Capitulo diecinueve
Jin 15 años de edad.
El muchacho se encontraba sentado en la mesa, tomando un vaso de leche, con su madre adoptiva frente a él, luego de otra pesadilla que lo había hecho despertarse a los gritos.
—Dime, cariño —soltaba la señora. El castaño la miraba ceñudo por el sobrenombre amoroso—. ¿Qué sabes de los chamanes?
Jin negaba—. Espantan espíritus malignos que atormentan a otros. Hacen amuletos para protección. No mucho —admitía
La mujer pintaba una sonrisa amena en su rostro. Kim Seul-gi era su nombre y su esposo, un hombre de pocas palabras. Kim JaeMin. Ambos habían hecho sentir a Jin integrado y bien recibido, a pesar de los rumores de sus compañeros donde decían que las familias adoptivas eran una pesadilla. Alguno padres frustrados solo querían un imbécil adolescente sobre el cual mandar sus porquerías.
Pero los Kim no eran así, ellos tenían buenas intenciones, aunque el joven no lo entendiera.
—Yo vengo de una familia de chamanes —exclamaba, comenzando con la primera charla extraña que su madre adoptiva le había dado—. Dicen que puedo ver las vidas pasadas o partes de ellas —afirmaba.
Jin fruncia el ceño, sus ojos verdes curiosos y confundidos.
— ¿Y eso que tiene que ver conmigo? —cuestionaba a cambio.
La mujer reía ante aquello—. Podría ver tus anteriores vidas. Rebuscar si hay alguna relación con tus pesadillas
— ¿Puedes hacer eso? —preguntaba intrigado.
—Puedo intentarlo, si me lo permites —exclamaba dulcemente.
Jin asentía reiteradas veces.
—Claro, por supuesto.
La mujer volvía a sonreírle y extendía sus manos—. Ahora, sé que suena loco, pero me gustaría que pudieras tomar mis manos e intentar relajarte.
Jin miraba las manos de la mujer y luego las suyas, relamia sus labios y asentía. Luego cerraba los ojos y hacía lo mandado, se relajaba e intentaba poner su mente en blanco. No sentía nada peculiar, de hecho le parecía jodidamente imposible no dejar que sus pensamientos se deshilacharan como hilos, pensando en todo y en nada a la vez. Hasta que minutos más tarde su madre lo soltaba y tenía sus ojos llenos de lágrimas.
El adolescente no entendía que le pasaba y creía fervientemente que, estaba siendo tomado por estúpido.
— ¿Y... Que viste? —preguntaba incrédulo.
La mujer pasaba saliva y lo miraba casi con lástima—. Fuiste feliz y miserable en tu antigua vida.
Jin chistaba—. Al parecer también seré miserable en esta —se burlaba con ironía.
—No es tu culpa —se apresuraba a decir—. No totalmente
— ¿Que significa eso?
La mujer mordía su labio y frotaba su rostro—. Alguien más sufre contigo. A la par tuya como si estuvieran-...
— ¿Quien? —cuestionaba rápidamente.
La mujer hacía una mueca—. Es la parte confusa e inconclusa de tu vida pasada que, por cierto solo tienes una y es como si tú... —la mujer se mordía la lengua y cerraba su boca.
Jin suspiraba—. No hay que ser vidente para saber que estoy maldito, si es lo que intentas decir —afirmaba.
Tomaba su vaso de leche y se retiraba pero antes de cruzar el umbral de la puerta la mujer hacía una última pregunta.
—Jinnie... —Jin volteaba—. ¿Creés que en los Ángeles y demonios?
El castaño alzaba sus cejas y se encogía de hombros a pesar de que Seulgi no podía verlo.
—No —respondía, pero luego añadía—. No lo sé ¿por qué?
Seulgi volteaba y sonreía—. Dicen que todos tenemos un ángel guardián que nos cuida de que nada malo nos pase.
Jin reía secamente—. Pues el mío se durmió en su guardia. No puede ni protegerme de mis propias pesadillas —la mujer no sabía cómo sentirse acerca de esa frase irónica—. Seguro y ni siquiera tengo uno.
La mujer suspiraba—. Tienes un aura oscura —susurraba. El chico alzaba sus cejas—. Creo que hay... Olvídalo.
