Capítulo 5

Varios minutos pasaron hasta que los sentimientos de Manuel se pusieron en orden. O bueno, al menos, en un orden medianamente aceptable, teniendo en cuenta que no era fácil asimilar el problema que se le venía encima.
Si Blas no recordaba nada, eso significaba que su proceso de recuperación sería aún más lento de lo que se preveía. Era obvio que iba a necesitar un fisioterapeuta para desentumecer los músculos: habían pasado diez años sin ninguna clase de movimiento, exceptuando aquel que le daban las enfermeras en las horas de aseo diarias; eso había sido lo mas parecido al movimiento que habían sentido aquellos tendones en muchísimo tiempo.
Además de eso, Manuel sospechaba que Blas iba necesitar un psicólogo para asumir su nueva situación, sino sufriría demasiado; y eso era algo que el doctor quería evita a toda costa.

Con la emoción del despertar del niño Cantó, los médicos habían pasado por alto las altas probabilidades que había de que despertase en los catorce años, que tenía cuando sufrió el accidente, y no en los veintitrés que tenía actualmente. Raro era el paciente que se despertaba del coma con plena consciencia de espacio y tiempo pero el ajetreo, la emoción, el revuelo y demás reacciones habían provocado ese pequeño lapsus en el equipo médico. Sin embargo era ahora, sentado detrás de su escritorio de madera de castaño, cuando Manuel se daba cuenta de la gravedad que comenzaba a tener la situación.
Rebuscó en todos los cajones de su escritorio, maldiciendo lo desorganizado que se había vuelto desde la muerte de su esposa, hasta que encontró lo que necesitaba: su agenda de contactos; encontró en ella el numero que buscaba y pocos segundos más tarde el teléfono de la clínica Fallen Angels empezaba a sonar.

-Fallen Angels dígame?- contestó la recepcionista al segundo tono

-Buenas tardes Naomy, soy Manuel Fernández de Seárez. Está mi sobrino Raúl por ahí?- pregunto desde la otra línea el doctor

-Buenas tardes doctor, como le va? Si, me parece que acaba de entrar a su consulta hace un momento. Si me permite, se lo compruebo en un momento.

-Te lo agradecería mucho Naomy. Si está, dile que por favor necesito hablar con él. Preguntale si tiene hueco para atenderme esta tarde, que es urgente- solicitó el galeno.

-Por supuesto doctor. Deme unos minutos...

Y eso fue lo último que se oyó en la línea durante cinco minutos que a Manuel se le hicieron eternos. Se estaba empezando a preguntar si no se estaría precipitando cuando la voz de la secretaria de la clínica volvió a inundar sus oídos para transmitirle noticias.

-El doctor Raúl está en su oficina como ya le había dicho. Le expuse su mensaje y me dijo que tenía toda la tarde libre y que se pasase por aquí cuando quisiese.

-De acuerdo. Dile entonces que en media hora estoy por ahí. Muchísimas gracias Naomy.

-Yo le digo, no se preocupe. Lo veo en un rato. Hasta luego y gracias por llamar- contestó la siempre servicial recepcionista.

Nuestro doctor colgó el teléfono, cogió la cazadora que había en el perchero de su despacho y, tras pedirle a Mayalen de que le informase cualquier novedad sobre Blas, salió de su oficina camino a encontrarse con su sobrino Raúl.

Fallen Angels era una clínica de recuperación que había a las afueras de Madrid. Especializada en la recuperación de pacientes comatosos, la clínica acogía a todo tipo de pacientes cuya recuperación requisiese más de un mes: desde traumatismos hasta pacientes salidos del coma, pasando por operaciones de cierta gravedad. Constaba de dos edificios de cuatro plantas cada uno, que le daban el aspecto de cualquier cosa menos de una clínica de recuperación. Mucha gente lo había confundido con un complejo turístico e incluso había llegado a dudar de su capacidad por su apariencia, pero lo cierto es que la clínica estaba dotada con un amplio equipo de médicos, enfermeras, auxiliares, pedagogos y fisioterapeutas. Se podría decir que el centro cumplía las funciones de centro de recuperación y de centro de salud a la vez, aunque cuando había alguna emergencia los pacientes se trasladaban al hospital de la Paz.

Había sido fundada cinco años atrás por el sobrino del doctor y de ahí que hubiese recurrido a él para este caso. El nombre original había sido HealthyRaul's pero varios pacientes habían comparado al personal de la clínica con ángeles caídos del cielo para ayudar a los mortales y poco tiempo después se decidió cambiar el nombre.

Manuel acababa de aparcar el coche en el parking de la clínica cuando se acordó del primer paciente que había confiado a su sobrino. Se llamaba Jose y había salido de un coma de tres meses. Necesitaba ayuda para fortalecer sus músculos y para recuperar todas sus facultades a la hora de hablar; por eso no había dudado en mandarlo a Fallen Angels. Dos meses mas tarde, Jose estaba dado de alta y en tan buen estado que nadie diría nunca que había perdido tres meses de su vida en una cama de hospital.
Fue por eso por lo que había venido a hablar con su sobrino.

-Buenas tardes Naomy. Mi sobrino esta en la oficina de siempre no?

-Si señor Manuel. Vaya pasando mientras yo le aviso por el intercomunicador- dijo dedicándole una sonrisa

-Muchas gracias- contesto él siguiendo su camino

Aquí estoy con un nuevo capitulo de esta historia, que esperó que os este gustando.
Contadme, que creeis que pasara en la clínica??

Muchísimas gracias por leer
Besitos del color que mas te gusten💖
Nos vemos en el siguiente capítulo.
Att:Vane🍳

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