Capítulo 13

-¡Por fin despiertas dormilón!

Eso fue lo primero que escuchó Blas nada mas abrir los ojos. Bueno, más que abrirlos lo intentó porque una luz muy potente, que provenía del lado izquierdo de la habitación, le impedía abrirlos del todo. Aunque llevaba varios días despierto, no estaba acostumbrado a tanta luz.

Vanessa pareció darse cuenta de la molestia del paciente y le ordenó a Raúl que cerrara un poco las cortinas.

-Raúl, por favor. Cierra las cortinas, ¿si?  La luz le esta molestando y así será imposible que vea nada- habló ella

-Ya voy!- dijo Raúl servicial

Una vez que las cortinas estuvieron un poco mas cerradas, Blas por fin pudo abrir mas los ojos. Las imágenes que llegaron hasta su retina no pudieron sorprenderlo más. Ya no estaba en la habitación de paredes blancas a la que estaba acostumbrado. Ahora estaba en una habitación un poco mas pequeña pero, sin duda, mucho mas acogedora. Paredes beige alternando con paredes en amarillo claro, le daban un aire cálido a la habitación con el justo toque de luz. Un armario de madera y una cómoda con un espejo remataban el efecto consiguiendo que Blas se empezase a emocionar por su nueva vida.

-Y dime, ¿como te encuentras hoy?- preguntó Vanessa- ¿Bien?

Blas respondió con dos parpadeos confirmándole a la muchacha que se encontraba perfectamente dentro de sus posibilidades.
Vanessa que, además de buena profesional, era también muy perspicaz, percibió un pequeño destello de curiosidad en los ojos de Blas, con respecto a la persona que la acompañaba. Fue por eso por lo que, decidió no perder mas tiempo, e ir a las presentaciones.

-Blas, se que te estarás preguntando quien es el doctor tan guapo que me acompaña hoy, en vez de Manuel- hablo Vanessa sonriéndole a aquel hombre y tendiéndole una mano para que se acercase.

En el mismo momento que Blas escuchó lo de "el guapo doctor que me acompaña" , le entraron ganas de vomitar. Así de claro. Para él no tenía nada de especial aquel hombre, pero antes de hacerse ideas equivocadas, decidió esperar a que Vanessa acabase de hablar.

-Bueno, pues él... Él es mi novio, Raúl- soltó ella por fin. Estaba nerviosa, y hasta cierto punto era comprensible. Nunca le había presentado a su novio a ningún paciente y, extrañamente, tenía muchas ganas de que le cayese bien a Blas. Algo así como cuando le presentas tu pareja a tu familia y esperas con ansias su aprobación. Solo que claro, en este caso, no había ningún lazo familiar que uniese a enfermera y paciente.

-Encantado Blas, yo soy Raúl y a parte de ser el novio de Vane, pues sustituiré a mi tío Manuel y voy a ser el doctor que se encargue de tus revisiones. Pasarás las mayor parte del tiempo con mi chica, así que cuidamela, eh?- dijo con el mítico guiño que le haría a un amigo en una broma.

Las ganas de vomitar de Blas se intensificaban por momentos... Y sumadas a unas ganas increíbles de salir corriendo de allí para no ver la cara de enamorada de Vanessa, ni la cara de tonto de Raúl, pues no se podía decir que hubiese despertado muy bien.
Cuando sus sospechas acerca de su relación fueron confirmadas, algo dentro de su corazoncito hizo crac.

Observo la mirada de Raúl por un instante y, la verdad, le pareció que todo lo que le había dicho solo eran meras formalidades. Algo para quedar bien ante Vanessa, sospechaba.
Algo muy dentro de el le decía que a aquel chico no le gustaba nada su presencia allí y menos cerca de su enfermera, pero no entendía porque. ¡Él tan solo acababa de llegar! Mientras tanto, se centro en atender a la pregunta que le lanzaba Vanessa.

-¿Estás contento de estar aquí?- le preguntaba ella sonriente.

Él, por su parte, sabia perfectamente la respuesta. Parpadeo dos veces en señal afirmativa y eso provocó que la sonrisa de ella se ampliase.

Adoraba verla sonreír, ¿qué se le va a hacer?

-Bueno, entonces yo me voy con Raúl a buscarte unas mudas para poder cambiarte estos días; porque, te lo aviso desde ya, no vas a dormir mas de dos días con el mismo pijama. Llega un momento que se hace incomodo ugh. Y bueno, después me pasate por aquí para darte la cena, ¿vale?

Blas respondo afirmativamente otra vez y Vanessa se quedó tranquila al ver que el cambio de residencia no había causado ningún hecho traumático ni nada parecido.

Pocos minutos mas tarde ella ya se dirigía, junto con Raúl hacia el ala de lavandería de la residencia para conseguir las mudas; mientras Blas intentaba ponerse a descansar un rato.

Nada mejor que un buen sueño para intentar quitarse los ojos de Raúl de su mente, ¿o no?

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