Jin alzaba sus cejas—. De acuerdo —y se retiraba sin más ganas de escuchar de esas locuras.
¿Vida pasada? ¿Angeles guardianes? Lo único que parecía tener sentido era que, él estaba maldito y eso era todo.
A Taehyung le gustaba pisar los territorios del general Agalariept porque, estaba alejado del lago de azufre. Por lo tanto, los gritos, ruegos y súplicas de las almas en desgracia, apenas eran un eco en la distancia, en esa parte del Averno.
— ¡Agalariept! —llamaba con cólera.
El general aparecía ante él con un traje, irónicamente blanco.
—Taehyung-ssi ¿Por qué llegas a mi humilde morada con esa actitud tan hostil?
El ser demoníaco, pero elegante se sentaba en su trono y lo miraba con una sonrisa ladina.
— ¿Qué tienen ustedes con eso de vestirse de blanco? —soltaba TaeHyung, con una mueca de desagrado—. Es tan cliché.
El otro se encogía de hombros—. ¿A qué viniste? porque usualmente, no he tenido muchas veces el placer de tenerte aquí
—Sabes muy bien porque estoy aquí, maldito embustero —replicaba entre dientes.
El demonio posaba una mano en su pecho y fingía estar dolido ante las palabras.
—Me dueles, pero ¿por qué debería saber el motivo de tu cálida visita?
TaeHyung resoplaba y mordía su belfo inferior, conteniendo la ira.
—Porque eres tú y nada está oculto para tí...
—A menos que decida no ensuciar mis manos y eso se aplica a tí —respondía rápidamente—. Así que deja de actuar como una adolescente enojona pasando por su período
— ¡SeokJin! —gritaba furioso.
Agalariept suspiraba sonoramente mientras rodaba sus ojos.
— ¿Qué con tu humano? ¿Y por qué sigues viniendo a mi cuando no tengo nada que ver con ustedes?
TaeHyung se acercaba a él con rabia, pero conteniendose.
—No puede tocarme sin que me duela. Me siento mareado y descompuesto desde que lo conocí, pero ahora es diferente ¿qué mierda haz hecho y por qué?
El demonio fruncia sus cejas, confundido y perdido al respecto. TaeHyung no estaba seguro si aquella actuación era verdadera, pero era muy buena.
—Chico, yo no me meto en tus asuntos. Puedo adivinar porque estás débil y eso es bastante obvio hasta para tí —replicaba—. Ese chico es la copia exacta del mundano que te hizo caer de tu gracia. Segun tú, jamás lo habías visto en todo este tiempo, pero ahora sí, entonces hay gato encerrado y la pregunta es ¿Por qué mierda sospechas de mi?
—Porque tú me quieres en tu legión —afirmaba.
— ¿Y que ganó haciendo que no puedes follar con tu juguete? —preguntaba a cambio—. Cuando quieres algo que no puedes tener, te pones más insoportable. Viendo y considerando que te encontré en su casa pretendiendo ser un sucio mundando, tú estás demasiado encaprichado con el tipo ¿Qué gano yo evitando que puedas comertelo a tu antojo?
El demonio susurraba sus palabras sin cortar el contacto visual con TaeHyung.
—No lo sé —respondía el ex ser de luz—. Dímelo tú.
Una risa etruendosa resonaba desde la parte posterior de la garganta del general. Unos segundos más burlándose mediante carcajadas hasta que, quedaba completamente serio.
—No ganó nada, chico. Solo te distraes de lo que eres y lo que debes hacer. Si por mi fuera, desearía que te lo folles hasta el aburrimiento y decidas un maldito bando que, espero con ansias sea mi segunda legión. Pero este juego de no poder tocarse sin que te duela o moleste o yo que sé, no viene de mi, no sé que sientes...
— ¡Siento todo lo contrario a él! —gritaba en respuesta—. No era así antes. Me sentía mareado y desorientado, pero no me sentía así
— ¿Qué sientes? sé más explícito —pedía el general, con un rostro de aburrimiento pintado en sus facciones y meneando su mano en el aire.
TaeHyung expandía sus fosas nasales verdaderamente harto ¿pero a dónde más iría si el principal sospechoso o el más poderoso para ayudarle estaba justo frente a él?
—Sus besos arden. Sus caricias me queman y sus dientes parecieran desgarrar mi piel —un nudo se le presentaba en su garganta.
