── Es mi primera vez ──── murmuró, ladeando su rostro ──── ¿Sabes dónde hay un lugar para hospedarse?
──── A una hora de aquí ──── respondió, empacando las latas ──── Es una pequeña posada y barata.
──── Genial ──── murmuró ella, viendo como Zadkiel salió de la camioneta.
El timbre de la puerta sonó por segunda vez, llamando su atención. Un hombre, de la misma altura, se acercó a la cajera, mostrándole el arma.
──── Dame todo el dinero ──── exigió, apuntando la caja ──── ¡Ahora!
Sahily bufo, sin creer lo que estaba presenciando ──── Acabas de meterte en un mal momento.
El hombre se giró, enfrentándola ──── No me digas, ¿tú harás algo?
Sahily levantó su mirada, enfocándose en ese hombre. Él dio un paso atrás, asombrándose de encontrarse con esos ojos grises, tan profundos que era ver su propia alma, pero eso no era lo peor.
Las venas bajo sus ojos empezaron a pronunciarse, tan oscuras que el miedo apareció. Su corazón latió con fuerza y su cuerpo estaba temblando.
──── Tendrás suerte si sales con vida ──── Sahily murmuró con voz ronca.
El hombre dio un paso adelante al mismo tiempo que Sahily lo agarró de su cuello, alzándolo unos centímetros con facilidad. Sus dedos se apretaron, haciendo que el aire desapareciera de su sistema.
──── Por... favor...──── rogó el hombre.
Ella ladeó su cabeza, frunciendo sus cejas ──── ¿Ahora pides piedad? ──── cuestionó ──── Un ladrón que quiere ser perdonado cuándo está en peligro. Me suena algo ilógico, pero ya que lo pides.
Sahily lo lanzó directo a la ventana que la quebró. Solo oyó los gemidos de dolor, sabiendo que aún estaba con vida. Miró al cajero, sonriéndole para calmarlo.
──── ¿Tienes todo listo? ──── ella preguntó, balanceándose sobre sus puntillas ──── Están esperándome.
Él asintió, extendiéndole un ticket con su mano temblorosa ──── Aquí está todo. Ten una buena noche.
──── Gracias ──── dijo, agarrando la bolsa ──── Lamento lo de la ventana, espero que tu jefe pueda pagarlo.
──── Lo hará, no te preocupes.
Sahily salió del establecimiento, haciendo sonar nuevamente la campana. Miró al hombre que seguía lamentándose en el suelo.
──── ¿Tienes dinero? ──── ella interrogó, acercándose.
El hombre sacó la billetera de su bolsillo, dándoselo. Sahily la agarró, revisando todas las tarjetas que estaban quebradas hasta encontrar varios billetes. Los guardó en su bolsillo, tirando la billetera.
──── Gracias, ten una buena noche ──── dijo, sonriéndole ──── Y deja de robar, no querrás encontrarte conmigo una vez más.
Ella siguió su camino, llegando hasta Zadkiel que estaba riendo. La envolvió en sus brazos, plantando un beso en sus labios.
──── Lo has hecho estupendo ──── comentó, alejando el cabello rubio de su rostro ──── ¿Has traído todo?
──── Si, también dinero ──── dijo, enseñando los billetes ──── Será suficiente para alquilar unas habitaciones. El hombre me dijo que a una hora hay una posada.
──── Podría funcionar ──── asintió.
Zadkiel se subió, dejando que Sahily volviera a tener la ventana. Repartió la comida, dejando que cada uno eligiera lo que quisiera.
Ninguno habló sobre lo sucedido con aquel hombre, prefiriendo evitarse problemas por esa noche.
──── ¿A dónde iremos? ──── Ithiel cuestionó, encendió la camioneta.
──── Sigue manejando derecho hasta que encuentres una posada, está a una hora ──── indicó el áureo oscuro, acomodándose en el asiento incómodo ──── No podremos tener habitaciones de lujos, pero por lo menos recuperaremos fuerzas.
──── Descansaremos cuándo recuperemos a Áureos ──── Ezer comentó, cruzando sus brazos ──── Solo espero que el resto de áureos nos ayude.
Zadkiel pasó su brazo por encima de Sahily al sentir como su cuerpo empezó a temblar. Frunció sus cejas, preocupado de lo que le estaba sucediendo.
Todas las ventanas de la camioneta estaban completamente cerradas y aunque su cuerpo podía resistir las temperaturas, supo que no estaba tan helado.
──── ¿Alguien tiene una chaqueta extra? ──── cuestionó Zadkiel, mirando a su alrededor.
──── Puedes utilizar la mía ──── Nirelle ofreció, quitándosela ──── No siento frío.
Él agradeció, poniéndola encima del cuerpo de Sahily. Ella solo pudo mirarlo, sin poder decir ni una palabra por sus labios temblorosos.
No sabía lo que estaba sucediéndole a su cuerpo, era como si fuera incapaz de calentarse y eso no era una buena señal.
¿a que no se esperaban lo que iba a suceder? *risa malvada*
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top