«Los demonios no lloran, TaeHyung» se ordenaba.
—Interesante
—No te hagas el desentendido. Jin me dijo que sueña conmigo desde que tiene memoria, sus pesadillas son conmigo y ¿quién es el maldito rey de las mismas? —susurraba con cólera.
El general reía despreocupado.
—Me halagas, en serio y tienes razón. Es una de mis armas, pero verás qué... —se paraba de su trono y se acercaba a TaeHyung con esa mirada sombría y amenazante—. A mí no me serviría de nada torturar a tu chico, ni siquiera sabía de su existencia hasta que te ví demasiado distraído de tus quehaceres y si... —soltaba un octava más alta—. Quiero al último angel caído de su gracia en mi legión, pero el infierno ya te tiene —susurraba amenazante—, solo tienes que elegir un bando, pero ya estás condenado. Prohibirte el coito con tu mundano no es obra del infierno, TaeHyung-ssi. ¡El infierno está a favor de eso! —soltaba sardonico y alzando sus brazos—. Sin embargo... —alzaba su dedo índice frente a TaeHyung—, el cielo aborrece esas obras y fuiste su último soldado caído, un guardián. Si alguien está detrás de tu sufrimiento, no es el infierno, chico. Deberías mandarle un texto a tu hermano Miguel.
El general se alejaba, acomodando su saco y TaeHyung estaba desorientado y furioso, cómo había llegado o peor. Hacía tanto que no veía un ángel, ninguno de su ex clase, los guardianes solo se dejaban ver si ellos lo permitían y un arcángel como Miguel, era mil veces más difícil de contactar.
—Es imposible llegar a ellos —susurraba en dirección a Agalariept.
Este lo miraba y de nuevo sobre su trono chasqueaba su lengua y descansaba su mentón en su rostro.
—Hay un hechizo que podrías conjurar para llamar a tu hermano mayor, pero yo no lo tengo
—Mientes —acusaba de inmediato.
—Digo la verdad —afirmaba, proclamándose ofendido ante la acusación—. Es Ananel, perteneciente al Orden de los Arcángeles, el sucio que enseño a los mundanos a pecar. Él puede ayudarte para llegar a Miguel.
TaeHyung pasaba saliva, esto se estaba volviendo demasiado pesado y cada vez se veían más involucrados y no sabía a quién tendría que pagarle luego por esto.
— ¿Qué vas a pedirme a cambio? —susurraba entre dientes.
El general sonreía—. Que salgas de mi vista, arregles tu mierda y decidas un bando
—No voy a elegir nada —sentenciaba poniéndose en marcha.
—Tú y yo sabemos que lo harás, tarde o temprano. Pero soy muy paciente —afirmaba—. Es más, te diré algo que no debería para que dejes de tenerme como el mayor sospechoso de tu historia.
TaeHyung apretaba sus dientes y detenía su ida, volteaba con rostro de pocos amigos y lo miraba.
—Habla.
El general suspiraba—. Es muy probable que el dolor se deba a algo muy simple —se quedaba callado y TaeHyung alzaba sus cejas esperando—. Cada vez que un humano se enreda con nosotros se vuelve adicto, tú lo sabes muy bien, pero si él te besa o te toca con una intención más intensa que simple deseo, entonces te dolerá... Especialmente por el pasado que ustedes tienen. Él te hizo caer de tu gracia, él dió su vida por tí y tú entregaste la tuya para ser lo que eres hoy... Un vil demonio, por amor y venganza
— ¿Me estás diciendo que cada vez que me toque con algo más que simple deseo y lujuria, va a doler? —cuestionaba sorprendido.
El general asentía.
— ¿Hay una forma de que eso no suceda? —preguntaba, volviendo a acercarse en vez de ir en dirección a la salida.
—Simple, que no se enamore y punto, aunque sigue siendo extraño. Quizás se deba a algo entre ustedes, pero no sabría decirte más, te dije todo lo que sé, el resto tendrás que conseguirlo con los estirados de arriba.
Otra pesadilla, eran las cuatro de la madrugada y Jin sentía que su brazo ardía. Otra marca, olor a carne quemada y el reloj digital que volaba al otro lado de la habitación para impactar contra la pared y hacerse añicos.
Hora de comenzar el trabajo, aunque apenas le quedaban cosas por hacer, pero por suerte le traerían dos autos más esa misma tarde para manternerse entretenido o quizás debería buscar otro tipo de entretenimiento para malgastar su tiempo y soltar un poco de la tensión que venía reteniendo.
Lo que no sabía al estar metido en su taller, era que TaeHyung estaba parado fuera de su portal esperando.
—TaeHyung.
El azabache volteaba y ahí estaba, no, no era el famoso Ananel. TaeHyung no quería a la jerarquía más alta, la ayuda extra que otros demonios brindaban siempre venía con un pago y él no quería deberle nada a nadie. Por lo que había optado buscar la ayuda de un igual. Otro angel caído.
—Amudíel —llamaba—. Lindo recipiente —soltaba al ver que había optado por poseer el cuerpo de un adolescente de unos diecinueve años, como mucho.
—No todos fuimos humanos una temporada para poder usar dicha imagen cuando tengamos ganas de jugar con los mundanos —replicaba. Acomodando su chaqueta de jean, azul cielo—. ¿Y por qué el último ángel caído de su gracia quería verme?
TaeHyung suspiraba—. Sabes mi historial. Soy un ángel guardián caído por lo que no puedo ver otros ángeles guardianes ahora y necesito... —apretaba sus labios—. Tienes que prometerme que no dirás nada
—No puedes obtener mucho de mi como para que vaya divulgando tus chismes por ahí. Pero veo por donde va la mano, yo puedo ver a los guardianes —admitía—. ¿Qué quieres que haga?
TaeHyung pasaba saliva y miraba entre la puerta de Jin y el ángel caído a su lado.
—Quiero que le preguntes al ángel de la persona en esa casa ¿Por qué sufre?
Amudiel fruncia el ceño—. Debe ser un cretino ¡Oye! —sobaba sus brazo luego del golpe recibido.
—Esa persona tiene pesadillas conmigo, pregúntale qué tipo de pesadillas ¿Y por qué?
El ángel caído volvía a hacer otra mueca—. Me va a pedir algo a cambio
—Dile que me deje verlo, sabrá quién soy —ordenaba.
— ¿Y por qué tanto interés en un simple mundano y sus pesadillas?
—Solo haz la maldita pregunta y vuelve aquí —pedía TaeHyung.
— ¿Y yo que ganó con todo esto? —Amudiel se cruzaba de brazos.
— ¿Y que pierdes si lo haces? —refutaba TaeHyung.
—Buen punto. Ya vuelvo —añadía desapareciendo frente al azabache.
Minutos después que parecian una eternidad Amudiel aparecía negando con su cabeza, su ceño fruncido y miraba hacia atrás constantemente hasta llegar a TaeHyung.
— ¿Y? — cuestionaba de inmediato.
— ¿Quién diablos es ese tipo de ahí? —cuestionaba, mirando hacia dentro de la casa,
—Eso no importa ¿viste al ángel? —preguntaba.
—Estás perdido, hombre... —respondía Amudiel.
— ¿Por qué dices eso? —cuestionaba con una opresión en su pecho.
—Mira, he visto millones de cretinos, psicópatas, homicidas, femicidas... Todos tienen un ángel guardián y bueno, muchos fueron sacrificados por sus ángeles ya que, no contribuían a la comunidad, pero ese tipo de ahí, hombre...
— ¡Habla! Maldita sea... —ordenaba TaeHyung.
—Ese tipo no tiene ángel guardián. Está solo —afirmaba—. A la deriva, solo-solo y... Amigo, hay un solo tipo de mundanos que no tienen ángeles guardianes, luego de aquellos que lograron hacer que alguno cayera de su gracia. Y tú fuiste el último imbécil y ya tuvieron su castigo... —señalaba lo obvio.
TaeHyung pasaba saliva sorprendido y jodidamente preocupado—. ¿Cuál es el otro tipo?
Amudiel lo miraba y alzaba sus cejas—. Los recipientes vacíos
— ¿Recipientes vacíos? —repetía TaeHyung.
Amudiel resoplaba y con sus manos en alto exclamaba—. Ese tipejo de ahí, amigo... Él no tiene alma.
🙂
Tremendo.
Con amor niñita Nany 💜
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